MUNDO
Los países que más contaminan el mundo: China diplomáticamente desaira cumbre climática en Escocia
Por Jorge López Portillo Basave //
Los efectos de las actividades humanas en la salud del planeta son evidentes e innegables, desde la contaminación de ríos, lagunas y océanos, hasta la contaminación del aire y la caza excesiva que ha llevado a la extinción de especies.
Pero no solo nosotros causamos daño o cambios. El planeta está en constante cambio y evolución desde su creación. No seamos soberbios ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Los particulares y los gobiernos debemos encontrar medios de subsistencia y desarrollo cada vez menos dañinos, sin olvidar que todo tiene un efecto, no existe eso de “cero emisiones”.
De cualquier forma, el esfuerzo mundial por frenar lo que se llama el “cambio climático” se concentra en dos escenarios. El privado encabezado por el Foro Económico Mundial (WEF) y el público encabezado por la ONU en lo que se conoce como la COP y que este fin de semana sostiene su 26ª edición.
La llamada COP-26 organizada por la ONU se está efectuando en Glasgow, Escocia, del 31 de octubre al 12 de noviembre. La cumbre se pospuso en el 2020 por la pandemia. Desde hace 5 años en la COP21 (el famoso acuerdo de París), se dijo que cada 5 años, además de evaluar el avance alcanzado, se propondrán nuevos acuerdos y metas para continuar presionando a los países en la cruzada por reducir los llamados gases de efecto invernadero que en exceso como todo, dañan el delicado equilibro de la biósfera terrestre.
Es un gran foro no solo para que los políticos hagan lo que siempre (sea lo que sea), sino para conocer avances y tendencias tecnológicas, estadísticas de asuntos ambientales y otros temas relacionados de mucho interés. Recuerdo con gusto la oportunidad y distinción que tuve al ser electo Vicepresidente fundador del Capítulo México del “Foro mundial de legisladores contra el cambio climático”, espacio en el que con legisladores de todos los partidos mexicanos y de los 20 países más desarrollados del mundo, se discuten proyectos legislativos para trabajar a favor del medio ambiente.
QUE SE AMARREN EL CINTURÓN
Como era de esperarse la nueva súper potencia China simula su apoyo y acepta trabajar en reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, en especial por el uso de carbón pero “despacito”, mientras tanto los demás deben acelerar y mostrar su compromiso. Lo mismo hace Rusia al desdeñar sin acudir a Reino Unido, ambos mandatarios informaron que no asistirán a dicha reunión a la que acuden todos los demás líderes de las demás naciones desarrolladas y de otros países que necesitan la “palomita” de la comunidad internacional.
China es responsable del 30% de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera día a día por lo que un acuerdo en el que China aporta una miseria en reducciones es un acuerdo casi inútil, pero la comunidad internacional no está dispuesta y ya casi no está ni en posibilidad de exigir nada a China, por eso poco le importa ir a fingir que harán algo, Xi Jinping prefiere esperar a que todos los demás enseñen sus cartas y el sumarse ya que sea política y financieramente conveniente.
Por su lado Vladimir Putin se suma, pero no a Occidente sino a China con quien ahora comparte mucho más que rivales en común.
QUIÉN ES QUIÉN
Como lo hemos indicado, China aporta una parte muy importante de los gases de efecto invernadero emitidos diariamente que son generados por conductas humanas. Más aún, China emite tantos gases como la suma de los cuatro países que le siguen en la lista de más contaminantes que son EUA, India, Rusia y Japón. Esos son los súper emisores de CO2.
En conjunto este grupo de países generan el 60% de los contaminantes atmosféricos. EUA genera el 14%, India el 7%, Rusia 5%, Japón el 4% y el país de la Gran Muralla el 30%.
Recuerdo que algunos días en Beijing o en Seúl el aire es tan denso que parece que hay neblina tibia. En el caso de la capital de China la razón es obvia y auto infringida pero en el caso de Corea del Sur son víctimas del smog que les envía su vecino Corea del Norte, algo así como humo de segunda mano.
Pero Rusia y China no están dispuestos a sacrificar sus economías para limpiar el aire de todos. ¿Estaremos los ciudadanos del planeta dispuestos a dejar de comprar cosas hechas en China para presionar? Obvio no, porque la mayoría de las empresas globales tienen fábricas en China y desde ahí le exportan al mundo productos muy baratos con una inmensa huella de carbono directa e indirecta.
