OPINIÓN
Los desafíos de la libertad de expresión: «El periodismo debe confrontar al poder», Diego Petersen
Opinión, por Pedro Vargas Avalos //
Bajo el título de “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy” se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, el 22 de septiembre reciente, un conversatorio sumamente interesante, tanto por el tema a tratar como por los participantes en el evento, si bien este resintió desequilibrios de género, territorial, de las nuevas formas de comunicación y de posturas.
O sea, de 22 partícipes, solo había 3 mujeres; del inmenso espacio nacional, el 90 % chilangos; se excluyó a las redes sociales e internet, y en cuanto a ideología, con salvedad de Jorge Zepeda Paterson, Ricardo Raphael y Julio Astillero, todos eran de los corrillos de Krauze y Aguilar Camín, invariables adeptos de Vargas Llosa, crítico del Presidente del país.
La primera exposición corrió a cargo del Rector universitario, Ricardo Villanueva Lomelí, abogado tapatío que fue muy conocido desde que presidió en 201-2004, la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios). Creció más cuando el desaparecido gobernador Jorge Aristóteles Sandoval, de quien fue jefe de gabinete en el Ayuntamiento de Guadalajara, lo incorporó a su gobierno como Secretario de Planeación, Administración y Finanzas (2013).
Luego Aristóteles lo apoyó para ser alcalde de la Perla Tapatía, compitiendo por el PRI contra el actual ejecutivo jalisciense el año de 2015. Al ser derrotado en los comicios respectivos, no concluyó su papel de regidor de oposición, lo que se preveía de antemano; en tal situación, el grupo udegeísta se movió y se le otorgó nombramiento de Rector del Centro Universitario de Tonalá de la citada Máxima Casa de estudios (periodo 2016-2019) de donde pasó a su actual cargo.
En su intervención, antes de la inauguración del foro, Villanueva afirmó que se tenía el “Propósito Único de discutir”, es más dijo, “Estamos obligados a discutir”, para contrastar ideas, argumentos y opiniones. Para este personaje, “Hoy vivimos en un estado democrático”, o sea, admite que “México es una democracia” pero agrega: no es una democracia de calidad. A su experiencia debe atenerse.
Según el Rector, “Una democracia de calidad supone un óptimo nivel cultural y educativo, un sistema de impartición de justicia imparcial y eficaz, órganos autónomos blindados de la intromisión gubernamental, partidos que ejerzan el gobierno y la oposición desde una política con madurez, mecanismos eficaces y mensurables de combate a la corrupción… un verdadero sistema de pesos y contrapesos políticos que obliguen a la adecuada rendición de cuentas”. Y por si lo anterior fuera poco, sigue afirmando que ocupamos: “Una sociedad civil y unos Medios de comunicación que gocen de un clima político de libertad para ejercer sus funciones, y cuyos señalamientos son discutidos con cifras, con argumentos, con espíritu republicano y atendidos por el poder”. Y concluye: “México por desgracia no tiene a cabalidad todo esto”.
Tras ese oscuro panorama que presentó el funcionario universitario, lo secundó su estrella invitada y a la vez copatrocinador del foro, el laureado peruano Mario Vargas Llosa, premio Cervantes 1994 y Nobel de literatura 2010, lo que contrasta con su trayectoria de político, donde ha fracasado y sin duda le ha dejado una impronta borrosa en tal ramo. Esto ocasionó que el actual primer mandatario mexicano, cuando aún era candidato, al ser ásperamente criticado por el novelista (este dijo: votar por López Obrador “sería un suicidio democrático”) le ripostara con la punzante frase, Vargas Llosa “es un buen escritor, pero un mal político”.
Para el peruano residente en España, “La Libertad de Expresión es la medida más segura para saber si en un país hay democracia”, lo que a su pesar, deja a México como demócrata, puesto que hoy, enfatizó en su participación Julio Hernández “Astillero”, se vive “una libertad de expresión absoluta, no hay fantasmas ni de comunismo, ni de represión, ni de censura, no conozco ningún solo hecho comprobado periodísticamente de que desde el poder político actual se haya desplazado a algún comentarista, opinante o periodista”.
