Connect with us

MUNDO

Crecimiento vertiginoso del dragón: China avanza en el cambio de nuevo orden económico

Publicado

el

Por Raúl Zibechi (Sputnik Mundo) //

El ascenso de China y el retroceso de Estados Unidos se perciben con mayor claridad si comparamos dos fechas: 2008 y 2020. En este breve lapso, la transición hacia un mundo centrado en Asia no ha dejado de progresar, pero para cerrar este ciclo falta una alternativa a la previsible, y no necesariamente cercana, «muerte del estándar del dólar».

Los datos sobre la producción material hablan solos.

Según la World Steel Association, en 1991 China producía el 9,6% del acero del mundo, pero en 2019 ya produce el 53,3%, mientras los países del NAFTA apenas llegan al 6,3%. Esa abrumadora diferencia no ha hecho más que ensancharse durante la pandemia: en junio China alcanzó el 61% de la producción, mientras Occidente retrocede.

El punto de inflexión fue la primera década de 2000, ya que en 2007 producía ya el 36,5% del acero mundial.

Si ponemos la lupa en la producción de vehículos, el ascenso chino es tan impresionante como el estancamiento de Occidente: las fábricas del dragón lanzaron dos millones de vehículos en 2000 para ascender a 29 millones en 2019. En tanto EEUU, Alemania y Japón retrocedieron o se estancaron.

Para quienes crean que el ascenso chino está focalizado en la producción masiva de mercancías de baja y mediana tecnología, la lista top500.org que analiza las 500 supercomputadoras más potentes del mundo, es más que ilustrativa. Recién en 2002 China entró en la lista, cuando EEUU sumaba el 48,6% de las mejores supercomputadoras.

En junio de 2020, la última lista difundida, China obtiene el 45,5%, duplicando a EEUU que obtiene sólo el 23,4% de las supercomputadoras.

Si nos fijamos en el sector financiero, en 1999 EEUU copaba la lista de los 10 mayores bancos por capitalización, con seis bancos, encabezados por Citigroup. Entre los 20 mayores no había ninguno chino. En julio de 2020, la lista la encabezan cuatro gigantes chinos, con el ICBC a la cabeza, habiendo sólo dos estadounidenses entre los diez mayores.

El diplomático Alfredo Toro Hardy nos recuerda en el Observatorio de la Política China, que el Dragón es ya una superpotencia tecnológica, que «posee nueve de las 20 mayores empresas de alta tecnología en el mundo», encabezadas por Alibaba, Tencent, AntFinancial, Bytendance y Baidu, pero a renglón seguido nos dice que «las 11 remanentes son todas estadounidenses».

El último dato es importante porque Estados Unidos está en declive, pero de nimguna manera es una potencia derrotada, ni siquiera en lo económico. China es el segundo mayor inversor del mundo en investigación y desarrollo tecnológico después de Estados Unidos, aunque el Dragón crece cuatro veces más deprisa.

Por eso, Toro Hardy concluye: «Estados Unidos y China mantienen una competencia en la que el primero lleva aún la delantera, pero donde la segunda descuenta aceleradamente la ventaja. Como en las carreras de caballos, quien alcanza gana».

Creo que es un buen ejemplo que echa luz sobre los conflictos en curso. Sin embargo, la gran ventaja de Washington es el dólar. Como destaca el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (LEAP), «el tema más crítico de toda la transición mundial, es la reforma del sistema monetario internacional».

Según este think tank francés, luego de la crisis de 2008 que golpeó al dólar, el mundo se ha abocado a «resolver la paradójica obligación de liberarse de su dependencia de la moneda estadounidense, protegiendo, al mismo tiempo, el valor de las inmensas reservas de divisas denominadas en dólares, acumuladas en las arcas de los bancos centrales».

Más de una década después, aún no está claro cómo se resolverá la sucesión del dólar. Uno de los cambios más notables, anotados por el LEAP, es que el mercado de futuros del petróleo, que cotizan en yuanes en la Bolsa Internacional de Energía de Shanghai, ya representan el 10% de los volúmenes de hidrocarburos comercializados en el mundo.

Se trata de un importante avance, pero insuficiente. El último boletín del LEAP anticipa que «las monedas vinculadas al dólar perderán; mientras que las monedas vinculadas a la potencia china y al euro serán áreas de estabilidad monetaria».

