NACIONALES
Prioridad en la próxima legislatura la reforma laboral en México

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
En 1914, Henry Ford provocó una revolución en el ámbito laboral que resonaría a lo largo del siglo. Al establecer una jornada laboral de ocho horas y duplicar el salario de sus empleados, Ford no solo aumentó la productividad de su fábrica, sino que también sentó un precedente global sobre la importancia del bienestar de los trabajadores.
Esta audaz decisión no fue simplemente un acto de benevolencia; Ford entendió que trabajadores felices y saludables son más productivos y leales. Más de un siglo después, México se encuentra en una encrucijada similar, necesitando urgentemente una transformación profunda en su cultura laboral para enfrentar los retos del siglo XXI.
Aunque los recientes aumentos al salario mínimo en México han sido pasos significativos hacia la justicia económica, estos avances son insuficientes para abordar un problema más profundo: la persistente cultura laboral tóxica. En el sector público y privado, la filosofía de que «el trabajo dignifica» ha sido distorsionada, convirtiéndose en una especie de mantra que justifica condiciones laborales adversas. Esta retorcida interpretación evoca la infame frase «Arbeit macht frei» (el trabajo te libera) utilizada en los campos de concentración, sugiriendo que el trabajo, en cualquier forma, es inherentemente bueno, independientemente de sus efectos en la salud mental y física de los empleados.
Para transformar verdaderamente el entorno laboral en México, es crucial adoptar el concepto de salario emocional. Este enfoque se ha probado exitosamente en países como Alemania e Italia, donde las políticas laborales ponen al trabajador en el centro. En Alemania, por ejemplo, empresas como Volkswagen han implementado políticas de «desconexión digital», prohibiendo a los empleados enviar correos electrónicos fuera del horario laboral. Esta medida no solo promueve un equilibrio saludable entre la vida personal y laboral, sino que también incrementa la productividad y la satisfacción de los empleados.
Otro ejemplo notable en Alemania es el enfoque de Siemens en el bienestar de sus trabajadores. Siemens ha desarrollado programas extensivos de capacitación y desarrollo profesional, permitiendo a los empleados avanzar en sus carreras y adquirir nuevas habilidades que son valoradas tanto dentro como fuera de la empresa. Además, Siemens ha introducido horarios flexibles y la posibilidad de trabajar desde casa, lo que permite a los empleados equilibrar mejor sus responsabilidades laborales y personales. Estas políticas no solo aumentan la moral de los empleados, sino que también fomentan un ambiente de trabajo más colaborativo y menos estresante.
Italia por su parte también ha demostrado cómo el salario emocional puede mejorar significativamente el entorno laboral. En este país, muchas empresas han adoptado horarios de trabajo flexibles y han implementado programas de bienestar que incluyen actividades físicas y apoyo psicológico. Empresas como Ferrari han introducido programas de bienestar que incluyen gimnasios en el lugar de trabajo, sesiones de mindfulness y servicios de asesoramiento, todos diseñados para mejorar la calidad de vida de los empleados y, por ende, su rendimiento en el trabajo.
El mundo ha cambiado y las expectativas de los trabajadores también. Por ello, las nuevas generaciones buscan no solo estabilidad económica, sino también un entorno laboral que les permita desarrollarse integralmente, priorizando su salud mental y bienestar social.
México enfrenta un desafío monumental en este sentido. La cultura laboral en nuestro país a menudo está marcada por estructuras jerárquicas rígidas, donde la autoridad y la toma de decisiones se concentran en la parte superior. Si bien es importante respetar estas jerarquías, es igualmente crucial fomentar la colaboración y empoderar a los empleados en todos los niveles.
México, como miembro de la OCDE, está catalogado como el país donde se dedican más horas al trabajo. Según un estudio estadístico de 2019, los mexicanos trabajan en promedio 2,137 horas al año, mientras que en otros países el promedio es de 1,730 horas. Esto significa que en México se trabaja un 23% más que en otros países. Sin embargo, el rango salarial en México sigue siendo bajo en comparación con países cuyos empleados trabajan menos horas. Esta disparidad es insostenible y subraya la necesidad urgente de reformar nuestras políticas laborales.
