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MUNDO

Un líder humilde y cercano a los pobres: Francisco, el Papa de profundas reformas y controversias

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Por Francisco Junco //

El pontificado del Papa Francisco ha sido definido por expertos como un período de profundas reformas y controversias. Su crítica al capitalismo, su énfasis en la justicia social y su compromiso con el cuidado del medioambiente han marcado su liderazgo, pero también han generado tensiones internas y divisiones dentro de la Iglesia. Mientras impulsa cambios en la estructura eclesiástica, enfrenta resistencias de sectores más conservadores, lo que ha convertido su gestión en un punto de debate constante sobre el futuro del catolicismo.

El Papa Francisco, de 88 años, se encuentra internado, desde el 14 de febrero, en el Hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral. Según el informe más reciente del Vaticano, emitido el 9 de marzo de 2025, el pontífice pasó una noche tranquila y su estado de salud es estable, mostrando una «mejora gradual y ligera» en respuesta al tratamiento.

A pesar de las mejoras, los médicos mantienen un pronóstico reservado debido a la complejidad de su condición. Durante su hospitalización, el Santo Padre ha continuado con terapias respiratorias y fisioterapia, y ha seguido participando en algunas actividades laborales desde su habitación.

Mientras el Papa continúa su recuperación, miles de fieles dan muestras de apoyo y afuera del hospital Gemelli, acuden para rezar y dejar mensajes de solidaridad. El Santo Padre ha expresado su gratitud hacia los médicos y personal sanitario que le atienden, así como a los fieles que rezan por su salud. Su fortaleza espiritual y dedicación continúan siendo una fuente de inspiración para millones de fieles en todo el mundo.

A lo largo de su vida, el Pontífice ha enfrentado diversos desafíos de salud. A los 21 años, sufrió una grave infección respiratoria que requirió la extirpación del lóbulo superior de su pulmón derecho. En 2021, se sometió a una cirugía por una estenosis diverticular del colon. Estos antecedentes, sumados a su edad avanzada, aumentan la preocupación sobre su capacidad para recuperarse de la neumonía actual.

PRIMER PAPA LATINOAMERICANO

Cuando el 13 de marzo de 2013, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro como el nuevo Sucesor de San Pedro, la historia de la Iglesia Católica cambió para siempre. Es el primer Papa Latinoamericano , aunque no es el primer Papa, que no es europeo, si es el primer Papa no europeo en más de 1,200 años, ya que la mayoría de los Papas desde la Edad Media han sido italianos o de otros países europeos.

Su elección marcó una ruptura con tradiciones vaticanas arraigadas, reflejando el deseo de una Iglesia más cercana a los fieles y menos centrada en el poder institucional.

La elección de Bergoglio ocurrió tras la renuncia de Benedicto XVI, después de cinco votaciones en el cónclave papal. El cardenal Jean-Louis Tauran anunció la elección del Papa Francisco, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, con la fórmula en latín: «Annuntio vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam», daba el inicio de la era del pontificado de Francisco. 

LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI

Un mes antes, el 11 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI anunció su renuncia al pontificado de la Iglesia Católica, un evento sin precedentes en casi seis siglos. La renuncia se hizo efectiva el 28 de febrero a las 20:00 horas, momento en el que la sede apostólica quedó vacante. En su declaración, Benedicto XVI explicó que su decisión se debía a la falta de fuerzas para continuar ejerciendo el ministerio petrino, citando su avanzada edad y el declive de sus capacidades físicas y mentales. Este acto histórico marcó el fin de su papado, iniciado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II. Esta renuncia se dio en un contexto marcado por varios desafíos dentro de la Iglesia Católica.

Apenas una hora después de su elección, el nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, apareció, en el balcón de la Basílica de San Pedro, para dirigirse a los miles de fieles reunidos en la Plaza Vaticana. Con una mezcla de humor y humildad, “como todos saben, el deber de un cónclave es el de dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo». Luego pidió oraciones por su antecesor, y rezó junto a la multitud. También expresó su deseo de que su pontificado fuera un camino de «hermandad, amor y confianza», y pidió a los fieles que rezaran por él, antes de impartir la bendición Urbi et Orbi.

