Connect with us

OPINIÓN

Desde antes, ¡ya nos faltaban abrazos!

Publicado

el

Educación, por Isabel Venegas //

Hay una tendencia a no romantizar las ideas que justamente están en tendencia, es una de las tantas paradojas de nuestra era y de nuestras redes, ¡No romantices el día de las madres!, decían hace apenas unos días, haciendo referencia a tantas mujeres que teniendo hijos no actúan con el prototipo de entrega, abnegación y bondad; un juicio duro y cruel para un ejercicio que va más allá de las circunstancias y de la preparación: la maternidad no elimina todas sus complicaciones por el simple hecho de ser deseada y programada, es pasar por muchas crisis antes de aprender y saber más o menos dónde se está parado.

El ejercicio docente guarda una estrecha relación con la maternidad por la tutela y la guía; puedo asegurar que a la mayoría de las profesoras nos ha tocado más de algún alumno que nos llamó “mamá” en lugar de “maestra”, alguno que se acercó a pedirnos consejo, que aceptó un regaño y nos permitió asumir ese papel tan importante, pero hubo un punto en el que debimos aprender a marcar límites en aras de enseñarle a los niños a definir sus propias fronteras.

Es esa compleja tarea de saberse educador, pero no invadir los terrenos del psicólogo, formador pero no exceder en tareas de paternidad, couch de vida pero no papá o mamá; de hecho desde hacía algunos años se habían emprendido campañas en las que se les pedía a los maestros que mantuvieran distancia con sus alumnos, que dejaran de darles abrazos, besos, expresiones de cariño diversas y que se abstuvieran de tenerlos en sus redes sociales.

Ya fuera por proteger a los alumnos del acoso o a los maestros y maestras por falsas denuncias, la recomendación a muchos los confundió y comenzó a difuminar la figura cariñosa, el ser cercano, afectivo y cálido con los alumnos. Mientras el Observatorio de Innovación Educativa del Tec de Monterrey (el 18 de febrero del 2020) mostró la evidencia del impacto positivo que tienen los abrazos en la vida de los estudiantes, en enero de este mismo año Reporte Índigo sacaba un reportaje en donde ponía de manifiesto el incremento del nivel de riesgo que implica la labor docente: “La falta de garantías y de normas que velen por la seguridad de los docentes en las aulas del país, sumado al deterioro de los valores familiares, han convertido esta actividad en todo un peligro para quienes la ejercen, pues no solo se enfrentan a alumnos violentos, también a padres que los amenazan o agreden”.

El incremento a las agresiones que pueden ir desde burlas, insultos, maltrato constante hasta golpes y disparos a profesores y profesoras en todos los niveles educativos, tanto de escuelas privadas como públicas, deja ver que hay un problema en una funcionalidad que resulta ser simultánea: tanto se requiere la confianza en la madurez y profesionalismo de los docentes, como ellos y ellas necesitan saber que realizan un trabajo como parte de una comunidad que los respalda y protege, que busca fortalecer los lazos de unión y que comprende a las diferentes personalidades y estilos desde el acompañamiento constante y positivo.

La crisis por la contingencia del coronavirus, una pandemia que nos ha confinado en nuestras casas dejando vacías las aulas, y que nos ha empujado a buscar alternativas de enseñanza, nos ha hecho cometer muchos errores, algunos excesos y otras omisiones.

Para algunos alumnos la tarea fue demasiada, para otros ni siquiera llegó, unos encontraron herramientas poderosas a través de internet y otros solo aprovecharon para distraerse, o googlear información superflua; a pesar de tantos errores, de muchos alumnos reclamando que ya era un montón de tarea y que no encontraban cómo atender tanto trabajo, el reconocimiento a los profesores fue gratamente positivo, el 15 de mayo nos extrañamos todos.

Hemos valorado más que nunca la oportunidad de estar juntos, de compartir, de regularnos, de aprender a tolerarnos porque en internet el conocimiento está, pero la experiencia de vida solo se da en el aula, en el laboratorio, en los comedores estudiantiles. Nada puede sustituir el momento de compartir el lonche, de estar en el patio de recreo para platicar sobre lo que hicieron el fin de semana, los juegos y las competencias intercolegiales.

Los estudiantes encuentran en sus compañeros redes de apoyo para la mayoría de sus problemas, y a veces son ellos los que me platican cosas de fulanito: “maestra, es que su papá está muy enfermo”, “maestra, es que nos contó que no ha visto a su mamá desde hace tres meses”, etc. Esas redes son ejes fundamentales en las comunidades de vida y de aprendizaje, y éstas a su vez operan básicamente a través de los sistemas del lenguaje y la expresión.

