MUNDO
El inicio de una guerra comercial: Los aranceles de Trump afectarán más a los estadounidenses

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
La decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones de productos provenientes de México y Canadá, y del 10% a los productos chinos, ha generado un intenso debate sobre sus posibles consecuencias económicas, políticas y sociales. Esta medida, que parece marcar el inicio de una guerra comercial, no solo afecta a los países destinatarios de los aranceles, sino que también podría tener repercusiones significativas para la economía y la sociedad estadounidense.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos no es una medida aislada, sino parte de una estrategia más amplia del gobierno de Trump para renegociar los términos del comercio internacional. Según el presidente, estos aranceles buscan proteger la industria nacional, reducir el déficit comercial y recuperar empleos en sectores manufactureros que han sido desplazados por la competencia extranjera.
Sin embargo, los críticos argumentan que esta política podría tener efectos contrarios a los deseados, generando incertidumbre económica y tensiones políticas tanto a nivel nacional como internacional.
Uno de los principales motivos detrás de esta medida es el déficit comercial de Estados Unidos; el acumulado en la balanza comercial de Estados Unidos aumentó 3.3% entre enero a marzo de 2023 y el mismo periodo en 2024. Además, China y México se mantuvieron como los socios con los que más déficit mantiene EE.UU. con participaciones de 19.8% y 12.9% respectivamente.
Trump ha argumentado que los aranceles son una herramienta para equilibrar estas cifras y proteger a los trabajadores estadounidenses.
Estados Unidos es el mayor importador y el segundo exportador de mercancías del mundo, así como el mayor importador y exportador de servicios comerciales. Sin embargo, el comercio sólo representa el 25% del PIB del país (Banco Mundial). Estados Unidos firmó 14 acuerdos de libre comercio recíprocos, 5 programas de comercio preferencial, 51 acuerdos marco de comercio e inversión y 48 tratados bilaterales de inversión (LOC).
Las principales exportaciones estadounidenses en 2022 fueron los aceites refinados de petróleo (6,6%) y los gases (5,7%), seguidos del petróleo crudo (4,7%), los automóviles (2,8%) y los circuitos electrónicos integrados (2,5%), mientras que las importaciones en el mismo año incluyeron los aceites de petróleo (6,1%), los automóviles (5%), las máquinas automáticas de procesamiento de datos (3,8%), los dispositivos de sistemas telefónicos (3,7%) y los medicamentos (2,7% – datos Comtrade).
Los principales socios de exportación del país en 2022 fueron Canadá (17,2%), México (15,7%), China (7,5%), Japón (3,9%), Reino Unido (3,7%), Países Bajos (3,5%) y Alemania (3,5%); mientras que las importaciones procedieron principalmente de China (17,1%), México (13,6%), Canadá (13,2%), Japón (4,6%), Alemania (4,5%) y Vietnam (4% – datos Comtrade). Históricamente, Estados Unidos ha considerado que el comercio fomenta el crecimiento económico, la estabilidad social, la democracia y la mejora de las relaciones internacionales. Sin embargo, en los últimos años la tendencia se ha invertido, con la insurgencia de varios conflictos comerciales (en particular con China, acusada de prácticas comerciales desleales).
Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China finalmente comenzaron a normalizarse hacia el final de la presidencia de Trump, con la firma por ambos países en Washington del acuerdo comercial Estados Unidos-China Fase Uno. Sin embargo, las relaciones comerciales no mejoraron mucho durante la presidencia de Biden.
UNA BALANZA COMERCIAL DEFICITARIA
La balanza comercial estadounidense es estructuralmente negativa y el déficit comercial ha seguido aumentando en los últimos años: en 2022 se situó en un 3,7% estimado del producto interior bruto en dólares corrientes, frente al 3,6% de 2021 (datos de la Oficina de Análisis Económico). En el mismo año, las exportaciones de bienes aumentaron hasta los 2,064 billones de dólares, un 17,6% interanual; las importaciones crecieron a un ritmo similar (+15% – a 3,375 billones de dólares – OMC).