EL RECHAZO A LOS LUJOS DEL PALACIO APOSTÓLICO

Desde el inicio de su pontificado, Francisco se distinguió por un estilo pastoral sencillo y directo. Rechazó los lujos del Palacio Apostólico para vivir en la Casa Santa Marta, se despojó de vestimentas pomposas y prefirió desplazarse en un modesto Fiat en lugar de los vehículos blindados del Vaticano. Sus gestos de cercanía se hicieron habituales: abrazos a los enfermos, visitas a cárceles y su costumbre de llamar personalmente a personas que le escribían pidiendo ayuda. Su célebre frase «¡Hagan lío!», dirigida a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, reflejó su deseo de una Iglesia en movimiento, lejos del clericalismo y más comprometida con los problemas sociales.

El Santo Padre ha enfatizado la importancia de que los líderes religiosos estén en contacto directo con las necesidades y sufrimientos de la gente común. Su llamado a los sacerdotes para que vivan en «cercanía con el pueblo de Dios» refleja su compromiso con una Iglesia más accesible y menos jerárquica.

El legado del Primado de Italia, está marcado por su capacidad para conectar con la gente de manera auténtica. Su énfasis en la cercanía y la compasión ha llevado a la Iglesia a reconsiderar su papel en la sociedad moderna.

A través de sus mensajes y acciones, busca fomentar un sentido de comunidad y pertenencia entre los creyentes. Su liderazgo es un catalizador para el cambio, impulsando a la Iglesia a ser más inclusiva y relevante en un mundo complejo y desafiante.

Como jesuita, el Papa Francisco ha incorporado los valores de su orden religiosa, como la simplicidad y el servicio, en su liderazgo. Además ha hecho mucho énfasis en la reflexión espiritual y el discernimiento, llamándonos a tomar decisiones y conocer nuestra fe por iniciativa, convencimiento y encuentro, más que por decretos doctrinales. Este enfoque resuena profundamente entre los fieles y contribuye a revitalizar la imagen de la Iglesia en el mundo contemporáneo.

El Siervo de los Siervos de Dios ha abogado por los migrantes, denunciando la indiferencia a los pobres, promoviendo el diálogo interreligioso, incluso en aquellos políticamente complejos. Su magisterio, expresado en encíclicas como Laudato Si’ y Fratelli Tutti, ha puesto énfasis en el cuidado de la creación y la fraternidad humana. Sin embargo, su estilo directo y sus reformas han generado resistencia en sectores conservadores dentro de la Iglesia, que lo acusan de erosionar doctrinas tradicionales. A pesar de las críticas, su legado ya ha dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia y el mundo.

REESTRUCTURACIÓN DE LA CURIA VATICANA

Su primer gran documento, Evangelii Gaudium, ya anticipaba su visión de una Iglesia en salida, menos burocrática y más cercana a los pobres y excluidos. En 2015, proclamó el Jubileo de la Misericordia, considerado como un jubileo extraordinario, para dar más tiempo para recibir dones y gracias especiales, llamando a los católicos a ejercer el perdón y la compasión en un mundo marcado por la indiferencia. Su insistencia en que “Dios no se cansa de perdonar” ha transformado la manera en que la Iglesia aborda temas como el divorcio, la homosexualidad y la reinserción de quienes han cometido errores en sus vidas.

Pero, junto a la misericordia, el líder de la Iglesia Católica también se ha caracterizado por ser el Papa de la reforma. Desde el inicio de su papado, impulsó cambios profundos en la estructura del Vaticano, enfrentándose a la opacidad financiera y a la burocracia eclesial. La reforma de la Curia, plasmada en la Constitución Praedicate Evangelium, buscó descentralizar el poder y dar mayor protagonismo a las iglesias locales.

El actual Sucesor de San Pedro, ha trabajado para mejorar la transparencia financiera del Vaticano, especialmente en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano. Estas acciones buscan limpiar la imagen del Vaticano y combatir la corrupción financiera.

Este proceso no ha estado exento de resistencias. Sus posturas de acercamiento a comunidades históricamente marginadas y su llamado a una Iglesia más abierta han generado críticas en sectores conservadores que lo acusan de diluir la doctrina. Sin embargo, Su Santidad no ha cedido en su convicción de que la Iglesia debe renovarse para seguir siendo un faro de esperanza en un mundo convulso. Su legado, más allá de las controversias, quedará marcado por la apuesta por una Iglesia misericordiosa, comprometida con los pobres y dispuesta a reformarse desde dentro.