Empero, el escritor sudamericano perseveró en pinchar al gobernante, y señaló que, “No me gusta la figura de un Presidente que se exhibe todas las mañanas comentando los artículos que lee en la prensa y muchas veces censurando o atacando a los periodistas”. AMLO, ante lo antedicho sostiene: “Nosotros por convicción, nunca, jamás, limitaríamos la libertad de expresión. Ninguna de las libertades…”
Ahora bien, se pregunta uno, los expositores que acudieron al foro de marras, ¿deveras sabrán que es la libertad de expresión? y junto a ese concepto, ¿quiénes son los periodistas? Lo primero es el derecho humano que tiene la persona para difundir y publicar ideas u opiniones de cualquiera índole, de forma personal o colectiva, sin que sea objeto de inquisición judicial o administrativa o limitada directa o indirectamente, ni discriminada por razones de raza, sexo, orientación sexual, identidad o expresión de género, idioma, origen nacional, a través de cualquier medio de comunicación. Y el complemento, o sea el periodista, será toda persona que por si o dentro de un establecimiento, hace del ejercicio de la libertad de expresión y/o información, su actividad, de manera permanente o no, con o sin remuneración.
No se puede negar que hay obstáculos para el ejercicio de la libertad de expresión, particularmente en el contexto del ejercicio del periodismo. Hace tres años, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), aseguraba que México tenía el lugar 144 de 180 países en términos de libertad para ejercer el periodismo. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH) asentó que, en nuestro país, «las amenazas y la intimidación constituyen la forma más extendida de ataques contra periodistas, pero también son comunes las agresiones físicas y los secuestros, el chantaje, la intimidación o el soborno.»
En la mesa que moderó el intelectual exorgánico, Héctor Aguilar Camín, director de la revista “Nexos” y gran beneficiario en los regímenes prianistas, expuso: “del diálogo contradictorio es de donde salen democráticamente las soluciones” y para pronto tocó al periodismo político, interrogando: ¿Cuáles son los desafíos que plantea el poder presidencial a la libertad de expresión? Y le aventó el mechón ardiente a Julio Hernández Astillero, quien rápido contestó: durante mucho tiempo, el periodismo en México fue el acompañante cómplice de muchos de los procesos irregulares en nuestro país, de la injusticia, de la acumulación de la riqueza, los fraudes electorales, y sobre todo de la falta de desarrollo de una cultura política crítica.
A esto le respondió el periodista de Imagen y Excelsior, Pascal Beltrán del Río, discrepando mayoritariamente, pues para él, si no es por los medios tradicionales, AMLO no hubiese llegado al poder: “Sin el trabajo de ellos, no hubiese llegado”. Entonces el columnista de La Jornada, manifestó: En México durante el largo período corruptor del priismo y su secuela del panismo, los beneficios han sido para dueños de medios, columnistas y comentaristas. El criterio fue de servicio al gobernante en turno, sin dar opción a la voz discrepancia. Eso se rompió con votos en 2018, y el régimen surgido cambió la relación de empresarios de medios con el gobierno federal.
Por ello es que presenciamos la confrontación de dos modelos de país. Los intereses desplazados han convertido a varios medios y periodistas en abiertos militantes políticos e ideológicos en búsqueda del retorno de los privilegios perdidos. De otro lado, sobre todo en las mañaneras, hay segmentos de participantes totalmente volcados a la defensa y la promoción de los hechos y las declaraciones del poder presidencial. Pero es de resaltar que en medio, subsiste un periodismo que busca equilibrio honesto, y lo mismo reconoce y difunde avances y logros de un gobierno con una agenda de cambio, que denuncia lo que es ilusorio o indigno. Aquí dejó plasmada su idea el tapatío Diego Petersen Farah: Es un momento crucial para las y los periodistas. Hay la misma libertad que antes, pero hay más medios con libertad de voluntad. “El mejor periodismo se da lejos del poder, cuando no hay cercanía del periodismo con el poder”. “El periodismo debe confrontar al poder, es el espejo en que como sociedad nos vemos cada mañana”.
Por cierto, que a las mañaneras o conferencias de prensa presidenciales que con inusitado vigor mantiene casi diario el Presidente de la República, se les definió como inusual instrumento de información y propaganda política en un país donde antes se daban a cuentagotas las opiniones presidenciales. Están pensadas para informar, pero también para conectar con la base social y electoral del, quien en ellas refuta a sus adversarios (los conservadores) que al parecer son todos los que no estén de acuerdo al gobierno de la Cuatro T.
NACIONALES
La presidenta Sheinbaum: ¿Acatará tratados internacionales?
De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //
EL CLAROSCURO de la reforma judicial. Por un lado, los opositores a esta reforma promovida por López Obrador y consumada por Claudia Sheinbaum, tienen en el Artículo Primero de la Constitución y en la actuación de los organismos internacionales que vigilan el cumplimiento de los ordenamientos jurídicos para la defensa de los derechos humanos, un argumento más de lucha.
