OPINIÓN
El nueve nadie se mueve

Entre Nos, por Alfredo Ponce //
No es el mundo al que estoy acostumbrado, crecí con la máxima que, a una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa, pero los tiempos cambiaron y desde la década de los 60 las mujeres iniciaron un movimiento para demostrar al mundo, que querían tener roles diferentes, fue entonces que empezamos a ver que podían desempeñar papeles laborales más pesados como conducir un camión de carga, trabajar en la construcción o ser una figura política.
También en el ámbito de los deportes, una mujer encendió la llama olímpica en 1968 y los liderazgos en movimientos como el estudiantil, escuchaban las arengas de las damas. Ganaron espacios en la sociedad, pero también se echaron a cuestas muchas más responsabilidades. Tener el rol de proveedor y además seguir siendo la responsable de los asuntos familiares, no debe haber sido fácil y han enfrentado los retos con decisión, preparación y éxito.
Pero, la idea de que las mujeres emprendieran roles diferentes en la sociedad se fue desvirtuando, ya que ésta se fue tornando en una competencia entre géneros, explotada por algunos grupos radicales, de esos que siempre quieren sacar tajada política de todo.
HISTORIA
Dicen los entendidos que todo inició en Nueva York, con la manifestación en 1857 por las costureras, posteriormente las planchadoras de cuellos y después de muchos años alguien se aprovechó y las agrupó, en el partido socialista norteamericano, para culminar esto con la instalación del “Woman’s day”.
Después, la liberación femenina del siglo pasado buscó más competencia entre géneros, llevando a muchos enfrentamientos, basados en la supuesta filosofía de la equidad, cuando muchos siempre entendimos que ellas tenían mucho mayor valor.
Las cosas finalmente se han complicado, el famoso machismo se fue haciendo cada vez más violento y quizá, el hecho de que las nuevas generaciones han crecido, mientras la madre está trabajando, para mantener un hogar, ahora se ha empeorado, ya que no ha habido nadie para que enseñe los valores en la familia, uno de los cuales es el respeto a las mujeres.
UN PAÍS SÍN MUJERES
Ni un hogar, ni un municipio, ni una empresa, menos un país puede sobrevivir sin mujeres, eso debe quedar claro. Sin mujeres el mundo se acaba.
Ahora, el panorama es diferente, especialmente en nuestro país, la violencia nos ha atacado a todos y nos ha dañado. La inseguridad y la impunidad en la que vivimos lastima al país, sin distinciones, especialmente nos duele el sufrimiento de las mujeres, pero nos duele a todos, no solamente es un dolor reservado a las de su mismo género. Sabemos que 1 de cada 3 han sufrido violencia de algún tipo y eso no es aceptable. Las organizadoras del movimiento dicen que quieren lograr que entendamos que pasaría si todas las mujeres fueran lastimadas, si todas fueran violentadas, si ellas no existieran y desde aquí humildemente les reitero, que si eso sucediera nos morimos todos, desaparecemos todos, no hay nada que probar, los hombres y las mujeres no somos competencia a ver quién aguanta más la impunidad, somos uno solo, vivimos en un vínculo de unión permanente, para todas y cada una de nuestras actividades, la mas importante, la formación de la familia.
LAS ACTITUDES
Si la violencia hacia las mujeres, desapareciera con que las mujeres no vayan a sus trabajos, o que se fueran a manifestar en una marcha, que vivan las manifestaciones. Pero no podemos caer en la ingenuidad de pensar que las mujeres que vemos en la casa o en sus trabajos, son las mismas que van gritando por la calle, pintando edificios, quebrando estructuras, rompiendo cristales y algunas con actitudes más machistas que los machos. Debemos de abrir bien los ojos, porque ni en este caso, ni en ningún otro, podemos permitirnos la manipulación, especialmente en este momento de nuestra patria, donde las manos obscuras quieren polarizar todo para beneficio de los que quieren regresar al poder.
Todos debemos luchar por la justicia para las mujeres, en todos los sentidos, especialmente en el ambiente laboral, donde sigue siendo cierto que muchas mujeres trabajan y producen más y son mal valorados sus esfuerzos, las penas para los violadores y para los golpeadores y asesinos de mujeres deben ser mucho más severas.
