MUNDO
Fracasa intentona de golpe de Estado en Venezuela: No se descarta solución militar norteamericana

Por Raúl Cantú //
(Con información de Sputnik Noticias)
¿Podría detonar guerra mundial por Venezuela? ¿Logrará el establishment norteamericano deponer a Nicolás Maduro al frente del gobierno venezolano y llevar a la Presidencia a alguien más afín a sus intereses? ¿Pasará Venezuela por un cruento baño de sangre?
Esas son las interrogantes que se formulan a propósito de la crisis política venezolana, donde chocan los intereses de Estados Unidos y Rusia, que ha evitado la caída del gobierno de Nicolás Maduro.
La doctrina Monroe de “América para los americanos”, en Venezuela el gobierno norteamericano está inmerso en un juego de vencidas, pero ha sido el tablero internacional de pesos y contra pesos con el gobierno de Rusia actuando el que ha evitado una intervención militar del gobierno norteamericano.
La pasada semana el conflicto político en Venezuela tomó otra dimensión con la intentona de golpe de estado que pretendió encabezar el líder opositor Juan Guaidó con una decenas de oficiales del ejército venezolano que tuvo más resonancia mediática que militar.
La acción vino a mostrar que Washington no cesa en sus intentos de cambiar radicalmente la situación en Venezuela a su favor, aunque hasta ahora no ha podido lograr su objetivo, ya que el grupo dominante de militares que controla el Ejército le es leal al jefe de gobierno Nicolás Maduro, que representa su gran fortaleza y contra la que han chocado los ataques de la oposición con el apoyo de Estados Unidos.
El columnista de la versión rusa Iván Danílov entrevistado por la agencia de noticias Sputnik presentó su análisis sobre las maniobras de Washington de sacar del control del gobierno a Nicolás Maduro y aliados.
«Sin duda, el mismo hecho de que algunos militares venezolanos (incluyendo figuras de muy alto rango) estén listas para una transición al lado de Washington es una especie de victoria psicológica para el Departamento de Estado y los golpistas», apunta el columnista.
Pero, en general, el hecho de que haya muy pocos desertores de este tipo hasta ahora, a pesar de todos los esfuerzos del Departamento de Estado, la CIA y los líderes de la oposición venezolana, causa sorpresa y respeto. De momento, los resultados de la presión norteamericana parecen bastante modestos, y todas las declaraciones sobre una «etapa final», un «asalto final», una «manifestación final», etc., solo agotan a los partidarios de la oposición que están cansados de esperar a que Estados Unidos obtenga la victoria definitiva, continúa Danílov.
Desgraciadamente, las posibilidades de una victoria norteamericana siguen existiendo, opina, porque en cualquier momento la suma de dinero ofrecida y las garantías de seguridad que la acompañan pueden ser suficientes para llevar realmente a una traición masiva de las autoridades, como ya ha ocurrido muchas veces en diferentes países.
¿Por qué las élites de EEUU empujan a Trump a desencadenar una guerra en Venezuela?
La idea de recuperar el control sobre Venezuela no sale de las cabezas del ‘establishment’ de Washington, mientras que la presencia de la influencia e intereses rusos en Caracas lleva a algunos políticos estadounidenses a un «malestar emocional», señala Danílov.
Por ejemplo, la cadena CNN publicó una entrevista con el influyente senador estadounidense Doug Jones en la que éste afirmaba explícitamente que Nicolás Maduro «debe irse, y los rusos deben abandonar Venezuela y dejar en paz nuestra parte del mundo».
¿De qué democracia y derechos humanos se puede hablar si la retórica de los políticos estadounidenses ha vuelto a la terminología de ‘esferas de influencia’ que estaba muy de moda hace cien años?», se pregunta el columnista.
“No se descarta una solución militar a la crisis venezolana, pero hasta ahora El Pentágono se ha mostrado reacio a usar las armas. Aunque al Gobierno de Trump le gustaría recuperar el control sobre el petróleo venezolano y lograr una seria victoria geopolítica en Sudamérica, no le resulta deseable tener la culpa por las muertes de militares estadounidenses justo durante la campaña electoral presidencial”.
