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MUNDO

Europa y Estados Unidos rebasados por la pandemia: Grandes potencias minimizaron al COVID-19

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Política Global, por Jorge López Portillo //

A pesar de que las conversaciones del mundo urbano se hayan monopolizado por el tema del COVID19 el mundo y la vida no se detienen, la gente de una u otra forma sigue haciendo lo posible por salir adelante. Muchas de las industrias siguen laborando sin parar y de hecho a marchas forzadas como la alimenticia, la energética y claro, las áreas de seguridad y de salud, mereciendo esta última un reconocimiento especial por su heroísmo –salvo sus contadas excepciones-.

Recuerde que la cura definitiva muy pronto estará lista y que en México anualmente hay muchos menos muertos por gripe que en la mayoría de los países de la OCDE, es decir que de alguna forma este tipo de bichos afectan menos por aquí.

DIFÍCIL SER HOY GOBERNANTE

La mayoría de los habitantes y políticos de las zonas urbanas del mundo pierden horas al día en mandar y recibir mensajes por redes sociales, pero casi ninguno de los Jefes de Estado usó esta herramienta para leer el avance del virus en China y de ahí en Italia. Es evidente que mientras la mayoría decidió esperar o ignorar, muy pocos países designaron de manera preventiva (enero-febrero), equipos multidisciplinarios para evaluar acciones y sus posibles efectos en los campos de seguridad territorial, médica y económica.

Dr. Didier Raoult, renombrado experto francés que encontró una de las primeras curas para el COVID19 dijo… “Los resultados de los médicos son medidos por los pacientes que curan día a día, los políticos por la historia”…

En los momentos de presión se conoce la calidad de cada persona y francamente de cada nación. A finales de enero vimos que China enviaba casi 30 mil médicos extras a Wuhan para atender supuestamente a 50 mil infectados –ilógico- y que construía hospitales en tiempo récord mientras que buscaba importar mascarillas; a pesar de esto nadie quiso aumentar medidas de control sanitario-migratorio.

Ningún gobernante pensó en prepararse para enfrentar ese mismo escenario. La reacción más eficiente fue la de Corea del Sur y aun que no consuele saberlo, vale saber que salvo EUA y Alemania –muy a medias-, ni Canadá, ni el Reino Unido, ni la Eurozona fueron más prevenidos que nuestro líder tabasqueño. Veremos si en lo que sigue salimos con mejor calificación.

Básicamente había dos medidas: El aislamiento controlado o el cerrar casi todo. Estas dos medidas con algunos atenuantes eran y aún siguen siendo las que confrontan a políticos y hasta familias. Algunos gobernantes trataron de aislarse de la tendencia mundial pero poco a poco fueron entrando en la misma idea de aislamiento.

Ante la falta de previsión generalizada del mundo democrático, ha quedado claro que nadie quiere perder su base electoral, por lo que los regímenes con medidas más autoritarias parecen haberse anotado una palomita, en contraste con el miedo de las naciones libres que ven cómo sus gobiernos no les garantizaron la tranquilidad que no es lo mismo que la salud, sino más bien un estado de ánimo que con certeza les permitiera tener confianza en el resultado positivo de las medidas adoptadas. Pero recordemos que en los países autoritarios no se sabe si se dijo la verdad o también se endulzó, como se ha hecho o tratado de hacer en las democracias.

¿CERRAR O NO CERRAR?

¡China no cerró todo el país!, lo que hizo fue paralizar de manera tardía el estado de Hubei en donde está la ciudad de Wuhan y ordenar fuertes medidas de aislamiento en toda la nación, especialmente en las zonas urbanas, consiguiendo eliminar los contagios locales -al menos eso nos dijo-. Ese modelo permitió que bastas áreas de la economía China siguieran laborando y de hecho hoy le estén exportando al mundo –vía ventas y donaciones-, los equipos y posibles medicamentos para atender la crisis. Corea del Sur cerró desde los primeros brotes prácticamente toda una región y fue ejemplo de control y transparencia.

Esos son los dos ejemplos de control que dieron resultados, uno que contagió al mundo pero que no paralizó su economía y otro que detectó y aplicó cuarentena muy rápidamente para causar el menor daño en salud y en economía. Los demás ejemplos han sido costosos y desastrosos.

¿QUÉ SIGUE?

El COVID19 que ya está aquí, pasó la época de preparar, ahora sigue atender lo urgente que era lo importante de ayer y preparar lo importante de hoy que será lo urgente del mañana.

Los países que no examinan a tiempo son pronto rebasados por los contagios que incluso, hoy en día paralizan al 20% de los portaviones de EUA, y al 100% de las fuerzas armadas europeas.

Cobrar los análisis en una pandemia es una buena forma de inhibir la información y evadir la realidad; hasta los países ricos regalaron los exámenes de detección del CV19, México no debe ser la excepción, no sea que por ahorrar centavos perdamos pesos.

Para poder asegurar que los líderes participen en medidas más o menos similares, la OMS repartió elogios a todos los mandatarios del G20 que participaron en la reunión virtual del pasado jueves.

Poco será el efecto del COVID19 comparado con el muy fuerte y muy real daño económico y mental que la pandemia del miedo y “encerrones” ocasionarán. El Gobierno debe preparar de manera inmediata medidas que mitiguen los distintos impactos de lo contrario, digan lo que digan estaremos de nuevo a la retaguardia.

