MUNDO
El tormento de Tántalo: Políticos que no aprenden a administrar el poder

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
La semana pasada reflexioné sobre la necesidad de mantener un equilibrio en la política, recurriendo a las figuras de Sísifo e Ícaro para ilustrar cómo el poder, en su naturaleza cíclica, siempre conlleva ascensos y caídas. Sísifo nos enseñó la persistencia frente a lo inevitable; Ícaro, los peligros de volar demasiado alto.
Sin embargo, la lección central sigue siendo la misma: las caídas son inevitables, y el verdadero arte del liderazgo radica en saber administrar el poder mientras se tiene, en lugar de sucumbir a su seducción o desperdiciarlo en excesos.
Lamentablemente, los líderes políticos actuales parecen haber olvidado esta verdad milenaria, atrapados en un ciclo de ambición, arrogancia y desconexión que los condena a repetir errores del pasado. Para entender este fracaso, recurramos ahora a otro mito griego: el de Tántalo, cuya historia revela con precisión quirúrgica las fallas de quienes ostentan el poder hoy.
Tántalo, en la mitología griega, era un rey favorecido por los dioses, invitado incluso a sus banquetes celestiales. Sin embargo, su codicia y su arrogancia lo llevaron a traicionarlos: robó néctar y ambrosía para compartirlos con los mortales y, en un acto aún más atroz, sacrificó a su propio hijo Pélope para probar la omnisciencia divina. Su castigo fue eterno y cruelmente simbólico: condenado en el inframundo a estar sumergido en agua hasta el cuello, con frutas colgando justo fuera de su alcance, Tántalo sufre hambre y sed perpetuas.
Cada vez que intenta beber, el agua se aleja; cada vez que estira la mano hacia las frutas, estas se elevan. Es un tormento de deseo insatisfecho, un recordatorio de que el poder mal administrado no solo destruye a quien lo ejerce, sino que lo deja en un estado de miseria eterna.
Los líderes políticos de nuestro tiempo son, en muchos sentidos, modernos Tántalos. Tienen a su disposición recursos inimaginables —dinero, influencia, tecnología, apoyo popular— y, sin embargo, parecen incapaces de saciar su hambre de más. En lugar de usar el poder para construir algo duradero, lo despilfarran en proyectos vanidosos, promesas vacías o en la persecución de una aprobación efímera.
Pensemos, por ejemplo, en los gobernantes que llegan al poder con discursos grandilocuentes sobre el bienestar colectivo, pero que pronto se enredan en escándalos de corrupción o en políticas que benefician a unos pocos mientras el resto se hunde en la precariedad. El agua está ahí, al alcance, pero ellos mismos la alejan con sus decisiones.
Uno de los fracasos más evidentes de estos líderes es su incapacidad para reconocer la naturaleza cíclica del poder. Como señalé antes, el poder no es un estado permanente; es un flujo, una marea que sube y baja. Sin embargo, muchos actúan como si su mandato fuera eterno, como si las elecciones, las crisis o las revoluciones no estuvieran ya gestándose en el horizonte.
Esta miopía los lleva a priorizar el corto plazo sobre el legado, a gastar su capital político en victorias superficiales en lugar de sembrar las bases para una estabilidad futura. Tántalo, al menos, tuvo la excusa de la tentación divina; nuestros líderes solo tienen la excusa de su propia ceguera.
Otro aspecto del tormento de Tántalo que resuena en la política actual es la desconexión con las necesidades reales de la gente. El rey griego, en su afán por impresionar a los dioses, olvidó a los mortales que dependían de él.
Hoy, vemos líderes que parecen más interesados en las cámaras, los titulares o las cumbres internacionales que en las calles de sus propios países. Mientras el agua de la confianza pública se evapora y las frutas de la prosperidad se alejan de las mayorías, ellos siguen estirando las manos hacia una gloria personal que nunca alcanzan.
Pensemos en los discursos vacíos sobre el cambio climático mientras las emisiones siguen subiendo, o en las promesas de igualdad que se diluyen en estadísticas de pobreza creciente. Es el mismo patrón: el poder está ahí, pero su administración es un espejismo.
La arrogancia, quizás el pecado más grave de Tántalo también define a muchos líderes actuales. Creyéndose intocables, subestiman las consecuencias de sus actos. Tántalo pensó que podía engañar a los dioses; los políticos de hoy creen que pueden engañar a la historia. Pero el poder, como el agua y las frutas del mito, siempre encuentra la manera de escaparse de quienes lo maltratan.
