OPINIÓN
El espejo de la epidemia italiana: La crisis del coronavirus

Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //
Gobernar a una nación es la más alta responsabilidad a la que se puede aspirar que debe cumplirse con la entereza, la verdad, la autenticidad, los estándares y los resultados más preciados.
El norte de Italia vive una crisis inimaginada. Los hospitales están saturados, los médicos están enfermos de coronavirus y nada parece resolver la pandemia global.
Vivimos en la peor crisis mundial en salud, producción industrial, precios de bienes, bolsas de valores y comercio, del que México ni su gobierno tienen responsabilidad alguna, en el peor escenario interno de México de los que tengo memoria.
Globalmente, enfrentamos a una enfermedad que nos tiene muy preocupados y desinformados, aun y a pesar de los esfuerzos del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien –hay opiniones encontradas- aprendió de la crisis de 2009 del AH1N1 siendo director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud. Hay quien opina que el gobierno ha reaccionado tarde, pero qué decir de cómo actuó el sistema europeo de salud y qué de Donald Trump que negó la existencia del coronavirus, tachándolo de ser fake news.
Hoy, más que nunca antes, todos estamos llamados a cambiar actitudes, a desterrar la cultura del complot social o de gobierno, a informarnos desde fuentes serias como la Organización Mundial de la Salud que es parte de la ONU y a no creernos de invenciones mal intencionadas como aquello de que el coronavirus se creó para dañar a China o se escapó de un laboratorio. ¿Cuántas veces nos ha dicho esto mismo para otros casos?
Enfrentamos a una crisis sin ser conscientes, como sociedad y gobierno, qué haremos si la crisis del coronavirus se prolonga y se replica en nosotros el ejemplo italiano, o si Donald Trump nos aísla como hizo con Europa. Las decisiones en materia de coronavirus tomadas el viernes pasado por el presidente, podrían insuficientes en las fases dos y tres; para entenderlo, imaginemos, como si fuésemos italianos si hoy, mañana y por quince días nadie recogiera la basura de nuestros hogares; las frutas, verduras y carnes frescas de los supermercados no se abastecieran y las que hoy hay se acabasen; si nadie diera alimento a los animales de las granjas porque su producción y abasto se acabase, o simplemente no se pudieran adquirir por estar negado el permiso de salir de casa; si no cobrásemos nuestro sueldo porque no trabajamos por dos semanas y ser de quienes viven al día; si dejamos de movernos por la ciudad porque se acabó la gasolina de nuestro auto y no hay transporte público, ni destino a dónde ir porque todo está cerrado; si la radio y televisión se apagasen porque nadie de quienes ahí trabajan pudiese salir de casa y llegar al trabajo, o los reporteros no tuviera posibilidad de estar en los lugares en dónde las noticias se generasen; si los agentes para detectar el coronavirus se acabasen y el gobierno nos los repusiera como ya hizo, en México, con los medicamentos de las niñas y los niños con cáncer o comprase medicamentos caducos como ya pasó en Tabasco y en Jalisco… y si a nuestros hijos e hijas los debiésemos tener por días sin salir de casa.
Precandidatos demócratas a la presidencia norteamericana creen que la decisión de Donald Trump de suspender todo tipo de viajes desde Europa a Estados Unidos tiene implicaciones electorales; si así fuese, entonces por qué Trump no nos incluiría en esa estrategia si México es su enemigo imaginario más gustado. Veamos algunas de sus frases de desprecio: «No quiero nada con México más que construir un muro impenetrable y que dejen de estafar a EE.UU.» (6 de marzo de 2015, vía Twitter) o «México no es nuestro amigo. Nos está ahogando económicamente» (16 de junio de 2015, discurso de lanzamiento de su candidatura para las primarias del Partido Republicano).