MENSAJE Y LEGADO SOCIAL

El Obispo de Roma es un defensor incansable de los derechos de los migrantes y los más vulnerables. Ha alzado su voz para recordar que los migrantes no son una amenaza, sino reflejos de nuestra propia humanidad, y llama a las naciones a ofrecerles acogida y protección. Su enfoque en la justicia social y la dignidad humana ha llevado a la Iglesia a ser un refugio para quienes sufren marginación y exclusión.

40 VIAJES PAPALES: HA EXTENDIDO PUENTES CON EL JUDAÍSMO Y RECONCILIACIÓN CON IGLESIAN ORTODOXA

También ha tendido puentes con el judaísmo y ha trabajado por la reconciliación con la Iglesia ortodoxa.

El actual papado promueve activamente el diálogo interreligioso como herramienta para la paz y la comprensión global. Ha viajado a lugares como Mongolia, donde ha destacado la importancia del respeto por las culturas ancestrales y el diálogo entre religiones.

Su diplomacia ha buscado tender puentes en conflictos globales, insistiendo en que la guerra es una derrota para la humanidad. Su encuentro con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb, y la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana, en 2019, fueron hitos en la relación entre el cristianismo y el islam. También ha tendido puentes con el judaísmo y ha trabajado por la reconciliación con la Iglesia ortodoxa. En el plano geopolítico, ha intervenido en conflictos internacionales, como el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y ha abogado por el fin de la guerra en Ucrania y en otras regiones afectadas por la violencia.

Hasta diciembre pasado, el Vicario de Cristo ha sumado 59 visitas a países durante su pontificado, el último viaje apostólico fue a Córcega, Francia, que concluyó el 15 de diciembre de 2024. En este viaje, participó en un congreso sobre «La religiosidad popular en el Mediterráneo» en Ajaccio.

Durante su permanencia como sucesor de San Pedro, el Papa Francisco, ha realizado 40 viajes apostólicos. Su gira incluye destinos en África, Asia, Europa y América, destacándose por su enfoque en las «periferias» del mundo.

En su primer viaje como Sumo Pontífice, visitó la isla italiana de Lampedusa, en 2013, donde rezó por los inmigrantes que perdieron la vida tratando de llegar a Europa. Este acto simbolizó su compromiso con los más vulnerables y marcó el tono de su papado. Al año siguiente, en mayo, el Papa Francisco viajó a Jordania, Israel y Palestina. Este viaje fue crucial para el diálogo interreligioso y la búsqueda de paz en la región. Incluyó encuentros con líderes religiosos y políticos, y un llamado a la reconciliación.

En septiembre de 2015, el Papa Francisco visitó Washington D.C., Nueva York y Filadelfia, su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos fue histórico, abordando temas como el cambio climático y la justicia social. Antes de llegar a los Estados Unidos, el Sucesor de San Pedro visitó Cuba, donde se reunió con el presidente Raúl Castro y celebró una misa en la Plaza de la Revolución de La Habana. Su papel en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fue significativo.

En noviembre de 2017, el Obispo de Roma viajó a Myanmar y Bangladés, donde abordó el tema de los rohinyás y la crisis humanitaria en la región. Su visita buscó promover la paz y el diálogo en un contexto de gran tensión.

En marzo de 2021, realizó un histórico viaje a Irak, convirtiéndose en el primer pontífice en visitar el país. Su presencia allí fue un llamado a la paz y la reconciliación en una región marcada por conflictos religiosos y políticos. En 2024, visitó Indonesia, Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea y Singapur, este viaje, que se extendió desde el 2 al 13 de septiembre, fue uno de los más largos de su pontificado. Buscó fortalecer el diálogo interreligioso y apoyar a las comunidades católicas en la región.

RECUADRO TRES

EL PONTÍFICE EN MÉXICO

El Papa Francisco en 2016 estuvo en México, su única visita, a la nación azteca, se realizó del 12 al 17 de febrero de ese año. Durante este viaje apostólico, recorrió la Ciudad de México y los estados de Chiapas, Michoacán, Chihuahua y el Estado de México. Fue recibido con gran entusiasmo y participó en varios eventos públicos, incluyendo una misa en la Basílica de Guadalupe y un encuentro con el entonces presidente Enrique Peña Nieto en el Palacio Nacional.

En su primera noche, el pontífice salió de la Nunciatura Apostólica para saludar a los fieles reunidos afuera, donde les pidió que no olvidaran rezar por las personas que no los quieren, y rezó el Avemaría con ellos. Esta actitud humilde y cercana marcó el tono de su visita.