A pesar de ser un importador neto de bienes, Estados Unidos es un exportador neto de servicios: en 2022, las exportaciones de servicios ascendieron a 928.500 millones de USD (+15,9% interanual) frente a 696.700 millones de dólares de importaciones (+24,5% interanual – OMC). Según las cifras preliminares de la Oficina del Censo, las exportaciones de bienes ascendieron a 1.851 billones de dólares en 2023, mientras que las importaciones se situaron en 2.834 billones de dólares. (santandertrade.com)
Sin embargo, algunos analistas sugieren que los aranceles también tienen un componente político. Durante 2024, lo que fue el año electoral en Estados Unidos, Trump buscó consolidar su base de apoyo entre los votantes que se sienten afectados por la globalización y la deslocalización de empleos. Según una encuesta de Pew Research Center (2019), el 52% de los estadounidenses considera que los acuerdos comerciales internacionales han perjudicado a los trabajadores del país, lo que refuerza el discurso proteccionista del ahora presidente.
«Necesitamos proteger a los estadounidenses, y es mi deber como presidente garantizar la seguridad de todos», publicó en su red Truth Social. Trump cumple así con una de sus principales promesas de campaña.
Sin embargo, el anuncio genera incertidumbre sobre lo que pueda pasar con la economía de Estados Unidos frente a la posibilidad de un aumento de precios.
Frente a las críticas que sostienen que esta medida puede provocar inflación, Trump respondió que «los aranceles no causan inflación, sino que generan éxito», según dijo el viernes 31 de enero desde el Despacho Oval.
«Me preocupa que estos nuevos aranceles aumenten aún más los costos para los consumidores estadounidenses», dijo Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en el Senado, en una declaración en la que criticó el anuncio arancelario.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS PARA ESTADOS UNIDOS
1. Impacto en los consumidores y la inflación
Uno de los efectos inmediatos de los aranceles es el aumento en los precios de los productos importados. Según un estudio del Peterson Institute for International Economics (2019), los aranceles del 25% a México y Canadá, y del 10% a China, podrían incrementar los costos de bienes como electrodomésticos, automóviles y productos electrónicos en al menos un 5% en promedio. Esto afectaría directamente el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses, especialmente en los hogares de ingresos medios y bajos.
Además, el aumento en los precios de los insumos importados podría generar presiones inflacionarias. La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha proyectado que los aranceles podrían elevar la inflación en 0.5 puntos porcentuales en el corto plazo (Federal Reserve, 2019). Esto podría obligar a la Fed a incrementar las tasas de interés, lo que a su vez encarecería el crédito y frenaría el crecimiento económico.
2. Efectos en las cadenas de suministro
Estados Unidos está profundamente integrado en cadenas de suministro globales, especialmente con México y Canadá. Según datos del Departamento de Comercio de EE.UU. (2019), el 40% de los componentes utilizados en la manufactura estadounidense provienen de estos dos países. Los aranceles podrían interrumpir estas cadenas, aumentando los costos de producción y reduciendo la competitividad de las empresas estadounidenses en el mercado global.
Por ejemplo, la industria automotriz, que representa el 3% del PIB de Estados Unidos, depende en gran medida de insumos mexicanos y canadienses. Un informe de la consultora LMC Automotive estima que los aranceles podrían aumentar el costo de producción de un automóvil en $1,000 dólares, lo que se traduciría en precios más altos para los consumidores y una posible pérdida de empleos en el sector.
3. Reacción de los socios comerciales
El anuncio ha desatado un maremoto de repercusiones internacionales.
Por un lado, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con un duro comunicado a la decisión de Trump.
Dijo que «México no quiere confrontación», llamó al diálogo con Estados Unidos y anunció que avanzará con «medidas arancelarias en defensa de los intereses de México».
«Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales, así como cualquier intención injerencista en nuestro territorio», dijo la presidenta de México en un comunicado que compartió en la red social X.
Y agregó que «no es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando como lo hicimos en estas últimas semanas con su Departamento de Estado para atender el fenómeno de la migración».
Por su parte, el primer ministro saliente de Canadá, Justin Trudeau, anunció en respuesta que introducirá aranceles del 25% a los productos estadounidenses de $155.000 millones de dólares.
Y lo hará en dos etapas. La primera entrará en vigor el martes y la segunda en 21 días, para dar tiempo a las empresas canadienses a adaptarse.
Mientras que China también denunció la imposición del arancel del 10% de Estados Unidos.
Desde los ministerios de Finanzas y Comercio de Pekín informaron que recurrirá a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y adoptará «contramedidas» en respuesta al gravamen que entra en vigor el próximo martes.
El ministerio de Comercio de China informó en un comunicado que la medida de Trump «viola gravemente» las normas del comercio internacional, instando a los Estados Unidos a «entablar un diálogo franco y reforzar la cooperación».