Por el contrario, los estudiantes que no se sienten escuchados o comprendidos por sus profesores no le dan sentido a sus procesos de formación escolar porque forzosamente ello implicaría una serie de transformaciones en su vida, que de no ser verbalizadas con los alumnos, poco impacto tendría en la generación de una motivación intrínseca, y es que el proceso de enseñanza – aprendizaje es simultáneo, tanto aprende el maestro como enseña el alumno, por ello el diálogo que se entabla entre los dos agentes da valor y orienta a ambos por igual.

Plantear lo que estamos viviendo, su impacto, las herramientas de análisis de las que disponemos y/o proponer nuevos mecanismos, ubica a la escuela en verdaderos espacios de comunidad y generación de ideas. Por ejemplo: ¿Cómo es que los miembros de la comunidad educativa están entendiendo este momento? Será tremendamente rico si las escuelas y universidades registran, documentan y dan seguimiento formal a la concepción y percepción de nuestros estudiantes y profesores frente a una situación que para muchos sigue siendo un imaginario, una manipulación del gobierno, una trampa en una estrategia global; para ellos puede no representarle más compromiso personal que una acción mínima (como traer un cubrebocas para no ser multado, por ejemplo) o incluso tal vez ni eso. Si no entendemos lo que ellos entienden, nos quedamos con un sistema de comunicación disfuncional y caduco.

Profesores y alumnos comparten el mismo valor, requieren del mismo espacio de reflexión y viven la dinámica de enseñanza–aprendizaje de manera simultánea. ¿Cómo se reconcilia esa mirada y se recompone la labor docente de modo sustantivo? El abrazo es una simultaneidad de cariño, se entiende como ese acto de amor y generosidad que deriva o es precedido de confianza pero que es urgente para volver a tener procesos de alta significación en donde los maestros y los alumnos se sienten en el sitio propicio para dar rienda suelta a su imaginación, a su ingenio y a su creatividad. Si los abrazos y los besos quedan suspendidos hasta no tener una vacuna en contra del virus, vayamos alistando el camino, generando la red de soporte para que el contacto solo sea la forma donde el fondo esté asegurado.

¡Feliz día del maestro! A todos esos maravillosos seres que desde las aulas han entregado sus vidas a luchar por un mundo más lleno de bondad, de generosidad, de conocimientos; a quienes hoy están estudiando en las escuelas normalistas o universidades en el ámbito de la pedagogía y la educación, a todos los que desde los posgrados están colaborando para que los profesores tengan más herramientas didácticas y cognitivas de modo que puedan seguir contribuyendo profunda y significativamente, a todos ¡Muchas felicidades! ¡Abrazo grande con toda admiración y cariño!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa_venegas@hotmail.com

 

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

JALISCO

Alfaro y la negación de la crisis de desaparecidos

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Cómo entender la desaparición de cerca de 10 mil personas en un sexenio y de estos un buen número son jóvenes?

Por qué el gobernador Enrique Alfaro siempre negó la crisis de desaparecidos y en forma machacona repetía una y otra vez que no eran desaparecidos, que se iban de sus casas por propia voluntad y en su último informe sostuvo su discurso de seis que durante su administración fueron localizadas 17 mil 405 personas (con vida): 5 mil 595 mujeres y 11 mil 810 hombres (…) No hay crisis de desaparecidos, muchos se van por voluntad propia”.

¿Y cuántos no regresaron? Eso no respondió porque eso no le importó nunca. Un personaje sin un ápice de empatía con las víctimas y con sus familiares.

¿Pero cómo tapar o esconder tanto desaparecido? ¿En qué cabeza cabe que tarde o temprano el problema iba a explotar y que su sucesor no lo taparía?

Y pensar que hubo medios de comunicación que completita le compraban esa narrativa, desde la oficina de Comunicación del Gobierno del Estado hasta les dictaban las cabezas, sin siquiera tener el pudor de cambiar la redacción a ese boletín.

El operador de esa desinformación fue Ricardo Sánchez Berumen, coordinador del gabinete de seguridad, le preparaba los datos a Alfaro, quien quería convencer que “los periodistas enemigos de Jalisco inventábamos estos datos de los miles de desaparecidos”.

Alfaro vivió gran parte de su gobierno protegido por cientos de guaruras, con carros blindados, con una Casa Jalisco y un Palacio de Gobierno rodeado de bayas. Los liderazgos de los colectivos de buscadores de desaparecidos le echaban en cara al entonces gobernador: “ustedes tienen a sus familias bien aseguradas, con carros blindados, escoltas y los ciudadanos estamos en el desamparo”

La seguridad se convirtió en una crisis por un desgobierno que no tuvo ni quiso tener contacto con los familiares de las víctimas. Simplemente hay que echarle una mirada al Semefo para ver que hay más de 5 mil cuerpos sin identificar. La bronca se la hereda Alfaro a Pablo Lemus.