Durante su estancia, el Vicario de Cristo se reunió con los obispos de México en la Catedral Metropolitana, donde les recordó la importancia de no corromperse por las riquezas y de acercarse a las periferias humanas y existenciales de las ciudades.

En su discurso, subrayó que “sólo comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando a las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas”.

En Chiapas, el Papa Francisco celebró una misa con comunidades indígenas, en San Cristóbal de las Casas, donde pidió perdón por los agravios históricos sufridos por los pueblos originarios. En Ciudad Juárez, realizó una misa binacional en la frontera con Estados Unidos, donde abordó la crisis migratoria y llamó a no “negociar con el demonio”.

Su visita buscó visibilizar las tragedias que aquejan a México y llamar la atención de quienes tienen la responsabilidad de actuar. En Ecatepec, el Sumo Pontífice también celebró una misa masiva, donde dijo que “no negociemos con el demonio”, en un llamado a no ceder ante las tentaciones de la corrupción y la violencia.

La riqueza, la vanidad y el orgullo son las tres tentaciones de Cristo… y son las tres tentaciones que se repiten en la vida del cristiano”. Con este llamado invitó a los mexicanos a reflexionar sobre las prioridades en sus vidas y rechazar las prácticas corruptas que perpetúan la desigualdad.

Durante su encuentro con jóvenes en Morelia, Michoacán, el Papa Francisco los exhortó a no sucumbir al miedo y la resignación frente a la violencia, afirmando que “no se dejen despreciar, no se dejen tratar como mercancía”. Su mensaje buscó empoderar a la juventud mexicana, alentándola a ser protagonista de un futuro más justo y pacífico.

ENCÍCLICAS CLAVE: LAUDATO SI’ Y FRATELLI TUTTI

El Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’ (2015) hace un llamado urgente a proteger “la casa común”, el medio ambiente y a reconocer la interconexión entre la justicia social y la ecología. En ella, destaca la necesidad de un cambio radical en la forma en que la humanidad vive y se relaciona con la naturaleza.

Laudato si’, mi Signore – Alabado seas, mi Señor, cantaba San Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”, escribió el Papa Francisco en Laudato Si’, donde refleja el espíritu de la encíclica, que busca inspirar una conciencia ecológica y una relación más armoniosa con la naturaleza.

Por otro lado, Fratelli Tutti (2020) enfatiza la fraternidad universal y la necesidad de una sociedad más justa e inclusiva, abogando por un mundo donde todos se sientan hermanos, proponiendo un mundo basado en el diálogo y la cooperación en lugar de la exclusión y el individualismo.

La encíclica «Fratelli Tutti» del Papa Francisco, publicada el 3 de octubre de 2020, es un llamado a la fraternidad universal y la amistad social. En ella, el Papa busca inspirar un nuevo camino hacia la paz y la justicia, destacando la importancia de reconocer la dignidad de cada persona y promover un mundo más inclusivo. Esta encíclica se basa en el «Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común», firmado en Abu Dhabi en 2019, y refleja el compromiso del Papa con la construcción de una sociedad más justa y pacífica.

«Fratelli Tutti» es la promoción de una fraternidad abierta que trasciende las barreras geográficas y sociales. “De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro ‘tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él’”, señala el papa en el documento.

Este amor fraterno es esencial para construir un mundo mejor, donde todos se sientan hermanos. La encíclica también destaca la importancia del diálogo y la reconciliación para superar los conflictos y las injusticias.

«Fratelli Tutti» no sólo es un llamado a la reflexión, sino también a la acción, el Sucesor de San Pedro propone que la fraternidad se construya desde los últimos, inspirándose en el ejemplo del buen samaritano, quien se detiene a ayudar al necesitado, sin importar su origen o condición.

La encíclica invita a todos a ser “artesanos de la paz” y a trabajar juntos para superar las crisis globales, como la pandemia y las injusticias económicas, mediante el fortalecimiento del multilateralismo y la promoción de la inclusión social. En este sentido, el Papa afirma que “la fraternidad universal es un mensaje con un alcance universal”, que debe guiar nuestras acciones hacia un futuro más justo y pacífico.