Las revoluciones, las urnas o simplemente el paso del tiempo terminan por recordarnos que nadie es inmune a la caída. Ejemplos sobran: regímenes que parecían inexpugnables han colapsado en meses, presidentes que se creían imprescindibles han sido olvidados en semanas. El ciclo sigue su curso, implacable.
Entonces, ¿por qué fallan estos líderes en administrar el poder? Porque, como Tántalo, han perdido de vista el propósito del privilegio que se les otorgó. El poder no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para servir, para equilibrar, para construir.
Sin embargo, en lugar de aprender de las caídas de sus predecesores, se entregan a la misma codicia, la misma desconexión, la misma arrogancia. No ven que el agua y las frutas no están fuera de su alcance por un capricho del destino, sino por sus propias manos. El tormento no es el castigo; el tormento es la incapacidad de aprender.
Volviendo a Sísifo e Ícaro, la lección se completa con Tántalo: el poder exige humildad, paciencia y sacrificio. Sísifo nos enseñó a seguir empujando la roca; Ícaro, a no volar demasiado cerca del sol; Tántalo, a no “estirar la mano” hacia lo que no podemos sostener.
Los líderes actuales, atrapados en su propio inframundo, podrían evitar su destino si tan solo miraran hacia arriba y reconocieran que el poder no se trata de acumular, sino de administrar con sabiduría. Hasta que no lo hagan, seguirán condenados a ver cómo el agua se aleja y las frutas se elevan, mientras el ciclo del poder, eterno e indiferente, espera su próxima caída.
MUNDO
Se incrementan las muertes de personas adultas mayores a causa del cambio climático

– Por Redacción Conciencia Pública, con información de DW Español y el PNUMA
La ONU, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), alertó sobre los crecientes riesgos que el cambio climático representa para la salud de las personas mayores.
El informe Fronteras 2025 advierte que las muertes asociadas al calor extremo entre mayores de 65 años han aumentado un 85 % desde los años noventa, especialmente en zonas urbanas de países de ingresos bajos y medios.
Además, fenómenos como olas de calor, inundaciones y el deshielo se han vuelto más frecuentes y letales, afectando especialmente a personas con enfermedades crónicas, movilidad limitada o en situación de pobreza o aislamiento.
El documento destaca la necesidad urgente de rediseñar las ciudades para hacerlas más accesibles y resilientes al cambio climático, mediante planificación urbana incluyente, espacios verdes y acceso a información climática adaptada a personas mayores.
Asimismo, el análisis de la ONU subraya el peligro del deshielo acelerado de la criosfera si la temperatura global supera los 2 grados centígrados, lo que podría liberar microorganismos patógenos antiguos y afectar tanto la biodiversidad como la vida de millones de personas, que dependen del agua proveniente de estas regiones congeladas.
Otro riesgo señalado es el incremento de inundaciones prolongadas e intensas que reactivan sustancias químicas tóxicas prohibidas desde hace décadas, las cuales pueden contaminar ciudades y la cadena alimentaria.
Además, se alerta sobre el envejecimiento de presas, cuya degradación puede afectar tanto a comunidades humanas como a ecosistemas. El informe concluye con un llamado urgente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el turismo en zonas frágiles y fortalecer la investigación científica en entornos vulnerables.
¿Qué es la criosfera?
La criosfera es la parte de la Tierra donde el agua se encuentra en estado sólido, incluyendo hielo y nieve. Abarca glaciares, capas de hielo, permafrost, hielo marino, nieve y hielo en ríos y lagos.
CULTURA
Semifinal con olor a final: Real Madrid vs PSG en el Mundial de Clubes

Por Redacción Conciencia Pública //
El Real Madrid se mide hoy ante el PSG, reciente campeón de la Champions League, en la semifinal del Mundial de Clubes 2025, en un enfrentamiento europeo cargado de historia. El ganador se enfrentará al Chelsea, que ya aseguró su lugar en la final tras vencer al Fluminense 2‑1.
El choque entre técnicos españoles Xabi Alonso y Luis Enrique, sumado al regreso de Mbappé al Estadio MetLife, intensifica aún más la rivalidad europea.
