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NACIONALES

Crisis

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

El Diccionario de política de Bobbio, Matteucci y Pasquino, define a la crisis como un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema e identifica dos tipos: política y económica y agrega que adquiere un sentido negativo cuando la incapacidad para resolver la crisis de una esfera repercute en la otra.

En México la presencia del crimen y la delincuencia ya está afectando al sistema social en forma creciente sin que se perciba en el gobierno una decidida intervención de las fuerzas del estado para evitar su crecimiento. No identificamos como ruptura en el sistema la anormalidad de convivir con la delincuencia ni el grado de ineficiencia del sistema de procuración de justicia y por lo tanto no reconocemos la gestación de una crisis.

Hemos incorporado a la normalidad cotidiana la cifra de asesinatos cometidos en este sexenio; 188 mil 742, hasta el mes de julio, la mayoría impunes, 91 homicidios diarios en promedio es la cifra que a nadie asusta, al menos en el gobierno. Pero si las cifras no asustan, existen otros datos que a diario se documentan y nos hablan de otra realidad ausente en las peroratas matutinas del presidente.

En Baja California, una empresaria fue asesinada al día siguiente de haber denunciado públicamente que la delincuencia estaba exigiendo pagos por derecho de piso, igual suerte tuvo otro empresario, de Tamaulipas y uno más de Chihuahua, todos eran representes de organismos empresariales hablando no en nombre propio. En Tamaulipas, más de un centenar de tiendas de conveniencia y gasolineras, tuvieron que cerrar para protegerse de amenazas y no ser víctimas del mismo cobro de piso denunciado.

En Chiapas, más de 500 personas, tuvieron que buscar refugio en Guatemala indefensas ante el asedio de grupos delictivos enseñoreados en la región. No es un hecho aislado, las parroquias de Chenalhó y Pantheló en la Diócesis de San Cristóbal denuncian la ingobernabilidad en que viven. En Sonora la región del desierto presenta poblaciones desoladas cuyos habitantes se han refugiado del otro lado de la frontera y en el sur de la entidad ciudades como Guaymas y Ciudad Obregón figuran como de las más peligrosas a nivel mundial. La zona serrana de Chihuahua tiene municipios donde la delincuencia impera, Guerrero, Michoacán, Guanajuato tienen regiones enteras dominadas por grupos delincuenciales.

El control territorial de extensas regiones del país ya no es un fenómeno aislado y la presencia de la autoridad es meramente declarativa y escenográfica. Las capturas logradas por la Guardia Nacional son de risa si se comparan con el gasto que representa mantenerla en operación, si así se le puede llamar al desfile que realizan por las poblaciones después de sucedida una masacre.

Según el último Censo Nacional de Procuración de Justicia Federal y Estatal, hasta 2022 las instituciones estales y federal tenían sin concluir 2.9 millones de carpetas de investigación y averiguaciones y se judicializa solo el 9% de las mismas. Mayor impunidad no se puede.

Pero no es solo la inseguridad y la presencia creciente del crimen organizado en el territorio lo que nos lleva a pensar en la inminencia de la crisis. Hasta ahora vemos la inseguridad como un elemento marginal que solo puede afectar a nuestra integridad física, sin embargo, la crisis se produce cuando influye en el sistema social y económico y es en este último en donde se perciben los síntomas con mayor claridad. Se ha señalado ya a la actividad delictiva como un factor para el encarecimiento de los productos agropecuarios por la extorsión a que son sometidos los productores, pero no solo eso.

Organismos empresariales han señalado que el crimen organizado ha tomado el control total o parcial de la distribución y venta de productos de un 13% de empresas. Según nota de El Universal (03/08/24) empresarios denuncian hasta 31 extorsiones diarias, pero estiman que el 97% las sufre y el 74% no se denuncian por desconfianza.

La American Chamber México considera que el 17% de sus firmas ha reducido sus inversiones por la inseguridad y 21% ha suspendido operaciones en algún estado por la misma causa y 8 de cada diez directivos de empresas afiliadas consideran que el gobierno mexicano hace poco o nada por hacer valer el estado de derecho.

Datos así nos llevan a considerar que nuestro gobierno no gobierna, hace política electoral mientras los jefes del narco pactan rendiciones con gobiernos extranjeros y el tropel de sicarios siembra muertes y cuerpos en todo el territorio nacional con total impunidad. La seguridad, la procuración de justicia, el estado de derecho están en crisis y eso no habrá de evitarse destituyendo a ministros o eligiendo a jueces. Es el Poder Ejecutivo, sus dependencias de procuración de justicia las que deben componerse. El primer paso para resolver una crisis es reconocerla y ésta no la han querido ver, pero existe.

 

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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