IMPACTO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA Y EL MUNDO

El Papa Francisco ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia Católica y en el mundo. Su liderazgo ha sido marcado por un enfoque en la justicia social, el diálogo interreligioso y la protección del medio ambiente. A través de sus encíclicas, como «Laudato Si'» y «Fratelli Tutti», ha inspirado a millones a reflexionar sobre la interconexión entre la justicia social y la ecología, y a promover una fraternidad universal que trasciende las barreras culturales y religiosas.

Su Santidad sigue insistiendo en la importancia de la compasión y la solidaridad. Ha llamado a la Iglesia a ser un refugio para los más vulnerables y ha promovido un diálogo constante entre las religiones para fomentar la paz y la coexistencia pacífica. Su compromiso con la reforma interna de la Iglesia y su búsqueda de transparencia han sido aspectos destacados de su pontificado.

La imagen que el Papa Francisco deja para la posteridad es la de un líder humilde y cercano a los pobres, comprometido con la justicia social y la protección del medio ambiente. Su estilo pastoral es innovador, rompiendo moldes tradicionales y acercando a la Iglesia a las periferias del mundo. Su legado incluye un enfoque en la inclusión y la compasión, lo que ha inspirado a generaciones de católicos y no católicos a trabajar hacia un mundo más justo y pacífico.

A lo largo de su pontificado, el Santo Padre ha marcado un antes y un después en la historia de la Iglesia y del mundo. Su compromiso con los más vulnerables, su valentía para reformar estructuras anquilosadas y su constante llamado a la misericordia lo han convertido en una de las figuras más influyentes del siglo XXI.

Más allá de las controversias y resistencias, su mensaje recuerda que la fe no puede desvincularse de la justicia, la compasión y el servicio a los demás. Su papado ha sido testimonio de una Iglesia que, pese a sus imperfecciones, sigue teniendo un papel fundamental en la construcción de un mundo más humano.

En sus últimos mensajes, insiste en la necesidad de no temer al cambio, de abrir el corazón al otro y de no ceder a la desesperanza. “No dejemos que nos roben la esperanza”, repite en múltiples ocasiones, convencido de que la verdadera revolución cristiana es la del amor y la fraternidad.

Aun en medio de su enfermedad y el desgaste de los años, sigue animando a los fieles a trabajar por la paz, la justicia social y el cuidado de la casa común, dejando en claro que su voz no se apaga, sino que se multiplica en quienes han acogido su mensaje.

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MUNDO

Bojayá y la esperanza de paz

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Opinión, por Miguel Anaya //

A finales de los años noventa y principios de los 2000, Colombia vivió una crisis de violencia que superaba a la que actualmente enfrenta México. Uno de los departamentos más afectados fue el de Chocó, donde operaban las FARC, grupos delictivos y autodefensas.

El 2 de mayo de 2002, la pequeña comunidad de Bojayá se convirtió en el escenario de una de las tragedias más devastadoras del conflicto armado. En medio de intensos enfrentamientos entre las FARC y grupos paramilitares, cientos de habitantes buscaron refugio en la iglesia del pueblo, confiando en que sus paredes consagradas los protegerían del horror que se vivía afuera.

Alrededor de las 3 de la tarde, un cilindro-bomba impactó directamente en el templo, causando la muerte instantánea de 79 personas, entre ellas 48 niños. Los cuerpos quedaron mutilados y las paredes de la iglesia manchadas de sangre. Días después, el número de víctimas fatales alcanzó las 119, ya que muchos no sobrevivieron a las heridas.

Este acto brutal puso de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades atrapadas entre las fuerzas violentas. A raíz de este y otros eventos que conmocionaron al país, Colombia emprendió un camino hacia la pacificación y la reconstrucción social. Las políticas implementadas, que combinaban estrategias de seguridad con inversión social y económica, comenzaron a dar frutos en las dos décadas siguientes.

Según datos del Banco Mundial, la tasa de homicidios en Colombia pasó de 70 por cada 100 mil habitantes en 2002 a 25 en 2022. En ese contexto, la ciudad de Medellín llegó a tener una tasa alarmante de 380 homicidios por cada 100 mil habitantes.

El entonces gobierno colombiano aplicó la estrategia de ‘Seguridad Democrática’. Esta política implicó el despliegue masivo de fuerzas de seguridad para recuperar el control territorial, fortalecer las capacidades de inteligencia y aumentar la presencia del Estado en zonas rurales, donde guerrillas y grupos paramilitares habían establecido su dominio. La creación de redes de informantes y la colaboración con las comunidades fueron fundamentales para desmantelar estructuras criminales y reducir los enfrentamientos armados.

