MUNDO
Guerra comercial entre China y EEUU podría afectar economía mundial: Pekín rechaza presiones y advierte que no cederá

POLÍTICA GLOBAL, por Raúl Cantú //
(Con información de Sputnik, CNN, Xinhua y El País)
“Este tipo de acciones uno puede ver cómo comienzan, pero nunca se puede saber en exactitud hasta dónde llegan, ni cuál es la profundidad del daño que pueden hacer”, declaró a la agencia rusa de noticias Sputnik el analista financiero Christian Buteler al advertir que este escenario es muy peligroso, puestos que los efectos puede exceder a la guerra arancelaria.
En su opinión no sería extraña “una guerra de devaluación de la moneda que aumente la competitividad u otras opciones”.
Las dos principales potencias económicas se encuentran en una disputa desde la asunción de Donald Trump como presidente. En palabras del mandatario norteamericano, China ha escalado como potencia tecnológica a costa de prácticas desleales y políticas anticompetitivas.
Washington acusa a Pekín de usar tácticas depredadoras que incluyen el robo cibernético y la obligación a empresas extranjeras de entregarle sus tecnologías con el objetivo de copiarlas y así catapultar a sus empresas hacia el liderazgo mundial.
Para Buteler hay un espectro de respuestas posibles por parte del gigante asiático. Estas podrían incluir medidas recíprocas en términos arancelarios, pero también alternativas más agresivas.
“Ellos [el gobierno chino] tienen un stock muy importante de bonos del Tesoro Americano que podrían vender y así producir bastante daño en el mercado. Entonces, aunque la forma en que puedan reaccionar uno no la conoce, si siguen en este nivel de escalada pueden ser más dañinos aún en su respuesta», apuntó.
El pasado lunes los mercados asiáticos y europeos cerraron con importantes pérdidas. Las caídas estuvieron motivadas por una serie de publicaciones del presidente estadounidense Donald Trump en su cuenta de Twitter. Anunció el aumento de los aranceles a las importaciones chinas de 10% a 25%, para bienes con un valor de 200.000 millones de dólares.
Desde el año pasado EEUU y China, primera y segunda economías del mundo, respectivamente, continúan implicados en una guerra comercial a gran escala.
LAS AMENAZAS DE TRUMP DESDE JUNIO
En junio de 2018 Washington amenazó con imponer aranceles del 25 por ciento a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares con el fin de reducir el déficit comercial.
Ambos países se han impuesto desde entonces varias baterías de aranceles recíprocos: mientras EEUU tarifó las mercancías chinas por un valor total de 250.000 millones de dólares, China respondió con aranceles que afectaron los productos norteamericanos valorados en 110.000 millones de dólares.
APUESTA GLOBAL ARRIESGADA: CNN
LA CNN calificó como arriesgada la nueva apuesta global del presidente de Estados Unidos, Donald Trump al intensificar una guerra comercial con China al imponer aranceles adicionales a los productos chinos en medio de las negociaciones comerciales en curso, y ni él ni nadie más pueden estar seguros de lo que sucederá a continuación. La fuerte escalada podría sacudir a los inversionistas y es la última manifestación del conflicto de superpotencias en el Pacífico. Avivará una nueva preocupación sobre la implacable capacidad de gobierno del presidente.
La confrontación se produce en un momento en que la ansiedad ya está creciendo por la administración de Trump de varias otras crisis de política exterior, incluso con Irán, Corea del Norte y Venezuela. EE. UU. impuso nuevos aranceles a otros 200.000 millones de dólares en productos chinos después de la medianoche, y después de que el presidente acusara a Beijing de dar marcha atrás en un acuerdo entre las dos economías más grandes del mundo.
Había cierta esperanza que los negociadores de los dos países que se reunieron el pasado viernes en Washington con la Ronda Número 11 de conversaciones, pero no hubo acuerdo, como lo precisa el diario El País en su versión digital. El temor es que el enfrentamiento entre las dos mayores potencias comerciales del mundo pueda ser prolongado y afecte a la economía mundial.