Rusia y China usarán todo el carbón que puedan porque lo tienen y como los economistas dicen, no hay bien más caro que el que no se tiene. En el caso de Rusia para ellos es mejor vender el gas y el petróleo mientras que usan el carbón, en el caso de China usan el carbón que tienen en abundancia para tratar de importar menos petróleo y gas natural.
Como vemos es un asunto económico, por eso los comunistas y totalitarios lo entienden muy bien pero los capitalistas y democráticos de occidente no. ¿Cómo? Así es, China que es comunista y Rusia que es autoritaria saben después de muchos golpes que la fibra más sensible es la que va de la cabeza al bolsillo y por ello no sacrificarán sus economías por el bien de la gente ni mucho menos por los bien de otros países. Ellos se irán sumando cuando sea realmente necesario y haya costos económicos que pagar.
Para darnos una idea de lo que contamina China, su empresa siderúrgica de aluminio nacional, emite anualmente 30% más CO2 que todos los camiones de pasajeros y de autotransporte de la república mexicana, la empresa nacional de materiales de construcción emite más contaminantes que todo Francia.
Así las cosas, en discurso el Presidente Xi prometió que para el 2060 cambiará de fuente de energético pasando a ser un generador neutral de CO2, dejando el carbón o compensando su contaminación, pero emisión neutra no significa cero, significa que no aumenta, pero habría que ver si es neutra con niveles del 2020 o del 2060. Por lo pronto de aquí al 2030 China planea incrementar su consumo a 100 millones de toneladas anuales de carbón lo que no parece ser muy verde. Pero eso no importa porque nosotros estamos muy ocupados comprando todo lo que se produce allá. De hecho, China incrementó sus emisiones de carbón del 2019 al 2020 en un 2% lo que equivale a incrementar el 50% de todo el CO2 que emite nuestro país en un año. ¡Sí! En 12 meses ese país, cuya economía es envidia de todo el mundo, aumentó sus emisiones a pesar de que 12 meses antes se había comprometido a bajarlas, pero como he dicho, ¿quién le va a reclamar o a ponerle freno? ¡Nadie!
Si medimos la emisión de CO2 per cápita las cosas cambian, ahí China baja al lugar 7º; el ranking sería Qatar, Kuwait, Arabia Saudita, Canadá, así es, la hermosa y muy limpia región del norte de nuestro continente, seguida por EUA, Alemania y China. Es decir que esos países tienen altos niveles de contaminantes en proporción a la población.
Hay otras medidas que buscan ayudarnos en la medición de los contaminantes y la capacidad del planeta para regenerarse o recuperar lo que consumimos como agua, oxígeno y otros básicos anuales, a esa medición se le llama huella ecológica. Así las cosas, durante el 2021 el día que los humanos habíamos consumido todos los recursos que el planeta puede regenerar en un año fue el 29 de julio, esto representa un retroceso con respecto al año anterior y casi dos meses con respecto a 1996 en el que el día fue el 20 de septiembre. El principal problema del 2020-2021 fue el Covid19 que nos ha llevado a consumir cantidades enormes de plásticos, papel, cartón, agua, cloro, alcohol, etc. Pero como todos sabemos y aquí lo anunciamos, la pandemia justificó de todo, desde las crisis económicas hasta las ambientales que no se han reconocido pero que tendrán sus efectos aunque nos neguemos a verlos.
LOS MÁS SOFISTICADOS
En efecto las estufas de leña contaminan mucho, pero también nuestras suburban V8 y nuestros viajes semanales a la playa, incluso esos que hacemos en los minicooper, ni qué decir los que hacemos en avión.
Qué decir de los artículos que compramos por toneladas y que son importados desde otros países o continentes, el transporte marítimo y terrestre contribuye con el 30% de los contaminantes y otro 25% las actividades industriales por lo que si uno adquiere artículos fabricados debe uno admitir que esos productos producen cuando menos un 30% más que los mismos producidos en nuestro país. Si queremos bajar las emisiones debemos usar productos locales, eso incluye los combustibles pero también los artículos cotidianos y ahí es donde las grandes empresas no estarán de acuerdo.
LA MODA ELÉCTRICA, OTRO CONTAMINANTE
Naturalmente todos queremos dejar de usar motores contaminantes entendiendo esa contaminación como la emisión de CO2, pero los motores eléctricos también contaminan, en especial las baterías de litio altamente tóxicas.
