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Golpes de Estado en América Latina: Intervención extranjera y la lucha por los recursos naturales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En la última década, América Latina ha sido escenario de una serie de golpes de estado, tanto duros como blandos, que han tenido profundas repercusiones en la estabilidad política y económica de la región. Muchos de estos golpes han sido auspiciados por Estados Unidos y las grandes corporaciones transnacionales (que son quienes detentan realmente el poder político), con el objetivo de apoderarse de los vastos recursos naturales de estos países. Los casos más recientes -o sus intentonas- ya entrado el siglo XXI, han sido en Venezuela, Bolivia, Honduras, Ecuador, Argentina y Brasil.

GOLPES DE ESTADO: DUROS Y BLANDOS

Los golpes de estado en América Latina han evolucionado en sus métodos y justificaciones. Tradicionalmente, los «golpes duros» implicaban la toma del poder mediante la fuerza militar. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha observado un aumento de los «golpes blandos» o estrategias de lawfare, que utilizan el sistema judicial y legal para deslegitimar y destituir a líderes democráticamente elegidos.

Los golpes duros siguen siendo una herramienta de desestabilización en América Latina, aunque menos comunes que en el siglo XX. Estos golpes involucran la intervención militar directa, a menudo respaldada por potencias extranjeras y grupos de interés nacionales.

Contrario a los golpes de Estado que se vivieron en la época dictatorial, cuando el poder militar tuvo una participación activa, en la recientes década se ha apostado por una guerra híbrida, en la que los medios de comunicación tienen un papel relevante.

El lawfare se refiere al uso de procedimientos legales y judiciales para acosar, deslegitimar y destituir a líderes políticos. Es en el que se pone en jaque a la población ya que existe un acceso masivo al poder (en este caso, el asalto a los poderes legislativos), que obstaculiza su gestión gubernamental y puede puede desencadenar flujos de migración masivos, falta de acceso a alimentos y medicamentos de primera necesidad.

Los medios de comunicación privados -muchos de ellos siendo filiales o socios de las grandes corporaciones internacionales- inciden en la opinión pública con el objetivo de deslegitimar y ridiculizar al líder político, donde también hay participación de políticos locales regionales. Además de que hay declaraciones internacionales de otros mandatarios que van minando la credibilidad.

Asimismo, se hacen uso de bloqueos financiero-económico, sanciones económicas que vulneran la estabilidad en este rubro y alimentaria de la población. Esta estrategia del lawfare ha ganado prominencia en la región, permitiendo que actores nacionales e internacionales manipulen el sistema judicial para alcanzar objetivos políticos y económicos sin recurrir a la fuerza militar.

CASOS RECIENTES EN AMÉRICA LATINA

De entrada, en América Latina los golpes de Estado sólo se ejecutan contra gobiernos de izquierda o progresistas. Y también, de manera generalizada, las derechas en la región siempre están propensas a solicitar, impulsar, apoyar o sostener intentos golpistas cuando se ven amenazados los privilegios de las oligarquías.

Por ello, las oposiciones de derecha a los gobiernos progresistas en Latinoamérica “no son oposiciones normales”; es decir, no se ajustan a lo que se espera de una oposición dentro de las definiciones convencionales del sistema político democrático.

Una democracia que trascienda la forma procedimental e impulse la inclusión de los amplios sectores históricamente postergados “no va a tener una oposición normal; no va a tener una oposición que se someta a las reglas del Estado de derecho tal cual se esperaría en un libro de ciencias políticas”.

La advertencia es de la doctora en ciencia política por el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdova (Argentina) Silvina Romano. Agrega que todo gobierno que intente alterar la estructura de la sociedad y avance en la inclusión económica, política, social y cultura de las mayorías, debe esperar la reacción de una oligarquía que no respeta las reglas y que actúa fuera de la institucionalidad, aunque se diga “respetuosa” de las instituciones.

Los ejemplos más recientes de Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina y Perú, países que buscaron generar una nueva institucionalidad de justicia social y que, sólo por ello, exacerbaron las tensiones históricas en sus respectivas sociedades.