Estamos en la fase uno del coronavirus; sin embargo, pronto podríamos encontrarnos en la fase dos y en la tres y, entonces, Donald Trump podría cerrar nuestra frontera común. El argumento sería el mismo que hoy tiene con Europa, excepto hacia Gran Bretaña. Basta con recordar lo dicho por el propio Trump dijo: «Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas, crimen, violadores…» (16 de junio de 2015), pudiendo agregar “a los enfermos de coronavirus”.
La crisis es inmensa y aun inimaginada el nivel al que puede llegar. Si aceptamos lo dicho por Slaikeu: todos estamos expuestos a experimentar crisis caracterizadas por una gran desorganización emocional, perturbación y colapso en las estrategias previas de enfrentamiento. Hoy, esa es nuestra realidad.
Recuerdo lo dicho por Oxfam cuando la producción y reserva de cereales mundiales se contrajo entre 2005 y 2010, que su precio se duplicó. Qué pasará con el precio de todo alimento cuando las reservas bajen a niveles de desabasto y su producción esté detenida, y cómo se comprará lo que mañana cueste más si hoy, millones de personas en el mundo dejarán de percibir ingresos por ordenarse el cierre de negocios y fábricas.
¿Apocalíptico? ¿Imposible? Así Europa creyó hasta antes de que Italia se aislara y detuviera. Estamos en medio de una pandemia porque los gobiernos, principalmente los europeos, están sumergidos en un fracaso a tiempo y evidente en la contención y solución de la enfermedad. Vivimos la pérdida en las expectativas de salud y me cuestiono si la prohibición italiana de salir de casa es para contener la enfermedad o la posible violencia social ante el miedo de morir frente a un gobierno incapaz de atenderle; es sabido que una crisis como la que vivimos puede afectar la vida de una persona y al mismo tiempo sus sentimientos, pensamientos, conductas, relaciones sociales y funcionamiento emocional.
Antes de esta crisis global, México ya sufría de una crisis local en salud que el presidente López Obrador negaba. Había una disrupción emocional de los padres de niñas y niños con cáncer hacia el presidente, a la que éste acusaba de complot de sus enemigos. En aquella crisis, el gobierno mostró su incapacidad de dar respuesta efectiva y ceñida al problema de desabasto que el gobierno había provocado. Jamás se preocuparon en la estabilidad emocional de las niñas y niños con cáncer y de sus padres y familiares, mediante estrategias de afrontamiento valientes y responsables que posibilitasen mejor salud para aquellas y aquellos. Hoy, tal desabasto de medicamentos continúa y su solución ha quedado en segundo plano.
El presidente ha ordenado a su gabinete que nadie, a excepción del subsecretario López-Gatell, declare en relación al coronavirus; sin embargo, lo más humano ha sido olvidado. ¿Qué apoyo brindará a quienes sean contagiados por el coronavirus, quién les escuchará en sus sentimientos y emociones, cómo reducirán el estresor de las personas afectadas y sus familiares para no ser estigmatizadas y segregadas socialmente? La salud empieza en el alma y el espíritu; es un asunto de Psicología de reajuste gradual y resignificación de nuestra vida, reforzando mecanismos de afrontamiento y adaptación.
Confío en que pronto ordenaremos nuestras estrategias y éstas serán más amplias, precisas y mejor diseñadas. México sabrá salir adelante. Tenemos el temple y a expertos que sabrán qué hacer. El sistema de salud mexicanos está reconocido en el mundo. Hay que ajustar al Insabi, por ejemplo. Confiemos.
E-mail: benja_mora@yahoo.com
Deportes
Atlas, de la gloria reciente al futuro incierto

-Por Diego Morales Heredia
A punto de cumplir 109 años de existencia, el Atlas es uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano. A lo largo de su historia, el conjunto rojinegro ha sido reconocido por su futbol vistoso y ofensivo, por la formación de talentos en su academia y por su afición, acostumbrada al sufrimiento y la esperanza, conocida con orgullo como “La Fiel”.