Esperemos que pronto se produzcan las baterías de Magnesio o de Sodio que contaminan menos que las de Litio, pero que tampoco son cero emisiones ya que todos estos minerales deben ser extraídos y eso implica un proceso industrial con gran consumo de agua y transporte de mercancías de un lado al otro del planeta hasta dos vueltas desde su extracción, proceso, fabricado y ensamblado en plantas automotrices.
Como ejemplo, para extraer cada kilo de litio se requieren más de 2 mil litros de agua. Una batería de Tesla pesa algo así como 540 kilos, solo para existir se utilizan más de 1 millón de litros de agua, algo así como la cantidad de agua que un mexicano promedio consumiría en más de 7.5 años. Eso sin contar el consumo de agua para construir y mantener las redes eléctricas que llevarán la energía a las casas.
Como ve no todo es verde en las energías verdes. Mi opinión es que todos los modelos de energía deben ir mejorándose y usar los que sean más accesibles en la región con lo que no se depreda y gasta en la transportación de energéticos de un lado a otro. Ese error se cometió con el petróleo y ahora se puede cometer con las energías verdes.
Lamentablemente la mayoría de las iniciativas son propuestas para quedar bien aunque no sean de fondo viables para todos en todo el mundo. Pero eso sí, si no las adoptamos no estaremos en el club de los “responsables”. Mejor vernos bien aunque nos cargue la fregada en la economía social, que ir en contra de las tendencias industriales del mundo.
Estoy seguro de que los motores eléctricos irán mejorando como sucedió con los de combustión interna y poco a poco generaremos electricidad con equipos más eficientes, pero no todo será miel sobre hojuelas. Por eso es que China que es el gran proveedor del mundo, no se deja atar y seguirá usando carbón hasta que se le dé la gana.
El tiempo se acaba, aprenda mandarín o de menos incúlquelo a sus hijos. En poco tiempo será como el inglés. Por lo pronto yo me estoy preparando para hacer algunos buenos tratos comerciales con el nuevo Goliat ya luego le platico de qué se trata.
MUNDO
Crisis política en el país galo: Francia, la política y su eterno teatro de lo absurdo
A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
En 1958, Francia vivió el ocaso de su Cuarta República, un régimen político marcado por la inestabilidad, la fragmentación y la incapacidad de responder a los desafíos de su tiempo. Fue una crisis existencial que llevó al país al borde del abismo, hasta que Charles de Gaulle, casi como un deus ex machina en una tragedia griega, emergió para restaurar el orden y forjar la Quinta República.
Hoy, 66 años después, la historia parece resonar entre las bambalinas del teatro político francés: el telón cae sobre el gobierno de Michel Barnier, tumbado por una moción de censura que unió a extremos ideológicos en un espectáculo digno del teatro del absurdo.
La caída del primer ministro Barnier, tras el uso del controvertido artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el presupuesto sin votación parlamentaria, no solo evidencia una crisis coyuntural, sino un síntoma de algo mucho más profundo: el desgaste de la democracia representativa frente a la polarización. La alianza entre la izquierda del Nuevo Frente Popular y la extrema derecha de Marine Le Pen para derrocar al gobierno es un recordatorio de cómo las democracias pueden ser víctimas de sus propios actores, quienes, en su afán por ganar protagonismo, olvidan el guion fundamental de la estabilidad y el consenso.
En cualquier obra teatral, los personajes que ocupan extremos opuestos del escenario raramente trabajan juntos. Pero en la política francesa actual, la izquierda y la extrema derecha han hecho un pacto que recuerda al Fausto de Goethe: sacrificaron principios a cambio de un beneficio inmediato, en este caso, la caída del gobierno. La pregunta que queda suspendida en el aire es si este acuerdo, tan oportunista como efímero, es el preámbulo de una mayor desestabilización.
Esta dinámica no es exclusiva de Francia. En democracias de todo el mundo, la fragmentación y el oportunismo político han llevado a alianzas insólitas que terminan minando la legitimidad de las instituciones. Sin embargo, Francia, con su rica tradición de debate político y su rol central en la Unión Europea, se encuentra en una posición particularmente frágil. Cada golpe al sistema no solo debilita su capacidad de gobernar internamente, sino que también envía señales de incertidumbre a nivel internacional.