Este tipo de procesos no se reducen a una disputa entre los gobiernos y las oposiciones de derecha. También la confrontación ocurre al interior de los propios gobiernos, porque las instituciones no se renuevan de un día para otro. Sucede que gran parte de quienes integran los propios gobiernos progresistas mantienen vínculos con las élites, algo imposible de evitar porque no se pueden renovar las instituciones echando a todos los que las integran y nombrando nuevos. Entonces, al interior de los propios gobiernos “hay un tire y afloje de cómo ir avanzando”.

Silvina Romano, investigadora y coordinadora de la Unidad de Análisis de Estados Unidos y América Latina del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), señala que la oposición a los gobiernos progresistas se encuentra también siempre en Estados Unidos. Desde allá opera mediante actores políticos, medios de comunicación y organismos como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su siglas en inglés).

Los embates que se dirigen desde ese país explotan los problemas que viven los gobiernos progresistas en América Latina y magnifican sus desaciertos de orden económico, político y de seguridad, como su famosa “lista negra” de los países que, bajo su argumento, protegen, auspician o no cumplen con sus designios en el supuesto combate contra el narcotráfico, aun a sabiendas que es desde las agencias gubernamentales como la DEA y la CIA quienes realmente controlan la producción y tráfico de drogas casi a nivel global. Lo irónico es que la complicada situación de las naciones es resultado de las políticas estadunidenses.

Jorge Retana Yarto, primer director de la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional (Esisen) del actual gobierno mexicano, advierte que cuando Estados Unidos decide debilitar y derrocar un gobierno, el trabajo es de sus agencias de inteligencia, tanto las que operan desde el propio territorio estadunidense como las que se encuentran en el extranjero.

Los manuales son, incluso, conocidos. Y el guion se ha seguido en, al menos, una docena de países de América Latina desde la segunda mitad del siglo XX, la mayoría con éxito y otros que se han quedado en el intento. La puesta en marcha de los golpes, duros y blandos, se ha observado en Chile, Guatemala, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Honduras, Ecuador, Bolivia, República Dominicana, Panamá. Varios de esos países, en más de una ocasión.

Silvina Romano, por su parte, ejemplifica con la campaña actual contra México, por la violencia que se generó con la supuesta guerra contra las drogas y la securitización de las fronteras. De pronto se le achaca toda la responsabilidad al gobierno actual, señala. Y a quienes desde Estados Unidos lanzan una narrativa de condena “se les olvidan los 13 años de la Iniciativa Mérida, donde se organizó a toda la fuerza de seguridad no solamente con respecto del narcotráfico, sino con respecto de la migración”.

El plan de Estados Unidos para México y Centroamérica no se ha reducido sólo al impulso del libre mercado, explica. Parte sustancial ha sido la securitización de las sociedades. Para ello se ha valido de una supuesta guerra contra el narcotráfico que sólo ha generado más narcotráfico, violencia y ruptura del tejido social.

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Fundamental para el desarrollo de un país: La importancia de un sistema de justicia funcional, honesto, ético y justo

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

Un sistema de justicia adecuado, funcional, honesto, ético y justo es fundamental para el desarrollo integral de cualquier país. Este sistema no solo asegura el cumplimiento de las leyes y la protección de los derechos individuales y colectivos, sino que también promueve la estabilidad política, la prosperidad económica, y la cohesión social.

La existencia de un sistema de justicia robusto y confiable es un pilar esencial para la democracia y la gobernabilidad efectiva, ya que fomenta la confianza ciudadana y la participación de la sociedad en los procesos judiciales y políticos. Países como Suiza, Países Bajos, Noruega, Canadá y Estados Unidos han implementado sistemas judiciales que son ejemplos de cómo la participación ciudadana y la independencia judicial pueden contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.

SUIZA: DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN EN LA JUSTICIA

Suiza es conocida por su sistema democrático directo, donde la ciudadanía juega un rol fundamental en la toma de decisiones, incluyendo en la administración de justicia. En Suiza, muchos jueces a nivel cantonal y federal son elegidos mediante el voto popular, lo que garantiza que el sistema judicial esté alineado con los valores y expectativas de la sociedad. Este proceso de elección directa permite a los ciudadanos tener un control más cercano sobre quiénes administran la justicia, promoviendo la rendición de cuentas y la transparencia.