No necesitamos que ningún líder religioso o social nos explique el valor de las mujeres, lo que necesitamos y pedimos, exigimos a gritos todos los mexicanos bien nacidos, es que termine la inseguridad, la injusticia, la impunidad y que de una vez por todas, dejen de meter sus sucias manos los políticos, que tiene intereses bastardos para manejar a los buenos mexicanos. Sumémonos todos, con actos más que con palabras, para hacer un México mejor y eso será lo mejor para las mujeres, para los niños, para los ancianos y para todos los desprotegidos que durante muchas décadas han estado olvidados de la justicia social y por cierto, nadie organizó manifestaciones por ello. Vamos México, pero vamos todos unidos, por una patria que merece todos nuestros esfuerzos.
Nos encontramos en una semana.
Deportes
Atlas, de la gloria reciente al futuro incierto

-Por Diego Morales Heredia
A punto de cumplir 109 años de existencia, el Atlas es uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano. A lo largo de su historia, el conjunto rojinegro ha sido reconocido por su futbol vistoso y ofensivo, por la formación de talentos en su academia y por su afición, acostumbrada al sufrimiento y la esperanza, conocida con orgullo como “La Fiel”.
Durante más de ocho décadas, el club fue manejado por una Asociación Civil integrada por empresarios destacados de Jalisco. Sin embargo, los problemas financieros, la falta de resultados y decisiones divididas obligaron a que en 2013 el equipo fuera vendido a Grupo Salinas.
Bajo el mando de la televisora, si bien el conjunto del Paradero retomó estabilidad financiera, el Atlas vivió una etapa de altibajos, marcada por constantes cambios de técnico, bajo rendimiento en la cancha y una creciente desconexión con su afición.
Durante la presidencia de Gustavo Guzmán, también se rompió el vínculo histórico con los socios, pues el primer equipo, fuerzas básicas y femenil dejaron de utilizar las sedes tradicionales de Colomos, Chapalita y Country, generando un vacío en la identidad atlista.
Para sorpresa de muchos, en 2019 se anunció un nuevo cambio de administración: Grupo Orlegi, encabezado por Alejandro Irarragorri, tomó el control del club. Con ellos llegó la modernización bajo el lema “infraestructura, estructura y procesos”. Y con ello, también, la gloria: los títulos del Apertura 2021 y Clausura 2022 rompieron una sequía de más de 70 años sin campeonato de liga. Además, se consolidó la Academia AGA en Nextipac como símbolo del nuevo modelo formativo.
Hoy, a solo días de cumplir 109 años, Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del club, con el objetivo de cumplir las reglas de la Liga MX que prohíben la multipropiedad. La directiva ha optado por conservar a Santos Laguna, y poner al Atlas en el mercado por una cifra cercana a los 250 millones de dólares.
Y para “La Fiel”, vuelve la incertidumbre. La esperanza de que el legado rojinegro quede en buenas manos, que los colores, el escudo y la esencia del club no sean alterados. Serán meses largos, llenos de especulaciones, anhelos y miedo al cambio. Una vez más, los atlistas tienen su corazón en vilo.
¿Quién compra al Atlas?
Deportes
Edición 798: El drenaje profundo, un paso hacia el futuro en Guadalajara

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JALISCO
Año de la Mujer Indígena: Promesas vs silencio en la Comunidad Indígena de Mezquitán

-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
Entre el discurso oficial del gobierno de México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y la cruda realidad de las comunidades indígenas, se abren fisuras que revelan contradicciones inquietantes.
En 2025, declarado «Año de la Mujer Indígena» por el Congreso de la Unión y respaldado por el Ejecutivo, se pretende enaltecer el rol histórico y cultural de estas mujeres, combatir la discriminación y fortalecer sus derechos con políticas inclusivas.
Sin embargo, esta intención noble choca con actos de violencia institucional perpetrados por dependencias del mismo gobierno, como se evidencia en el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, en Zapopan Jalisco.
Desde 2001, esta comunidad lleva 24 años esperando una indemnización justa por la expropiación de 26.93 hectáreas de sus tierras, utilizadas para la ampliación de la carretera Guadalajara-Ixtlahuacán del Río-Saltillo.
Esta discrepancia plantea una pregunta crucial: ¿es el reconocimiento a las mujeres indígenas un compromiso genuino o un juego de poder simbólico?
UNA INJUSTICIA DE DOS DÉCADAS
El conflicto de Mezquitán comenzó en 2001, cuando la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), expropió las tierras prometiendo una compensación de aproximadamente 40 millones de pesos. Sin embargo, solo se pagaron 6 millones como anticipo entre 2004 y 2005, dejando un adeudo pendiente que, conforme a la Ley Agraria y sentencias del Tribunal Superior Agrario, debe ajustarse a valor comercial.
