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El poder acosa al periodismo; acota espacios de voces críticas: Presupuestos publicitarios usados de zanahoria y garrote

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Por Diego Morales Heredia //

La inmediatez de la información, el asedio de los actores políticos a la profesión y la precariedad laboral que existe en el gremio, son los grandes retos que vive el periodismo en la actualidad los cuales fueron abordados en el panel “Libertad de Expresión y Periodismo”, organizado por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de Guadalajara.

El poder trata de acotar los espacios de las voces críticas, hay factores externos que inciden y generan autocensura, se advierte un futuro de incertidumbre para el ejercicio de la libertad de expresión.

Para el director del Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía de la Universidad de Guadalajara, Maestro Gabriel Torres Espinoza, el periodismo vive una etapa de asedio, una tendencia que se ha dado a nivel mundial y en México no es la excepción con los liderazgos del gobierno federal y estatal poniendo en entredicho la labor periodística de ciertos medios y reporteros en particular.

El periodismo está en una etapa de asedio, hay una tendencia que no solamente es de México, hay casos en Estados Unidos, en Brasil, que coinciden con lo que ocurre en el país tanto con el gobierno federal como estatal, donde los políticos confrontan abiertamente a los medios de comunicación. Ha habido una tendencia derivada de poner en entredicho el trabajo del periodista, asedio porque aunado a la descalificación pública del trabajo del periodista, que cuando es crítica es bienvenida, ponen en riesgo su fuente de empleo. Es un trágico asedio porque hay una tendencia calculada, es un tema poco advertido y legislado, que los gobiernos hoy más que nunca, más que en las épocas autoritarias, juegan con la inversión publicitaria en los medios como manera de premiar o castigar la reacción crítica de un medio o de un periodista en particular, lo que hace es asfixiar la capacidad de crítica”.

SE VIVE UNA INFODEMIA

El periodista Ramiro Escoto señaló lo complicado que es para los medios tradicionales la generación de información con la infodemia que se vive en la actualidad, por lo cual es uno de los grandes retos del periodismo, dar la noticia veraz en los tiempos de la inmediatez de la información.

En los tiempos actuales, el tema de la información ha sido complicado en los medios tradicionales, al final del día la gente ve menos televisión, escucha menos la radio, la información se ha sesgado, se empiezan a generar invenciones como el podcast, las columnas digitales, una infodemia que diluye los mercados. Los directores de medios deben revisar hacia dónde va la manera de informar de manera global. En estos momentos que la información es tan rápida, al reportero no le da tiempo de hacer la entrega, el impacto que tienes que medir ya no se advierte con rating, sino con el eje primario de las redes sociales. El tema que se está dando, tiene poco tiempo para entregarse, se ha convertido en un verdadero reto”.

A la vez, el conductor de “Los Sótanos del Poder”, Zul de la Cueva, manifestó que además del exceso de información que se tiene en la actualidad, un gran problema es la dificultad de hacer trabajos periodísticos de fondo en un mundo informativo lleno de agencias publicitarias, bots y redes sociales.

Por supuesto que los tiempos actuales no permiten hacer trabajos de fondo, hay una reducción en fuentes de trabajo, es una carga para el reportero que debe hacer su investigación. Hay una precarización de la profesión, difícilmente se puede vivir del salario, eso genera un problema en la calidad de la información. Las no tan nuevas tecnologías juegan un papel, cualquiera con una cámara puede convertirse en un influencer, sin la calidad ni el rigor, por supuesto que los poderes fácticos y los gobiernos que ven en el periodismo un enemigo más, pueden construir sus propias herramientas de propaganda mucho mejor pagadas que los medios de comunicación, eso es un reto enorme, los bots, los nuevos formatos breves, cómo explicarle a la gente en un minuto lo que es de fondo”.