Tras el debilitamiento militar de las FARC, el gobierno reconoció que la violencia era también un efecto de problemas estructurales como la pobreza y la falta de oportunidades en las regiones rurales.

En respuesta, se implementaron programas de desarrollo rural que incluyeron la construcción de infraestructura, carreteras y electrificación, con el fin de conectar comunidades aisladas con el resto del país.

Además, se promovieron programas de acceso a créditos para pequeños agricultores y cooperativas rurales, incentivando la sustitución de cultivos ilícitos por productos agrícolas comerciales.

En el ámbito social, las políticas de reparación y reconciliación jugaron un papel central. La creación de una Unidad para las Víctimas permitió que quienes sufrieron violencia fueran reconocidos y compensados, generando un proceso de catarsis social.

La inversión en educación y salud fue un eje central: entre 2002 y 2022, el acceso a la educación secundaria aumentó en un 20 por ciento, mientras que la cobertura de salud pública se amplió significativamente en las zonas rurales. A pesar de que aún persisten desafíos en materia de seguridad, el avance en Colombia ha sido notable.

Esta experiencia ofrece lecciones valiosas para México. La implementación de políticas que fortalezcan instituciones, promuevan el desarrollo económico, social y fomenten la cohesión social son esenciales para revertir la tendencia de violencia.

La profesionalización de las fuerzas de seguridad, la recuperación del control territorial y la implementación de programas sociales en zonas marginadas son pasos fundamentales para reconstruir el tejido social. Políticas de desarrollo rural, como las aplicadas en el país sudamericano, podrían replicarse en México para incentivar la economía local, alejar a los jóvenes de las dinámicas del crimen organizado y generar alternativas económicas en comunidades atrapadas en el ciclo de la violencia.

En conclusión, la trágica masacre de Bojayá simboliza el profundo sufrimiento que la violencia puede infligir a una nación. Sin embargo, también demuestra que por muy cruda que sea la realidad violenta que nos rodea, esta puede cambiar con voluntad política y estrategias integrales adecuadas.

El caso de Teuchitlán debe ser un llamado a la acción colectiva. Debemos abrir los ojos y encontrar en la experiencia de otros países una guía para diseñar e implementar políticas efectivas que conduzcan a un futuro más seguro y próspero.

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MUNDO

La cumbre no es eterna: El peso del poder y la caída inevitable

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

La historia está repleta de ejemplos de líderes que, enceguecidos por la ambición, olvidaron la fragilidad de su posición. Luis XVI, convencido de que su linaje era suficiente para sostener su trono, ignoró las señales del descontento popular hasta que el filo de la guillotina le enseñó lo contrario. Napoleón, tras haber conquistado media Europa, creyó que Rusia sería otra joya en su corona, solo para encontrar en la crudeza del invierno su Waterloo anticipado.

El ascenso y la caída de los poderosos no es un fenómeno reciente ni exclusivo de una geografía en particular. Desde la antigüedad, los imperios han crecido con el ímpetu de la ambición y se han desplomado con la misma rapidez con la que olvidaron los límites de su propio poder.

Alejandro Magno conquistó medio mundo, pero murió sin dejar un heredero capaz de sostener su imperio. Julio César creyó que su popularidad y victorias militares lo hacían intocable, hasta que sus propios aliados decidieron que representaba una amenaza mayor que un beneficio. La política, como la historia, es una danza peligrosa entre la gloria y la ruina, donde el exceso de confianza suele ser el último paso antes de la caída.

El mito de Ícaro nos recuerda precisamente esto: el peligro de volar demasiado alto sin medir las consecuencias. Ícaro, fascinado por su recién adquirida capacidad de volar, olvidó la advertencia de su padre y ascendió hacia el sol, hasta que el calor derritió la cera de sus alas y cayó al mar.

La política, como la vida misma, requiere de equilibrio. Quien se eleva sin mesura, sin comprender la delgada línea que separa el éxito de la caída, está condenado a desplomarse con mayor fuerza. El poder tiene un peso que pocos pueden sostener sin perder la compostura. No se trata solo de alcanzar alturas, sino de saber mantenerse en ellas.

Pero si Ícaro es el ejemplo de la caída, Sísifo representa la otra cara de la moneda: el castigo de quienes están atrapados en una lucha interminable. Su condena consistió en empujar una roca cuesta arriba solo para verla rodar de nuevo al punto de partida. En la política, muchas veces la lucha es constante y el esfuerzo parece nunca rendir frutos.

