OPINIÓN
Fuerza Social y la CATEM

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
Que yo recuerde, nunca antes un partido político que aún no cuenta con el registro oficial correspondiente, ha despertado el interés de la opinión pública como sucede con Fuerza Social por México, que a nivel local dirigirá Rubén Vázquez.
Para entender este peculiar fenómeno, hay que comprender primero el contexto en el que ocurre lo anterior. En Jalisco las expresiones partidistas experimentan condiciones que les impide permear en el ánimo del gran elector. Mientras que por un lado vemos cómo Morena continúa atorado por el intervencionismo de actores que atentan contra la dignidad de sus afiliados y simpatizantes, el PRI aún no se repone del knockout que sufrió. Y aunque en sus filas hay quienes tratan de levantarlo de la lona, lo cierto es que el Revolucionario Institucional atraviesa por el peor momento de su historia. Vaya, apenas y se le siente el pulso.
De igual manera, si miramos hacia el Partido Acción Nacional, las cosas no pintan mejor. El blanquiazul en realidad se convirtió en un satélite de la aristocracia naranja; es tan notoria su alianza con Movimiento Ciudadano y la sumisión casi total a las órdenes emitidas desde el gobierno estatal, que resulta bastante complicado distinguir las diferencias entre ellos. Lo cierto es que los panistas de rancio abolengo viven una frustración tremenda, ya que jamás hubieran imaginado una abyección en extremo penosa.
Algo que no es menor, es el hecho de que el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México, sostienen su presencia en comunidades y municipios gracias al apego a sus reglas y el respeto a sus liderazgos, por cierto, muy definidos. En la militancia de ambos, queda claro que la Coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-Verde) les abrirá amplias posibilidades no solo para refrendar sus registros, sino para ampliar su membresía y presencia a partir del proceso electoral que se avecina. De ahí que no será extraño que en cuanto ceda la emergencia sanitaria, incrementen su activismo, en virtud de que tendrán voz y voto en la selección de candidaturas e integración de planillas.
Es así que Fuerza Social por México, partido que nacerá de las entrañas de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que dirige a nivel nacional Pedro Haces Barba, jugará un rol trascendente en el 2021.
Y es que honor a quien honor merece, Rubén Vázquez –todavía secretario general de la CATEM en Jalisco- ha descifrado los nuevos tiempos. A pesar de su larga trayectoria en el otrora partidazo, parece haber tomado nuevos bríos y está consolidando equipos de trabajo con una mística de integración y colaboración efectiva.
Yo no sé si a Fuerza Social le dará como para obtener el triunfo en alguno de los municipios metropolitanos, pero de lo que sí estoy seguro es que en diversas regiones de la entidad será uno de los protagonistas en la siguiente jornada electoral.
Ahora bien, en cuanto a la CATEM, también es oportuno hacer algunos apuntes. De acuerdo a la información que ya trascendió, el 1 de junio próximo, Alfredo Barba Mariscal, asumirá la dirigencia local de esta organización. Por supuesto que los desafíos que enfrentará el ex alcalde de Tlaquepaque son mayúsculos.
Como ya lo adelantó, uno será redimensionar la representación del sindicalismo con una orientación más solidaria: “hay un buen número de trabajadores que no son atendidos por los líderes sindicales obsoletos que solo les interesa cobrar cuotas y dejan al desamparo a los trabajadores, será momento de hacer valer la nueva Ley Federal del Trabajo en Jalisco y atender a tanto trabajador que no se le escucha”.
También tiene ante sí la tarea de hacer valer la representatividad de esta central obrera y ocupar los espacios que le corresponde en comités y comisiones en dependencias federales, estatales y municipales.