“Mientras tanto, las empresas estadounidenses ya han ofrecido al mandatario una solución ‘elegante’: Erik Prince -el fundador de la famosa empresa de servicios gubernamentales y de seguridad Blackwater USA- propuso la idea de llevar a cabo una intervención militar en Venezuela por parte de un ejército privado de entre 4 mil 500 y 5 mil mercenarios por los que la Administración Trump no tendrá que responder ante el electorado.
Sin embargo, incluso un gran ejército privado capaz de invadir Venezuela no es una garantía de la victoria norteamericana, sino solo una garantía de que la crisis venezolana entrará en una fase más activa y sangrienta», destaca Danílov.
¿POR QUÉ FRACASO EL INTENTO DE GOLPE DE ESTADO?
El intento de golpe de Estado impulsado por los opositores Juan Guaidó y Leopoldo López estuvo acompañado de varias afirmaciones y supuestas revelaciones de la oposición venezolana y el Gobierno de EEUU que nunca se confirmaron o que directamente son mentiras. Explican, en buena parte, el resultado que tuvo la denominada ‘Operación Libertad’.
Sputnik hace un recuento de muchos de estos hechos que encontraron cabida en los grandes medios hegemónicos, aún sin un sustento detrás, incluso con declaraciones de los actores involucrados que contradicen estas cuestiones. Sin embargo, estas voces de presuntas fuentes confidenciales fueron amplificadas, a pesar de su falsedad.
1. «Nicolás Maduro estaba listo para abandonar Venezuela pero Rusia lo detuvo».
El 30 de abril, y luego de que Guaidó llamara a sus simpatizantes a movilizarse en las calles, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, hizo una curiosa afirmación sobre el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, durante una entrevista con CNN. «Tenía un avión en la pista, estaba listo para partir esta mañana, tal como tenemos entendido, pero los rusos le indicaron que debía quedarse», aseguró.
MADURO RESPONDE ACUSACIONES DE POMPEO
El propio Maduro señaló la «falta de seriedad» del gobierno de Donald Trump, al tiempo que el canciller venezolano Jorge Arreaza se dirigió directamente a Pompeo: «Inventar noticias falsas es una manera muy triste de aceptar que el golpe que apoyaste ha fallado… una vez más».
Dos días después, el canciller ruso Serguéi Lavrov sostuvo que la afirmación de Pompeo era una mentira y remarcó que «si recordamos todas las afirmaciones de los representantes oficiales de la aministración estadounidense sobre Venezuela, no van a terminar las preguntas sobre ellas, y la respuesta a todas esas preguntas será ‘no es verdad'».
2. «Vladimir Padrino, Maikel Moreno e Iván Hernández habían llegado a un acuerdo con Guaidó».
También en declaraciones a CNN, pero esta vez a través del asesor en seguridad John Bolton, el gobierno de EEUU difundió internacionalmente la versión de que el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno y el titular de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, Iván Hernández Dala, estaban del lado de Juan Guaidó.
Bolton dijo que los tres habían aceptado apoyar el golpe, a cambio de una amnistía ofrecida por Guaidó, que los dejaba por fuera de la lista de «sancionados».
Padrino no tardó en responder a través de Twitter: «¡Son unos cobardes! Nos mantendremos firmes en defensa del orden constitucional y de la paz de la República, asistidos como estamos por la ley, la razón y la historia. ¡Leales siempre, traidores nunca!».
Moreno también aclaró su postura a través de una conferencia de prensa, en la que manifestó su «rechazo contundente» a «los ilegales intentos de un pequeño grupo de militares y civiles que buscan tomar por la fuerza el poder político de la Nación, en contra de la Constitución y las leyes vigentes del país».
3. «Guaidó y López habían tomado la base militar La Carlota y tenían el apoyo de militares».
En el vídeo difundido por los dos dirigentes opositores venezolanos en la mañana del 30 de abril, ambos aseguraban estar en la base militar Francisco Miranda, conocida como La Carlota, en el este de Caracas.