El artículo 49.3 de la Constitución de Francia, diseñado para sortear bloqueos parlamentarios, es un ejemplo clásico de cómo una herramienta pensada para garantizar la gobernabilidad puede convertirse en un detonante de crisis. Al aprobar el presupuesto sin votación parlamentaria, Barnier activó una bomba política que detonó su propio gobierno. En términos teatrales, fue un acto de improvisación que, lejos de salvar la escena, terminó dejando al escenario vacío y al público desconcertado.
Este episodio plantea preguntas fundamentales sobre los límites del poder ejecutivo en una democracia. ¿Hasta qué punto puede un líder priorizar la eficiencia sobre la deliberación? Y, sobre todo, ¿qué implica este tipo de medidas para la confianza pública en las instituciones? En un momento en que la desafección ciudadana hacia la política está en su punto más alto, la percepción de autoritarismo, aunque sea en nombre de la eficacia, puede resultar devastadora.
En este drama político, Emmanuel Macron se encuentra como el solitario protagonista de una obra que no logra conectar con su audiencia. Su proyecto centrista, que alguna vez prometió trascender la división izquierda-derecha, se enfrenta a un parlamento fragmentado donde ninguna facción está dispuesta a ceder. Es un recordatorio de que, en política, los discursos ambiciosos rara vez sobreviven al choque con la realidad.
Macron, al igual que De Gaulle en 1958, se encuentra en un momento definitorio. Sin embargo, a diferencia de su ilustre predecesor, carece de la legitimidad moral y el respaldo popular para imponer su visión. En un sistema político cada vez más dependiente del consenso, el liderazgo autoritario ya no es una opción viable. Pero ¿cómo liderar cuando los actores clave están más interesados en sus propias líneas que en el éxito colectivo de la obra?
La inestabilidad política en Francia tiene implicaciones que van más allá de sus fronteras. Como uno de los pilares de la Unión Europea, Francia desempeña un rol crucial en temas como la seguridad, la transición energética y la reforma económica. Sin un gobierno estable, su capacidad para liderar en estos frentes se ve gravemente comprometida.
Además, la crisis francesa ocurre en un momento en que Europa enfrenta desafíos existenciales, desde la guerra en Ucrania hasta el auge del euroescepticismo en varios países miembros, por ello, la incapacidad de Francia para actuar como un socio confiable y predecible en este contexto es un golpe para el proyecto europeo en su conjunto.
La crisis política en Francia es un recordatorio de que la democracia no es solo una cuestión de procedimientos, sino de cultura política. En una época marcada por la polarización y el populismo, el arte de construir consensos se ha convertido en una habilidad cada vez más rara. Sin embargo, es precisamente este tipo de liderazgo el que Francia –y el mundo– necesita para navegar los desafíos del siglo XXI.
La política, como el teatro, requiere de ensamble. Los mejores espectáculos no son aquellos donde una sola estrella brilla, sino donde el elenco trabaja en armonía para contar una historia convincente. Hoy, Francia necesita líderes que comprendan esta lección, que sean capaces de poner el bien común por encima de sus intereses individuales y que puedan restaurar la confianza en un sistema que, pese a sus imperfecciones, sigue siendo la mejor opción para resolver nuestras diferencias.
Cuando la Cuarta República cayó en 1958, el dramaturgo francés Jean-Paul Sartre reflexionó que la política de su tiempo era un «teatro sin final». Hoy, esa observación sigue siendo inquietantemente relevante. Francia, atrapada entre bastidores en su propio drama político, debe decidir si permitirá que la obra termine en tragedia o si encontrará la manera de reinventarse una vez más.
El reto es formidable, pero no insuperable. La democracia, al igual que el teatro, siempre tiene espacio para un nuevo acto, un nuevo protagonista y, con suerte, un final que haga justicia a los ideales que nos inspiran a seguir creyendo en ella.
MUNDO
La edición genética: ¿Un futuro a la medida o una caja de pandora?
Bioética, por Omar Barrera //
Imaginemos un mundo donde enfermedades como el cáncer o la fibrosis quística sean cosa del pasado. Un mundo donde podamos diseñar a nuestros hijos, libres de enfermedades hereditarias. Este futuro, que hasta hace poco parecía reservado a la ciencia ficción, está cada vez más cerca gracias a la edición genética, una tecnología que nos permite modificar el ADN de cualquier organismo, incluyendo al ser humano.
La reciente decisión de Sudáfrica de flexibilizar sus regulaciones sobre esta práctica ha encendido un debate global sobre los límites de la ciencia y las implicaciones éticas de esta poderosa herramienta. El caso de Sudáfrica: un precedente controvertido.