Mención aparte es la que se refiere a la participación que tendrá esta Confederación en las postulaciones a cargos de elección popular, pues como es sabido, la CATEM es aliada de la Cuarta Transformación que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
JALISCO
Ecos de un viejo conflicto: Entre banquetas y autonomía, el presupuesto como arma política

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
En Jalisco, el conflicto por el presupuesto universitario no es nuevo. Lo que sí ha cambiado es la escena, los personajes y, acaso, el tono. La guerra fría entre Casa Jalisco y la Universidad de Guadalajara vuelve a calentar motores, esta vez bajo la batuta del gobernador Pablo Lemus Navarro y la recién llegada rectora general Karla Planter Pérez, la primera mujer que asume el timón de la máxima casa de estudios jalisciense.
La historia, aunque adornada de discursos de buena voluntad, tiene más fondo que forma. Durante la ceremonia de toma de protesta de Planter, Lemus se desvivió en promesas de respeto, trabajo conjunto y coordinación institucional. Pero como bien sabemos quiénes hemos narrado los entretelones del poder: las palabras del político valen lo que el siguiente boletín.
Apenas semanas después de aquel acto solemne, Lemus propone —como quien sugiere pintar la fachada ajena— que parte del presupuesto de la Universidad se destine a iluminar banquetas, podar árboles, poner señalética y mejorar calles. ¿La razón? Blindar los “Senderos Seguros” para los estudiantes. Una propuesta tan cándida como impertinente. Porque más allá del ropaje técnico, lo que se plantea en el fondo es simple: que la Universidad financie tareas que le corresponden al Estado. Y eso, señoras y señores, tiene nombre y apellido: intervención indebida.
Pero la Universidad no se quedó callada, ni lo hará. No la de Guadalajara, con su vieja escuela forjada entre golpes presupuestales y roces ideológicos. La rectora Planter —con voz firme y pausada, pero con la precisión de quien ha leído la Ley Universitaria más de una vez— puso las cosas en su lugar: “La única instancia que decide y define el destino de los recursos de la Universidad de Guadalajara es el Consejo General Universitario, nadie más”. Punto.
A esa declaración se sumó un comunicado institucional -no sería la UdeG si sus liderazgos no desperdiciaran el presupuesto universitario en desplegados que nadie lee, pero que permiten a los abajo firmantes ver su nombre en el listado y sentirse destacados-, en el que se recuerda que la seguridad pública no es función de una casa de estudios.
Que no tiene facultades policiacas ni de mejoramiento urbano. Que su labor es publicar desplegados, educar, investigar y formar personas íntegras. Y que, aun así, ha invertido más de mil 089 millones de pesos en seguridad interna desde 2013, aunque no explican si eso incluye el pago de seguridad privada en instalaciones y eventos que, beneficia a un exfuncionario público.
En los hechos, lo que pretende Karla Planter es marcar límites, trazar una línea en la arena que dice: hasta aquí llega el Ejecutivo, y de aquí para adentro manda la autonomía universitaria. Y esa postura, tan necesaria para el grupo Universidad como incómoda para la rectora, parece haber irritado al gobernador, quien salió en medios a declarar que le “extraña” la molestia.
El desencuentro no es menor. Lo que se disputa no son solo luminarias o banquetas, sino el principio mismo de la autonomía universitaria frente al poder político. La historia nos ha mostrado —en Jalisco y fuera de él— que los gobernantes suelen querer rectores obedientes, no críticos; instituciones agradecidas, no independientes.
Pero los agravios se acumulan. En poco más de un mes de gestión, Planter ya ha enfrentado señalamientos sobre deudas con el SIAPA de las anteriores administraciones, tensiones por los nombramientos en los Hospitales Civiles por presentar candidatos inadecuados para los puestos y choques sobre la crisis de desapariciones, tema donde la Universidad ha sido más incisiva que el propio Ejecutivo, aunque la última manifestación frente al Palacio de Gobierno por parte de Zoé y la FEU hubiera sido una vacilada.