La elección democrática de jueces en Suiza refuerza la independencia judicial al limitar la influencia de los partidos políticos y otros intereses externos en el proceso de selección. Además, la posibilidad de destituir a los jueces a través de referendos garantiza que se mantengan altos estándares de integridad y competencia. Esta participación activa de la ciudadanía fortalece la confianza pública en el sistema judicial y asegura que las decisiones judiciales reflejen las necesidades y valores de la comunidad.

PAÍSES BAJOS: INDEPENDENCIA Y EFICIENCIA JUDICIAL

En Países Bajos, el sistema judicial es reconocido por su independencia y eficiencia. Aunque los jueces no son elegidos directamente por los ciudadanos, el sistema incluye mecanismos que aseguran la participación de la sociedad civil en la supervisión de la justicia. Los jueces neerlandeses son nombrados por el monarca, pero el proceso de selección es altamente meritocrático y supervisado por el Consejo Judicial, que incluye representantes de la sociedad civil.

La transparencia y la profesionalización del sistema judicial neerlandés son claves para su funcionamiento. Los ciudadanos tienen acceso a procedimientos judiciales transparentes y pueden participar en consultas públicas sobre reformas legales y judiciales. Además, existen mecanismos para que los ciudadanos presenten quejas sobre la conducta judicial, lo que asegura que el sistema permanezca receptivo a las preocupaciones públicas. La eficiencia y la previsibilidad del sistema judicial en Países Bajos han convertido al país en un lugar atractivo para la inversión extranjera y el comercio internacional.

NORUEGA: TRANSPARENCIA Y JUSTICIA INCLUSIVA

Noruega se destaca por su enfoque en la transparencia y la inclusión en su sistema judicial. Aunque los jueces no son elegidos por voto directo, existen comités de selección que incluyen a miembros de la sociedad civil y que trabajan para asegurar que los candidatos sean seleccionados en base a sus méritos y ética. Este modelo promueve una justicia que no solo es eficiente, sino también profundamente ética y alineada con los valores de equidad y transparencia que definen a la sociedad noruega.

El sistema judicial noruego también enfatiza la rehabilitación y la reintegración social, en lugar de centrarse únicamente en la retribución. Este enfoque reduce las tasas de reincidencia y promueve una sociedad más segura y cohesionada. La participación ciudadana se extiende a través de programas de jurados populares y consultas públicas, lo que asegura que la justicia refleje las aspiraciones y valores de la comunidad. Esta transparencia y el enfoque inclusivo no solo fortalecen la confianza en la justicia, sino que también contribuyen a una distribución más justa de la riqueza, al garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su origen, tengan acceso a la justicia.

CANADÁ: PROTECCIÓN DE DERECHOS Y JUSTICIA ACCESIBLE

En Canadá, la justicia es vista como un derecho fundamental y un componente esencial de la democracia. El sistema judicial canadiense es conocido por su enfoque en la protección de los derechos humanos y la accesibilidad de la justicia. Aunque los jueces son nombrados por el gobierno, el proceso de selección incluye consultas públicas y revisiones por parte de comités independientes, lo que asegura que los candidatos sean evaluados por su integridad, competencia y compromiso con los principios de justicia.

La participación ciudadana en Canadá se facilita a través de numerosas organizaciones de la sociedad civil que actúan como vigilantes del sistema judicial y defensores de los derechos. Estas organizaciones trabajan en colaboración con las instituciones judiciales para garantizar que las leyes se apliquen de manera justa y que los derechos de todos los ciudadanos sean respetados. Además, existen programas de asistencia legal y tribunales especializados que abordan cuestiones como los derechos de los indígenas y la justicia juvenil, asegurando que la justicia sea accesible para todos los sectores de la sociedad.

ESTADOS UNIDOS: ELECCIÓN DIRECTA Y RENDICIÓN DE CUENTAS

En Estados Unidos, algunos estados, como California, permiten la elección directa de jueces, fiscales y otros funcionarios judiciales mediante el voto ciudadano. Este modelo promueve una justicia más conectada con la comunidad, al permitir que los ciudadanos elijan a aquellos que administrarán la justicia en sus distritos. Esta participación directa puede fortalecer la rendición de cuentas y hacer que los jueces sean más receptivos a las necesidades y valores de la comunidad.