Estamos en un punto decisivo y delicado. El ascenso de China es un hecho, pero EEUU aún tiene la capacidad de impedir que siga avanzando. Si nos basamos en la historia de las transiciones hegemónicas (de España a Inglaterra y de ésta a EEUU, por mencionar las más recientes), todas implicaron guerras que consagraron las tendencias de fondo.

En este momento, todo apunta al Mar del Sur de China como escenario de una conflagración entre ambas potencias. El analista Pepe Escobar cita un informe chino no publicado, que asegura que la aviación del Pentágono está siendo neutralizada por «dispositivos de interferencia electrónicos ubicados en islas y arrecifes en el Mar del Sur de China».

Añade que «no hay absolutamente ninguna manera de que la Flota del Pacífico de EEUU pueda ganar una guerra de disparos en el Mar del Sur de China».

Es posible que sea así, aunque el anti-imperialismo suele exagerar las capacidades de quienes se oponen a EEUU y desconsiderar las fortalezas que conserva y desarrolla aún la superpotencia.

Por el contrario, el especialista en seguridad mundial Michael T. Klare, considera que la principal limitación de EEUU es su frágil situación interna. Si la guerra fría en curso se deslizara hacia una guerra caliente, EEUU afrontaría la limitada capacidad de reclutamiento del Pentágono:

«A diferencia de la Guerra Fría original, los hombres jóvenes en este país ya no están obligados a servir en el ejército de los EE. UU», argumenta Klare.

En efecto, en las guerras de EEUU desde el 11S, se utilizaron incentivos económicos para alentar a los soldados profesionales y así «evitar la protesta pública por esas guerras», como sucedió en Vietnam, una guerra perdida en las ciudades y campus estadounidenses.

Eso fue posible, agrega Klare, «porque el número de soldados que participaron en combate no era enorme en comparación con las épocas de la Guerra de Corea o Vietnam». Pero una guerra contra China, y probablemente también contra Rusia, necesita de un nivel de reclutamiento que sería imposible en la situación interna que vive EEUU.

Una sociedad quebrada por el empobrecimiento de la clase media y el brutal enriquecimiento de los más ricos y la ‘epidemia de opioides‘, que se traducen en la disminución de la esperanza de vida, un caso único entre los países desarrollados.

Un país que está «demasiado roto para combatir el coronavirus», como señala una columna de The New York Times, no puede encarar ninguna empresa seria. El casi amotinamiento que vivió la tripulación del portaaviones Theodore Roosevelt, en apoyo al comandante Brett Crozier, ante el brote de coronavirus en la tripulacion y desobedeciendo al alto mando, es una pequeña muestra de lo que puede suceder en una sociedad en pie de guerra contra el 1%.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

Dos visiones tras un objetivo similar

Publicado

el

Opinión, por Miguel Anaya //

La relación bilateral entre México y Estados Unidos ha sido un tema de constante análisis, especialmente en un contexto actual marcado por la llegada de Donald Trump a la presidencia y la visión política y social de Claudia Sheinbaum. Si bien los retos son notorios, es crucial resaltar las vastas oportunidades que se presentan para México en el ámbito económico y en la lucha contra la desigualdad.

Desde la anterior administración de Trump, se han implementado políticas que han desafiado el status quo del comercio entre ambos países. Sin embargo, esta situación también ha impulsado a México a redefinir su papel en la economía regional.

La renegociación del Tratado de Libre Comercio, que culminó en el T-MEC, no solo representó un esfuerzo por mantener el acceso a un mercado vital, sino que también abrió la puerta a la modernización de sectores clave, brindando a México la oportunidad de convertirse en líder de la manufactura avanzada y procesos de innovación, misma que aún falta por ser mejor aprovechada.

La interdependencia económica entre México y Estados Unidos es una realidad innegable. Ambos países se benefician de un comercio robusto que impulsa sus economías. La manufactura mexicana en sectores como el automotriz y la electrónica, es un pilar fundamental que permite a las empresas estadounidenses optimizar costos y mejorar su competitividad. Esta sinergia es una oportunidad dorada para que México fortalezca su posición en la cadena de suministro de América del Norte, convirtiéndose en el aliado preferido de un mundo cada vez más interconectado.

