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OPINIÓN

¿Marcha fifí?

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Opinión, por Héctor Romero Fierro //

Para cada ocasión, dicen, “hay un twitt” y en esta ocasión no es la excepción, fue tal la molestia e intento de descalificación contra la marcha realizada el sábado 30 de mayo por ciudadanos inconformes a lo largo y ancho del territorio nacional con presencia en más de 65 ciudades, que los seguidores de MALO acusaron de “golpistas” a los que participaron en ellas, por lo que fue indispensable conocer la opinión de Andrés “el eterno candidato” el sí, eterno golpista, y nos llevó a revisar su timeline, esto es, lo que escribió en condiciones similares el rey de las marchas y los plantones, cosa que resultó muy ilustrativo y me permito compartir.

El primer mensaje de Andrés relacionado a esto decía “Existe el rumor de que EPN está enfermo. Ni lo creo, ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad” (mayo 2014); luego señaló: “La renuncia de EPN antes del 1 de diciembre permitiría convocar a elecciones y atender a tiempo, por la vía pacífica, la crisis de México.” (Agosto-2014), ya en noviembre de 2014 señalaba: “Es patético ver a EPN en la TV tratando de justificar lo injustificable. Está atrapado en sus propias contradicciones. Mejor que renuncie” y en mayo de 2017 publicó: “Napoleón decía: “Si el crimen y los delitos crecen, es evidencia que la miseria va en aumento y que la sociedad está mal gobernada” Aplica.“

El lector simplemente puede cambiar las iniciales de EPN a AMLO y el año a 2020 y los mensajes son 100% aplicables a la realidad actual. Una de las principales críticas a la marcha fue decir que circularon vehículos de lujo con valor de los 500 mil pesos, es cierto, circularon vehículos de precio de gama alta, pero la gran mayoría eran vehículos de precio bajo o mediano, lo que demuestra que los más molestos contra el Presidente y sus políticas equivocadas es la clase media, quienes asistieron a una marcha pacífica, ordenada y respetuosa donde no vimos grupos de delincuentes con pintas o robando tiendas de conveniencia. Los pocos lopistas reales en las redes y sus miles de bots, insisten tanto en descalificar la marcha que con sus argumentos solo demuestran que el efecto fue relevante y trascedente, que lástima que los de Morena se sientan dueños del derecho a marchar, del derecho a expresarse, de decirle al gobierno que están haciendo las cosas mal, ¿sí esta marcha fue tan irrelevante ¿por qué les preocupa tanto? ¿Qué acaso ese derecho humano solo es a favor de los zoocialistas y Les chaires?

Dicen que fue marcha Fifí, pero pasan por alto que en varias ciudades se unieron a la misma repartidores de alimentos preparados a bordo de sus motocicletas y bicicletas, (que habilidad de los ricos potentados para engañar al gobierno, se bajaron de sus Mercedes, BMW, Porche, Audi, Tesla y demás marcas de alto pedorraje, para asistir disfrazados de repartidores de alimentos). Otra de las críticas fue, que la marcha hubiera sido realizada a bordo de automóviles y no a pie. Yo no sabía que las marchas estuvieran regladas, pero por las condiciones de “sana distancia” era menos riesgoso hacerlo a bordo de un automóvil que marchar en manada, como otros. La gran parte de los participantes al llevar los vidrios abiertos llevaban cubrebocas. Yo no vi como en las marchas de Morena las colas para que les dieran a los manifestantes su torta y su frutsí. Para la próxima caviar y champagne.

Otro argumento, por cierto muy estúpido, es que los que marcharon lo hacen porque les quitaron privilegios, que fue porque no les permiten la evasión de impuestos, habrá que explicar que todos aquellos que gozaban en este país de privilegios los siguen conservando y nos les interesa salir a marchar, o acaso se vieron en la marcha aquellos integrantes de la “Mafia del Poder” que ahora ya les dio su bendición el Presidente y son sus nuevos aliados, yo no vi a Slim, Azcárraga, Salinas Pliego y varios más, los que salieron no es porque estén perdiéndolos, es porque están viendo y sufriendo el debacle social y económico de su entorno o ¿que no saben los de Morena cuántos empleos se ha perdido en el país en los últimos meses, o no saben cuántos se van a perder en lo que resta del año, no saben cuántos pequeños empresarios han tenido que cerrar sus negocios porque a contrario del resto del mundo el Presidente se niega a dar créditos (no becas ninis) para ayudar a sobrevivir esta crisis, no entienden que no se estaría ayudando al empresario como tal, que se está ayudando a sobrevivir un ente social que crea riqueza y empleos y genera impuestos?

Aquí recortan recursos a la investigación científica, porque según MALO, la ciencia es “neoliberal” y además tienen el descaro de pedirles a los becarios de CONACYT que donen su becas a favor de la “CuatroTé”. El gobierno federal está paralizado, no pagan a nadie, no están pagando rentas, solo porque todos los recursos son para continuar los proyectos monárquicos del Presidente.