En la era de la digitalización, la información está al alcance de un clic, y estos datos influyen cada vez más en las decisiones profesionales de los trabajadores. En esa tesitura, la próxima legislatura debe reconocer esta realidad y promover una reforma laboral integral que no solo aumente los salarios, sino que también aborde la salud mental, el bienestar emocional y la calidad de vida de los trabajadores, poniendo al centro de una reforma de esta naturaleza.
El futuro laboral de México depende de nuestra capacidad para adaptar nuestras políticas y prácticas a las necesidades de las nuevas generaciones. Implementar el salario emocional, promover la desconexión digital y reestructurar las jerarquías laborales son pasos esenciales para construir un entorno laboral más justo y humano. La próxima legislatura tiene la oportunidad y la responsabilidad de liderar esta transformación, asegurando que México no solo sea un país donde se trabaja duro, sino también un país donde se trabaja con dignidad y bienestar.
En esta época de transformaciones vertiginosas y demandas en aumento, es crucial que nuestros legisladores adopten una perspectiva innovadora y centrada en el bienestar de las personas para las reformas laborales, esto de forma tal que, así como Henry Ford transformó el ámbito laboral en su época al introducir la producción en cadena y mejorar las condiciones de trabajo, México debe ahora emprender acciones decisivas y esenciales para asegurar un futuro laboral más justo y equitativo, lo cual no solo implica la implementación de políticas que protejan los derechos de los trabajadores, sino también la promoción de oportunidades de desarrollo profesional y personal. Al hacerlo, no solo se garantiza una fuerza laboral más motivada y productiva, sino que también se construye una sociedad más justa y cohesionada, donde el progreso económico y el bienestar social van de la mano.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 806: Segundo piso en López Mateos: ¿Solución rápida o error costoso?
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Segundo piso en López Mateos: ¿Solución rápida o error costoso?
Colomos III: La batalla por el patrimonio ecológico de Jalisco
Convención Estatal de MC: Asume Mirza Flores dirigencia estatal del partido naranja
Primer informe de labores legislativas de Claudia Salas: «La gente quiere resultados, no pleitos»
ENTREVISTAS
Análisis del Primer Informe de Gobierno: «Hay rumbo en el país, pero no podemos confiarnos», Martín Romero Morett

-Por Mario Ávila
“Podemos o no estar de acuerdo con el rumbo del país, pero hay rumbo”, así lo expuso el director de la División de Economía y Sociedad del CUCEA, Martín Romero Morett, al hacer un análisis en el terreno económico, del contenido del Primer Informe de Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
Yo personalmente -dijo-, si estoy de acuerdo con ese rumbo, es decir, me gusta que se quiera, que el país siga buscando crecer con estabilidad macroeconómica y con prosperidad compartida; me gusta que se tenga un Plan de Desarrollo con una política de fomento en el que el gobierno se encargue de asegurarle al país, la alimentación, la energía y la infraestructura necesaria.
Sin embargo, planteó el investigador y académico de la Universidad de Guadalajara, que el hecho de que la presidenta haya definido el rumbo y se hayan hecho las reformas para avanzar en esa dirección, “no significa que ‘ya la hicimos’, todavía hay muchos pendientes, porque los rezagos que nos heredó el neoliberalismo son inmensos”.
A manera de ejemplo, se refirió a la política de los salarios, que, a pesar de los aumentos, siguen siendo precarios. “Los empleos, a pesar de que el desempleo sea bajo, tenemos a muchos millones trabajando en la economía informal”, expuso.
Hizo alusión también al hecho de que, pese a que los ingresos del gobierno, aunque hayan aumentado, “seguimos recaudando poco en relación con otras economías similares y requerimos una Reforma Fiscal para abatir el déficit y para seguir sosteniendo el gasto social, ayudas, mejorar la educación, la salud, y la inversión en infraestructura, en comunicaciones físicas y electrónicas y para seguir financiando el desarrollo tecnológico, producción de microcircuitos y autos eléctricos.
“Junto con la reforma fiscal, está pendiente una reforma al sector financiero, para bajarle costos al crédito y para que éste sirva a la inversión privada y pública, y se refleje en el desarrollo y en el bienestar”, planteó el académico e investigador.