TIEMPOS OSCUROS PARA EL PERIODISMO

En su intervención, el director general de Conciencia Pública, Gabriel Ibarra Bourjac, aseveró que el oficio del periodismo vive tiempos oscuros, por la amenaza del crimen organizado y que el estado no garantice salvaguardar la integridad de quien publique temas de fondo, así como la precariedad del gremio en el marco de la transformación que está teniendo la profesión.

Hay un fenómeno que afecta la libertad de expresión, que es la autocensura, sabemos mucho más de lo que publicamos, pero vemos el peligro, nos abstenemos de publicarlo, porque no hay una seguridad para nuestra integridad. Es complicado ofrecer un periodismo de calidad, por la precariedad que han caído los medios, paradójico cuando vivimos una revolución de la información, pero las empresas tienen que reducir su personal, por el impacto de la transformación de fondo, están los medios en un proceso de ajuste”.

UNA DOBLE DIFICULTAD

Por su parte, el periodista Agustín del Castillo, enfatizó en la dificultad que vive la actual generación de periodistas, quienes a pesar de la bondad de tener a disposición nuevas herramientas tecnológicas para su trabajo, viven con el acoso de los políticos, quienes encuentran en un periodista crítico a un enemigo aunado a la precariedad laboral que se tiene, con bajos salarios y nulas prestaciones, que obligan al profesionista a tener que incursionar en otros empleos para sobrevivir.

Los periodistas tenemos el desafío de aprovechar las cosas que esta revolución tecnológica de redes sociales ha generado, al mismo tiempo que tenemos que aprender a darle la vuelta al tremendo acoso de los políticos. Enfrentamos a políticos que quieren apropiarse de la narrativa, de la realidad, decirnos cómo es la realidad, bajo esta lógica, es un discurso de cómo salvan al país o al estado, ellos quieren controlarlo totalmente, por eso buscan controlar a los medios de comunicación, presionar a los periodistas, generar un ecosistema para acosar, si no es directo, a través de otras formas de acoso por las redes sociales con los bots. En todos los actores políticos existe esta tendencia, para quienes buscan hacer periodismo, que busca romper ese relato, quieren un periodismo a la carta, lo van induciendo a través de los presupuestos. Otra cosa son los bajos salarios, los periodistas están en una situación hostil por la crítica, aparte con la posibilidad de no estar saciando sus necesidades, el periodista debe tener varias chambas o dedicarse a otra cosa”.

En este mismo sentido, el comunicador Zul de la Cueva reiteró la dificultad de sobrevivir con bajos salarios mensuales, por lo cual el gran reto de algunos proyectos emergentes es encontrar los mecanismos para monetizar su trabajo.

Comprobar, investigar y hacer la nota, con 8 mil pesos al mes, es una dificultad apabullante. Con herramientas que están premiadas pero que no sirven. Te piden una prórroga del término, la dificultad de cumplir con el rigor periodístico es complicado. Hay que voltear a ver los proyectos emergentes de la ciudad, debe haber una relación de pertinencia e interés con la sociedad para que camine, el problema es la monetización, cómo se monetiza con quien te ve, eso es verdaderamente difícil, estamos en un proceso de transición del periodismo complicado”.

LIMITANTES EN EDITORIALES

Recordando su trabajo, Ramiro Escoto precisó que tuvo la fortuna de tener jefes de información con visión buscando la objetividad, situación que no debería perderse, en ese sentido, fue crítico con quienes manejan en su agenda la mañanera del presidente de la república o quienes mandan improvisados a cubrir eventos relevantes, enfatizando que debe revalorizarse la labor del periodista.

Por increíble que parezca, la mañanera se ha convertido en el marcaje de la agenda de mucho de lo que escribimos, a veces es tan inverosímil lo que dice el presidente de México, que estamos sobre lo inverosímil, se convierte en noticia, lo más increíble es el aparato en donde como reporteros, nunca llevaba las preguntas escritas, o jamás aceptaba que me pidieran las preguntas antes de la entrevista, ahora vemos en la mañanera, quien lee en el celular toda una editorial, esto no es periodismo, está haciendo una práctica de leer para dar los otros datos.