Adicionalmente, la escasez de mano de obra en Estados Unidos en sectores como la agricultura y la construcción abre una ventana de oportunidad para que México colabore en la provisión de talento. La creación de políticas migratorias que faciliten la movilidad laboral puede ser beneficiosa para ambos países, garantizando que los sectores más necesitados en Estados Unidos cuenten con la mano de obra necesaria, al tiempo que se generan ingresos y oportunidades para los mexicanos, pero esto solo es posible si antes, nuestro país genera ciertas condiciones como reducir la pobreza y los altos índices de violencia.

Si el gobierno de Claudia Sheinbaum logra reducir la pobreza, logrará un triunfo clave en la narrativa, pues conseguir un país más equitativo no solo es un objetivo ético, sino una estrategia pragmática que fortalecería la estabilidad social y política de México. Invirtiendo en educación y capacitación, mejorará la movilidad social y la competitividad del país. Esta visión inclusiva puede ser un atractivo poderoso para los inversionistas que buscan no solo la rentabilidad momentánea, sino también objetivos a largo plazo en sus decisiones de inversión.

Asimismo, el combate al crimen organizado y la violencia es fundamental para garantizar el libre desarrollo de los mexicanos y claro, un entorno seguro y propicio para los negocios. Más allá de las declaraciones estridentes de Donald Trump es evidente y alarmante el crecimiento de las células delincuenciales en el país y también lo es que las autoridades nacionales deberán construir una relación de confianza con el vecino del norte.

Pensando en esto, habrá que prestar atención en la petición de Estados Unidos de combatir al crimen organizado de origen mexicano con sus fuerzas armadas; aunque este no es el plan preferido del gobierno mexicano, seguramente habrá puntos de acuerdo, pues la reducción de la violencia es una necesidad urgente para ambas naciones.

Finalmente, no podemos pasar por alto la reciente dimisión del líder canadiense Justin Trudeau, en una nación que muestra una clara tendencia a instaurar un nuevo gobierno de derecha que pondere el desarrollo económico antes de la inclusión social o la política de fronteras abiertas.

En conclusión, a pesar de los desafíos que presenta la relación bilateral con Estados Unidos las oportunidades son vastas y prometedoras, los puntos clave de comercio, seguridad y migración tienen soluciones multifactoriales donde convergen la educación, los valores, la cultura y, sobre todo, la aplicación de un estado de derecho fuerte y eficiente.

La capacidad de ofrecer dichas soluciones y aprovechar el crisol de oportunidades que se presentan dependerá de la voluntad de las y los líderes involucrados y la capacidad para trabajar juntos, caminado hacia una región más próspera, equitativa y sostenible. El futuro de México y Norteamérica está en sus manos.

 

Continuar Leyendo

MUNDO

Trump y su tormenta

Publicado

el

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Las advertencias de Donald Trump respecto a las políticas y acciones que habrá de implementar desde el primer día de su mandato han sido identificadas como amenazas por el gobierno mexicano y una buena parte de los analistas económicos y políticos. Y no les falta razón, aunque sí objetividad en el cálculo de lo posible.

Alguna vez, en mis épocas de anti imperialismo yanqui, un viejo sabio, mi padre, me dijo que la señal de que el imperio estaba decayendo sería cuando hubiera una invasión a México, y eso está todavía lejos de suceder.

Sin embargo, la deportación de inmigrantes ilegales y la fijación de aranceles tienen mayor posibilidad de ocurrencia, aunque la lógica y el conocimiento de las condiciones que privan en el país vecino indican que serán de menor magnitud de lo imaginado. Según el Pew Research Center estima, con datos de 2022, que habría 4 millones 70 mil mexicanos indocumentados.

El realismo indica que para deportar a esa cantidad los EUA no tienen los recursos humanos ni monetarios para lograr la hazaña de deportarlos a todos, al menos no con la inmediatez que se ha planteado. Sin duda que la cantidad de deportaciones sería abundante, pero no mayor que las realizadas en el periodo de Barak Obama.