Por el lado oficial, dueña de los tres poderes del Estado Mexicano y seguidora de la “cuarta transformación” -que ha hecho a un lado los criterios de organizaciones internacionales que exponen sus opiniones con respecto al gobierno de México-, la presidenta Sheinbaum podría promover de una vez por todas las reformas constitucionales que harían a un lado el actual ordenamiento contemplado en la Carta Magna para dejar de considerar todo tratado internacional como Ley Suprema.
No podemos olvidar que en el paquete de reformas constitucionales para establecer la “Ley Suprema” del Congreso de la Unión por encima del Poder Judicial Federal, se contemplaba una reforma para hacer a un lado del texto lo relativo a los “tratados internacionales”, pero al final del día no se contempló.
Hasta ahora, el Artículo 1 de la Constitución se contempla así:
“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.
Por parte de los organismos internacionales dedicados a la defensa de los derechos humanos, hay un tema neurálgico en relación a México, luego de la reforma judicial y la expectativa de una posible violación a los derechos humanos ante la selección de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal a través del voto popular, porque los nuevos juzgadores podrían sujetarse a las consignas políticas y no a la Ley.
Una abogada experta en el sistema interamericano de derechos humanos –Tamara Taraciuk-, dijo a “Proceso” lo siguiente:
“Si el Estado Mexicano ignora las eventuales recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, este organismo se transforma en una suerte de Fiscalía y lleva el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José, Costa Rica y este tribunal inicia un proceso que podría culminar en una sentencia condenatoria vinculante que el Estado Mexicano tendría la obligación de cumplir como firmante de la Convención Interamericana de Derechos Humanos”
Aparte, de forma paralela, en la Organización de las Naciones Unidas se desarrolla un proceso en el que el Estado mexicano tiene que responder. La reforma también está en la mira de la relatora especial de la ONU para la Independencia de Jueces y Abogados y de la Comisión de Venecia, un organismo de la Unión Europea que vela por el constitucionalismo y el Estado de derecho y del cual México forma parte. De parte de estas organizaciones no hay sentencias vinculantes pero sí pronunciamientos políticos.
Aparte, el artículo 133 de la Constitución establece que los tratados internacionales son parte de la Ley Suprema de la Unión, junto con la Constitución y las leyes del Congreso.
Palabras más, palabras menos, ante el inminente riesgo de violaciones a los derechos humanos por la puesta en práctica de una reforma judicial cuyos jueces electos por el voto popular atenderían las recomendaciones de quienes los colocaron para “administrar la justicia” y no a la interpretación de la Constitución en sus primeros 29 artículos relativos a las garantías individuales o derechos del hombre y la mujer, el gobierno de México podría recibir una condena internacional y verse obligado a modificar parte de su reforma al Poder Judicial de la Federación.
Eso por un lado, pero por otro, podría ser una oportunidad para que el régimen impuesto por López Obrador y perfeccionado por Claudia Sheinbaum, quite los candados constitucionales que le oprimen aún, el propósito de establecer de una vez por todas un régimen en manos de una sola persona, es decir, una autocracia en la que las libertades y derechos humanos de sus ciudadanas y ciudadanos se sujetarían a la voluntad del Estado, el mismo que sería capaz de declarar de utilidad pública, toda propiedad privada.
NO HABRÁ DIÁLOGO CON LA OPOSICIÓN
SI LA presidenta Sheinbaum hizo de manera personal una crítica pública al nuevo dirigente nacional del PAN, Jorge Romero, es porque está enviando un mensaje de que no habrá diálogo alguno con la oposición… Decir que Romero es “el jefe del cartel inmobiliario” en la ciudad de México, podría haber corrido a cargo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez o de la presidenta de MORENA, Luisa María Alcalde, pero no fue así… Un asunto de bajo perfil fue tomado como un pretexto para decir a todos los mexicanos que esta “construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, solo gobernará para los simpatizantes, haciendo a un lado a todo aquel o aquella que piense diferente… Adiós entonces a la aspiración de un llamado desde palacio nacional a la unidad de las y los mexicanos…
JALISCO
Madruguete legislativo: El pacto silencioso que define la política jalisciense
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
El reloj marcaba las 2:33 de la madrugada cuando la 64 Legislatura del Congreso de Jalisco, bajo el tenue resplandor de la noche, decidió consumar lo que muchos en el recinto describieron como un “madruguete”. En una sesión cargada de tensión, se aprobó la integración de las 20 comisiones legislativas, un acto que, más que ser un simple trámite administrativo, reveló la maquinaria oculta que mueve los hilos del poder en el estado.