Alineaciones y bajas clave
El equipo español presenta un once repleto de figuras: Courtois; Valverde (capitán); Rüdiger; Asencio; Fran García; Güler; Tchouaméni; Bellingham; Vinícius Jr.; Mbappé; y Gonzalo García. La principal baja es Dean Huijsen, expulsado. En respuesta, PSG alinea a Donnarumma; Hakimi; Marquinhos (capitán); Beraldo; Nuno Mendes; Vitinha; Fabián Ruiz; João Neves; Kvaratskhelia; Doué; y Dembélé, con Willian Pacho y Lucas Hernández sancionados.
Trayectoria y claves del encuentro
Los parisinos del PSG llegan en gran forma tras su contundente triunfo 5‑0 en la final de la Champions contra el Inter de Milán. En el Mundial de Clubes avanzó eliminando a Inter Miami y Bayern Múnich, a pesar de las expulsiones de Pacho y Hernández. Dembélé, tras recuperarse de lesión, volvió a marcar y figura como uno de los candidatos al Balón de Oro.
Por su parte, el Real Madrid ha superado a Juventus y Borussia Dortmund, destacando a Gonzalo García, máximo goleador del torneo con cuatro tantos, y Mbappé, quien regresó con una chilena espectacular tras superar una gastroenteritis.
Transmisión y futuro inmediato
El duelo se jugará este miércoles 9 de julio de 2025 a las 13:00 horas (tiempo del Centro de México), en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. La transmisión será por Canal 5 (TV abierta), TUDN (paga) y streaming en DAZN (registro gratuito) y ViX Premium. Además, El Financiero Deportes ofrecerá cobertura minuto a minuto.
El ganador de esta semifinal jugará la final el domingo 13 de julio, también en el MetLife, frente al Chelsea, en busca del trofeo del Mundial de Clubes 2025.
MUNDO
La IA en la vida cotidiana, herramientas al compás de las necesidades humanas

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En el escritorio de la Dra. Elena Márquez las líneas rojas comenzaron a serpentear en la pantalla. «Mire aquí, doctora», susurraba el sistema mientras señalaba una sombra casi imperceptible en la resonancia magnética de Carlos, su paciente de 58 años.
Lo que tres especialistas humanos habían pasado por alto, esta inteligencia entrenada en millones de imágenes médicas lo detectó: un tumor temprano, tratable. «Hace cinco años me habrían tachado de loca por confiar en una máquina», confiesa Elena mientras aprieta el brazo de Carlos con una sonrisa aliviada. «Hoy sé que esta tecnología le ha regalado décadas de vida».
Así, sin estridencias, las redes neuronales artificiales (RNAs) se han colado en la vida cotidiana. Ya no son esos entes abstractos de laboratorio, sino herramientas que respiran al compás de necesidades humanas.
«El gran cambio en 2025 no es técnico, sino humano», reflexiona David Lemes, investigador de la Universidad de São Paulo. «Cuando visito hospitales y veo a médicos abrazando a pacientes salvados por diagnósticos de IA, o a agricultores que riegan sus campos con la precisión que les marca el teléfono… eso es la revolución real».
El dato lo confirma: 80% de los hospitales utiliza ya IA para mejorar la atención, según el informe Deloitte 2024.
EL LATIDO DE LAS NUEVAS REDES
Lo llaman el «efecto mariposa digital». En el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), un equipo liderado por la ingeniera Priya Vasudevan muestra cómo una nueva arquitectura de redes de espigas (SNNs) consume menos energía que una bombilla LED mientras analiza datos climáticos. «Son redes que ‘piensan’ como neuronas biológicas – con pulsos eléctricos breves», explica. «El año pasado redujimos el consumo energético un 70%. Imagínese: pronto podrán correr en su reloj inteligente».
Pero donde realmente se nota el cambio es en las cocinas de las casas. Marta, panadera en un pueblo de Toledo, abre su horno mostrando unas barras de pan perfectas. «La red neuronal ajusta temperatura y humedad según la harina que uso hoy», dice orgullosa. Su sistema, desarrollado por una startup local, aprende de cada horneada. «Al principio desconfiaba, pero ahora es como tener a mi abuela aconsejándome».
En los hospitales: El doctor Ignacio Ríos, en el Hospital La Paz de Madrid guarda una resonancia magnética en su computadora portátil: «Este niño tenía un tumor cerebral que ningún humano vio», señala. «La RNA no solo lo detectó, sino que simuló 120 opciones quirúrgicas en segundos. Operamos donde la máquina nos sugirió… y aquí está el niño, jugando al fútbol».