«Venezuela: ha iniciado la fase definitiva para el cese de la usurpación, la Operación Libertad. He sido liberado por militares a la orden de la Constitución y del Presidente Guaidó. Estoy en la Base La Carlota. Todos a movilizarnos. Es hora de conquistar la Libertad. Fuerza y Fe», había anunciado López en un video en el que se mostraba acompañado de militares y tanquetas.
Sin embargo, el Gobierno venezolano confirmó más tarde que La Carlota nunca fue tomada por fuerzas opositoras. El mismísimo Padrino aclaró minutos más tarde que «todas las unidades militares desplegadas en las ocho Regiones de Defensa Integral reportan normalidad en sus cuarteles y bases militares, bajo el mando de sus comandantes naturales».
También el 30 de abril se difundieron varios videos en los que efectivos militares revelaron que fueron a La Carlota «engañados» por algunos superiores que les mintieron para que se presentaran en La Carlota.
4. «Putin había aceptado reconocer a Juan Guaidó a cambio de dinero».
En su programa en el canal ‘Mega TV’, el periodista peruano Jaime Bayly aseguró, a partir de «fuentes en Washington», que el presidente de Rusia Vladímir Putin había negociado con Donald Trump el reconocimiento de Juan Guaidó «siempre y cuando le pagara a Rusia todo lo que se le debe». La versión de Bayly indicaba además que EEUU iba a «ayudar» para cumplir con ese pago.
Efectivamente, en las últimas horas Putin mantuvo una conversación telefónica de 90 minutos con Trump en la que, además de la posibilidad de un nuevo acuerdo nuclear, se habló de la situación de Venezuela.
LA CONVERSACIÓN TRUMP-PUTIN
Si bien Trump y Putin discutieron la posibilidad de un nuevo acuerdo nuclear y la situación en Venezuela, la postura de Rusia estuvo lejos de lo informado por Bayly. Un comunicado difundido por el Kremlin da cuenta de que «durante el intercambio de opiniones sobre la situación en torno a Venezuela, el presidente de Rusia enfatizó que solo al pueblo venezolano le corresponde decidir el futuro de su país».
5. «Guaidó cuenta con el apoyo de los trabajadores públicos de Venezuela».
Tal como lo había hecho a comienzos de marzo, Guaidó convocó a un paro escalonado de trabajadores públicos en el marco de su ‘Operación Libertad’.
La medida no contó con el apoyo que esperaba. Ya en marzo, la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público (Fentrasep) de Venezuela había rechazado la convocatoria y volvió a hacerlo en esta oportunidad.
El 1 de mayo, en el marco de los actos por el Día de los Trabajadores, el presidente de la Fentrasep Franklin Rondón aseguró que los funcionarios públicos no se plegarían al llamado de Guaidó.
«El señor Guaidó no tiene la capacidad, ni la legitimidad, ni el liderazgo, ni los cojones, para convocar a la clase trabajadora. Porque él nunca ha sido un hombre de los trabajadores, nunca ha estado con nosotros», remarcó, asegurando que «el llamado a paro general también va a fracasar».
SE REÚNEN CANCILLERES DE VENEZUELA Y RUSIA
La asistencia humanitaria a Venezuela no debe servir de pretexto para una violación de la soberanía del país, indicó el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov luego de una reunión con su homólogo venezolano Jorge Arreaza en Moscú.
Es inaceptable politizar la entrega de ayuda humanitaria a Venezuela, Moscú continuará brindando asistencia humanitaria a través de los canales de la ONU, dijo Lavrov.
Rusia proporciona a Venezuela asistencia humanitaria y otro tipo de asistencia para resolver problemas sociales y económicos agudos, y continuaremos brindando dicha asistencia a través de diversos mecanismos de respuesta humanitaria que son aceptables para el Gobierno venezolano», destacó Lavrov en una conferencia de prensa.
Rusia dispuesta a cooperar con el mecanismo de Montevideo y el Grupo Internacional de Contacto para solucionar la crisis en el país, agregó.
