JALISCO
Las presiones a Pablo Lemus

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Qué hay detrás de la impugnación que hace el presidente nacional de Morena, Mario Delgado y la candidata Claudia Delgadillo a la elección a la gubernatura de Jalisco al rechazar el resultado del cómputo final de las elecciones del pasado 2 de junio que le da la victoria a Pablo Lemus?
La noche de este domingo Pablo Lemus recibió del IEPC Jalisco la constancia de mayoría en la elección a la gubernatura del estado al obtener 1 millón 626 mil 941 votos, que representan el 43.17% del total de la votación emitida válida, contra 1 millón 440 mil 161 votos de Claudia Delgadillo, que representan el 38.21% de los sufragios.
Lemus se convierte en el candidato que más votos ha logrado históricamente en una elección en Jalisco, superando a Claudia Sheinbaum que recibió en la entidad poco más de 1 millón 500 mil votos.
En la argumentación de fondo de Mario Delgado para impugnar la elección en Jalisco es que se le hace extraño que Morena haya ganado la presidencia, los senadores, que Movimiento Ciudadano haya perdido por completo los 20 distritos federales y en lo local sólo haya obtenido cuatro diputaciones.
“El proceso electoral del Estado de Jalisco no estuvo a la altura de las circunstancias que reclama nuestra vibrante democracia”, expresó el Consejo Nacional de Morena al autorizar a Mario Delgado a impugnar la elección ante las autoridades competentes. Entre las irregularidades en general que señala están “manipulación del PREP, la pérdida de la cadena de custodia y la trazabilidad de los paquetes electorales (traslado de bolsas de votos sin control), pérdida de boletas, rechazo a la apertura de paquetes, falta de información para el conteo de votos, hostilidad policial a las afueras de las juntas distritales, entre otras irregularidades”
EL VOTO CRUZADO
Habrá que recordar que no es la primera ocasión que Jalisco tiene un voto diferenciado en una elección. Hace seis años, Andrés Manuel López Obrador logró cerca de 1 millón 450 mil votos como candidato presidencial de Morena; Enrique Alfaro tuvo 100 mil votos menos que AMLO (1,350,000) como candidato a gobernador y el doctor Carlos Lomelí recibió poco más de 800 mil votos, esto es, más de 600 mil jaliscienses que votaron por AMLO, prefirieron darle el voto a Alfaro que al candidato a gobernador de Morena.
A juzgar por los números el triunfo Pablo Lemus se construye sobre los dos municipios más grandes de Jalisco y que le ha tocado gobernar, como son Zapopan (6 años) y Guadalajara (tres años) que le dieron 600 mil votos, sacándole una gran ventaja a Claudia Delgadillo. Un 65% de los votos por Claudia Sheinbaum para presidenta fueron para Lemus para la gubernatura.
LAS DEFICIENCIAS DEL IEPC
En este proceso electoral el IEPC Jalisco no estuvo a la altura de la responsabilidad, cometiendo una serie de pifias que generaron sospechosismo, primero por retrasarse dos horas para subir los resultados del Programa de Resultados Preliminares (PREP) y después no sumar el 37% de casillas que debió de haber incluido en los números.
Y luego se registró la disparidad ante el silencio del IEPC Jalisco ante el señalamiento público que hizo el ex consejero Rogelio Campos que en Jalisco faltaban más de 1 millón de votos por contabilizar, ya que mientras el INE tenía 3,606,882 de la misma votación en Jalisco, al IEPC le faltaban 1,204,488 votos.
Tarde saldría el IEPC Jalisco a aclarar que no es que estuvieran perdidos ese millón de votos, lo que sucedía es que estaban en proceso de conteo en los comités distritales. Y en ese mar de dudas, vino la exigencia de que se abrieran los paquetes y se contara voto por voto.
Finalmente concluyó el conteo y según el diputado federal de Morena y representante ante el INE, el jalisciense, Hamlet Almaguer, ha puntualizado en la elección en Jalisco “nos siguen faltando 103 mil 896 votos en la elección de gobernador y será la candidata a gobernadora, Claudia Delgadillo la que decidirá si se impugna la elección y el partido la apoyará en el proceso que desee emprender”.
LAS PRESIONES A PABLO
Morena por decisión de su Consejo Nacional decidió que va a los tribunales a pedir la anulación con lo que se judicializa la elección en Jalisco. La diferencia que le saca Lemus a Claudia Delgadillo es de más de 180 mil votos, por lo que se ve difícil que puedan evitar que el candidato de Movimiento Ciudadano tome posesión.
Advertimos que la pretensión de Morena es presionar a Pablo Lemus y sacar las mayores ventajas. Esto es el inicio de la operación de Morena para sacar en Jalisco a Movimiento Ciudadano del Poder. No quieren que Lemus crezca por lo que desde ahora le pretenden poner freno.
Desde el Congreso del Estado le pondrán una pata en el cuello, donde tendrá que haber negociación para la aprobación de los presupuestos y en esas condiciones es muy difícil lograr la gobernabilidad. Movimiento Ciudadano llega con 11 diputados (4 de mayoría y 7 pluris) y en San Lázaro tendrá poco más de 20 diputados federales, mientras que en el Senado serán tres o cuatro senadores. Movimiento naranja pierde fuerza nacional.
En estas circunstancias el nuevo gobierno requerirá de mucha política y oficio para poder salir adelante. Lemus tendrá que tener una muy buena operación en el Congreso del Estado, papel que le tocaría jugar a Salvador Zamora, ya como legislador o como Secretario General de Gobierno.
Lemus por su parte tendrá que buscar tener un buen entendimiento con la nueva Presidenta de México, Claudia Sheinbaum para contrarrestar a los grupos radicales de Morena en Jalisco y evitar el freno a la gobernabilidad.
La situación no está nada fácil, es un desafío más en la vida política de Pablo Lemus. Tiene la experiencia para enfrentar este nuevo reto para poder dar resultados en otros campos en los que hay grandes y graves problemas, como la inseguridad y los desaparecidos.
Mucha mano izquierda.
JALISCO
El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.
En esa ocasión afirmé:
“Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.
“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.
“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.
“El control férreo fue su sello particular.
“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.
“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.
“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.
No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.
Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.
Las consecuencias serán muchas.
Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.
Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.
Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.
Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.
El fuero es un tema que ya está en revisión.
Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.
Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.
Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
CARTÓN POLÍTICO
¿Dormirá tranquilo en Madrid?
JALISCO
La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.
Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.
Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.
«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».
Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.
La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.
La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».
Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.
La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.
Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».
La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.
Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.
Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.
Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.
Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.
En X @DEPACHECOS
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