En su análisis, pidió no perder de vista que vivimos momentos de incertidumbre, de cambio, de transición, a lo cual México se está tratando de ajustar lo mejor posible, “pero no es fácil con un gobierno como el de Donald Trump que presiona a México por el lado de los aranceles, pero también militarmente”.
POLÍTICA ECONÓMICA CON RESULTADOS
En su análisis sobre el manejo económico y el rumbo que lleva el país, el doctor Martín Romero Morett, aseguró que Sheinbaum Pardo presentó en el Informe, logros alineados al rumbo hacia el cual lleva al país, y enlistó algunos de ellos:
“Tenemos estabilidad macroeconómica; nuestra moneda se mantiene por debajo de los 19 pesos por dólar; la inflación anual, en julio, fue de 3.5 por ciento, la menor desde enero de 2021; los ingresos del gobierno Federal, al 31 de agosto, alcanzaron una cifra de 5 billones 952 mil millones de pesos, 8.5 por ciento mayor en términos reales que en 2024, y por encima de lo previsto en la Ley de Ingresos; los impuestos han superado en 88,165 millones lo previsto, impulsados por IVA, ISR y aranceles a importaciones; el déficit fiscal se ha reducido en más de 36% y se busca bajarlo del 5.7% del PIB en 2024 al 4% para 2026 y así se reflejará en el paquete fiscal para 2026 y la deuda pública se mantiene, al cierre de agosto, en 50 por ciento del PIB.
PROSPERIDAD COMPARTIDA CON DIVIDENDOS
Algunos de los mejores logros en el terreno de la economía, en opinión del doctor Romero Morett, están relacionados con su idea de impulsar la prosperidad compartida y por ello se tomaron decisiones importantes como el aumento al salario mínimo en el año 2025, en 12 por ciento, “lo que significa un incremento histórico en términos reales, desde el 2018, de 135 por ciento”.
Recordó que muchas de las políticas sociales iniciadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, han sido continuadas con Sheinbaum Pardo y han sacado de la pobreza a más de 13.5 millones de personas. De acuerdo con los datos oficiales del INEGI, del 2018 al 2024, la población en pobreza pasó de representar el 41.9 por ciento de la población, a 29.5 por ciento, el nivel más bajo desde hace por lo menos 40 años.
En el terreno de la desigualdad, también se redujo significativamente, según el análisis del catedrático de la UdeG, quien expuso que “el coeficiente de Gini, la forma de medir desigualdad pasó de 0.426 a 0.391, colocándonos, a México, como el segundo país con menor desigualdad de América, después de Canadá”.
En el análisis del contenido del Primer Informe de Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, Romero Morett expuso que el país se encuentra estable, “un crecimiento anual estimado de 1.2 por ciento, frente a las expectativas catastróficas; la inversión extranjera directa récord de 36 mil millones de dólares; el desempleo se ubica en 2.7 por ciento, uno de los niveles más bajos del mundo, pero los salarios siguen siendo precarios”.
LAS PROPUESTAS DE REFORMA A LAS LEYES Y CONSTITUCIÓN
En un momento específico, el entrevistado se refirió a los anuncios de presentar propuesta de reformas constitucionales y a leyes secundarias, para facilitar la conducción que se requiere del país hacia el modelo que quiere la presidenta, un país con estabilidad y con prosperidad compartida.
En concreto, el economista se refirió con mucho optimismo a las propuestas de reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, que tienen como propósito, revertir una buena parte de las reformas de 2013, y recuperar a Pemex y CFE como empresas del pueblo de México.
En tanto que, en las leyes secundarias, destacó también la reforma a todas las leyes de la industria eléctrica y petrolera, para fortalecer a Pemex y a la CFE como empresas públicas, vertical y horizontalmente integradas, al servicio de la Nación y del pueblo de México.
No obstante, el doctor Romero Morett, también hizo alusión a propuestas legales, que en su opinión serán de gran trascendencia para los mexicanos, como la reforma al artículo 123 para reconocer el derecho a la vivienda a todas las personas trabajadoras; la reforma al artículo 28 para permitir servicios de internet públicos de manera directa; las reformas a los artículos 4º, 21, 41, 73, 116, 122 y 123 en favor de la igualdad sustantiva de las mujeres, el derecho a una vida libre de violencias y la eliminación de la brecha salarial y la modificación al artículo 28 para garantizar los trenes, también, operados por empresas públicas.