Trump declaró el viernes 10 de mayo que no había prisa por llegar a un acuerdo, ya que ahora se estaban “pagando” aranceles de hasta 25% en algunas de las exportaciones de China a Estados Unidos. “Los aranceles traerán mucha más riqueza a nuestro país que incluso un acuerdo fenomenal del tipo tradicional”, escribió Trump en Twitter.
Es cierto que el aumento de los derechos podría reducir la demanda de productos chinos, pero son los compradores estadounidenses los que terminan pagando los costos de los aranceles más altos.
La táctica de Trump refleja su creencia de que la fuerte economía de Estados Unidos le da libertad para infligir dolor a los productos, trabajadores y consumidores de China, y obligará a sus líderes a retroceder y hacer nuevas concesiones.
Es un movimiento clásico de un antiguo magnate de bienes raíces que predica el arte del trato, a menudo aumenta las apuestas en el último minuto y dice que siempre está listo para alejarse de la mesa.
Pero el nuevo aumento de tarifas seguramente provocará represalias en China, a menos que haya un acuerdo de horas extra este viernes, que podría rebotar contra el presidente y los consumidores estadounidenses, especialmente en el corazón agrícola e industrial del Medio Oeste.
EL VICEPRESIDENTE CHINO ADVIERTE QUE NO CEDERÁN EN SUS PRINCIPIOS
El viceprimer ministro chino, Liu He, dijo el viernes que la cooperación es la única opción correcta para China y Estados Unidos, pero China no hará concesiones en las importantes cuestiones de principios.
Las relaciones entre China y Estados Unidos son de gran importancia, dijo Liu en una entrevista con medios de comunicación chinos tras la conclusión de la 11ª ronda de consultas económicas y comerciales de alto nivel entre las dos principales economías del mundo, que se realizó el jueves y el viernes en Washington.
Las relaciones económicas y comerciales sirven como lastres de barco e impulsores de la relación general China-EEUU, y atañen no sólo a los lazos bilaterales, sino también a la paz y la prosperidad del mundo, añadió Liu, también miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
La cooperación es la única opción correcta para las dos partes, pero tiene que estar basada en principios, dijo el viceprimer ministro, quien encabeza a la parte china en el diálogo económico integral China-EEUU.
China jamás hará concesiones en las importantes cuestiones de principios, destacó.
La delegación china vino a Washington para la última ronda de conversaciones con sinceridad, y sostuvo intercambios francos y constructivos con la parte estadounidense, indicó Liu, quien añadió que las dos partes acordaron continuar impulsando las consultas.
China se opone firmemente a la subida de aranceles por parte de Estados Unidos, que es perjudicial no sólo para China y Estados Unidos, sino para el mundo entero, y China tendrá que adoptar las contramedidas necesarias, agregó.
Al enfatizar que cualquier acuerdo debe ser igualitario y de beneficio mutuo, Liu señaló que las dos partes han alcanzado consensos importantes en muchos aspectos, pero que todavía quedan tres preocupaciones fundamentales de China que deben ser abordadas.
La primera es eliminar todos los aranceles adicionales, indicó, y añadió que la imposición de esos aranceles es el punto de partida de la actual disputa comercial bilateral, y que debe ser revocada por completo si las dos partes desean alcanzar un acuerdo.
La segunda es que la cantidad de adquisiciones debe ser realista, dijo, y agregó que las dos partes alcanzaron un consenso sobre el volumen en Argentina, y que no debe cambiarlo al azar.
La tercera es mejorar el equilibrio en la redacción del texto, indicó, y añadió que cada país tiene su dignidad, el texto debe ser equilibrado y que se necesitan más discusiones sobre algunos temas clave.
Al destacar que es normal que haya altibajos en las consultas bilaterales desde el año pasado, Liu señaló que es irresponsable acusar arbitrariamente a una parte de «echarse atrás» mientras que las dos partes están todavía en el proceso de negociación.