Pero el verdadero peligro para México no está en el retorno masivo sino en la disminución de las remesas y por ello se explica el esfuerzo, insuficiente y caro, pero esfuerzo al fin, de proporcionar ayuda legal para evitar las deportaciones.

De igual forma, la aplicación de aranceles no se puede eludir combatiendo el contrabando de productos chinos de consumo doméstico, medida coyuntural y efectista, que no sirve para responder a la inquietud central de Trump que es la creciente presencia china en inversiones de gran calado.

Las presiones sobre México se deben interpretar debido al real problema que tiene nuestro vecino, que es el reacomodo y alineamiento de las potencias del bloque de Europa oriental en el juego geopolítico y la cada vez más intensa presencia de China amenazando la hegemonía comercial de Estados Unidos.

En el fondo son exigencias de alineamiento del bloque continental que se comprenden y complementan con la pretensión de recuperar el Canal de Panamá y la anexión de Groenlandia, esta última también como herramienta de negociación con Rusia para poner fin al conflicto ucraniano-Soviético.

Llevan implícitas también la exigencia de ordenar el país al interior. Cortar el flujo de fentanilo va aparejado a las críticas por la presencia innegable del narcotráfico y los cárteles en la vida nacional desplazando al gobierno en ya vastas regiones y la inquietud, manifestada abiertamente por el embajador estadounidense, de que la reforma judicial impida la vigencia plena del estado de derecho.

La aparente simplicidad con que son verbalizadas las pretensiones del presidente electo puede llevar al gobierno mexicano al planteamiento de propuestas simples e insuficientes para una ecuación más compleja.

Nos asusta la inmediatez de las consecuencias que avisan porque estamos conscientes de nuestras propias debilidades, particularmente, de la posibilidad real de que, el de por sí desafortunado e inviable proyecto de tornarnos un régimen autárquico se vuelva, como lo es, definitivamente imposible. Nuestra economía no puede generar en las condiciones actuales un crecimiento superior al crecimiento poblacional.

El crecimiento artificial del ingreso familiar por la inyección de efectivo directo no puede ser sostenido sin mayores ingresos para el gobierno y la recesión con inflación que ocasionaría la implantación de aranceles generalizados dejaría a la administración sin dinero para sufragar los programas clientelares pues, además, la deuda pública está llegando a niveles de insolvencia, lo que ya advierten las agencias calificadoras internacionales.

No resulta conveniente alentar una retórica nacionalista para cuidar la imagen del gobernante y seguir obteniendo rentabilidad electoral. Los desplantes altaneros y sarcásticos, los apoyos a regímenes fallidos generan nota en los medios, pero no contribuyen a la solución de fondo.

La consciencia de nuestras propias debilidades debe orillar al lado mexicano a negociar en términos de colaboración en los temas que realmente importan a nuestro principal socio comercial que rebasan lo doméstico. Son tiempos en que las políticas proteccionistas funcionan solo en los países que tienen las condiciones para hacerlas y el nuestro no está en tal situación.

Objetividad y pragmatismo es lo que se requiere, diplomacia de altura que entienda el contexto mundial y negocie con mayor alcance para influir en el mundo en el que aún estamos dentro de las primeras veinte potencias económicas. Clausurar tiendas chinas y contratar abogados para la crisis es quedarse verdaderamente cortos.

Continuar Leyendo

MUNDO

El arte de la guerra, el arte del acuerdo

Publicado

el

Opinión, por Víctor Hugo Celaya Celaya //

El enfoque político y económico de Donald Trump está profundamente arraigado en su experiencia como empresario y político. Su discurso refleja una mezcla entre las tácticas de negociación agresiva y un nacionalismo económico, con mensajes centrados en la autosuficiencia y la prosperidad interna de Estados Unidos, como lo evidencian su lema «Make America Great Again» y su libro El arte de la negociación.

Estos principios han guiado su postura en temas clave como el comercio exterior y la seguridad nacional, con declaraciones que insinúan tanto la posibilidad de una guerra comercial como la necesidad de renegociar acuerdos con México y otros países. Esta visión busca afirmar la posición de Estados Unidos como una potencia económica independiente.

¿El arte de la negociación o el arte de la guerra?