«Rusia (…) está dispuesta a unirse a unos posibles esfuerzos de los mediadores regionales e internacionales como el Mecanismo de Montevideo, estamos listos para los contactos con el Grupo Internacional de Contacto», señaló Lavrov al recordar que el 6-7 de mayo el Grupo de Contacto se reunirá en la capital de Costa Rica, San José, y que Rusia seguirá de cerca «la posición que se formulará tras la reunión».
El canciller ruso también reafirmó «la solidaridad con el pueblo amigo de Venezuela, el apoyo al presidente legítimo elegido por los venezolanos el 20 de mayo de 2018» y saludó «las medidas del Gobierno de Nicolás Maduro para impedir que la situación se desestabilice».
«Quienes han asesorado al Gobierno de EEUU en materia de seguridad, los están llevando a un laberinto sin salida».
MUNDO
Bojayá y la esperanza de paz

Opinión, por Miguel Anaya //
A finales de los años noventa y principios de los 2000, Colombia vivió una crisis de violencia que superaba a la que actualmente enfrenta México. Uno de los departamentos más afectados fue el de Chocó, donde operaban las FARC, grupos delictivos y autodefensas.
El 2 de mayo de 2002, la pequeña comunidad de Bojayá se convirtió en el escenario de una de las tragedias más devastadoras del conflicto armado. En medio de intensos enfrentamientos entre las FARC y grupos paramilitares, cientos de habitantes buscaron refugio en la iglesia del pueblo, confiando en que sus paredes consagradas los protegerían del horror que se vivía afuera.
Alrededor de las 3 de la tarde, un cilindro-bomba impactó directamente en el templo, causando la muerte instantánea de 79 personas, entre ellas 48 niños. Los cuerpos quedaron mutilados y las paredes de la iglesia manchadas de sangre. Días después, el número de víctimas fatales alcanzó las 119, ya que muchos no sobrevivieron a las heridas.
Este acto brutal puso de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades atrapadas entre las fuerzas violentas. A raíz de este y otros eventos que conmocionaron al país, Colombia emprendió un camino hacia la pacificación y la reconstrucción social. Las políticas implementadas, que combinaban estrategias de seguridad con inversión social y económica, comenzaron a dar frutos en las dos décadas siguientes.
Según datos del Banco Mundial, la tasa de homicidios en Colombia pasó de 70 por cada 100 mil habitantes en 2002 a 25 en 2022. En ese contexto, la ciudad de Medellín llegó a tener una tasa alarmante de 380 homicidios por cada 100 mil habitantes.
El entonces gobierno colombiano aplicó la estrategia de ‘Seguridad Democrática’. Esta política implicó el despliegue masivo de fuerzas de seguridad para recuperar el control territorial, fortalecer las capacidades de inteligencia y aumentar la presencia del Estado en zonas rurales, donde guerrillas y grupos paramilitares habían establecido su dominio. La creación de redes de informantes y la colaboración con las comunidades fueron fundamentales para desmantelar estructuras criminales y reducir los enfrentamientos armados.
Tras el debilitamiento militar de las FARC, el gobierno reconoció que la violencia era también un efecto de problemas estructurales como la pobreza y la falta de oportunidades en las regiones rurales.
En respuesta, se implementaron programas de desarrollo rural que incluyeron la construcción de infraestructura, carreteras y electrificación, con el fin de conectar comunidades aisladas con el resto del país.
Además, se promovieron programas de acceso a créditos para pequeños agricultores y cooperativas rurales, incentivando la sustitución de cultivos ilícitos por productos agrícolas comerciales.
En el ámbito social, las políticas de reparación y reconciliación jugaron un papel central. La creación de una Unidad para las Víctimas permitió que quienes sufrieron violencia fueran reconocidos y compensados, generando un proceso de catarsis social.
La inversión en educación y salud fue un eje central: entre 2002 y 2022, el acceso a la educación secundaria aumentó en un 20 por ciento, mientras que la cobertura de salud pública se amplió significativamente en las zonas rurales. A pesar de que aún persisten desafíos en materia de seguridad, el avance en Colombia ha sido notable.