Mientras la mayoría de los legisladores dieron su voto favorable, los cinco integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) se opusieron con firmeza. Claudia Murguía Torres, coordinadora de la bancada panista, alzó la voz contra lo que calificó como un “acuerdo vergonzoso” entre Movimiento Ciudadano (MC) y Morena. Con un tono severo, señaló la falta de transparencia y la premura innecesaria de una sesión que, según ella, podría haberse realizado con luz de día y mayor deliberación.
La crítica de Murguía resonaba más allá del recinto: “No hay urgente necesidad”, afirmó, cuestionando la prisa por votar cuando aún quedaban días para cumplir el plazo legal. Y, sin embargo, su voz parecía ahogarse en un entorno donde las alianzas veladas y los intereses partidistas ya habían definido el resultado.
El coordinador de MC, José Luis Tostado, respondió con la habilidad retórica que caracteriza a los políticos experimentados. Negó cualquier pacto exclusivo con Morena y afirmó que los acuerdos fueron alcanzados con siete de los ocho grupos parlamentarios. Pero los hechos hablan más alto que las palabras, y el reparto de las presidencias de las comisiones legislativas parece contar una historia distinta.
EL REPARTO DEL PODER
Movimiento Ciudadano, como era de esperarse, se quedó con las comisiones clave: Hacienda y Presupuestos, Seguridad y Justicia, Movilidad y Transporte, entre otras. Con estas posiciones, MC asegura su dominio sobre los recursos financieros, la agenda de seguridad y los proyectos de movilidad, consolidando así su narrativa de partido hegemónico en Jalisco.
Morena, por su parte, tomó el control de comisiones que, aunque importantes, carecen del impacto presupuestal que caracteriza a las de MC. Igualdad Sustantiva y de Género, Vigilancia y Sistema Anticorrupción, y Participación Ciudadana son comisiones que encajan con la retórica progresista del partido, pero cuyo alcance real en términos de poder legislativo es limitado.
El PAN, relegado a un papel testimonial, mantuvo las comisiones de Asistencia Social, Familia y Niñez, así como Gobernación. Estas presidencias son más un consuelo simbólico que una herramienta de influencia real. Mientras tanto, el PRI y los partidos minoritarios —Hagamos, PVEM, PT y Futuro— obtuvieron presidencias que parecen más un intento de mantenerlos en la mesa de negociación que una concesión de poder auténtico.
LA SOMBRA DE UN PACTO NO TAN SILENCIOSO
El PAN, con razón o sin ella, parece haber sido el único partido dispuesto a denunciar públicamente lo que otros solo murmuran en los pasillos: la existencia de un acuerdo entre MC y Morena. Aunque ambos partidos lo niegan, su coordinación para sacar adelante esta votación en una sesión de madrugada sugiere que hay más en juego que el cumplimiento de un plazo legal.
En este contexto, la declaración de Julio Hurtado, diputado panista, resulta especialmente elocuente: “El que hoy estemos debatiendo este tema a las 2 de la mañana habla por supuesto de lo vergonzante que es para Movimiento Ciudadano arrancar esta Legislatura entregándole el control de lo que hoy es la gran coyuntura nacional”.
EL PESO DE LOS NOMBRAMIENTOS
La sesión no solo fue polémica por la distribución de las comisiones. También se tomó protesta a Eduardo Fabián Martínez Lomelí como secretario general del Poder Legislativo. Martínez Lomelí, cercano al gobernador Enrique Alfaro, es una figura clave en la operación legislativa y su continuidad refuerza la influencia de MC dentro del Congreso.
Su permanencia no es un detalle menor; representa el control administrativo y técnico del Legislativo, un poder que muchas veces opera lejos de los reflectores, pero que es crucial para la agenda de cualquier partido en el gobierno.
LA GLOSA 2024: OBRA DE TEATRO EN PUERTA
Otro de los puntos aprobados fue la realización de la Glosa 2024 los días 20, 21 y 22 de noviembre. Este ejercicio de rendición de cuentas, en teoría, debería ser una oportunidad para que los legisladores cuestionen a los titulares de las dependencias gubernamentales sobre su gestión. Sin embargo, los antecedentes nos enseñan que estas sesiones suelen ser más un espectáculo político que un verdadero ejercicio de fiscalización.
LA COREOGRAFÍA DEL PODER
Lo ocurrido en esta primera sesión de madrugada de la 64 Legislatura no es un hecho aislado; es una muestra del entramado político que define a Jalisco. Movimiento Ciudadano, Morena y los demás partidos están inmersos en un juego donde la prioridad no es el bien común, sino la consolidación de poder. Las críticas del PAN, aunque legítimas, también deben ser vistas con escepticismo; ningún partido está libre de pecados en esta danza de intereses y no podemos olvidar que, la legislatura pasada el PAN tenía en Claudia Murguía a la diputada más naranja de los azules.