Sin embargo, este modelo también presenta desafíos, como la influencia del dinero y la política en las elecciones judiciales, lo que puede poner en riesgo la imparcialidad. A pesar de estos retos, la elección directa sigue siendo un ejemplo de cómo la participación ciudadana puede ser un componente clave para un sistema de justicia democrático.

IMPACTO EN LA ECONOMÍA

La existencia de un sistema de justicia funcional y justo tiene un impacto directo y positivo en la economía de un país. La seguridad jurídica que ofrece un sistema judicial confiable es un pilar para atraer inversiones y fomentar la actividad empresarial. Cuando los inversionistas tienen la certeza de que sus derechos serán protegidos y que las disputas se resolverán de manera imparcial y eficiente, se sienten más dispuestos a invertir y a expandir sus negocios.

Por ejemplo, la previsibilidad y la estabilidad del sistema judicial en Países Bajos han convertido al país en un centro de comercio y finanzas internacionales. De manera similar, la claridad y eficiencia del sistema judicial en Canadá promueven la innovación y el desarrollo económico al proteger los derechos de propiedad intelectual y asegurar un entorno legal favorable para los negocios.

En contraste, países con sistemas judiciales percibidos como corruptos o ineficientes tienden a experimentar una disminución en la inversión y un crecimiento económico más lento. La falta de confianza en la imparcialidad y la transparencia del sistema legal puede llevar a la evasión fiscal, la corrupción y un entorno empresarial menos competitivo.

IMPACTO EN LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA

Un sistema de justicia justo y funcional también tiene un impacto profundo en la cohesión social y la estabilidad política de un país. La justicia que se administra de manera equitativa y accesible promueve la paz social al reducir las desigualdades y al proteger los derechos de todos los ciudadanos, incluidos los grupos más vulnerables.

En Noruega, por ejemplo, el enfoque en la rehabilitación en lugar de la retribución ha creado un sistema que no solo castiga, sino que también busca reintegrar a los individuos en la sociedad. Esto no solo mejora la seguridad pública, sino que también fomenta una sociedad más inclusiva y menos propensa a la violencia y la criminalidad.

Políticamente, un sistema judicial independiente actúa como un contrapeso esencial a los otros poderes del Estado, protegiendo los derechos de los ciudadanos frente a posibles abusos de poder. En Suiza, la elección democrática de jueces asegura que las decisiones judiciales estén alineadas con la voluntad popular, mientras que en Estados Unidos, la separación de poderes y la supervisión del Senado sobre los nombramientos judiciales garantizan que el poder judicial opere con un alto grado de independencia.

Un sistema de justicia equitativo contribuye a una distribución más justa de la riqueza en un país. La equidad en la administración de justicia asegura que todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades para acceder a recursos y servicios, lo cual es fundamental para reducir la pobreza y las desigualdades económicas.

En Canadá, la aplicación equitativa de las leyes laborales y los derechos de los trabajadores contribuye a una economía más inclusiva y a una sociedad en la que las oportunidades de éxito están más igualmente distribuidas. Asimismo, en Noruega, la protección robusta de los derechos sociales y laborales, asegurada por un sistema judicial independiente, ayuda a mantener una baja disparidad económica y un alto nivel de bienestar para todos los ciudadanos.

Un sistema de justicia adecuado, funcional, honesto, ético y justo es fundamental para el desarrollo integral de un país. Los ejemplos de Suiza, Países Bajos, Noruega, Canadá y Estados Unidos muestran cómo la participación ciudadana y la independencia judicial pueden crear sistemas judiciales que no solo administran justicia, sino que también reflejan los valores y necesidades de la sociedad. La justicia accesible y equitativa fortalece la economía, mejora la cohesión social, promueve la estabilidad política y contribuye a una distribución más justa de la riqueza, cimentando así un desarrollo integral y sostenible para todos los ciudadanos.