Esta experiencia ofrece lecciones valiosas para México. La implementación de políticas que fortalezcan instituciones, promuevan el desarrollo económico, social y fomenten la cohesión social son esenciales para revertir la tendencia de violencia.
La profesionalización de las fuerzas de seguridad, la recuperación del control territorial y la implementación de programas sociales en zonas marginadas son pasos fundamentales para reconstruir el tejido social. Políticas de desarrollo rural, como las aplicadas en el país sudamericano, podrían replicarse en México para incentivar la economía local, alejar a los jóvenes de las dinámicas del crimen organizado y generar alternativas económicas en comunidades atrapadas en el ciclo de la violencia.
En conclusión, la trágica masacre de Bojayá simboliza el profundo sufrimiento que la violencia puede infligir a una nación. Sin embargo, también demuestra que por muy cruda que sea la realidad violenta que nos rodea, esta puede cambiar con voluntad política y estrategias integrales adecuadas.
El caso de Teuchitlán debe ser un llamado a la acción colectiva. Debemos abrir los ojos y encontrar en la experiencia de otros países una guía para diseñar e implementar políticas efectivas que conduzcan a un futuro más seguro y próspero.
MUNDO
La cumbre no es eterna: El peso del poder y la caída inevitable

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
La historia está repleta de ejemplos de líderes que, enceguecidos por la ambición, olvidaron la fragilidad de su posición. Luis XVI, convencido de que su linaje era suficiente para sostener su trono, ignoró las señales del descontento popular hasta que el filo de la guillotina le enseñó lo contrario. Napoleón, tras haber conquistado media Europa, creyó que Rusia sería otra joya en su corona, solo para encontrar en la crudeza del invierno su Waterloo anticipado.
El ascenso y la caída de los poderosos no es un fenómeno reciente ni exclusivo de una geografía en particular. Desde la antigüedad, los imperios han crecido con el ímpetu de la ambición y se han desplomado con la misma rapidez con la que olvidaron los límites de su propio poder.
Alejandro Magno conquistó medio mundo, pero murió sin dejar un heredero capaz de sostener su imperio. Julio César creyó que su popularidad y victorias militares lo hacían intocable, hasta que sus propios aliados decidieron que representaba una amenaza mayor que un beneficio. La política, como la historia, es una danza peligrosa entre la gloria y la ruina, donde el exceso de confianza suele ser el último paso antes de la caída.
El mito de Ícaro nos recuerda precisamente esto: el peligro de volar demasiado alto sin medir las consecuencias. Ícaro, fascinado por su recién adquirida capacidad de volar, olvidó la advertencia de su padre y ascendió hacia el sol, hasta que el calor derritió la cera de sus alas y cayó al mar.
La política, como la vida misma, requiere de equilibrio. Quien se eleva sin mesura, sin comprender la delgada línea que separa el éxito de la caída, está condenado a desplomarse con mayor fuerza. El poder tiene un peso que pocos pueden sostener sin perder la compostura. No se trata solo de alcanzar alturas, sino de saber mantenerse en ellas.
Pero si Ícaro es el ejemplo de la caída, Sísifo representa la otra cara de la moneda: el castigo de quienes están atrapados en una lucha interminable. Su condena consistió en empujar una roca cuesta arriba solo para verla rodar de nuevo al punto de partida. En la política, muchas veces la lucha es constante y el esfuerzo parece nunca rendir frutos.
Sin embargo, el verdadero peligro no está en la repetición del intento, sino en la ilusión de que la cima es un lugar permanente. Muchos políticos creen que el poder les pertenece, que su ascenso es definitivo y que su esfuerzo no necesita ajustes. Pero la realidad es que la piedra siempre caerá, y lo único que define a los grandes es cómo afrontan la inevitable repetición del ciclo.