Hay que recordar que, con Enrique Alfaro, el pleito por el reetiquetado de recursos del Museo de Ciencias Ambientales fue el epítome de un sexenio de confrontación. Y aunque Lemus prometió no repetir esa historia, sus acciones recientes hacen pensar en lo contrario. Porque cuando un gobernador intenta dictar en qué debe gastar una universidad autónoma, está minando las bases de una convivencia democrática.
Ahora, no se trata de negar que las banquetas, luminarias o señalética sean necesarias. Pero pretender financiarlas con dinero destinado a publicar desplegados y la educación superior es torcer la ley.
El gobernador, por su parte, insiste en que no hay confrontación y que su propuesta fue malinterpretada. Invita al diálogo, mientras sus acciones indican otra cosa. Porque firmar convenios sin hablar, como ocurrió esta semana en Casa Jalisco, es el equivalente político a sonreír mientras se clava la daga.
¿Y qué sigue? A juzgar por los antecedentes, la tensión irá en aumento. Porque lo que está en juego no es sólo un presupuesto, sino un modelo de relación entre poderes. Y eso, en cualquier arena política, no puede resolverse con declaraciones suaves ni acuerdos firmados de prisa.
A los universitarios no les queda más que mantenerse firmes. Porque si algo ha demostrado la UdeG es que no se doblega fácil. Y al gobernador y sus asesores, les vendría bien recordar que la autonomía universitaria no es un favor, es un derecho. Uno que se ha ganado con décadas de lucha, no con oficios ni discursos.
Como decía el viejo refrán jurídico: “Lo que no está dentro de la ley, está fuera del presupuesto”. Y si el presupuesto universitario está en la ley, entonces su uso no debe estar en manos del capricho político.
En X @DEPACHECOS
OPINIÓN
Tierra de garzas

Opinión, por Miguel Anaya //
Había una vez un pueblo costero, rodeado de mares vibrantes y volcanes dormidos. Su nombre era Garzalandia. Sus habitantes, en su mayoría cangrejos, trabajaban incansablemente, mientras en lo alto, observándolos con mirada serena pero calculadora, reinaban las garzas.
A pesar de que los cangrejos eran muchos más, las garzas habían logrado convencerlos de que la mejor opción para gobernar eran ellas, así, para ser electas, a veces se presentaban en planillas azules, otras ocasiones con planillas naranjas o amarillas, incluso formaron una planilla llena de garzas de distintos colores, qué ya habían gobernado, pero se presentaban como algo nuevo. Los cangrejos discutían acaloradamente cual color era mejor e incluso se peleaban por ello, pues los simpatizantes de alguna u otra garza, a veces llegaban al fanatismo.
Los cangrejos pagaban impuestos que terminaban en los nidos de las aves. Garzas que gastaban lo recaudado en viajes alrededor del mundo con la excusa de que esos gastos eran necesarios para aportar una nueva visión a Garzalandia. Por si fuera poco, en aquel lugar había otro poder igual de influyente: las tortugas. Silenciosas y meticulosas, se movían con paso pausado, pero firme, administrando territorios, cobrando tributos y asegurando que las reglas no escritas de Garzalandia se cumplieran.
A través de décadas, las tortugas habían funcionado como instrumento de control de las garzas, pero durante los últimos años, el poder y crueldad de las tortugas se había incrementado. Nada se movía sin su autorización, y quien intentaba desafiar su orden, pronto descubría su error.
A pesar de lo terrible de la situación, Garzalandia seguía siendo un paraíso en muchos ámbitos: playas doradas, una cultura envidiable, restaurantes llenos de vida, música que alegraba las tardes… pero también un profundo sentimiento de resignación. Cada tres años, las garzas recorrían las casas con promesas renovadas:
«Ahora sí, vamos a cuidar de ustedes.»
«Se acabó la corrupción.»
«Garantizaremos el agua limpia por los próximos 50 años.»
“Por fin solucionaremos el problema de la basura.”