La presentación de una demanda ante la OMC es una medida similar a la que China ha tomado contra los aranceles que la Unión Europea le ha impuesto a los vehículos eléctricos chinos. (bbc.com)
CONSECUENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
La imposición de aranceles a sus principales socios comerciales, y con la amenaza de incluir en estos a la Unión Europea, ha generado un clima internacional de rispidez, tensión, e incertidumbre, que contravienen a la cooperación internacional en el contexto actual de la grave crisis global climática, económica, social, y política.
Además, la guerra comercial con China ha escalado a un nivel sin precedentes. Según un informe del Council on Foreign Relations, las tensiones entre ambos países podrían desencadenar una desaceleración económica global, afectando no solo a Estados Unidos y China, sino también a otros países que dependen del comercio internacional.
A nivel interno, los aranceles han dividido a la clase política y empresarial de Estados Unidos. Mientras que algunos sectores, como el siderúrgico y el aluminio, han apoyado las medidas proteccionistas, otros, como la agricultura y la manufactura, han expresado su preocupación por las represalias comerciales.
Según una encuesta de Gallup, el 55% de los estadounidenses desaprueba la política comercial de Trump, lo que está afectando su popularidad, llegando a menos del 50% general de aceptación. Además, los estados agrícolas, que tradicionalmente han apoyado al Partido Republicano, podrían cambiar su voto si las pérdidas económicas continúan. En 2025 se llevarán a cabo procesos electorales en varios estados de la Unión Americana.
Aunque el objetivo declarado de los aranceles es proteger los empleos estadounidenses, algunos estudios sugieren que podrían tener el efecto contrario. Un informe de la consultora Trade Partnership Worldwide estima que los aranceles podrían resultar en la pérdida de 400,000 empleos en Estados Unidos, principalmente en sectores como la agricultura, la manufactura y el comercio minorista.
Agregado a lo anterior, los aranceles podrían exacerbar la desigualdad económica en Estados Unidos. Según un estudio del Instituto de Política Económica (EPI, por sus siglas en inglés), los trabajadores de bajos ingresos serían los más afectados por el aumento en los precios de los bienes de consumo, mientras que las grandes corporaciones podrían trasladar sus operaciones a otros países para evitar los aranceles.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México, Canadá y China marca el inicio de una guerra comercial cuyas consecuencias podrían ser profundas y duraderas. Aunque el objetivo declarado de estas medidas es proteger la economía y los empleos estadounidenses, los efectos inmediatos incluyen un aumento en los precios al consumidor, interrupciones en las cadenas de suministro y tensiones políticas con los socios comerciales.
A largo plazo, los aranceles podrían generar una desaceleración económica global, pérdida de empleos y un aumento en la desigualdad económica. Además, las represalias comerciales de México, Canadá y China podrían afectar sectores clave de la economía estadounidense, como la agricultura y la manufactura.
En este contexto, es crucial que Estados Unidos reevalúe su estrategia comercial y busque soluciones que promuevan el crecimiento económico sin sacrificar las relaciones internacionales ni el bienestar de sus ciudadanos. De lo contrario, el principal afectado de esta guerra comercial podría ser el propio Estados Unidos.
CARTÓN POLÍTICO
Destapa la hipocresía
MUNDO
La personalidad de Donald Trump

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Donald Trump, con Tony Schwartz, escribieron el libro “El arte de la negociación”. De la edición del 26 de octubre de 2019 de Epublibre provienen estas frases entresacadas del texto para ilustrar con quién está lidiando el mundo.
“No lo hago por dinero. Tengo mucho dinero; más del que necesitará jamás. Lo hago ‘por amor al arte’. La negociación yo la entiendo como un arte. Que otros pinten magníficas telas o escriban poesías maravillosas. A mí me gusta hacer negocios, preferiblemente grandes negocios. Esa es mi vocación”.
Trump, el empresario, se ganó su reputación en Estados Unidos de Norteamérica por sus millonarios negocios inmobiliarios. “En contra de lo que muchos creen, no me gusta salir en periódicos; no soy partidario de hablar de mi vida privada. Sin embargo, tener una cobertura en los medios de información puede ser muy útil en los negocios”.
“Cuando concedo entrevistas procuro ser muy breve. Me protejo a mí mismo procurando permanecer flexible. Nunca me ato a un solo planteamiento; en mis malabarismos mantengo muchas bolas en el aire al mismo tiempo, porque muchos negocios fracasan, por muy prometedores que hayan parecido al principio.
