JALISCO
En busca de proyección nacional: Villanueva en la 4T; política, favores y futuro electoral
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
No es una sorpresa, es una jugada anunciada. Ricardo Villanueva Lomelí deja la rectoría de la Universidad de Guadalajara para asumir como subsecretario de Educación Superior en la administración de Claudia Sheinbaum. Un movimiento que, más allá de lo burocrático, es un pago de favores políticos, una jugada con vistas al futuro inmediato de Jalisco y un testimonio de cómo la 4T sigue tejiendo su red de lealtades.
El anuncio vino desde las redes sociales, como dicta la política contemporánea. Mario Delgado Carrillo, secretario de Educación, dio la noticia con el entusiasmo de quien busca vendernos un hecho como un triunfo: “La experiencia de Ricardo como rector va a ser muy útil en la relación con todas las instituciones de Educación Superior”. Y Villanueva, como buen operador político, respondió con gratitud medida: “Agradezco infinitamente la confianza que me da la presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum y el secretario de Educación Mario Delgado, para sumarme a su equipo de trabajo”. Un intercambio protocolario que esconde mucho más de lo que dice.
Desde hace meses se sabía que el rector de la UdeG tenía un pie fuera de la institución y otro en la estructura de la 4T. La pregunta no era si se iría, sino cuándo y a dónde. Ahora lo sabemos. Y también sabemos que esta movida tiene una finalidad estratégica: darle proyección nacional para convertirlo en un candidato viable en Jalisco, ya sea a la alcaldía de Guadalajara en 2027 o, en el mejor de los casos, a la gubernatura de Jalisco en 2030.
Pablo Lemus, gobernador jalisciense, aplaudió la designación con la diplomacia obligada: “Vamos a tener un digno jalisciense representando a nuestro estado en el gobierno federal y un aliado de Jalisco”. Pero la historia nos enseña que la presencia de jaliscienses en la federación no ha significado nada para el estado. Ahí está el caso de Miguel Ángel Martínez Espinosa, quien ocupó la misma posición en la SEP y ni Jalisco ni México vieron beneficios tangibles.
Entonces, no nos vendan humo. Villanueva no repartirá presupuesto ni resolverá las carencias del sistema educativo en el país. Su paso por la SEP será simbólico, burocrático, una plataforma para el siguiente paso, que es lo único que importa en la política.
La jugada está en marcha. Villanueva busca construir una relación sólida con Sheinbaum, con la mira puesta en 2027. Pero no será suficiente con el guiño de la presidenta; necesitará del respaldo de los grupos internos de Morena en Jalisco, particularmente del poco querido senador Carlos Lomelí y de la alcaldesa de Tlaquepaque, Laura Imelda Pérez. Aunque la pieza clave sigue siendo su grupo de origen: la Universidad de Guadalajara. Sin la maquinaria de la UdeG, su futuro político se vuelve una quimera.
La “Manada”, como se le conoce al entramado político de la UdeG, será su verdadera base de operaciones. Y ahí está el riesgo. La distancia con Jalisco, el desgaste del cargo federal y la falta de presencia en el día a día local podrían enfriar su capital político. Si la “Manada” no opera en su favor durante los próximos años, su candidatura será un proyecto fallido.
Villanueva tiene historia en la derrota. Fue candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara en 2015 y perdió. Claudia Delgadillo, su aliada y compañera de partido en aquellos tiempos, también lo intentó y fracasó. Hoy, ambos se han reciclado en Morena, gracias a una estrategia que viene de lejos: el respaldo de la UdeG a la 4T en la última elección.
El partido Hagamos, creado desde la universidad, fue una pieza clave en la campaña de Claudia Delgadillo para el gobierno de Jalisco, aunque el resultado fue otra derrota, históricamente la UdeG ha sido incapaz de lograr un triunfo electoral destacado, ¿logrará con Ricardo Villanueva romper la mala racha?
Pero la política es así: no importan las derrotas si se siguen moviendo las piezas. Y en esta partida, la UdeG y Morena han sellado una alianza pragmática. El nombramiento de Villanueva como subsecretario es parte del trato. Sheinbaum le concede el tiempo suficiente para cerrar su ciclo en la universidad sin conflictos, asegurando la transición interna y dejando todo en orden para que el grupo que lo respalda mantenga el control.
Los que conocen a Villanueva saben que su problema es él mismo. Su peor enemigo es su propio ego. El Villanueva que perdió en 2015 no es el que hoy busca abrirse camino en la 4T. Ahora navega con bandera de humildad, de equipo, de cercanía a la gente. Pero si esa imagen se quiebra, si resurge el Ricardo soberbio que ya conocemos, su futuro político estará en riesgo.
De aquí a 2027, lo veremos moverse en las sombras, construyendo relaciones, tejiendo alianzas. Su reto no está en la SEP, sino en Jalisco. Su reto no es mejorar la educación superior en México, sino posicionarse para la próxima elección. Y, sobre todo, lograr que la “Manada” no lo abandone en el camino. Porque sin ellos, Ricardo Villanueva Lomelí es solo otro nombre en la lista de los que alguna vez intentaron y fracasaron.
En X: @DEPACHECOS

