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Alemania vs Italia, España y Grecia: Más rupturas podrían generarse en la Unión Europea post COVID-19

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Por Jorge López Portillo Basave //

En todos los países y regiones hay una presión sin precedentes, de Tokio a Bruselas y Nueva York la gente demanda a sus líderes acciones que den tranquilidad en esta época en la que la inmovilidad física ha traído una hiperactividad emocional y nos ha lanzado por una espiral de incertidumbre financiera.

La Unión Europea, la Americana, la Mexicana y algunas monarquías constitucionales, están teniendo debates acalorados para decidir cómo atender la crisis, éstas son sanas expresiones de la democracia, lo que nos recuerda que no vivimos en regímenes autoritarios y que nuestros gobernadores y presidentes pueden disentir.

En tanto que los Estados Unidos de América y la Unión Europea tienen mecanismos claros para que los estados dejen la Unión, en cambio en México existe un mecanismo para evitar esto vía la desaparición de poderes desde el Senado en contra de una entidad que se “oponga” al centro, lo que ya no parece tan democrático.

Antes de que el COVID 19 ocupase prácticamente todos los comentarios del país, en este mismo espacio, en el lejano febrero usted leyó que “si el virus no le pegaba, lo que sí le pegaría sería la crisis económica”. El 9 de marzo decíamos que había una “Negligencia geo gubernamental” para prevenir y atender los efectos del COVID19.

La semana pasada la UE anunció las medidas económicas para enfrentar la crisis económica del COVID19. Según varios analistas y líderes regionales las mismas son insuficientes para salvar a varios de los países integrantes de la Unión que ya estaban en una declive económica pronunciada –¿le suena parecido a lo que aquí sucede?-. Sin entrar en los pesos y centavos hemos de decir que incluye préstamos a muy bajo costo para los países miembros de la Unión y a partir de ahí algunos países han implementado medidas de apoyos fiscales para individuos y empresas, así como préstamos a tasas preferenciales para salvar sus negocios de todo tipo, ¿pero a ellos quién los salvará?

El centro de la crítica es que la UE no autorizó endeudamiento común como en el 2008, cuando para salvar a los bancos privados de la Eurozona se autorizaron bonos respaldados por todos los integrantes, fondos que fueron usados para muchas cosas además de bancos. Pero ahora para salvar a los ciudadanos y a las naciones no se da la misma solidaridad.

En esta ocasión hubo resistencia de los países más ricos y estables, quienes se negaron a endeudar a todos para salvar a los países miembros que necesitan apoyar a sus económías locales que ya en el 2019 estaban debilitadas por sus propias crisis económicas internas. En suma, Alemania en contra de España, Italia y Grecia. Recordemos que Inglaterra ya no es parte de la UE.

CRISIS POLÍTICA DE LA UNIÓN

Después de Inglaterra podrían seguir Italia, Grecia o España, que al sentirse abandonados por los burócratas de Bruselas, podrían abandonar a la UE, cuando entre en vigor la poco prevenida quinta fase de esta pandemia, que podría llevar al remate a industrias estratégicas a favor de capitales golondrinos.

Margrethe Vestaguer, ex Primera Ministro de Dinamarca, actual vicepresidenta ejecutiva de la UE y encargada de la Comisión de Libre Competencia Europea –algo así como la COFECE en México-, sugirió a los gobiernos europeos invertir en acciones bursátiles de empresas estratégicas locales, para evitar que la crisis las ponga en manos de China, quien con un gran flujo de dinero, podría comprar baratas partes importantes de la economía europea…“es importante que uno esté consciente de que hay un riesgo real de que negocios vulnerables pueden ser objeto de estas invasiones”.

El primer ministro italiano Giuseppe Conte, dijo… “la existencia de la Unión Europea está en riesgo”. Propuso sin éxito, que la medida de la UE no sólo fuese de política monetaria sino fiscal y que se permitiese crear una deuda común para no cargar más deuda individual a los países más pobres lo que fue rechazado. En cambio se autorizó otorgar préstamos a los países con condiciones poco claras, que entrarán en vigencia en dos años, algo así como la ayuda de Trump a México. Las políticas tibias de Bruselas –capital de la Unión Europea-, podrían detonar un Italixt. Encuestas previas al criticado paquete económico, muestran que 40% de los italianos preferirían dejar a la UE. ¿Cómo estarán ahora?

Yanis Varoufakis, ex ministro de economía griego, ha dicho que la medida adoptada por la UE el jueves pasado, que fue impulsada por Alemania y los países ricos de la Eurozona y aceptada –a regañadientes-, por Italia, España, Grecia y Francia es “un regalo para los enemigos de la Unión”, siendo “macroeconómicamente insignificante, políticamente irresponsable”… “La Eurozona es mucho más que una zona monetaria común, es un proyecto de paz en un reino de cultura común y fuente de identidad”, que está en riesgo por una mezcla de malas decisiones acumuladas.

Grecia ha pasado por una década de crisis económicas y políticas que lo hace muy vulnerable al COVID19, a lo que se suman los riesgos sanitarios y el costo de los campamentos de refugiados.

Mr. Junker, ex presidente de la Unión Europea hasta finales del 2019, se sumó a la lista de líderes que critican la forma desunida en que la “Unión” enfrentó la crisis desde el principio, indicando que la canciller alemana, Ángela Merkel, estaba causando daños permanentes a la organización (…) “Algunos gobiernos iniciando por el Alemán, usaron una voz áspera de crítica en contra de Italia (…)…Tenemos que dejar claro, especialmente hacia Italia y España que la UE es una comunidad solidaria y que si alguien está en aprietos, especialmente sino es su culpa, contarán con la solidaridad del continente”.