Sudáfrica ha sido pionera en relajar las restricciones a la edición genética, abriendo la puerta a una amplia gama de aplicaciones, desde la cura de enfermedades hasta la mejora de características humanas.
Sin embargo, esta decisión ha generado una gran controversia a nivel internacional. ¿Estamos preparados para modificar el genoma humano? ¿Cuáles son los riesgos y beneficios de esta tecnología? ¿Cómo podemos garantizar que se utilice de manera ética y responsable?
MÉXICO: ENTRE LA ESPERANZA Y LA INCERTIDUMBRE
En México, la edición genética también ha generado gran interés y debate. Si bien nuestro país cuenta con una sólida comunidad científica en el área de la biotecnología, la regulación en materia de edición genética aún es incipiente basta con meterse a leer la ley general de salud y su reglamento.
La decisión de Sudáfrica representa un punto de inflexión que obliga a México a replantear su marco normativo y a enfrentar los desafíos éticos y sociales que plantea esta tecnología.
LOS BENEFICIOS DE LA EDICIÓN GENÉTICA
Los potenciales beneficios de la edición genética son inmensos. Esta tecnología podría permitirnos:
1. Curar enfermedades genéticas: Eliminar la causa genética de enfermedades como la fibrosis quística, la anemia falciforme y la distrofia muscular.
2. Desarrollar nuevos tratamientos: Crear terapias más eficaces para enfermedades como el cáncer y el VIH.
3. Aumentar la producción de alimentos: Desarrollar cultivos más resistentes a plagas y enfermedades, y con mejores características nutricionales.
LOS RIESGOS Y DESAFÍOS
Sin embargo, la edición genética también plantea riesgos y desafíos importantes:
1. Creación de “bebés de diseño”. La posibilidad de seleccionar rasgos físicos y cognitivos en los futuros hijos plantea serias preocupaciones éticas.
2. Desigualdad: El acceso a la edición genética podría estar limitado a aquellos que puedan pagarla, exacerbando las desigualdades sociales.
3. Consecuencias imprevistas: Las modificaciones genéticas podrían tener efectos secundarios no deseados a largo plazo.
4. Riesgos ambientales: La liberación de organismos genéticamente modificados en el medio ambiente podría tener consecuencias impredecibles.
EL MARCO ÉTICO Y LEGAL
Para aprovechar los beneficios de la edición genética y minimizar los riesgos, es necesario establecer un marco ético y legal sólido a nivel nacional e internacional. Este marco debe abordar cuestiones de garantizar que los beneficios de la edición genética sean accesibles a todos, y no solo a unos pocos privilegiados.
Debe existir protección de la dignidad humana para evitar la discriminación y la eugenesia. Hay que asegurar que la investigación en edición genética sea transparente y esté sujeta a supervisión pública. También fomentar la cooperación entre países para establecer normas comunes y evitar una carrera armamentista genética.
MÉXICO ANTE UN DILEMA
México se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la edición genética representa una oportunidad para mejorar la salud de la población e impulsar el desarrollo científico. Por otro lado, plantea desafíos éticos y sociales que requieren una reflexión profunda y un debate abierto.
Es fundamental que nuestro país desarrolle un marco regulatorio adecuado que permita aprovechar los beneficios de esta tecnología, al tiempo que garantiza la seguridad y la dignidad de las personas.
Este marco debe ser flexible y adaptable a los rápidos avances científicos, pero al mismo tiempo debe ser sólido y capaz de proteger a las futuras generaciones. La edición genética es una tecnología con un potencial revolucionario, pero también plantea desafíos éticos y sociales sin precedentes.
La decisión de Sudáfrica ha abierto un nuevo capítulo en este debate global, y México debe asumir un papel protagónico en la construcción de un futuro donde la ciencia y la ética vayan de la mano.
MUNDO
Gran desafío político para Claudia Sheinbaum: El poder de la negociación, futuro del T-MEC
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, asumirá su cargo hasta el día 20 de enero del 2025, sin embargo, ya se comporta como presidente en funciones, mientras que el todavía presidente Joe Biden se queda cada vez más en las sombras.
Trump inició una gira por Europa en la que ha sido invitado de honor por el gobierno de Francia para la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, reconstruida luego del incendio que la consumió en su totalidad en 2019.