No hay imperio ni liderazgo que sea eterno. La historia es cíclica, y los excesos suelen conducir al mismo desenlace. En México y en el mundo, las trayectorias políticas están marcadas por ascensos meteóricos y caídas estrepitosas. Basta con observar cómo en cada sexenio surgen figuras que, creyendo haber conquistado la cima, terminan en el olvido o el descrédito. Quienes llegan al poder suelen olvidar que su estancia en la cúspide es efímera, que la rueda del destino sigue girando y que lo que hoy es gloria mañana puede ser polvo.
El sistema político parece diseñado para producir nuevos Sísifos, figuras condenadas a empujar sus delitos cuesta arriba, solo para verlos rodar nuevamente cuando cambian las administraciones. Cada sexenio, cada legislatura, cada relevo de poder trae consigo un ajuste de cuentas disfrazado de justicia o renovación, donde los caídos de ayer se convierten en los verdugos de hoy y los actuales intocables pronto serán las nuevas piezas sacrificables. La impunidad no es eterna, pero sí cíclica, y quienes creen haber asegurado su permanencia descubren, tarde o temprano, que la roca siempre vuelve a caer.
Las reformas, los cambios de gobierno y los giros políticos no son más que un nuevo acto en esta obra repetitiva, donde las promesas de castigo a la corrupción se mezclan con la selectividad de la justicia. Los escándalos que hoy cimbran las instituciones terminan convertidos en anécdotas cuando el tiempo y la indiferencia los diluyen, hasta que nuevos nombres ocupan los titulares y el proceso vuelve a empezar. En este juego de relevos, algunos consiguen deslizarse entre las grietas del sistema, mientras que otros terminan aplastados por el peso de sus propias ambiciones.
Y así, en un ciclo interminable, la historia se repite de forma tal que la pregunta no es si caerán, sino cuándo y con qué consecuencias. Algunos lo harán con estrépito, arrastrando consigo estructuras enteras y exhibiendo las miserias del sistema; otros, con sigilo, desaparecerán en la sombra de negociaciones y pactos que les garanticen una caída suave. Pero la constante es ineludible: nadie se mantiene en la cumbre para siempre, y aquellos que creen haber burlado el destino solo están posponiendo lo inevitable.
La enseñanza es clara: la política requiere mesura, prudencia y un entendimiento profundo de la transitoriedad del poder. Nadie es eterno en el cargo, y quienes lo olvidan terminan consumidos por el peso de sus propias decisiones.
En la vida, como en la política, el equilibrio lo es todo. El dinero, el éxito y la influencia pueden convertirse en espejismos que hacen olvidar el propósito inicial. La historia nos ha enseñado que aquellos que se ven a sí mismos como intocables, como dueños de un destino inalterable, terminan siendo arrastrados por la corriente de su propia soberbia. La verdadera habilidad no está en acumular poder, sino en administrarlo sin perder el sentido de la realidad.
El desafío es claro: no ser Ícaro ni Sísifo, sino aprender a volar sin olvidar que siempre habrá una caída, y a empujar la piedra con la consciencia de que el esfuerzo nunca es definitivo. Porque en la política, como en la vida, nadie es eterno en la cumbre, y solo aquellos que lo entienden logran caer con dignidad y levantarse con sabiduría.
MUNDO
Los narcos gringos, primera parte

Opinión, por Gerardo Rico //
“La violencia urbana en Estados Unidos, que en ciudades como Chicago, Baltimore, Los Ángeles y Nueva York arroja estadísticas preocupantes de por lo menos una persona asesinada a diario, está directamente ligada a la venta de drogas y por ende al narcotráfico mexicano.
Sin embargo, en una sociedad como la estadounidense, con su gobierno acostumbrado a buscar fuera de sus fronteras a los culpables del problema de la demanda y el consumo de drogas, los asesinatos cometidos todos los días por pandilleros o entre pandillas no son algo que valga la pena resaltar a nivel nacional; es más, si el muerto o los muertos son afroamericanos o hispanos, el gobierno hace todo lo posible por meter el asunto debajo de la alfombra”.