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Primer debate de elecciones en EEUU el 10 de septiembre: Viene recta final con acusaciones de guerra sucia contra demócratas

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

De Trump ya hemos oído de todo. Desde sus excesos en vocabulario hasta sus asuntos íntimos. Como lo hemos dicho antes, cuando Biden estaba en campaña la elección era prácticamente de Donald para perderla, pero el cambio de candidato dio un vuelco inesperado a la campaña de EUA y posiblemente al resultado de la elección.

Pero de Kamala Harris hemos escuchado poco en comparación con lo que normalmente sabríamos de otros candidatos a estas alturas de la campaña. Algunos sabemos que fue abogada general del Estado de California y de ahí subió a ser senadora por ese estado desde donde se lanzó como precandidata a presidenta de EUA en el 2019 y perdió contra Joe Biden quien la invitó como su compañera de fórmula para la elección del 2020.

Los estrategas de la vicepresidenta argumentan que su campaña ha traído “alegría” a su partido y que es la evolución de la “esperanza” que trajo la campaña de Obama hace 17 años. Comentan que lo corto de la campaña debe ser utilizado para tratar de llegar directamente a los ciudadanos sin la necesidad de dar largas o constantes entrevistas en TV o en redes, sino llevar la campaña a eventos multitudinarios tipo Trump.

Dicha sea la verdad, Biden iba en picada y seguramente habría perdido contra Trump y arrastrado consigo a los candidatos a Senadores y a Congresistas de muchos estados de su partido en la Unión Americana. Desde que Kamala fue designada como candidata las encuestas muestran que está o empatada o por arriba de Trump en la mayoría de los estados que se consideran indecisos, es decir los que no están históricamente cargados a un partido o a otro de los dos partidos mayores en ese país.

Como comentario recordemos que en ese país hay de facto un bipartidismo entre los Republicanos, fundados por Abraham Lincoln, y los Demócratas fundados años después de la independencia de EUA. Pero hay también la figura de candidatos independientes y dos partidos pequeños que han tratado de sobresalir, pero nunca lo han logrado. Dichos partidos son el Partido Verde y el Partido Libertario.

Como lo hemos indicado, las encuestas están muy apretadas y con una ligera ventaja para Kamala Harris. Su campaña la ha mantenido lejos de los escándalos o de las controversias, lo que evita que le puedan pegar por declaraciones reales o mal interpretadas. Recordemos que normalmente los candidatos pasan un año o más en el escrutinio público intenso en sus procesos partidistas internos y después en la campaña general por lo que al haberla nombrado recientemente no ha habido ese periodo de crítica y análisis típico.

Pero esto también ha sido causa de ataques ya que muchos ciudadanos y claro la oposición critican que se esté tratando de elegir con base en la apariencia y no en la sustancia. De todos modos, su estrategia está dando resultado. A casi dos meses solo ha dado una entrevista en la que ratificó que sus valores no han cambiado desde que fue candidata en el 2019 pero que había propuestas que en ese entonces hizo que ya no apoya. Pero el principal argumento de su partido y de ella es que no son Donald Trump a quien señalan como un peligro para la democracia.

Así mismo, debe ser cuidadosa de no ser demasiado lejana a Biden, pero nunca demasiado cercana ya que la mayoría de los norteamericanos están descontentos con el rumbo del país. La vicepresidenta Harris ha propuesto dar dinero gratuito a los jóvenes para adquirir su primera casa y perdonar deudas médicas y de escuela a millones de personas.

Otra propuesta fue la de control de precios y la de endurecer la política migratoria, lo que causó algunas burlas por parte del equipo de Trump quien ha usado dicho tema como bandera por años, finalmente también ha propuesto eliminar los impuestos en propinas lo que también fue propuesto antes por Trump. Cosa curiosa es que las últimas cosas las puede hacer hoy como vicepresidenta.

Llevamos años diciendo que EUA está dividido y una muestra evidente y hasta cierto punto ridícula es que la famosa cantante Taylor Swift, quien ha manifestado su apoyo a Kamala Harris, es novia de uno de los jugadores más famosos de futbol americano y durante el Superbowl del 2024 se sentó en un palco junto a la esposa del más famoso jugador y mariscal de campo Mahomes, quien en fecha reciente ha manifestado su apoyo a Trump, lo que al parecer ocasionó que la cantante pidiera que se le siente en palcos separados para no estar en fotos junto a una mujer que no apoya a Kamala.