El presidente electo Trump, tiene una apretada agenda en su visita a Europa con distintos líderes políticos y empresariales para comenzar a plantear los primeros pasos de su segundo mandato presidencial, actuando como si ya hubiera ocupado nuevamente la Casa Blanca.
El caso de Donald Trump pone de manifiesto varios principios clave de la negociación:
La importancia de la preparación: Comprender las fortalezas y debilidades propias y de la contraparte es esencial para establecer estrategias efectivas.
El uso del poder de alternativa: Estar dispuesto a retirarse de la mesa de negociación puede proporcionar una ventaja significativa.
La comunicación estratégica: Adaptar el mensaje según la audiencia y el contexto puede influir en el resultado de manera decisiva.
El manejo de la percepción: La percepción de fuerza y control puede influir en la disposición de la contraparte a ceder.
Sin embargo, también existen riesgos asociados con un estilo negociador que enfatiza la confrontación o las amenazas. La falta de flexibilidad puede resultar en acuerdos a corto plazo insostenibles o en la ruptura de relaciones importantes.
LA COMPLEJA RELACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
La relación entre Estados Unidos y México es una de las más complejas y significativas en el panorama internacional, especialmente en el contexto actual. Ambos países comparten una frontera de más de 3,000 kilómetros, una interacción económica robusta, y una dinámica social y cultural profundamente interconectada. Esta asociación trasciende el ámbito geográfico y se convierte en un pilar fundamental para las economías de ambas naciones, con impactos globales. Sin embargo, las recientes declaraciones y amenazas del presidente electo Donald Trump ponen en riesgo este equilibrio delicado.
LA BALANZA COMERCIAL: UNA RELACIÓN INTERDEPENDIENTE
El comercio bilateral entre México y Estados Unidos es uno de los más grandes del mundo. Según datos de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), México es el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos, solo detrás de China, con un intercambio de bienes y servicios que superó los $779 mil millones de dólares en 2023. En tanto, cifras del Banco de México destacan que alrededor del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos.
En el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), esta relación se ha consolidado como un esquema de cooperación económica basado en reglas claras y mutuamente beneficiosas. Sin embargo, Trump ha amenazado con imponer aranceles elevados a los productos mexicanos, una medida que podría desestabilizar la balanza comercial. Este tipo de políticas proteccionistas no solo afectarían a México, sino también a las empresas estadounidenses que dependen de insumos fabricados en territorio mexicano.
Un ejemplo claro es la industria automotriz, donde México desempeña un papel clave como proveedor de autopartes y ensamblaje de vehículos. De acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (OMC), más del 37% de las autopartes utilizadas en vehículos fabricados en Estados Unidos provienen de México. La imposición de aranceles podría aumentar los costos de producción en un sector estratégico para la economía estadounidense.
Las amenazas de Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos podrían desestabilizar estas cadenas de suministro y aumentar los costos para los consumidores estadounidenses. Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, aranceles elevados podrían traducirse en un incremento de precios de hasta un 15% en productos básicos, afectando principalmente a los hogares de ingresos medios y bajos.
La mano de obra mexicana: Un pilar del crecimiento económico en Estados Unidos
El aporte de los trabajadores mexicanos en la economía de Estados Unidos es otro elemento esencial en esta relación bilateral. Según el Pew Research Center, se estima que en 2023 había 12 millones de inmigrantes mexicanos viviendo en Estados Unidos, de los cuales alrededor de 8 millones formaban parte de la fuerza laboral. Este grupo contribuye significativamente en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, que dependen en gran medida de esta mano de obra.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos señala que más del 50% de los trabajadores en el sector agrícola son mexicanos, un dato que subraya la dependencia de Estados Unidos en este ámbito para garantizar la seguridad alimentaria. Además, los inmigrantes mexicanos pagan miles de millones de dólares en impuestos y aportan al sistema de seguridad social, a menudo sin acceso a los beneficios que generan.
A pesar de su impacto positivo en la economía estadounidense, las amenazas de Trump de realizar deportaciones masivas representan un riesgo no solo para las familias afectadas, sino también para los sectores económicos que dependen de esta fuerza laboral. El Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés) advierte que la deportación de trabajadores mexicanos podría causar un déficit en sectores críticos, encareciendo productos y servicios básicos para los consumidores estadounidenses.