Se dijo optimista por el resultado que podrían dar las propuestas de reforma a los artículos 4º y 27 para garantizar los programas de Bienestar como derechos sociales constitucionales; la protección de los maíces nativos y prohibición de la siembra de maíz transgénico; la nueva Ley de Telecomunicaciones que, entre otros logros, reconoce el derecho de las audiencias y el acceso a internet y finalmente la reforma a la Ley del Infonavit, que garantiza el derecho a la vivienda.
Todas estas reformas -dijo-, se han hecho para hacer posible el nuevo modelo de país que para la presidenta sea uno, en el que sea el estado el que garantice al país la seguridad energética, alimenticia, tecnológica (internet para todos), en comunicaciones rápidas (trenes), bienestar social (vivienda y salud con 31 hospitales, 12 clínicas y 256 quirófanos a concluirse este año).
Y remató diciendo: “Se tiene un plan para impulsar un nuevo modelo de desarrollo, el Plan México, el cual tiene el objetivo de producir más para el consumo interno, sustituir importaciones, fortalecer y diversificar el comercio exterior, y fomentar la inversión pública y privada nacional y extranjera en el marco del desarrollo regional. El Estado desarrollará la infraestructura atractiva a la inversión privada como Polos de Desarrollo Económico, a la fecha, ya están en marcha 5 de los 15 polos iniciales, y 8 del Corredor Interoceánico, así como 18 de los 100 nuevos parques industriales”.
Me gusta -sentenció-, que ese Plan de Desarrollo busque reducir las importaciones chinas y bajarle al déficit comercial que tenemos con China. Podemos afirmar que la presidenta tiene claridad hacia donde quiere llevar al país, pues en su informe define el rumbo con exactitud, ella está consolidando un nuevo modelo económico que garantiza la estabilidad macroeconómica, pero impulsa la prosperidad compartida con salarios justos y programas de Bienestar, fortalece la educación, la salud y el acceso a la vivienda, promueve el desarrollo regional con inversión pública y privada nacional y extranjera, al tiempo que se gobierna con honestidad y austeridad republicana y se consolida la soberanía, la democracia y las libertades.
LA INSEGURIDAD, ASIGNATURA PENDIENTE
“Para poder evaluar objetivamente a un determinado gobierno, sea municipal, estatal o federal, tenemos que tomar en cuenta al menos cuatro diferentes formas de evaluación, expresó el doctor Andrés Valdés Zepeda, sobre el Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
Uno tiene que ver con lo que se prometió en campaña y lo que se está haciendo o dejando de hacer es decir resultados en el ejercicio de gobierno que para el caso del Gobierno Federal lo que se establece en el plan Nacional de desarrollo puede ser un elemento considerar.
Segundo lo que se ha hecho en anteriores administraciones ya sea administraciones del mismo partido o de partidos diferentes que gobiernan el país. Tercero lo que se hace con respecto a lo que están haciendo otras naciones otros gobiernos otros países. Y finalmente por cómo evalúa la población a partir de como la ciudadanía evalúa el desempeño de gobierno.
Si tomamos esas cuatro variables en cuenta, para evaluar un gobierno, creo que podemos encontrar en el gobierno del actual presidente, cosas positivas y cosas no tan positivas en materia económica; la situación es estable con una moneda fuerte y con pocos problemas de desempleo, con recuperación del poder económico y en el poder adquisitivo sobre todo de la clase media.
La asignatura pendiente indudablemente es el tema de la inseguridad pública, el tema de la corrupción queda no solventado, pero por una política pública creo más contundente para reducir y sobre todo castigar excesos en el ejercicio del poder público.
También podemos decir que una de las asignaturas pendientes, está en relación con el manejo más responsable de la cuestión ambiental, en muchos lugares se ha documentado excesos de destrucción de ecosistemas y daño a la naturaleza, algunas veces por obras de carácter privado, pero también incluso en algunos casos de carácter público.