Según The Lancet, estos sistemas reducen errores diagnósticos hasta un 40% en oncología. Además, herramientas como AlphaFold -Premio Nobel de Química 2024- han descifrado 200 millones de estructuras proteínicas, acelerando el diseño de fármacos contra enfermedades incurables.
En las fábricas: En la planta de SEAT en Martorell (Cataluña, España), Ana Torres observa cómo los robots pintan carrocerías. «Antes repintábamos el 15% por defectos. Ahora las redes neuronales predicen fallos en la pintura antes de que ocurran», explica. Un informe de MIT Technology Review confirma: estas fábricas «que sienten» reducen desperdicios un 60% y mejoran la eficiencia operativa en 40% según Accenture.
En el campo: José Manuel, agricultor en Jaén (España), extiende sus manos hacia el olivar. «Esta temporada la IA me dijo: ‘Riega solo el jueves’. Los vecinos regaron tres veces… mi cosecha fue un 30% mayor con menos agua». Son redes que predicen microclimas analizando décadas de datos, como confirma un estudio en Nature Agrotech.
LAS SOMBRAS DEL PROGRESO
Pero no todo brilla. En Berlín, la abogada Sofia Müller comenta: «Ayer recurrimos una condena injusta: un algoritmo de riesgo penal etiquetó erróneamente a mi cliente». El problema, como explica Science en su último editorial, es la «caja negra»: 63% de los ciudadanos teme que la IA introduzca sesgos en decisiones médicas, mientras 42% de los médicos desconfía de su impacto en la relación humana.
«Cuando un sistema de crédito denegó mi hipoteca, pedí explicaciones», relata Marco, diseñador en Barcelona. «Me dijeron: ‘El algoritmo lo decidió’. Eso duele». La Unión Europea aprobó en 2024 leyes que exigen transparencia basadas en siete pilares éticos, desde supervisión humana hasta no discriminación. Pero como advierte la experta en ética digital Luisa Montenegro: «La regulación va tres pasos detrás de la tecnología».
EL ABRAZO HUMANO-MÁQUINA: EL MODELO CENTAURO
Lo fascinante surge cuando humanos y máquinas encuentran su equilibrio. En una escuela rural de Oaxaca, México, la profesora Laura enseña con su «aliada digital»: una RNA que adapta ejercicios según el ritmo de cada niño. «Pedro tenía problemas con las fracciones… la IA detectó que aprendía mejor con ejemplos musicales. Ahora explica ritmos como 3/4 usando sones tradicionales». David Game, de Elsevier, lo denomina «guía socrático digital»: sistemas que no dan respuestas, sino que estimulan el razonamiento, disponibles «día y noche» para estudiantes.
En los estudios Pixar de California, el animador Ricardo de la Cruz muestra su última creación: «Este personaje nació de mi sketch… pero la IA propuso 200 variaciones de movimiento en segundos. Elegí tres, las mezclé… y nació magia». Herramientas como estas están democratizando la creatividad, según la revista Wired, y ya 75% de las empresas líderes en salud experimentan con IA generativa para innovar.
LO QUE VIENE: ¿AMIGOS O AMOS?
Mientras el autor escribe este artículo, el asistente de RNA susurra: «Revisa esta frase: suena muy técnica». Esta dualidad define al año 2025: herramientas poderosas que exigen sabiduría humana. Los agentes autónomos como Gemini 2.0 de Google ya no solo recomiendan: compran boletos o gestionan agendas con preaprobación humana.
Y los modelos pequeños (SLMs) -que funcionan sin internet en móviles- llevarán diagnóstico a zonas rurales: 55% de los usuarios de IA médica tienen entre 18 y 24 años, pero solo 60% de mayores de 55 confía en ella.
«El desafío ya no es construir IAs más inteligentes», concluye el profesor Francisco Herrera Triguero de la Universidad de Granada, habiendo revisado el borrador de la normativa europea que entrará en vigor en 2026. «Es recordar qué nos hace humanos mientras bailamos con ellas. Porque ni los algoritmos más complejos entenderán el nudo en la garganta cuando abrazas a tu hijo».
Quizás ese sea el verdadero avance este año: dejar de verlas como máquinas para entenderlas como espejos. Espejos que, si miramos con cuidado, nos devuelven lo mejor – y lo más frágil – de nuestra humanidad.
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