Es más peligroso para el país la gira por carretera que inició el Presidente con su comitiva, que la marcha Fifí, arrancÓ con semáforo en rojo a dar los banderazos del tren maya y aprovecha para culpar a los neoliberales y al virus, de sus pésimas cifras económicas, presumiendo que la depreciación del peso es solo del 8.9%, o el repunte del precio de petróleo, o presumir el incremento en la recaudación fiscal, -qué grandes logros-. Ni el petróleo ni el dólar regresan a su valor de marzo 2020 y la recaudación fiscal se basa en terrorismo fiscal.

Decía López, “si Calderón no puede que renuncie”, “si EPN no puede que renuncie”, ahora que MALO no puede ¿qué aplica?

E-mail: hromerof@lgrrabogados.com

Twitter: @hectorromerof2

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JALISCO

El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.

En esa ocasión afirmé:

Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.

“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.

“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.

“El control férreo fue su sello particular.

“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.

“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.

“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.

No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.

Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.

Las consecuencias serán muchas.

Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.

Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.

Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.

Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.

El fuero es un tema que ya está en revisión.

Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.

Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.

Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista

político.

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JALISCO

La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.

Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.

Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.

«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».

Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.

La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.

La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».

Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.

La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.

Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».

La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.

Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.

Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.

Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.

Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.

En X @DEPACHECOS

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JALISCO

La bestia de Teuchitlán

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Opinión, por Fernando Plascencia //

¿Qué nos hace humanos? La dichosa pregunta se ha respondido de muchas maneras. Dirían los antiguos que la racionalidad, o que tenemos un alma incrustada y atrapada en el cuerpo que funge como cárcel, o más complejo, la capacidad de pensarnos a nosotros mismos como seres pensantes. La pregunta viene bien ahora.

Lo que ocurrió en Teuchitlán descompone cada supuesto de humanidad. La racionalidad se perdió, llegó el animalismo, se diría, pero ya Mary Midgley vino a decirnos que no hay animal más cruel que el humano, ni el feroz lobo es capaz de desollar a sus presas, porque no son rivales, son presas. ¿Nos distingue el alma? Pero quién con alma sería capaz de cometer atrocidades contra decenas de seres humanos, un desalmado. No se ve más el reflejo del alma en los ojos, los ojos solo reflejan desdicha y sufrimiento.

No importa a dónde vayamos, la violencia nos persigue y nos hace cada vez menos humanos. Nos persigue para condenarnos y llevarnos de su mano. Como sociedad no hemos sido capaces de evitarla. Como humanidad nos sentamos en comunidad, creamos normas, para no hacernos daño los unos a los otros, cuán lejos nos sabemos de eso.

El contrato social que nos hizo humanos en el principio – cuál principio – se rompe y se rompe a cada rato. Teuchitlán lo confirma, el desmoronamiento de lo que creíamos nos quita lo humano. ¿Qué somos ya?

Desde hace años se habla de deshumanización, de una extrañeza que nos invade y nos hace menos humanos. ¿Somos menos humanos con cada tragedia como la de Teuchitlán? ¿El humano que se atrevió a tanto con qué será comparado? No hay más comparación que con el mismo humano. La bestia que llevamos dentro emerge y no como bestia de la naturaleza, sino como la bestia que no conoce el límite moral, porque sí hay animales que viven con una moralidad más digna.

Nuestra humanidad se encuentra extraviada y con símbolos y con ríos de sangre y dolor lo comprobamos. 400 zapatos son la muestra de una capacidad infinita de derrotar al rival como sea necesario y con los medios que se tengan al alcance, pero más que derrotar al rival nos derrotamos a nosotros mismos. Fuimos capaces de crear un Estado, tan sofisticado en algunas partes con instituciones que resuelven el más pequeño inconveniente público, pero ahora no somos capaces de protegernos.

La humanidad se nos va de las manos, eso que se propuso como proyecto de humanidad no quedó más que en el papel de tratados morales y filosóficos. El trazado racional que por mucho tiempo hemos tratado de seguir se tambalea y estamos a la deriva no solo de una razón instrumental, sino de una lógica de violencia por la violencia. Lo que creamos para servirnos de protección ha dejado de servirnos y ha servido para incrementarla – la violencia -, con disposición para que unos cuanto sigan al margen. Pero lo que se predice es que la violencia está por atacarnos a todos y de una vez por todas no habrá quién se salve, será responder o morir.

Más que nunca es falso que somos los seres del centro de la vida social, qué limitados estamos para salir de la violencia, y es que ningún impulso nos ha sacado de ese baño de sangre. Divinizar la violencia es el camino más torpe que pudimos tomar o ¿será que el exceso de libertad nos trajo hasta aquí?

Lo que ocurrió en Teuchitlán debe ser llamado como uno de los peores actos que como sociedad nos han ocurrido. Qué lejos nos pone de una idea de sociedad que seguimos compartiendo muchos, donde la violencia debe ser el instinto más controlable que tengamos. La violencia es biológicamente natural, pero debemos entender cómo moderarla y evitar que los conflictos lleguen a más. La información más valiosa que tenemos es que la violencia no es el único impulso que tenemos, ni el mejor, sino que tenemos instintos que juegan un papel fundamental como sociedades: la cooperación o la empatía.

No reforzar la violencia y sus conductas es vital como humanidad, si no es real que el hombre es lobo para el hombre es porque tenemos más caminos y Teuchitlán no es el destino ineludible del que no podamos escapar, sino debe ser el inicio de entender que como sociedad y humanidad no es lo que queremos muchas, pero muchas personas.

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