Los cangrejos, esperanzados, votaban. Elegían garzas de distintos plumajes, algunas con atuendos sencillos, otras con palabras cautivadoras, otras calvas… Y luego regresaban a sus vidas, a sus jornadas interminables, al vaivén de promesas que nunca se cumplían, a vivir con miedo.
Mientras tanto, las tortugas seguían su marcha imperturbable. Ellas no cambiaban con las elecciones. No necesitaban discursos, ni votos, ni publicidad. Su autoridad era otra, más tangible, más cotidiana. Para los cangrejos, las tortugas no eran un gobierno; eran una certeza. Y en Garzalandia, la certeza era más fuerte que la esperanza, tanto así que, aunque suene increíble, muchos jóvenes cangrejos aspiraban a convertirse en tortugas, vestían falsas garras y caparazones, escuchaban música qué idolatraba a los reptiles, aunque esas canciones promovieran la violencia contra su propia especie.
Un día, un joven cangrejo se atrevió a preguntar:
—¿Y si dejamos de votar por garzas y elegimos a un cangrejo?
La respuesta llegó pronto, con el tono de resignación que se había arraigado en generaciones:
—No seas ingenuo. Si no votamos por las garzas, las tortugas seguirán gobernando igual. Nosotros, los cangrejos, no podemos cambiar nada.
Y así, la historia continuó:
Las garzas administraban el poder desde lo alto.
Las tortugas reinaban en las calles.
Los cangrejos trabajaban sin parar.
Y Garzalandia seguía su curso, siempre igual.
Pero entre los murmullos del pueblo, algo comenzó a cambiar. Algunos cangrejos dejaron de discutir sobre garzas de distintos colores y empezaron a hablar de comunidad. Dejaron de esperar soluciones desde las alturas y empezaron a construirlas entre ellos. Recordaron sus raíces y promovieron una cultura que resaltaba el orgullo de ser crustáceo.
Se reunieron para proteger sus propios intereses. Se organizaron para cuidar de sus familias. Crearon redes donde la voz de los cangrejos tenía peso, donde sus preocupaciones eran escuchadas.
Descubrieron que el cambio no siempre viene desde arriba. Cambiaron su manera de ver las cosas y sus rutinas, aprendiendo a trabajar en equipo. Entendieron que el ejercicio de gobierno también les correspondía y que si se lo proponían podían avanzar juntos, caminado en distinto sentido al acostumbrado.
Y así, aunque caminar hacia adelante nunca ha sido fácil para un cangrejo, por primera vez, decidieron intentarlo.
NACIONALES
La elección del 1 de junio

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Hay una controversia muy fuerte sobre si ir o no a votar el 1 de junio entrante. Los “a favor” traen ya —incluso– una lista con nombres a los que se debe dar el voto. Así como se lee: a quiénes se debe dar el voto. Y, además, por quienes NO se debe votar.
Esto es una flagrante violación a las leyes, pero lo están haciendo los simpatizantes de los candidatos morenistas no sin antes echar un choro mareador sobre la “histórica” participación del conglomerado para quitarle de las manos a los perversos de la historia (siempre hay que tener un stock de “malvados” para echarles la culpa de todo) a jueces y magistrados del Poder Judicial.
No solo los morenistas “de a pie” andan a marchas forzadas exhortando a la gente a votar. También se ha echado mano de opinólogos, youtubers, eruditos de kermés e informadores que bombardean los medios tradicionales y sociales con sus sesudos análisis y “contundentes” afirmaciones.
Las “coincidencias” que estos espontáneos promotores de la elección del 1 de junio tienen en sus vehementes decires es obvia: 1. Es mejor votar por “los malos” que no votar por nadie; 2. Votar es ““el único medio de cambiar las cosas”; no votar es admitir que ya no hay democracia en este país y, por último, pero no menos importante para los promotores del voto para elegir al nuevo Poder Judicial, es que si dejamos de votar “otros” lo harán por los abstencionistas. Un verdadero retruécano.