Durante más de ocho décadas, el club fue manejado por una Asociación Civil integrada por empresarios destacados de Jalisco. Sin embargo, los problemas financieros, la falta de resultados y decisiones divididas obligaron a que en 2013 el equipo fuera vendido a Grupo Salinas.
Bajo el mando de la televisora, si bien el conjunto del Paradero retomó estabilidad financiera, el Atlas vivió una etapa de altibajos, marcada por constantes cambios de técnico, bajo rendimiento en la cancha y una creciente desconexión con su afición.
Durante la presidencia de Gustavo Guzmán, también se rompió el vínculo histórico con los socios, pues el primer equipo, fuerzas básicas y femenil dejaron de utilizar las sedes tradicionales de Colomos, Chapalita y Country, generando un vacío en la identidad atlista.
Para sorpresa de muchos, en 2019 se anunció un nuevo cambio de administración: Grupo Orlegi, encabezado por Alejandro Irarragorri, tomó el control del club. Con ellos llegó la modernización bajo el lema “infraestructura, estructura y procesos”. Y con ello, también, la gloria: los títulos del Apertura 2021 y Clausura 2022 rompieron una sequía de más de 70 años sin campeonato de liga. Además, se consolidó la Academia AGA en Nextipac como símbolo del nuevo modelo formativo.
Hoy, a solo días de cumplir 109 años, Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del club, con el objetivo de cumplir las reglas de la Liga MX que prohíben la multipropiedad. La directiva ha optado por conservar a Santos Laguna, y poner al Atlas en el mercado por una cifra cercana a los 250 millones de dólares.
Y para “La Fiel”, vuelve la incertidumbre. La esperanza de que el legado rojinegro quede en buenas manos, que los colores, el escudo y la esencia del club no sean alterados. Serán meses largos, llenos de especulaciones, anhelos y miedo al cambio. Una vez más, los atlistas tienen su corazón en vilo.
¿Quién compra al Atlas?
Deportes
Edición 798: El drenaje profundo, un paso hacia el futuro en Guadalajara

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JALISCO
Año de la Mujer Indígena: Promesas vs silencio en la Comunidad Indígena de Mezquitán

-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
Entre el discurso oficial del gobierno de México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y la cruda realidad de las comunidades indígenas, se abren fisuras que revelan contradicciones inquietantes.
En 2025, declarado «Año de la Mujer Indígena» por el Congreso de la Unión y respaldado por el Ejecutivo, se pretende enaltecer el rol histórico y cultural de estas mujeres, combatir la discriminación y fortalecer sus derechos con políticas inclusivas.
Sin embargo, esta intención noble choca con actos de violencia institucional perpetrados por dependencias del mismo gobierno, como se evidencia en el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, en Zapopan Jalisco.
Desde 2001, esta comunidad lleva 24 años esperando una indemnización justa por la expropiación de 26.93 hectáreas de sus tierras, utilizadas para la ampliación de la carretera Guadalajara-Ixtlahuacán del Río-Saltillo.
Esta discrepancia plantea una pregunta crucial: ¿es el reconocimiento a las mujeres indígenas un compromiso genuino o un juego de poder simbólico?
UNA INJUSTICIA DE DOS DÉCADAS
El conflicto de Mezquitán comenzó en 2001, cuando la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), expropió las tierras prometiendo una compensación de aproximadamente 40 millones de pesos. Sin embargo, solo se pagaron 6 millones como anticipo entre 2004 y 2005, dejando un adeudo pendiente que, conforme a la Ley Agraria y sentencias del Tribunal Superior Agrario, debe ajustarse a valor comercial.
Después de siete años de litigios contra la SICT (desde 2017) el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario les dio la razón a la Comunidad Indígena de Mezquitán, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, la SICT siguió interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.
Ahora lo que procede es que se ejecute la sentencia y que la SICT proceda al pago correspondiente, pero para ello se requiere el avaluó actualizado que debe realizar INDAABIN, donde ahora está el atorón con el tortuguismo de la dependencia.