El debate entre Trump y Kamala será el 10 de septiembre, por la cadena ABC y seguramente será la única oportunidad en la que los veremos juntos. Se dice que Trump se ha preparado para el evento con el apoyo de la ex precandidata a presidente de EUA por el partido demócrata Tulsi Gabber quien ha acusado a su ex partido de ser un partido ahora dirigido por intereses de grandes capitales por la guerra. Por su lado, Kamala recibió el apoyo del ex vicepresidente de EUA, Dick Cheney, artífice de la guerra de Irak, quien a pesar de ser militante del Partido Republicano, ha dicho que Trump no debe ser presidente.

Los empresarios están divididos, unos pro-Trump, otros líderes de empresas pro-Kamala. Podemos ver que el excandidato Kennedy se sumó a Trump acusando a los demócratas de usar al departamento de Justicia para sabotear su campaña. Es interesante que Jill Stein, quien es candidata del Partido Verde a la presidencia de EUA esté acusando a los demócratas de utilizar el poder del Estado para evitar que otros candidatos puedan contender por la presidencia.

Tanto Jill como Kennedy, sin contar a Trump, aseguran que el Partido Demócrata ya no es lo que era y que en la actualidad ha utilizado a medios de comunicación afines y al sistema judicial para atacar a oponentes. Jill ha dicho que el partido que dice proteger a la democracia no quiere que haya otros candidatos.

Kamala ha conseguido el apoyo de la mayoría de los grandes sindicatos quienes tradicionalmente son pro-demócratas, pero parece ser que hay varios de esos mismos sindicatos que admiten que muchos de sus integrantes ya no creen en ese partido y buscaba votar por otras opciones como Trump o Kennedy.

Finalmente debemos recordar que la economía de EUA ha sufrido mucho del 2021 a la fecha. Esto lo admite la propia candidata Harris y por eso debe asegurar que la elección no sea un referéndum en la administración de Biden-Harris sino en la mala imagen de Trump. A pesar de que las elecciones son oficialmente el 5 de noviembre, muchos estados ya han iniciado con la recepción de votos anticipados vía correo. Es decir, que muchos ya habrán votado antes del debate.

Trump ha estado tratando de enfocar su ataque vs Kamala, pero no ha sido exitoso a pesar de eso Kamala no ha logrado ser contundente en la razón práctica del por qué ella debe ser promovida a presidenta en un momento en el que la situación mundial es cada vez más tensa y la de su país parece pedir cambio de rumbo.

Yo creo que Kamala Harris puede ser mejor que Biden, pero no ha demostrado por qué debe ganar, sin embargo, Trump por sus errores constantes hoy tampoco merece ganar. Gane quien gane nosotros perdemos dicen los ciudadanos independientes cansados de los insultos de ambos lados ¿Quién será el que gane la batalla del acarreo de votos?

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El mundo avanza; Occidente se demora y encarece

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Por lo general hablamos de temas político-económicos que nos afectan y hacemos críticas a los mismos como una opinión personal sobre los mismos. Esta ocasión me gustaría más abordar como una crítica y preocupación lo que creo es una vergüenza occidental. El sábado por la mañana estaba leyendo el “chat” de un grupo de amigos periodistas. Ahí vi un video que criticaba los 10 años de obra aún inconclusa del tren suburbano de Toluca a la Ciudad de México.

Casi no me meto en temas nacionales porque de eso usted puede ver ya suficiente en otros espacios. Pero no pude resistir el recordar que aquí en Jalisco nos tardamos 8 años para la Línea 3 del Tren Ligero. De inmediato recordé críticas de algunos empresarios de EUA y de Europa sobre lo lento de las obras públicas de sus países. Esta nota no hablará de uno o de alguien en particular, sino de todos nosotros los que ahora en Occidente padecemos gobiernos ineficientes como pocos en la historia.