La estrategia de Trump parece inspirarse tanto en El arte de la negociación como en El arte de la guerra de Sun Tzu. Mientras que Trump promueve una táctica de confrontación agresiva con amenazas y declaraciones que buscan forzar a sus oponentes a ceder, Sun Tzu aboga por la anticipación y la comprensión del adversario antes de actuar.

Ambos enfoques coinciden en la importancia de analizar al adversario, identificar sus debilidades y proyectar intenciones firmes para ganar ventaja antes de cualquier confrontación. Sin embargo, mientras Sun Tzu subraya la importancia de evitar la confrontación directa y buscar la victoria sin necesidad de luchar, Trump enfatiza la utilización del conflicto como herramienta de presión para obtener concesiones.

Esta filosofía se manifiesta claramente en su política exterior, particularmente en la relación con México. Los temas como la inseguridad, el narcotráfico y la migración descontrolada son señalados como amenazas a la seguridad nacional, lo que obliga a México a abordar estos retos internos para negociar desde una posición más sólida.

El camino para una negociación efectiva

En los últimos años, México ha tendido a imponer decisiones más que negociar consensos al definir políticas públicas. Hoy más que nunca, la negociación es la vía esencial para alcanzar acuerdos equitativos con países vecinos, especialmente con EE.UU. y Canadá.

Negociar con una potencia global requiere comprender bien al adversario, pero también reconocer las propias fortalezas y debilidades. No se trata de imponer unilateralmente, sino de buscar acuerdos mutuamente beneficiosos que fortalezcan las relaciones bilaterales y promuevan el desarrollo económico conjunto.

México debe apostar por un enfoque que proteja sus sectores productivos más vulnerables, incentivando la sustitución de importaciones y promoviendo la competitividad de sus exportaciones. Esta visión no debe limitarse a la esfera internacional, sino aplicarse también en la política interna, evitando mayorías legislativas aplastantes y fomentando el diálogo constructivo.

La importancia del trabajo interparlamentario

El trabajo interparlamentario ha sido un pilar fundamental en la historia reciente de México, especialmente durante las negociaciones del TLCAN y su sucesor, el T-MEC. Un ejemplo sobresaliente de colaboración fue la creación del «cuarto de junto», un consejo asesor conformado por expertos y representantes del sector productivo que jugó un papel crucial en la primera fase de las negociaciones comerciales.

Considero vital revisar los antecedentes de los encuentros y reuniones interparlamentarias entre nuestros países para modernizar y actualizar la agenda binacional. Como mencioné en mi artículo anterior, Globalización y Proteccionismo: ¿dónde está el equilibrio para México?, tuve el honor de coordinar el Consejo Asesor de Negociaciones Comerciales Internacionales de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (hoy Secretaría de Economía) durante el proceso del TLCAN, entre 1994 y 1997. En ese tiempo, trabajé estrechamente con el entonces Secretario de Economía, Herminio Blanco, quien encabezaba las negociaciones junto a un equipo técnico altamente capacitado.

Retomar y modernizar este modelo de diálogo y participación es esencial para las futuras negociaciones con EE.UU. y Canadá. Es imperativo involucrar a todos los sectores productivos, incluyendo micro, pequeños y medianos empresarios, quienes deben ser parte activa en la definición de los acuerdos comerciales que impacten directamente en su crecimiento y competitividad.

Un enfoque técnico y económico responsable

El camino hacia un nuevo tratado comercial debe equilibrar apertura y protección estratégica de la planta productiva mexicana. Es vital promover el nearshoring y la modernización de la infraestructura fronteriza para atraer inversión y fortalecer las exportaciones.

Para lograrlo, se requiere la participación de los mejores expertos en comercio internacional, además de la colaboración entre los sectores productivos, el congreso de México, el congreso de EE.UU., el parlamento de Canadá y los representantes técnicos con experiencia en negociaciones pasadas.

México no debe negociar desde la debilidad, sino con la convicción de ser un socio estratégico esencial para EE.UU. y Canadá. La clave está en mantener una postura firme pero conciliadora, basada en el respeto mutuo y la cooperación.

Al mismo tiempo, es fundamental diseñar una estrategia económica de largo plazo que diversifique mercados y reduzca la dependencia del comercio con EE.UU., asegurando un crecimiento sostenible y mayores oportunidades para todos los sectores productivos del país.

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.