No olvidemos que los créditos que dará la UE a los países, serán financiados principalmente por Alemania. Así las cosas, muchos países y empresas se enfrentan a un tetra dilema: 1. Transformarse para reorientar sus economías nacionales o individuales. 2. Sentarse y quebrar. 3. Ser adquiridos por China hoy o 4. El ser adquiridos mañana por Alemania, principal acreedora de estos créditos.

En EUA, increíblemente Trump había logrado mantener más o menos buena relación con los gobernadores demócratas; los ciudadanos habían respondido bien al semi-encierro, pero durante la semana pasada inició una fisura la “tregua” que había mantenido una sola postura nacional al tema del COVID19, la gente en varios estados se empezó a inconformarse por las medidas de cuarentena, en especial en estados con bajo número de infectados. A esto se sumó a la serie de críticas que intercambiaron en Twitter el presidente Trump y el gobernador de Nueva York, lo que podría desatar una nueva ola enfrentamientos entre Republicanos y Demócratas.

LÍDERES EVALUADOS EN MEDIO DE LA PANDEMIA.

La semana pasada en plena contingencia, Corea del Sur realizó elecciones para renovar Congreso de 300 curules, aumentando la mayoría del partido gobernante, quien ha sido reconocido por su eficiencia en el control del COVID19.

Lo mismo sucede en otros países que han visto cómo sus gobernantes suben o bajan de popularidad, reflejo de acciones durante esta crisis. Al terminar las misas, las popularidades cambien al ver los costos o beneficios económicos de dichas medidas. Esta crisis es algo nunca visto, por lo que los resultados son de pronóstico reservado.

En Alemania habrá elecciones generales en el 2021, ahí se verá si el liderazgo de Ángela Merkel es ratificado por sus paisanos quienes la han sostenido ahí por más de 15 años.

En EUA habrá elecciones en otoño, según las más recientes encuestas Trump ha ganado 8 puntos de marzo a la fecha y se encuentra empatado con Biden quien desde que se inició la pandemia, técnicamente eliminó a su oponente Sanders y ya está en plena campaña video digital, incluso formando su gabinete alterno para enfrentar la crisis al estilo México en el 2006.

El Primer ministro de Inglaterra, Mr. Johnson, quien libró personalmente del COVID19, parece también haber librado el costo político compartido de una Eurozona que se enfrenta a medidas “nacionalistas” impulsadas por los mismos países que hace unos meses lideraron la crítica al BREXIT –Alemania y Francia-. Recordemos que Alemania cerró sus fronteras a sus vecinos y que Francia como todas las potencias, al inicio de la crisis prohibió exportar utensilios médicos a otros países, incluso a los de la EU.

Japón que es una monarquía, tiene un Gobierno electo por el pueblo. Durante esta semana el Primer ministro Abe quien ha estado al frente de la nación del “Sol Naciente” desde 2012, ha perdido mucha popularidad por sus medidas tardías, de hecho recientemente pidió disculpas en público por haber demorado tanto en la aplicación de medidas adecuadas, lo que podría hacer que en unos días dicha nación sobre pase –oficialmente- a México en el número de infectados y de fallecidos, no obstante Japón informó que ampliaría su estado de emergencia, que repartiría 50 millones de paquetes de mascarillas para igual número de familias y casi mil dólares por habitante, adicionando que se incrementarán las medidas, económicas, financieras y fiscales para evitar el colapso de empresas y familias afectadas por el 90% de reducción laboral del país durante la cuarentena. Las próximas semanas definirán el futuro de Abe, incluso antes de las elecciones del año próximo, en particular porque la gobernadora de Tokio -de partido opositor- llevaba semanas pidiendo que se aplicasen dichas medidas contra el COVID19, habiendo sido olímpicamente ignorada por el viejo y experto político Abe.

Los países con regímenes autoritarios parecen librarla mejor en crisis como ésta –de libertades- porque normalmente están sometidos y/o la información es controlada.

LA PALABRA ENSEÑA PERO EL EJEMPLO ARRASTRA

Las herramientas que los gobiernos tienen para sortear la crisis económica se pueden dividir en tres: económico-regulatorios, monetarios y fiscales. Hasta el momento las principales críticas al modelo mexicano y europeo es que sólo han utilizado el monetario, es decir dando créditos accesibles, en tanto que EUA, Japón, Canadá e Inglaterra han utilizado los tres. Algunos países de la UE y algunos Estados en México en lo individual han adicionado otras medidas, pero como región o país, ambos se han quedado cortos.

El FMI da tregua a 25 países deudores y seguro le dará a muchos más durante el año para diferir pagos, porque es preferible que te paguen poco a poco a que quiebren y emigren generando otras crisis. Inglaterra, Francia, Canadá, EUA y Japón amplían incentivos fiscales, apoyos monetarios y económicos sin precedentes a favor de ciudadanos y empresas. Ojalá y México logre seguir el ejemplo, porque aunque no puede dar la misma cantidad de dinero si puede tomar la misma cantidad de medidas.

El patriotismo podría mostrarse en solidaridad del Estado-Mexicano para proteger a sus habitantes de un mayor desempleo y empresas de la quiebra o de ventas forzadas. ¿Qué tal se verían nuestras empresas hoteleras, restauranteras o de industria ligera pasando a ser de capital extranjero?

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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