EL IMPACTO DE LAS REMESAS Y LA INTERDEPENDENCIA ECONÓMICA
Otro aspecto relevante en la relación económica bilateral es el flujo de remesas. Según el Banco Mundial, México recibió más de $60 mil millones de dólares en remesas en 2023, la mayoría provenientes de trabajadores en Estados Unidos. Estas transferencias no solo son una fuente vital de ingresos para millones de familias mexicanas, sino también un motor económico para comunidades enteras.
Por otro lado, el capital humano y las inversiones mexicanas en Estados Unidos también son notables. Empresas mexicanas como Bimbo, Cemex y Grupo Alfa tienen una presencia significativa en el mercado estadounidense, generando empleo y contribuyendo al desarrollo de sus economías locales.
CÁRTELES DE DROGAS Y LA AMENAZA A LA SOBERANÍA MEXICANA
En contraste con los beneficios económicos, las amenazas de Trump de denominar como «terroristas» a los cárteles de drogas mexicanos y justificar el envío de tropas a México representan una grave violación de los principios de soberanía nacional y autodeterminación. Este tipo de intervenciones, además de generar tensiones diplomáticas, podrían contravenir el Derecho Internacional y exacerbar los problemas de seguridad en la región. Aunque esta medida tiene como objetivo justificar una intervención más directa en México, plantea serias implicaciones legales y diplomáticas. Según expertos en Derecho Internacional, como los analistas del Centro para el Estudio de los Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, esta clasificación podría ser utilizada para justificar acciones militares unilaterales, violando los principios de soberanía y autodeterminación consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.
Además, las acciones militares estadounidenses en territorio mexicano podrían desestabilizar aún más la región y afectar negativamente la cooperación bilateral en temas clave como seguridad y migración. México ha insistido en la necesidad de abordar el problema del narcotráfico como una responsabilidad compartida, subrayando que el consumo de drogas en Estados Unidos y el tráfico de armas hacia México son factores clave que alimentan esta problemática.
El gobierno mexicano, respaldado por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha rechazado categóricamente estas propuestas, argumentando que los problemas de seguridad deben resolverse mediante la cooperación y el respeto mutuo, no mediante imposiciones unilaterales. México ha enfatizado su disposición a trabajar con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, pero sin ceder a presiones que comprometan su soberanía.
UN FUTURO INCIERTO PERO LLENO DE OPORTUNIDADES
A pesar de las tensiones actuales, la relación entre México y Estados Unidos tiene un enorme potencial de crecimiento si se manejan adecuadamente los desafíos. La dependencia mutua, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza que debe ser aprovechada para construir un futuro más equitativo y próspero para ambas naciones.
Las amenazas de políticas proteccionistas y medidas unilaterales pueden tener efectos negativos a corto plazo, pero también ofrecen la oportunidad de revalorar los términos de cooperación bilateral. Instituciones como la OCDE y el Banco Mundial han señalado que una relación económica equilibrada y justa es clave para el desarrollo sostenible de ambos países.
Las contundentes respuestas de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a las controversiales y agresivas declaraciones y mensajes de Donald Trump, establecen un primer paso en lo que podría la relación bilateral, basada en el respeto. La fortaleza de México, así como su potencial de crecimiento que lo ha situado en la posición número 12 entre las economías más grandes del planeta, respaldan una postura firme ante un experto negociador como Trump, que busca los puntos débiles en sus contrapartes para imponerse, incluso intimidar, para lograr sus objetivos.
La relación bilateral entre México y Estados Unidos es fundamental en el panorama actual, no solo por su impacto económico, sino también por su importancia estratégica y social. Aunque existen tensiones y desafíos, la historia ha demostrado que ambos países son más fuertes cuando trabajan juntos. El reto para los próximos años será encontrar un equilibrio entre los intereses de ambas naciones, respetando los principios de soberanía y cooperación internacional, para que esta relación continúe siendo un modelo de éxito en el ámbito global, y ante los desafíos de la conformación nuevos bloques económicos, que están cambiando la dinámica y el equilibrio de poderes mundiales.
El poder de la negociación trasciende culturas, sectores y épocas. Como habilidad esencial para resolver conflictos, crear valor y fortalecer relaciones, su importancia no puede ser subestimada. El ejemplo de Donald Trump ilustra cómo esta herramienta puede aplicarse tanto en los negocios como en la política internacional, resaltando tanto sus beneficios como sus desafíos.
En un mundo cada vez más interconectado y complejo, dominar el arte de la negociación será indispensable para quienes deseen influir en los acontecimientos globales y liderar con éxito.
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