Sin embargo, el verdadero peligro no está en la repetición del intento, sino en la ilusión de que la cima es un lugar permanente. Muchos políticos creen que el poder les pertenece, que su ascenso es definitivo y que su esfuerzo no necesita ajustes. Pero la realidad es que la piedra siempre caerá, y lo único que define a los grandes es cómo afrontan la inevitable repetición del ciclo.

No hay imperio ni liderazgo que sea eterno. La historia es cíclica, y los excesos suelen conducir al mismo desenlace. En México y en el mundo, las trayectorias políticas están marcadas por ascensos meteóricos y caídas estrepitosas. Basta con observar cómo en cada sexenio surgen figuras que, creyendo haber conquistado la cima, terminan en el olvido o el descrédito. Quienes llegan al poder suelen olvidar que su estancia en la cúspide es efímera, que la rueda del destino sigue girando y que lo que hoy es gloria mañana puede ser polvo.

El sistema político parece diseñado para producir nuevos Sísifos, figuras condenadas a empujar sus delitos cuesta arriba, solo para verlos rodar nuevamente cuando cambian las administraciones. Cada sexenio, cada legislatura, cada relevo de poder trae consigo un ajuste de cuentas disfrazado de justicia o renovación, donde los caídos de ayer se convierten en los verdugos de hoy y los actuales intocables pronto serán las nuevas piezas sacrificables. La impunidad no es eterna, pero sí cíclica, y quienes creen haber asegurado su permanencia descubren, tarde o temprano, que la roca siempre vuelve a caer.

Las reformas, los cambios de gobierno y los giros políticos no son más que un nuevo acto en esta obra repetitiva, donde las promesas de castigo a la corrupción se mezclan con la selectividad de la justicia. Los escándalos que hoy cimbran las instituciones terminan convertidos en anécdotas cuando el tiempo y la indiferencia los diluyen, hasta que nuevos nombres ocupan los titulares y el proceso vuelve a empezar. En este juego de relevos, algunos consiguen deslizarse entre las grietas del sistema, mientras que otros terminan aplastados por el peso de sus propias ambiciones.

Y así, en un ciclo interminable, la historia se repite de forma tal que la pregunta no es si caerán, sino cuándo y con qué consecuencias. Algunos lo harán con estrépito, arrastrando consigo estructuras enteras y exhibiendo las miserias del sistema; otros, con sigilo, desaparecerán en la sombra de negociaciones y pactos que les garanticen una caída suave. Pero la constante es ineludible: nadie se mantiene en la cumbre para siempre, y aquellos que creen haber burlado el destino solo están posponiendo lo inevitable.

La enseñanza es clara: la política requiere mesura, prudencia y un entendimiento profundo de la transitoriedad del poder. Nadie es eterno en el cargo, y quienes lo olvidan terminan consumidos por el peso de sus propias decisiones.

En la vida, como en la política, el equilibrio lo es todo. El dinero, el éxito y la influencia pueden convertirse en espejismos que hacen olvidar el propósito inicial. La historia nos ha enseñado que aquellos que se ven a sí mismos como intocables, como dueños de un destino inalterable, terminan siendo arrastrados por la corriente de su propia soberbia. La verdadera habilidad no está en acumular poder, sino en administrarlo sin perder el sentido de la realidad.

El desafío es claro: no ser Ícaro ni Sísifo, sino aprender a volar sin olvidar que siempre habrá una caída, y a empujar la piedra con la consciencia de que el esfuerzo nunca es definitivo. Porque en la política, como en la vida, nadie es eterno en la cumbre, y solo aquellos que lo entienden logran caer con dignidad y levantarse con sabiduría.

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Los narcos gringos, primera parte

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Opinión, por Gerardo Rico //

“La violencia urbana en Estados Unidos, que en ciudades como Chicago, Baltimore, Los Ángeles y Nueva York arroja estadísticas preocupantes de por lo menos una persona asesinada a diario, está directamente ligada a la venta de drogas y por ende al narcotráfico mexicano.

Sin embargo, en una sociedad como la estadounidense, con su gobierno acostumbrado a buscar fuera de sus fronteras a los culpables del problema de la demanda y el consumo de drogas, los asesinatos cometidos todos los días por pandilleros o entre pandillas no son algo que valga la pena resaltar a nivel nacional; es más, si el muerto o los muertos son afroamericanos o hispanos, el gobierno hace todo lo posible por meter el asunto debajo de la alfombra”.