“Lo peor que puede pasarle a uno en un negocio es tener una necesidad desesperada de hacerlo. Lo mejor es negociar desde una posición de fuerza, porque la posición más fuerte es la que encierra una ventaja. En los negocios, la ventaja se define como ‘tener algo que el otro quiere’, o que necesita; o, mejor aún, que no puede pasar sin lo que uno tiene. Muchas veces la ventaja demanda imaginación y labia vendedora; dicho de otra manera: hemos de convencer a nuestro oponente de que su propio interés está en cerrar el trato.
“La clave última de mi estilo promocional es la osadía. Juego con las fantasías de la gente. Muchos, aunque no sepan pensar a lo grande, sí que pueden emocionarse con las grandes ideas de otros. Por eso nunca está de más un poco de hipérbole. A la gente le gusta creer que tal o cual cosa es la más grande, la más atrevida o la más espectacular. Exagerar no es mentir; es decir, la exageración en su variedad inocente, que es, además, una forma de promoción muy eficaz.
“Aunque siempre conviene destacar lo positivo, en ocasiones la única opción es el enfrentamiento. Mi carácter es muy llevadero, me porto bien con los que se portan bien conmigo. Pero si alguien me trata mal o injustamente o pretende aprovecharse de mí, entonces peleo con la máxima dureza; no recomiendo ese género de reacción a todo el mundo, pero –según mi experiencia- cuando uno lucha por lo que cree, las cosas siempre terminan por arreglarse para bien (aunque en el camino se pierdan algunos que consideraba amigos)”.
“No se puede engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Se puede crear expectación, montar una promoción estupenda y conseguir que los medios publiquen sus declaraciones (que usted no habrá de sazonar con una buena dosis de hipérbole; pero, al final, debe servir la ‘mercancía’ o la gente se sentirá engañada)”.
“Jimmy Carter poseía el atrevimiento, la osadía y los tamaños para osar lo extraordinario. Esa cualidad, por encima de todas las demás, le ayudó a llegar hasta la presidencia; pero luego, como es natural, el pueblo no tardó en darse cuenta de que Carter no estaba capacitado para la primera magistratura del país y por eso fue derrotado por amplia mayoría y perdió la reelección”.
“Ronald Reagan era un actor tan hábil y tan eficaz que supo conquistar por completo al pueblo estadounidense. Luego de terminar su presidencia, la gente se preguntó qué había detrás de su sempiterna sonrisa. La vida es muy frágil y eso no puede remediarlo ni el éxito; si acaso la hace más frágil, todavía”.
“Todo puede cambiar sin previo aviso y por eso procuro no tomarme demasiado en serio nada de lo ocurrido a la fecha. El dinero nunca ha representado un móvil muy importante para mí…a no ser como estímulo. La verdadera emoción consiste en jugar la partida. No pierdo el tiempo en meditar si debería haber obrado de tal o cual forma o sobre lo que pasará después. Por eso respondo que me divierto mucho con lo que hago”.
“En el vecindario fui una especie de caudillo…como sigue ocurriendo actualmente. Concitaba adhesiones incondicionales o antipatías similares. Era muy apreciado en nuestra pandilla, de la que tendía a ser el jefe; en la adolescencia fui muy bullicioso; por algún motivo me gustaba crear agitación y poner a prueba a los demás. Arrojaba bolsas llenas de agua al patio y bombas fétidas en el salón; armaba grandes follones en las fiestas del colegio. No por malicia, sino por mi agresividad, la que aprendí a canalizar cuando mi padre me inscribió en la Escuela Militar de Nueva York”.
“A veces, para hacerse de un negocio, no hay más remedio que denigrar a los rivales”.
Saque usted sus conclusiones sobre la personalidad y manera de actuar del actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y cambie negocios por política, para que cuadre la radiografía.
MUNDO
Carteles terroristas

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
A la señora presidente Claudia Sheinbaum no le agrada que el gobierno de Estados Unidos determine que los carteles criminales sean catalogados como terroristas. Al parecer a la opinión pública tampoco, pues según encuesta publicada en El Financiero el 6 de febrero, el 68% de los mexicanos ven mal y muy mal que el gobierno norteamericano los clasifique como tales.