En lo individual debemos analizar nuestras opciones para sobrevivir un par de semanas sin trabajo, un lujo que la mayoría de los mexicanos no se pueden dar pero que con inteligencia podríamos intentar. Cuando uno está nervioso, la reacción normal es comer o comprar, eso nos puede causar un daño doble a la salud y a la economía, por lo que los especialistas recomiendan tomar un respiro antes de gastar y/o comer de más. Seamos “sencillos como las palomas”.

Hay que ser “prudentes como serpientes”. Si se exceden las medidas de aislamiento los pobres no podrán aguantar y la clase media se revelará. Los tres niveles de gobierno tiene la gran oportunidad de mostrar si son gobiernos popular o populachero, de derecha o de indiferencia, de centro o de tibieza.

¡SE GOBIERNA CON EL EJEMPLO!

Los políticos no tienen calidad moral para pedir a las personas que sean solidarias si ellos mismos no ponen el ejemplo.

La CFE, Conagua –los organismos locales de agua- y Pemex, están obligados a poner el ejemplo apoyando a los usuarios de los mismos, tal como lo han hecho algunas empresas particulares en diversos países del mundo, incluso los que cuentan con gobiernos de derecha capitalista como Unión Bretaña y EUA.

Sabemos que habrá muchas personas con problemas para pagar sus recibos del mes, es ahí donde los créditos directos desde las propias empresas y paraestatales pueden ser un alivio a la crisis económica que se suma a la desaceleración que ya vivamos en México desde enero del 2020.

No sólo los más pobres necesitan ayuda, sino la clase media y las pequeñas empresas de menos de 100 empleados para no caer en la pobreza o pobreza extrema.

El SAT y los órganos tributarios estatales debiesen extender los plazos para el pago de impuestos cuando menos por 3 meses para así poder dar una inyección de flujo al mercado interno.

Recordemos que muchos municipios y estados bajarán sus ingresos y por ende no calificarían para recibir algunos apoyos federales, lo que podría acentuar la crisis financiera, de salud y hasta de seguridad de varias regiones del país, en consecuencia el ejecutivo federal debiese enmendar la Ley de Coordinación Fiscal.

El gobierno en sus distintos niveles, debe estimular el empleo y preparar la recuperación, incluso en estos tiempos de aislamiento, al desregularizar y dar afirmativas fictas en muchos de los trámites que normalmente demoran meses e incluso generan corrupción, en especial en los municipios y por supuesto también difiriendo los pagos de algunos de los servicios que prestan.

La asociación de Bancos ya beneficiados con el Fobaproa, deben sumarse de inmediato a los programas de diferimiento de pago. ¡Esos mismos bancos lo hacen en otros países!

¿Qué decir de las empresas de servicio celular, de internet y de cable?, que con sus ingresos crearon a varios de los hombres más ricos del estado y del mundo; esas empresas deben diferir el pago de algunas mensualidades.

Todas estas medidas ya están siendo implementadas en varios países del mundo y seguro ayudarán a bajar un poco la ansiedad de muchas familias que de otra forma tendrán que escoger entre pagar servicios básicos o comprar medicinas y comida.

¿De qué nos sirven tantas paraestatales?, si no van a ayudar de manera directa a mitigar el impacto económico cuando el gobierno te pide que dejes de trabajar. ¿De qué nos sirve tener a varios de los empresarios más ricos del mundo? si ellos no ayudan a mantener la economía del país a flote en este momento de necesidad. ¿De qué nos sirve haber regalado a maquiladoras extranjeras tierras e impuestos si no nos ayudan a sobrepasar este trago amargo? ¿De qué sirvió la solidaridad con los bancos con el fobaproa?

¡NO SE PIDE REGALO O CARIDAD SINO DIFERIR PAGOS!

La agilidad en el anuncio e implementación de estas medidas permitirían tomar un respiro para esperar unas semanas y ayudarían a que la caída en los ingresos de la clase media y baja, sea menos dura. No previmos la baja del petróleo, el alza del dólar o la llegada del COVID19, a pesar de que todo esto estaba siendo anunciado y discutido en las famosas redes sociales y medios internacionales desde enero. Ojalá y preveamos las medidas económico-regulatorias suficientes para mitigar el daño y que no olvidemos que esta infección regresará en otoño e invierno, para ahora sí aplicar las medidas sanitario-migratorias que esta vez ignoramos.

¡Vamos a salir adelante!, de eso no hay duda. Esta crisis sicológica, orgánica y económica mostrará si ya hemos avanzado como Nación o seguimos en la era de las tribus en las que es fácil aceptar la voluntad de Dios… pero en la granja del vecino”.

Veremos si somos de oro u oropel, si los saqueos y abusos aumentan o si de verdad somos tan unidos como decimos en los cursis videos de Youtube tipo S19 o en las marchas en contra de la derecha o de la izquierda. Es la hora de mostrar que no sólo nos unimos en los temblores o en las explosiones. ¿Vamos a salir a aplaudir a los servicios médicos?, ¿vamos a salir a cantar en los balcones?, ¿vamos a organizar a voluntarios para apoyar a los ancianos o enfermos en asilos?, ¿vamos a apoyar a las personas que nos ayudan con la limpieza del hogar pagando sus salarios sin venir a trabajar?, ¿haremos cadenas de consumo para ayudar a los pequeños comercios y restaurantes locales que están a punto de cerrar? La patria empieza en casa ¿qué harás tú para apoyar a tus vecinos?

El COVID19 en cuaresma es la oportunidad para pasar de la Incredulidad, del Miedo y de la Demagogia a la Fe, al trabajo eficiente y a las acciones generales sin tintes políticos.

Agradezco a usted y a este medio la oportunidad. Dios nos bendiga.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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