Respecto a China, el viceprimer ministro dijo que lo más importante es enfocarse en sus propios asuntos.
China disfruta de una enorme demanda de mercado doméstica, la implementación de la reforma por el lado de la oferta impulsará de manera integral la competitividad de los productos y empresas del país, y todavía existe un espacio amplio para las maniobras fiscales y monetarias, dijo, y añadió que la perspectiva económica china es muy optimista.
Liu indicó que es algo bueno para un gran país enfrentar algunos reveses en su desarrollo ya que pueden servir como una prueba de capacidad.
Bajo la firme dirección del Comité Central del PCCh con Xi Jinping como núcleo, con tal que el pueblo chino tenga una confianza firme y haga esfuerzos conjuntos, China no temerá ninguna dificultad, y podrá sin falta mantener el buen impulso de desarrollo económico sostenido y sano, añadió.
PEKÍN PREPARADO PARA UNA GUERRA DE DESAGSTE
China se está preparando para una guerra de desgaste con Estados Unidos en su disputa comercial, Pekín exige que un acuerdo final garantice “la igualdad y la dignidad” de los dos países, destaca El País Digital en su edición de fin de semana.
Si bien los canales de conversación no se han roto entre los dos países y se retomarán en Pekín, después de que en la ronda número once de diálogo en Washington no hubo acuerdo, los canales siguen abiertos, han remarcado las dos partes.
“Las negociaciones no se han roto” y se retomarán en Pekín, se dijo sin precisar fecha de su próximo diálogo, conforme lo expresó Liu, viceprimer ministro chino y hombre de confianza del presidente Xi Jinping.
El viceprimer ministro chino aceptó que existen “desacuerdos sobre cuestiones de principios” y son tres puntos en los que China no cederá bajo ningún concepto.
China estaría dispuesta a llegar a un acuerdo, siempre y cuando Estados Unidos levante sus aranceles adicionales; que el aumento del volumen de compras de productos estadounidenses que Washington exige a China sea realista y se ciña a la demanda interna china; y especialmente que el documento final del acuerdo sea equilibrado para garantizar la igualdad y la dignidad de los dos países.
Es en esta tercera condición de “dignidad” donde está la clave y el actual punto muerto se desató, como ha publicado la agencia Reurers al eliminar Pekín el borrador de acuerdo a las referencias a que cambiarían sus leyes para aceptar las demandas de los Estados Unidos sobre protección a la propiedad intelectual, acceso a los mercados de servicios financieros y transferencia forzosa de tecnología, entre otros aspectos.
El País resalta que para Washington, esos términos eran la garantía para hacer cumplir lo que pensaban se había aprobado, mientras que para Pekín representaba una injerencia intolerable en su soberanía y un cambio en su modelo económico que Xi Jinping no tiene intención de aceptar.
“China está dispuesta a pagar un cheque, pero no a transformar su modelo económico estatal en una economía de mercado”, escribía esta semana Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico del banco de inversiones Natixis. “El abrupto cambio de dirección [de el presidente estadounidense, Donald Trump] en la estrategia de negociación revela desesperación, más que fuerza” al imponer los nuevos aranceles, que pasan del 10 al 25%, y amenazar con gravar de la misma manera al resto de productos importados chinos.
China ha llegado a la conclusión de que tiene margen de maniobra para aguantar lo que cree que puede ser una guerra de desgaste prolongada. La desconfianza de Pekín es grande, y domina la percepción de que, al final, el objetivo de EE. UU. es impedir que este país se convierta en una gran potencia. No ha ayudado que esta semana las autoridades estadounidenses denegaran una licencia de operación a la principal compañía telefónica china —China Mobile— e intensificaran su retórica contra el gigante tecnológico Huawei.