Y Jalisco así se convirtió en el estado líder en desaparecidos.

Desde el 2022 el gobierno de Jalisco dejó de subir información al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas (RNDDNO).

Quienes confrontábamos la información de desaparecidos con los datos de Alfaro fuimos satanizados por el propio gobernador desde la muralla de Casa Jalisco.

SE ABRE LA CAJA DE PANDORA

El campo de entrenamiento y exterminio de Teuchitlán, abre la caja de pandora de un gobierno que en lugar de cumplir con su compromiso de poner orden, dejó crecer a la criminalidad. Sin embargo, todo gobierno tiene fecha de caducidad y ahora Alfaro sin la protección de ser la cabeza del Poder Ejecutivo de Jalisco que le permitió asumir una arrogancia, sintiéndose dueño de la verdad absoluta, podría enfrentar lo que su irresponsabilidad generó que el Estado sea un desastre en inseguridad y violencia, como lo muestran las imágenes en el Izaguirre Ranch, los 200 pares de calzado y las prendas de vestir e hombres y mujeres muestran el tamaño de la tragedia con los delitos de lesa humanidad allí cometidos.

Gente cercana a Alfaro comentan que éste estaba harto de los problemas de Jalisco que no pudo o no quiso resolver, de allí que se inventaba viajes a Europa o fuera de México.

Por eso el último día de su gobierno huyó de Jalisco y se fue a vivir a España.

Dice que se prepara en Europa para convertirse en director técnico de Chivas de Guadalajara. Imaginemos a Alfaro de director técnico del equipo más popular de México, del hombre que dejó esa larga estela de sangre y cadáveres, por no haber asumido su responsabilidad y aplicar la ley.

¿LO CITARÁ LA FISCALÍA?

No se qué ideas pasen por la cabeza de Alfaro allá en España, donde seguramente disfruta de una tranquilidad que en Jalisco no es posible. ¿Cómo tomará la información de estos centros de exterminio en Teuchitlan? ¿Cuándo va a subir sus clásicos vídeos para desmentir “las falsedades de las Fiscalías y de los Guerreros Buscadores de Jalisco”?

¿Qué le responde al fiscal general de la República, Alejandro Hertz Manero a esos graves señalamientos que hizo la pasada al calificar de «muy crítico y muy grave» el hallazgo del crematorio clandestino”?

El Fiscal General cuestionó la falta de conocimiento y acción por parte de las autoridades locales y estatales respecto a la existencia de este centro de exterminio. Hertz Manero expresó:»no es creíble» que las autoridades municipales y estatales no estuvieran al tanto de las actividades ilícitas que se llevaban a cabo en el rancho Izaguirre por lo que anunció que la Fiscalía General de la República (FGR) iniciará una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades correspondientes. La investigación se centrará en identificar posibles omisiones o complicidades de las autoridades locales y estatales en relación con el funcionamiento de este centro de exterminio.

El Fiscal General también enfatizó la importancia de coordinar esfuerzos entre las distintas instancias de gobierno para combatir eficazmente al crimen organizado y evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro y subrayó la necesidad de fortalecer las instituciones de seguridad y justicia para garantizar la protección de los ciudadanos y el respeto a los derechos humanos.

¿Qué responsabilidad tuvo Alfaro en minimizar el suceso de Izaguirre Ranch y dejarlo en que se trataba de un campo de entrenamiento de un grupo criminal? ¿Alfaro desconoció que se trataba de un centro de exterminio de jóvenes?

Habrá que ver hasta dónde se quiere llegar en esta terrible tragedia y si el brazo de la justicia no sólo queda en un agente del ministerio público, agentes de investigación y algunos funcionarios menores de la Fiscalía.

Continuar Leyendo

JALISCO

El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

Publicado

el

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.

En esa ocasión afirmé:

Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.

“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.

“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.

“El control férreo fue su sello particular.

“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.

“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.

“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.

No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.

Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.

Las consecuencias serán muchas.

Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.

Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.

Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.

Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.

El fuero es un tema que ya está en revisión.

Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.

Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.

Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista

político.

Continuar Leyendo

JALISCO

La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

Publicado

el

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.

Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.

Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.

«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».

Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.

La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.

La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».

Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.

La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.

Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».

La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.

Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.

Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.

Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.

Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.

En X @DEPACHECOS

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.