En la Unión Americana no existen estructuras lineales en las organizaciones del narco, como las hay en México y otras naciones latinoamericanas. Los narcos gringos trabajan con cualquier cártel y con varios al mismo tiempo cuando es posible. Son operadores que se encargan de la logística para transportar, distribuir y vender drogas. Su tajada se reparte entre muchos, son como una cadena de trabajadores independientes que prestan sus servicios a los narcos extranjeros.

“Lo que no hay en Estados Unidos son cárteles, no hay una estructura piramidal de capos entre los narcos gringos, menos aún un narcotraficante estadounidense destacado en comparación con los logros criminales alcanzados por delincuentes como Pablo Escobar Gaviria, Rafael Caro Quintero o el Chapo Guzmán”.

Este es apenas un bosquejo del libro “Los narcos gringos”, una radiografía inédita del tráfico de drogas en Estados Unidos, que fue escrito por el periodista Jesús Esquivel, corresponsal de la revista Proceso desde 1989 en Washington D.C., acreditado ante la Casa Blanca, el Congreso Federal y el Departamento de Estado de Estados Unidos. Hay que destacar que el libro fue editado en el 2016 y los derechos de edición son de Penguin Random House.

Ante las medidas del presidente Donald Trump, quien declaró como grupos terroristas a los cárteles de la droga en México, y las advertencias de funcionarios de su administración que podrían intervenir militarmente en nuestro país para terminar con estos, se me hizo muy interesante realizar una reseña de este libro que describe cómo opera el narco en el vecino país del norte.

“Las narcas gringas no son como las buchonas sinaloenses ni andan subiendo fotos al Facebook acompañadas de “su hombre” o ataviadas con joyas y vestidos de diseñador; son casi imperceptibles: están en todos lados, pero no se ven. Viven en grandes urbes como Nueva York, visten como ejecutivas y en algunos casos lo son, pero están más concentradas en hacer dinero fácil”.

En la Gran Manzana no llama la atención ver a una mujer blanca caminando por Park Avenue vestida con un traje sastre y con un portafolios en la mano: alguien así se puede considerar una más de las abogadas, empresarias o vendedoras de acciones financieras en Wall Street.

La lucha contra la violencia urbana es la guerra del gobierno estadounidense contra sus narcotraficantes y contra el comercio de drogas, pero aquel no lo admite y prefiere mantenerla disfrazada como “lucha contra la violencia”. En la DEA se desarrolló la Estrategia de ahogamiento, concentrada en su totalidad a combatir el tráfico de drogas al nivel de los pandilleros.

El objetivo de esta estrategia fue el identificar a los intermediarios estadounidenses de los cárteles mexicanos, personajes que se encargan de establecer la relación directa de un cártel con las pandillas de Estados Unidos. Los intermediarios son los que reclutan a los pandilleros y uno de los lugares favoritos para este objetivo es el sistema carcelario a nivel estatal y local.

Con cifras de hace nueve años, el autor del libro precisa que “para tener una idea del problema solo hay que mirar lo que sucede en Chicago: tiene el sistema carcelario municipal más grande de Estados Unidos y del mundo, el cual alberga entre 9,000 y 13,000 presos, de los cuales más del 80% purgan condenas por delitos relacionados con la violencia urbana pandillera y la venta de narcóticos”.

“La gravedad y el tamaño de la epidemia del consumo de drogas en Estados Unidos es auténticamente una calamidad; la muerte de jóvenes estadounidenses por sobredosis de narcóticos parece un hoyo negro sin fondo. Desde el gobierno federal de este país, la mejor práctica para enfrentar el problema del tráfico internacional de narcóticos sigue siendo buscar responsables fuera de sus fronteras; en este contexto de irresponsabilidad y de delegar a otros las culpas y las consecuencias de sus problemas de salud pública y educación, se augura que México seguirá siendo el villano favorito de la Casa Blanca y del Capitolio”.

Los Narcos Gringos, de Jesús Esquivel, además de ser una lectura amena, describe cómo operan los brókers, los narco motociclistas y narco camioneros, las narco pandillas los informantes y la narco corrupción gringa, entre otros capítulos por demás interesantes y que no pierden actualidad.

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