Tomaremos algunos ejemplos, pero el centro del mensaje es simple. Somos una sociedad en aprietos porque así lo queremos ser. Nuestros gobernantes nacieron y crecieron entre nosotros, nuestros líderes son emanados de nuestras colonias, son descendientes de los que hace 70, 100 o 200 años lograban cosas geniales en meses o unos cuantos años y sin embargo ahora tardan el doble, el triple o hasta diez veces más por hacer cosas similares con tecnologías mucho más modernas.

El tren del Estado de México a la Ciudad de México no es la excepción sino la nueva norma de México, de EUA, de Europa y de América continental. La línea 3 de Jalisco tardó 8 años para recorrer una distancia de 21 km casi toda a nivel de piso. El tren suburbano tardó 10 años para llegar a Santa Fe en 30 km de recorrido. Hace 60 años se construyó la primera línea del metro por debajo del suelo de la Ciudad de México. Esa línea de 12.5 km de largo tardó dos años en ser construida.

Esta simple comparación de México vs México nos debiera dar vergüenza.  Bajo tierra y con tecnologías muy superadas, nuestros gobernantes lograron construir 6 km por año allá en 1965. Pero si usted cree que nosotros estamos mal y como dice el dicho “…mal de muchos, consuelo de…” he de decirle que estamos en la media de la desgracia de los gobiernos occidentales que de todos colores y sabores cada día son más ineficientes en la construcción de obras públicas.

¿Por qué escribo esto? Porque espero que algún joven o algún padre de familia recuerde a sus hijos que pueden hacer las cosas bien y con buen paso, que la iniciativa privada sigue avanzando a paso acelerado pero que los gobiernos son integrados por gente común igual a la de la sociedad civil pero que haciendo o construyendo lo mismo, tardan mucho más, salen más caros y tardan más tiempo.  Si comparamos los tiempos de construcción e incluso costos en China y en oriente medio contra los de Occidente nos daremos cuenta de que los grandiosos avances en construcción fueron tomados por oriente y frenados en Occidente. Esto cuando comparamos las obras de infraestructura de gobierno.

Por ejemplo, en China, durante los últimos 20 años el ritmo de construcción de un tren bala, mucho más complejo que cualquiera de los que hay en América continental es de 50 km por año y a veces más. En EUA se gastaron $3,000 millones de dólares para supuestamente construir un tren bala de San Francisco a Los Ángeles. 10 años después ni el dinero ni el tren. Peor aún, ni una sola estación. Eso en los poderosos EUA, en el muy rico y avanzado estado de California. Por cierto, el presupuesto original de ese tren californiano era de $33 mil millones, pero ahora y después de gastar el 10% del monto original, la obra no presenta ningún avance significativo pero el presupuesto ha aumentado a $130 mil millones de dólares.

Europa tiene el promedio de costo de obra pública más caro en trenes, que EUA y no se queda atrás de la vergüenza gubernamental por demoras. Tomemos como ejemplo a la antes gloriosa Alemania. 13 años para un tren, 15 años para un aeropuerto y una red no muy eficiente de internet público. Obvio si comparamos con México es muy buena, pero estoy comparando a cada país con su propia historia. En Francia la renovación de su sistema de metro y tren suburbano lleva más de 10 años y cada dos o tres años anuncian que ahora sí será realidad un nuevo equipo y sistema de trenes.

Así las cosas y con el ánimo de no quedar muy decepcionado, le recuerdo que en occidente también están las empresas y los empresarios que siguen dando muestras de liderazgo como Google, Space X y otras tantas que salvan la dignidad y el honor de Occidente en la carrera por el liderazgo mundial. Pero con los dirigentes políticos de Occidente pronto podría ser que oriente logre hacer que sus inventores y empresarios superen a los nuestros.

Para muestras basta recordar que en China lograron construir una estación de tren en 12 horas y en Arabia Saudita construyeron una tubería para llevar agua desalinizada del mar a una ciudad a 400 km de distancia. Esto en menos de 5 años.

Lo dije hace 6 años y ahora quiero repetirlo. Asegure que sus hijos conozcan y entiendan la cultura de China y de Arabia porque además del inglés y del francés ahora debemos reconocer que los líderes de Occidente podrían perder su liderazgo frente a oriente, en nuestra vida lo que cambiaría el balance de poder de nuestros negocios.

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