Lo que es indiscutible en estos embates en pro de la elección es que hay una “responsabilidad” social en estos comicios que favorecerá (ellos lo aseguran) a que la impunidad, la lentitud en la justicia y, sobre todo, la corrupción del Poder Judicial sea cosa del pasado a partir de la citada renovación y remoción del Poder Judicial Mexicano.
Detractores de la elección popular de jueces, principalmente opositores a la 4T, políticos, periodistas y líderes de redes sociales, usan sus plataformas para desmotivar a los ciudadanos.
Afirman que esta elección es una farsa. Dicen que en realidad los nuevos jueces y magistrados ya están designados y que la votación es solo una simulación para legitimarlos.
Que Morena ha “palomeado” ya a sus huestes de jueces y que solo esperan que llegue el 1 de junio para ratificarlos legalmente. Que “la gente” no debe convalidar esta manera de apoderarse de otro poder (ya tienen el Ejecutivo y el Legislativo) so pena de pasar de una democracia cuestionable a una dictadura descarada.
También que hay una desfachatez de parte de quienes han promovido esta elección porque “ellos saben perfectamente quiénes quedarán y en qué puestos”, dado que hay una maquinaria de selección que ha pasado por varias instancias de gobierno para dar el visto bueno a los futuros jueces y magistrados.
¿Es un acto democrático la elección del 1 de junio? Esto puede señalarse al respecto: Para fortalecer la democracia es muy necesaria la participación ciudadana. A veces a través del voto, de las consultas públicas y la participación en las iniciativas comunitarias.
La Educación Cívica fomenta el ejercicio de derechos y responsabilidades ciudadanas. La democracia requiere respeto a derechos humanos, libertad de expresión, transparencia, rendición de cuentas y un sistema legal equitativo para todos.
Para fortalecer cualquier democracia es menester motivar la participación ciudadana en la toma de decisiones, para lo que se recurre al debate, discusiones y acuerdos políticos.
Hay dos modelos de democracia: directa y representativa. Ambas, se afirma, promueven el desarrollo de una sociedad justa, próspera y equitativa. Ambas fomentan valores como la libertad, la equidad, la justicia, la tolerancia y el respeto a la diversidad.
Si no hay estabilidad económica, política y social, es muy posible que no haya, tampoco, democracia.
Las instancias internacionales señalan que no hay democracia sin instituciones sólidas, competencia multipartidista, elecciones libres, separación de poderes y con impunidad generalizada.
Cuando el poder ya no reside en el pueblo, no es para el pueblo y va en contra del pueblo, afecta a nuestra idiosincrasia, nuestras costumbres y valores: honradez, lealtad, honestidad, reciprocidad, solidaridad y civismo.
Que cada quién decida, con base en su conocimiento, su cultura, su información y su convicción, si habrá de participar o no en la próxima elección del 1 de junio.
-
Uncategorized6 años atrás
Precisa Arturo Zamora que no buscará dirigencia nacional del PRI
-
Beisbol5 años atrás
Taiwán marca camino al beisbol en tiempos del COVID-19: Reinicia partidos sin público
-
REPORTAJES6 años atrás
Pensiones VIP del Ipejal: Arnoldo Rubio Contreras, ejemplo del turbio, sucio e ilegal proceso de tabulación de pensiones
-
VIDEOS6 años atrás
Programas Integrales de Bienestar, desde Guadalajara, Jalisco
-
VIDEOS6 años atrás
Gira del presidente López Obrador por Jalisco: Apoyo a productores de leche en Encarnación de Díaz
-
OPINIÓN5 años atrás
¡Ciudado con los extremistas! De las necedades de FRENA y otros males peligrosos
-
VIDEOS6 años atrás
Video Columna «Metástasis»: Los escándalos del Ipejal
-
OPINIÓN4 años atrás
Amparo, la esperanza de las Escuelas de Tiempo Completo