Habrá que señalar que la Consejería Jurídica Federal del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, coincide y recomienda, que lo que sigue es el cumplimiento de la sentencia y darle seguimiento hasta su conclusión, es decir, el pago en favor de la Comunidad.
Fue el 18 de junio pasado en el que mediante acuerdo, el Tribunal Agrario ordenó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) que, en un plazo de 10 días, informe sobre el trámite del avalúo solicitado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), con apercibimiento de multa en caso de incumplimiento, pero a la fecha no tenemos conocimiento de que INDAABIN haya cumplido ese requerimiento.
Todos estos obstáculos del poder de la burocracia, de diversas formas, ha enfrentado la Comunidad Indígena de Mezquitán, diversas formas para retrasar el proceso de pago; ahora es el «tortuguismo» de INDAABIN, que ha ignorado plazos como el de 10 días establecido el 18 de junio de 2024, bajo amenaza de multa.
Esta demora impacta directamente a 333 familias, muchas lideradas por mujeres indígenas que enfrentan pobreza y marginación como resultado de esta injusticia prolongada.
Saúl Rodríguez Barajas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, expresó su frustración: “Llevamos 24 años luchando por nuestros derechos, mientras el gobierno promete justicia, pero no actúa”.
Esta situación no solo contradice el espíritu del «Año de la Mujer Indígena», sino que también desvirtúa la reforma constitucional de 2024, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público y obliga a consultar y compensar por proyectos que afecten sus territorios.
CONTRADICCIÓN ENTRE DISCURSO Y REALIDAD
El gobierno de Sheinbaum ha desplegado iniciativas ambiciosas para apoyar a los pueblos indígenas. En su informe de 100 días, anunció un presupuesto de 221 mil millones de pesos para 2025 destinados al desarrollo de comunidades indígenas y afromexicanas, que incluye 17 planes de justicia ya en marcha y el inicio de 13 más.
Además, lanzó el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas (MIAA) con 500 millones de pesos, y en diciembre de 2024 restituyó 2,178 hectáreas a comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.
Estas acciones, combinadas con la designación de figuras históricas como Tecuichpo, Tz’ak-b’u Aha, Señora 6 Mono y Xiuhtlaltzin como emblemas del año, buscan visibilizar el legado de las mujeres indígenas.
No obstante, el caso de Mezquitán revela una desconexión alarmante. Mientras se celebran avances simbólicos, la SICT se resiste a pagar y INDAABIN incumple sentencias judiciales, dejando a las mujeres de esta comunidad sin la indemnización que les corresponde.
Esta contradicción no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema estructural: las políticas públicas, aunque bien intencionadas, a menudo no se traducen en justicia tangible. La reforma constitucional de 2024, que manda consultar y compensar, debería haber agilizado casos como este, pero la inacción gubernamental lo contradice, erosionando la confianza en las promesas de inclusión.
MÁS ALLÁ DE LOS JUEGOS DE PODER
La negativa de la SICT y el «tortuguismo» de INDAABIN en el caso de Mezquitán contradicen el espíritu del «Año de la Mujer Indígena». Esta comunidad, con sus 333 familias —muchas lideradas por mujeres que encarnan los valores que el gobierno dice proteger—, merece una resolución que trascienda la retórica.
Aunque Sheinbaum no ha abordado directamente el caso, su compromiso con la justicia social indica que, con información clara, podría impulsar una solución para que 2025 no sea un ejercicio vacío. El gobierno debe actuar con urgencia, asegurando el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Agrario.
Solo así el discurso de reconocimiento a las mujeres indígenas se convertirá en hechos concretos, dejando atrás los juegos de poder y demostrando que la justicia no es negociable. La responsabilidad recae en Sheinbaum y sus dependencias: el tiempo apremia para alinear palabras con acciones.