Ambas cosas le han importado un rábano al presidente Donald Trump, que los considera una amenaza a la seguridad nacional de su país y los ha declarado formalmente como terroristas. Igual paso dio el gobierno canadiense que incluso creó la figura del Zar anti-fentanilo.
El rechazo del gobierno mexicano a tal manifestación no puede ni debe desvincularse de la grave acusación lanzada desde la Casa Blanca dentro del texto que anunció la imposición de aranceles en la que, textualmente, acusó al gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales. Tal afirmación fue y ha sido soslayada por la presidente Sheinbaum que respondió, diciendo que la alianza existía con los vendedores de armas en EU a los grupos criminales, y que en el combate a los carteles debieran empezar por su propio territorio.
Esto último en correspondencia a los actos de la fiscal general, Pam Bondi, que ha emitido un memorándum titulado “Total Elimination of Cartels and Transnational Criminal Organizations” que busca eliminar las trabas burocráticas para facilitar la investigación y persecución de organizaciones criminales utilizando la legislación más potente con que cuente el sistema judicial. Es decir, no quitan ni quitarán el dedo del renglón y van en serio contra ellos y sus aliados tanto gubernamentales como empresariales.
Este memorándum se inscribe en la estrategia que ha delineado Donald Trump desde su campaña y que ha venido cumpliendo con sus órdenes ejecutivas. Dicha estrategia engloba acciones tales como: reforzar la patrulla fronteriza y restaurar políticas migratorias estrictas; bloqueo de rutas marítimas de transporte e intercepción de embarcaciones sospechosas en aguas internacionales; despliegue de fuerzas especiales en operaciones directas; bloqueo del acceso al sistema bancario internacional; exigir colaboración de países vecinos para combatir la corrupción y sancionar a funcionarios que colaboren con carteles, entre otras más que incluyen modificar su legislación para incluso imponer la pena capital a los capos y colaboradores.
El gobierno mexicano debe entender que esto dejó de ser un discurso de campaña y que se trata de una política de especial interés para el gobierno norteamericano y dejar de lado medidas cosméticas para hacer como que se coopera y como que se cumplen los compromisos.
Claudia Sheinbaum había sido cauta y prudente en sus declaraciones, sin apartarse del discurso de colaboración no subordinación, más defensa de la soberanía e integridad del territorio nacional. Consiguió una prórroga de un mes para evitar la fijación de aranceles, pero a cambio ha recibido algunas advertencias que no debiera desestimar. La presencia de embarcaciones militares frente a las costas mexicanas y el sobrevuelo de aviones espías confirman que, de no ser satisfactoria la respuesta a las demandas norteñas, ellos están en posibilidades y disposición para intervenir directamente.
Algo tendrá que hacer además de incrementar la detención de peces menores de la estructura criminal, el decomiso de armas y fentanilo y el envío de tropas a la frontera. La operación Enjambre en el Estado de México y Chiapas, se antojan insuficientes para responder a tan serio cuestionamiento contenido en el anuncio arancelario. Especialmente, cuando todo un estado, Sinaloa, tiene cinco meses siendo rehén de grupos criminales, cuando en Chiapas sigue el dominio territorial de otros más y en Tabasco se hace evidente que no hay control; ni cesan tampoco las denuncias en Michoacán, Jalisco y otros estados por la extorsión a productores y comerciantes.
Existen además señalamientos puntuales sobre gobernadores en funciones y gobernantes anteriores acerca de sus acercamientos con organizaciones criminales. Los ojos de la inteligencia norteamericana tienen tiempo atentos al desenvolvimiento político de nuestro país. La extensa frontera compartida hace que la estabilidad en la misma se vuelva una prioridad para la seguridad nacional estadounidense.
Por el rumbo que está tomando el dialogo entre las dos naciones, es previsible que la revisión del Tratado de Libre Comercio, cuya fecha ya han solicitado que se adelante, tenga más ingrediente político y de seguridad que de requerimientos comerciales, que siempre serán, como se vislumbra, solo instrumentos para negociar otras condiciones.
A juicio de nuestros vecinos pesan más los muertos por fentanilo, la desestabilización que significa la presencia y el avance de las organizaciones criminales y el debilitamiento del estado de derecho que el déficit comercial. Sin olvidar que quieren cerrar el continente a la presencia china. Como se ve, son diferentes prioridades y la nuestra debiera ser sobrevivir económicamente y ganar la paz, no elecciones. El costo de las omisiones y diferencias estará por verse.
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