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NACIONALES

Remesas

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Las remesas de nuestros paisanos han vuelto a imponer record. En 2022 sumaron 58 mil 497millones de dólares, superior en 13.4% a lo enviado durante 2021 que ascendió a 51 mil 586 millones.

Esto ha sido festejado por el gobierno mexicano junto con la paridad del peso contra el dólar, como una muestra de la fortaleza de la economía, la cual se atribuyen, más eso no tiene una pizca de verdad.

Existen causas que justifican el incremento de las remesas, y ninguna en sentido positivo puede atribuirse al gobierno o a persona alguna dentro de él. Los analistas explican el crecimiento de las remesas con la recuperación económica de los EUA, que respaldó el empleo de los migrantes a pesar de la inflación y las tasas de interés. Además de la recuperación del mercado laboral en ese país, la disminución de los precios de la gasolina incrementó también la disponibilidad de dinero para transferir.

Según el Banco de México, la remesa promedio que nuestros migrantes mandaron fue de 390 dólares, superior en 3.78% a los 378 dólares que enviaron en 2021 y las operaciones de envío aumentaron en 9.8% al pasar de 136 millones de transferencias a 150 millones de operaciones en 2022. Nada de eso es atribuible al gobierno mexicano.

El extraordinario flujo de divisas que generan las remesas e ingresan a nuestro país, contrasta con las transferencias que se hacen de México hacia el exterior; estas tuvieron una disminución anual de 3.3% sumando solo 110 millones de dólares, y en eso si hay cierta responsabilidad gubernamental pues indica que la generación de riqueza disminuye y nuestra economía se achica.

Otro factor que explica el crecimiento de las remesas radica en la propia migración. Esta ha crecido y no muestra tendencia descendente. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los EUA, este año realizó 751 mil 965 detenciones de mexicanos, contra 655 mil 169 del año anterior. En general y siguiendo las cifras de esta misma dependencia, la migración aumentó 14.4%, tan solo un punto más de la proporción en que aumentaron las remesas (13.4).

Es decir, el número de mexicanos que abandonan el país coincide con el aumento en el rubro de las remesas. Tal vez este dato no pase de ser una mera coincidencia, pero es un hecho que cada vez son más los mexicanos que emigran por consecuencias económicas pero también muy significativamente, por el incremento de la violencia en sus lugares de origen.

Pero si ya ahondamos en las causas del crecimiento de las remesas, vale la pena abordar también los efectos que han tenido. En materia económica hay dos muy significativos, el primero porque se han convertido en el motor del consumo interno junto con los programas clientelares y el segundo porque son la causa, junto con las altas tasas de interés del Banco de México, de que la demanda de dólares se retraiga y el peso parezca más fuerte de lo que debiera, lo que transmite una relativa percepción de estabilidad.

Percepción que ayuda a distender el ánimo social, lo que le ha permitido a este gobierno transitar, durante cuatro años, con un discurso a favor de los pobres mientras que con sus acciones más los empobrece.

Es paradójico que un volumen extraordinario de remesas mueva al regocijo al presidente López Obrador, pues eso es precisamente la muestra del fracaso de sus programas asistenciales y de su desatinada conducción de las políticas para el desarrollo económico. Las remesas que envían los mexicanos provienen de la riqueza que genera otro país. Los mexicanos siguen buscando fuera lo que no consiguen aquí.

Al pueblo trabajador y luchador que el presidente exalta en sus discursos no le bastan las pensiones o becas, o la siembra de árboles. Miles de mexicanos siguen emigrando en busca de oportunidades para el ascenso social. Se estima en 30 millones la población de mexicanos radicando en EUA, legal e ilegalmente y ellos solos, están aportando a México más divisas que el turismo, aportan más que el petróleo y distribuyen más dinero que los programas clientelares.

Son 30 millones de aspiracionistas que generan riqueza en un país de clases medias como los EUA, en el que también hay pobreza y desigualdad, pero en el que sobran oportunidades. Se necesita ser de pensamiento muy obtuso para no darse cuenta de que la forma de combatir la pobreza como gobierno es la generación de oportunidades, de empleo bien remunerado, de acompañamiento a quienes generan riqueza; los migrantes lo están demostrando con una lógica irrebatible.

En la concepción gubernamental los millones de pobres que existen en México son una carga a la que hay que ayudar con dinero en efectivo, pero en cuanto llegan al extranjero esa carga se convierte en fuerza de trabajo que genera riqueza que se distribuye.

Es cierto que en el proceso de creación de riqueza, algunos ganarán más que otros y que la desigualdad seguirá siendo un reto, pero la desigualdad económica es inherente a las sociedades y al Estado le corresponde buscar la equidad entre los desiguales. Los migrantes prosperan en una sociedad desigual y no debería ser difícil para el gobierno explicarse el porqué.

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1 Comment

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  1. Barragán Héctor

    8 de febrero de 2023 at 17:24

    Acertado, como siempre Lic. Robles… Un abrazo fuerte!!!

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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