A lo largo de los meses de negociación, Pekín ha ido dando pasos para proteger su economía ante la ausencia de un acuerdo. “Los responsables políticos chinos se han centrado en estimular de modo efectivo la economía. Además, con una perspectiva a largo plazo en mente, China se ha esforzado en extender lazos amistosos con la mayor cantidad posible de países”, apunta García-Herrero. Para lo primero, recuerda la economista, se encuentran en marcha estímulos para el sector privado vía crédito. Para lo segundo, China ha sumado ya oficialmente a 130 países a su iniciativa Nuevas Rutas de la Seda.
JALISCO
Andrés Manuel López Beltrán: No quiere que lo llamen ‘Andy’
CIERTO O FALSO
“No salgo a medios y no respondo porque creo que los medios están muy quemados (…) Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi mayor orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país (…) El llamarme ‘Andy’ es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ BELTRÁN / SECRETARIO DE ORGANIZACIÓN DE MORENA
“Andy, Andy, Andy. No te creas importante. Eres un junior sin calle, sin historia, sin respeto. Nadie te sigue por lo que eres, solo por el apellido que usas como escudo y herencia”
ALEJANDRO “ALITO” MORENO / PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI
FUEGO CRUZADO
“Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho. Conocía los entresijos del proyecto de ley mejor que nadie. No le importó. De repente, se encontró con un problema, y solo lo agravó cuando se enteró de que íbamos a recortar el mandato de vehículos eléctricos”.
DONALD TRUMP / PRESIDENTE DE EEUU
“¡Falso! Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.
ELON MUSK / EX JEFE DEL DEPARTAMENTO DE EFICIENCIA GUBERNAMENTAL DE EEUU
VOZ ALTA
Le tienen envida
Salvador Caro Cabrera destaca como un excepcional operador político, guiando con éxito a numerosos candidatos—jueces y magistrados—hacia el Poder Judicial Federal, logrando resultados altamente favorables. A través de estrategias bien elaboradas, promovió estos perfiles entre grupos, organizaciones y diversas regiones, enfrentando críticas pero demostrando su eficacia, como quedó claro en los Distritos 9 y 11 donde la participación llegó a más del 9%. Su actuación, respaldada plenamente por la ley sin impedimento alguno, ha generado envidia, reflejando su habilidad y legitimidad en el proceso.
SALVADOR CARO CABRERA. Demostró su eficacia como operador político.
HUELLA HISTÓRICA
¿Raúl Padilla o Enrique Alfaro dejarán mayor huella histórica? Tras su fallecimiento, el líder moral de los Leones Negros, Padilla, sigue cosechando victorias póstumas, con su legado trascendiendo en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que celebró su edición 40 con una gala en el Auditorio Telmex. Homenajes al cine mexicano destacaron, con Karla Planter, rectora de la UdeG, en rol protagónico, y Portugal como invitado. Mientras el impacto de Padilla perdura, el de Alfaro aún se desarrolla, planteando un contraste entre legado consolidado y potencial emergente.
RAÚL PADILLA LÓPEZ. Su figura trasciende su tiempo.
DIÁLOGOS ABIERTOS
Verónica Delgadillo, alcaldesa de Guadalajara, aborda con crudeza y sinceridad los retos de la ciudad en diálogos con líderes de opinión. “No hay varita mágica, el presupuesto es limitado y las demandas son enormes”, confesó, comparando su lucha con la metáfora de la Bartola de Chava Flores. Con franqueza, promete un gobierno cercano: “Guadalajara te cuidará, pero todos debemos jalar parejo”. Su enfoque en seguridad, basura y servicios públicos refleja compromiso, enfrentando presiones con transparencia y apelando a la corresponsabilidad ciudadana.
VERÓNICA DELGADILLO. Diálogos abiertos con líderes de opinión pública.
MUNDO
Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.
Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.
Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.
Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.
Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.
Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.
Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.
Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.
La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.
Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.
La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.
Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.
No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.
Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.
La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.
Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.
MUNDO
El dominio del dólar

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.
Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.
No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.
Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.
Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.
Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.
Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.
Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.
Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.
No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.
En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.
Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.
Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.
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