Si algo dejó claro esta sesión inaugural, es que el Congreso de Jalisco no será el espacio para el debate plural. Los acuerdos entre MC y Morena marcarán la pauta, mientras el resto de las fuerzas políticas se adaptan o perecen. En la penumbra de la madrugada, las decisiones se tomaron con una urgencia cuestionable y una opacidad indignante. Para los ciudadanos, queda la amarga certeza de que, en este juego de poder, su voz sigue siendo un eco perdido en el vacío legislativo.
En X @DEPACHECOS
NACIONALES
El costo de la transparencia
Opinión, por Salvador Romero Espinoza //
La propuesta de reforma al artículo 116 de la Constitución para desaparecer a los 32 institutos de transparencia locales del país, nos costará casi 20 veces más de lo que actualmente nos cuestan dichos institutos, de acuerdo a la distribución de funciones y obligaciones que establece para las contralorías de cada una de las casi 7,000 autoridades estatales y municipales del país.
En primer lugar, hay que señalar que el presupuesto aproximado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es de 1,000 millones de pesos anuales, mientras que el presupuesto aproximado de los 32 institutos de transparencia locales del país, ronda los 1,300 millones de pesos al año; el Instituto de Transparencia Jalisciense (ITEI), por ejemplo, tiene un presupuesto aproximado de 60 millones de pesos anuales, básicamente el mismo desde hace 12 años; es decir, la totalidad de los 33 institutos de transparencia cuestan a cada mexicana y mexicano alrededor de $17 pesos al año, menos de lo que cuesta un refresco.
De esos presupuestos, alrededor del 70% de los recursos se destina a lo que se conoce como “Capítulo 1000”, es decir, al pago de sueldos, salarios, prestaciones y honorarios de las personas que apoyan a dichos institutos de transparencia a cumplir con sus funciones, que en el INAI son alrededor de 800 personas y en el resto de los institutos de transparencia del país alrededor de 1,200 personas; el ITEI, por ejemplo, tiene una plantilla de personal de 94 personas.
Por su parte, la propuesta de reforma constitucional, denominada de “simplificación administrativa”, cuya finalidad es la destrucción de 39 organismos constitucionales autónomos (creados como contrapesos al poder público), establece también una propuesta de modificación al artículo 116 (relativo a las atribuciones de las entidades federativas), que violenta completamente el esquema federalista mexicano y el principio de soberanía de los estados que forman nuestra República, pues prohíbe a las entidades el que puedan preservar a sus institutos de transparencia, a pesar que dicho artículo fue concebido para reconocerles atribuciones a las entidades federativas, no para imponerles prohibiciones.
En dicha propuesta de reforma se establece la desaparición obligatoria de los 32 institutos de transparencia del país para que cada contraloría o equivalente de cada autoridad, realice las atribuciones que actualmente realizan dichos institutos, entre otras, conocer de las quejas, impugnaciones, recursos e inconformidades que presente la sociedad en contra de la opacidad de las instituciones públicas, así como las verificaciones a sus portales de transparencia y la capacitación a su personal y a la sociedad civil.
Este esquema conllevaría un enorme gasto presupuestal, dado que -haciendo a un lado a la Federación- actualmente existen casi 7,000 sujetos obligados (o autoridades) estatales y municipales (en Jalisco rondan los 600), por lo que una debida tutela de los derechos fundamentales a la información y a la protección de datos personales, que actualmente está encomendada a los institutos de transparencia, implicaría que en cada contraloría de cada autoridad se contrataran, al menos, 3 tres nuevas personas: una responsable de la resolución de recursos en materia de acceso a la información y de las denuncias por incumplimiento de obligaciones de transparencia; otra responsable de las verificaciones a los portales de transparencia y de la capacitación; y otra especializada en resolver controversias relacionadas con la protección de datos personales.
En otras palabras, en el discurso oficial para justificar la destrucción de los institutos de transparencia, se ha señalado que son costosos para el presupuesto y que su desaparición implicaría un ahorro para el erario público, sin embargo, con el esquema propuesto, si en verdad se quieren proteger adecuadamente estos derechos humanos, se tendrían que contratar a alrededor de 21,000 personas nuevas para tutelarlos de manera eficiente por los sujetos obligados estatales y municipales (en contraste con las alrededor de 1,200 personas que actualmente laboran en los 32 institutos locales), por lo que, en realidad, este esquema propuesto, además de todas las implicaciones negativas que tiene, también nos costaría a las y a los mexicanos, cuando menos 17 veces más de lo que actualmente nos cuestan los institutos de transparencia locales del país.
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