En la Unión Americana no existen estructuras lineales en las organizaciones del narco, como las hay en México y otras naciones latinoamericanas. Los narcos gringos trabajan con cualquier cártel y con varios al mismo tiempo cuando es posible. Son operadores que se encargan de la logística para transportar, distribuir y vender drogas. Su tajada se reparte entre muchos, son como una cadena de trabajadores independientes que prestan sus servicios a los narcos extranjeros.
“Lo que no hay en Estados Unidos son cárteles, no hay una estructura piramidal de capos entre los narcos gringos, menos aún un narcotraficante estadounidense destacado en comparación con los logros criminales alcanzados por delincuentes como Pablo Escobar Gaviria, Rafael Caro Quintero o el Chapo Guzmán”.
Este es apenas un bosquejo del libro “Los narcos gringos”, una radiografía inédita del tráfico de drogas en Estados Unidos, que fue escrito por el periodista Jesús Esquivel, corresponsal de la revista Proceso desde 1989 en Washington D.C., acreditado ante la Casa Blanca, el Congreso Federal y el Departamento de Estado de Estados Unidos. Hay que destacar que el libro fue editado en el 2016 y los derechos de edición son de Penguin Random House.
Ante las medidas del presidente Donald Trump, quien declaró como grupos terroristas a los cárteles de la droga en México, y las advertencias de funcionarios de su administración que podrían intervenir militarmente en nuestro país para terminar con estos, se me hizo muy interesante realizar una reseña de este libro que describe cómo opera el narco en el vecino país del norte.
“Las narcas gringas no son como las buchonas sinaloenses ni andan subiendo fotos al Facebook acompañadas de “su hombre” o ataviadas con joyas y vestidos de diseñador; son casi imperceptibles: están en todos lados, pero no se ven. Viven en grandes urbes como Nueva York, visten como ejecutivas y en algunos casos lo son, pero están más concentradas en hacer dinero fácil”.
En la Gran Manzana no llama la atención ver a una mujer blanca caminando por Park Avenue vestida con un traje sastre y con un portafolios en la mano: alguien así se puede considerar una más de las abogadas, empresarias o vendedoras de acciones financieras en Wall Street.
La lucha contra la violencia urbana es la guerra del gobierno estadounidense contra sus narcotraficantes y contra el comercio de drogas, pero aquel no lo admite y prefiere mantenerla disfrazada como “lucha contra la violencia”. En la DEA se desarrolló la Estrategia de ahogamiento, concentrada en su totalidad a combatir el tráfico de drogas al nivel de los pandilleros.
El objetivo de esta estrategia fue el identificar a los intermediarios estadounidenses de los cárteles mexicanos, personajes que se encargan de establecer la relación directa de un cártel con las pandillas de Estados Unidos. Los intermediarios son los que reclutan a los pandilleros y uno de los lugares favoritos para este objetivo es el sistema carcelario a nivel estatal y local.
Con cifras de hace nueve años, el autor del libro precisa que “para tener una idea del problema solo hay que mirar lo que sucede en Chicago: tiene el sistema carcelario municipal más grande de Estados Unidos y del mundo, el cual alberga entre 9,000 y 13,000 presos, de los cuales más del 80% purgan condenas por delitos relacionados con la violencia urbana pandillera y la venta de narcóticos”.
“La gravedad y el tamaño de la epidemia del consumo de drogas en Estados Unidos es auténticamente una calamidad; la muerte de jóvenes estadounidenses por sobredosis de narcóticos parece un hoyo negro sin fondo. Desde el gobierno federal de este país, la mejor práctica para enfrentar el problema del tráfico internacional de narcóticos sigue siendo buscar responsables fuera de sus fronteras; en este contexto de irresponsabilidad y de delegar a otros las culpas y las consecuencias de sus problemas de salud pública y educación, se augura que México seguirá siendo el villano favorito de la Casa Blanca y del Capitolio”.
Los Narcos Gringos, de Jesús Esquivel, además de ser una lectura amena, describe cómo operan los brókers, los narco motociclistas y narco camioneros, las narco pandillas los informantes y la narco corrupción gringa, entre otros capítulos por demás interesantes y que no pierden actualidad.
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