De igual manera, el director de Canal 44, Gabriel Torres Espinoza, reflexionó sobre el periodismo y su nacimiento, su evolución y su futuro, en donde puso énfasis sobre la falta de recursos para ejercer la profesión, que proviene de que el dinero se destina a agencias de información digitales que van en detrimento de la democracia.

El periodismo nace en la democracia, en un modelo de libertad. Desde la prensa convencional ha venido cambiado, pero el periodismo ha sido el mismo, cambió el medio no el periodismo. Nos equivocamos cuando decimos que cualquiera con un celular en la mano es un periodista, no, puede representar un hecho pero no hace periodismo, porque el periodismo implica citar fuentes, verificar datos, darle voz al aludido, implica una serie de reglas, que independientemente de los recursos tecnológicos que se usen debe haber reglas. Hay que ser claros, no hay dinero para hacer periodismo, los medios no tienen dinero para pagar dignamente a un periodista, no hay dinero porque apareció una nueva forma que son las agencias de información digitales, que se dedican a engañar, que protegen a personalidades políticas en redes sociales, destruyendo reputaciones, todo esto se paga con recursos públicos con la mayor naturalidad, ya da igual darse cuenta que en los presupuestos del gobierno hay cantidades estratosféricas dedicadas a actividades propagandísticas que van contra la democracia”.

Se está jugando un juego de ganar audiencia en redes sociales y no estamos jugando el juego que sabemos jugar de hacer periodismo con una nota bien sustentada”, es la crítica que hizo Agustín del Castillo respecto al manejo de información en la actualidad, en donde se obliga al periodista a ser especialista en diversos temas por las dificultades mismas que se le ponen para el ejercicio de su profesión.

Habría que revisar todos los presupuestos en todas las dependencias, uno se pregunta por qué diablos no se genera la información oportuna si hay gente dedicada día a día a atender las solicitudes de transparencia. Uno se pregunta por qué las paginas de internet no tienen unos datos que por ley deberían tener de manera accesible, por qué tienes que estar buscando para llegar al documento. Se obliga al periodista a ser especialista en transparencia, en buscar datos, especialista en generar notas todos los días, hacer reportajes, es un ambiente difícil. Estamos jugando un juego de ganar audiencia en redes sociales y no estamos jugando el juego que sabemos jugar de hacer periodismo con una nota bien sustentada”.

UN FUTURO INCIERTO

En el proceso de adaptación que vive el periodismo y con la experiencia de más de 40 años en la profesión, Gabriel Ibarra expresó que visualiza un futuro incierto en donde se deberá apelar a las reglas de oro del periodismo para preservar las voces críticas y la veracidad de la información.

Hay periodistas que se han ido construyendo una credibilidad con el trabajo que realizan, es donde van ganando lectores, lo que presentan tiene credibilidad, es el camino que se tendrá que seguir, con conciencia y responsabilidad del periodista, porque es de los mismos periodistas tener sentido de equidad en el manejo de la información, atendiendo las reglas de oro del periodismo, que es difícil que sea objetivo, pero hay una serie de reglas que permiten presentar los puntos de vista de los buenos y de los malos. El periodismo está en un proceso de adaptación, veo un futuro de incertidumbre, hay factores externos que inciden mucho, es una tarea de empresas, periodistas, pero también del poder que trata de acotar los espacios de las voces críticas”, puntualizó.

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JALISCO

El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.

En esa ocasión afirmé:

Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.

“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.

“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.

“El control férreo fue su sello particular.

“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.

“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.

“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.

No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.

Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.

Las consecuencias serán muchas.

Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.

Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.

Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.

Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.

El fuero es un tema que ya está en revisión.

Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.

Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.

Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista

político.

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CARTÓN POLÍTICO

¿Dormirá tranquilo en Madrid?

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La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.

Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.

Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.

«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».

Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.

La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.

La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».

Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.

La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.

Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».

La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.

Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.

Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.

Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.

Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.

En X @DEPACHECOS

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