La movilidad y la contaminación en las grandes ciudades, es un tema que no necesariamente corresponde de manera directa al gobierno Federal, como a los gobiernos estatales y municipales; tiene que ver con la movilidad en las macro ciudades, que es un tema no resuelto, que cada día se agrava y finalmente genera trastornos, no solo en el sentido del movimiento, de la movilidad, sino también en la contaminación en la salud de los ciudadanos.
MUNDO
El dilema mexicano: Entre Caracas, Pekín y Washington

– Opinión, por Miguel Anaya
México tiene la mala costumbre de creer que los conflictos internacionales son películas que se ven desde la butaca, con palomitas en mano y distancia segura. Pero lo que hoy ocurre en el Caribe, con barcos estadounidenses hundiendo lanchas venezolanas y un Nicolás Maduro agitando la bandera de resistencia, no es un espectáculo ajeno: es una tormenta que, tarde o temprano, alcanzará nuestras costas.
La posible intervención de Estados Unidos en Venezuela —sea directa o disfrazada de “operativo contra el narcotráfico”— nos recuerda varias cosas incómodas. La primera: que Washington sigue viendo a América como su jardín trasero, y que cuando la Casa Blanca mueve barcos y marines hacia el sur, México queda automáticamente dentro del perímetro de seguridad. No se nos pregunta si queremos, se nos asume dentro del esquema.
La segunda: que cada bomba que caiga en el Caribe traerá repercusiones en nuestras fronteras. No se necesita ser un experto en migración para imaginar lo que significaría una oleada de venezolanos huyendo de un conflicto bélico. Ya con los flujos actuales, el Estado mexicano colapsa en recursos y paciencia social; con una guerra en Sudamérica, el caos migratorio se multiplicaría. Y, como siempre, la presión no llegaría solo de los migrantes, sino de Estados Unidos exigiendo que México sea muro, policía y albergue al mismo tiempo.
El aspecto económico tampoco es menor. Si Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, se incendia, el mercado energético se agita. Podría ser una oportunidad para que México venda más crudo, pero también un riesgo de volatilidad y chantaje. Estados Unidos exigiría “solidaridad energética” a cambio de no apretarnos más en otros frentes. Y mientras tanto, China, Rusia y Corea del Norte —muy juntos, muy sonrientes en el reciente desfile de Pekín— lanzarían el mensaje de que existe un bloque alternativo para quienes no se sometan al viejo orden. Un coqueteo tentador, pero peligroso, porque México no puede darse el lujo de enemistarse con su principal socio comercial y cultural.
¿Y qué papel debe jugar la presidenta Sheinbaum? Aquí es donde la película se vuelve mexicana. Sheinbaum no puede limitarse al guion tradicional de “neutralidad” y “no intervención”, fórmulas diplomáticas que sirven en conferencias de prensa, pero no en medio de una crisis migratoria, militar y energética.
México debe anticiparse: diseñar políticas de contención migratoria con dignidad y sin colapso; blindar su economía para resistir turbulencias externas; y, sobre todo, plantear una estrategia clara frente a Washington. Porque la historia nos dice que, cuando el imperio se pone nervioso, México no es invitado a opinar: es arrastrado.
El dilema es cruel, pero inevitable: si nos alineamos ciegamente con Estados Unidos, perdemos margen de soberanía; si coqueteamos demasiado con Pekín y Moscú, arriesgamos represalias inmediatas. Lo que no podemos hacer es fingir que nada pasa. Porque cuando los cañones apuntan hacia el sur y las banderas ondean en Pekín, lo que está en juego no es la geopolítica abstracta, sino nuestra seguridad, nuestras fronteras y nuestra estabilidad interna. Una situación geopolítica muy complicada que deberá resolverse.
En suma, México no tiene opción de hacerse el distraído: lo que se juega en el Caribe no es un pleito lejano entre Maduro y Trump, sino un recordatorio brutal de que la geopolítica siempre cobra factura. El estado mexicano deberá decidir si quiere ser jugador con estrategia o simple ficha movida por inercia.
Y aunque la tentación nacional sea encogerse de hombros y decir “eso es problema de ellos”, lo cierto es que cuando los cañones rugen en el sur, los migrantes caminan hacia el norte y entre tanto, el centro tiembla. Lo irónico es que México siempre quiso ser neutral; lo triste es que, en este tablero, la neutralidad es el nombre elegante de la indefensión.