Después de siete años de litigios contra la SICT (desde 2017) el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario les dio la razón a la Comunidad Indígena de Mezquitán, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, la SICT siguió interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.
Ahora lo que procede es que se ejecute la sentencia y que la SICT proceda al pago correspondiente, pero para ello se requiere el avaluó actualizado que debe realizar INDAABIN, donde ahora está el atorón con el tortuguismo de la dependencia.
Habrá que señalar que la Consejería Jurídica Federal del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, coincide y recomienda, que lo que sigue es el cumplimiento de la sentencia y darle seguimiento hasta su conclusión, es decir, el pago en favor de la Comunidad.
Fue el 18 de junio pasado en el que mediante acuerdo, el Tribunal Agrario ordenó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) que, en un plazo de 10 días, informe sobre el trámite del avalúo solicitado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), con apercibimiento de multa en caso de incumplimiento, pero a la fecha no tenemos conocimiento de que INDAABIN haya cumplido ese requerimiento.
Todos estos obstáculos del poder de la burocracia, de diversas formas, ha enfrentado la Comunidad Indígena de Mezquitán, diversas formas para retrasar el proceso de pago; ahora es el «tortuguismo» de INDAABIN, que ha ignorado plazos como el de 10 días establecido el 18 de junio de 2024, bajo amenaza de multa.
Esta demora impacta directamente a 333 familias, muchas lideradas por mujeres indígenas que enfrentan pobreza y marginación como resultado de esta injusticia prolongada.
Saúl Rodríguez Barajas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, expresó su frustración: “Llevamos 24 años luchando por nuestros derechos, mientras el gobierno promete justicia, pero no actúa”.
Esta situación no solo contradice el espíritu del «Año de la Mujer Indígena», sino que también desvirtúa la reforma constitucional de 2024, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público y obliga a consultar y compensar por proyectos que afecten sus territorios.
CONTRADICCIÓN ENTRE DISCURSO Y REALIDAD
El gobierno de Sheinbaum ha desplegado iniciativas ambiciosas para apoyar a los pueblos indígenas. En su informe de 100 días, anunció un presupuesto de 221 mil millones de pesos para 2025 destinados al desarrollo de comunidades indígenas y afromexicanas, que incluye 17 planes de justicia ya en marcha y el inicio de 13 más.
Además, lanzó el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas (MIAA) con 500 millones de pesos, y en diciembre de 2024 restituyó 2,178 hectáreas a comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.
Estas acciones, combinadas con la designación de figuras históricas como Tecuichpo, Tz’ak-b’u Aha, Señora 6 Mono y Xiuhtlaltzin como emblemas del año, buscan visibilizar el legado de las mujeres indígenas.
No obstante, el caso de Mezquitán revela una desconexión alarmante. Mientras se celebran avances simbólicos, la SICT se resiste a pagar y INDAABIN incumple sentencias judiciales, dejando a las mujeres de esta comunidad sin la indemnización que les corresponde.
Esta contradicción no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema estructural: las políticas públicas, aunque bien intencionadas, a menudo no se traducen en justicia tangible. La reforma constitucional de 2024, que manda consultar y compensar, debería haber agilizado casos como este, pero la inacción gubernamental lo contradice, erosionando la confianza en las promesas de inclusión.
MÁS ALLÁ DE LOS JUEGOS DE PODER
La negativa de la SICT y el «tortuguismo» de INDAABIN en el caso de Mezquitán contradicen el espíritu del «Año de la Mujer Indígena». Esta comunidad, con sus 333 familias —muchas lideradas por mujeres que encarnan los valores que el gobierno dice proteger—, merece una resolución que trascienda la retórica.
Aunque Sheinbaum no ha abordado directamente el caso, su compromiso con la justicia social indica que, con información clara, podría impulsar una solución para que 2025 no sea un ejercicio vacío. El gobierno debe actuar con urgencia, asegurando el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Agrario.
Solo así el discurso de reconocimiento a las mujeres indígenas se convertirá en hechos concretos, dejando atrás los juegos de poder y demostrando que la justicia no es negociable. La responsabilidad recae en Sheinbaum y sus dependencias: el tiempo apremia para alinear palabras con acciones.