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NACIONALES

La marcha de las oposiciones: Marcha para defender al INE o anti-López Obrador

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

En la marcha del domingo 13 de noviembre, se unieron, al menos para protestar, todas las oposiciones, llámese panistas, priistas, perredistas residuales, oligarcas, reaccionarios, derechistas y hasta despistados. El objetivo -real- fue protestar contra AMLO y el cambio que simboliza; la excusa, defender al INE oneroso, surgido bajo el sistema de cuotas y cuates.

Los convocantes, críticos viscerales del presidente, fueron el empecinado magnate Claudio X. González Guajardo (creador de Unid@s), los membretes de organismos no gubernamentales (representados por personajes bien etiquetados: Gustavo de Hoyos, Emilio Álvarez Icaza, Carlos Medina Plascencia, Beatriz Pagés, Carlos Alazraki). Además, Margarita Zavala, Santiago Creel, Vicente Fox, Porfirio Muñoz Ledo, o los dirigentes partidistas: Marko Cortés, Alejandro Moreno, Jesús Zambrano, Guadalupe Acosta Naranjo, etc., etc. Como expresó el primer mandatario el lunes 14, luego de la marcha: “No hay espacio para la simulación. Imagínense que marchen juntos Madrazo y Elba Esther, y Fox y Chong, y Woldenberg, y (Javier) Lozano, Claudio X. González, Gustavo de Hoyos, puras finísimas personas…es realmente algo excepcional, ¿cuándo se iba a pensar eso?”.

En todo el país se registraron réplicas del evento central de la ciudad de México, donde sus organizadores, desecharon -temerosos de no llenarlo- ir al zócalo; por ello, se realizó del Ángel de la independencia al monumento a la Revolución, espacio muy menor que el de la magna plaza frente a Palacio Nacional. Enseguida sobrevino el dilema de cuantos individuos -niños y adultos- asistieron, conjeturándose que la cifra capitalina está entre 60 mil o 200 mil; por lo que ve al resto de las 63 ciudades en que hubo manifestación, oscilaron entre dos mil o hasta treinta mil participantes -en la Perla Tapatía apenas 12 mil-. Total, aproximadamente 800,000 desfilantes (incluyendo menores de edad), suma muy respetable pero pequeña frente al padrón electoral de 95 millones de mexicanos. Al respecto emerge un interrogante: ¿Cuántos partidarios de la reforma electoral concurrirían, a una convocatoria para respaldarla? Lo sabremos el domingo 27 de este mes, cuando marchen del Ángel al Zócalo, los que vayan a respaldar al líder de la Cuatro T, con motivo de su cuarto año de gobierno. En 2021, para oír el mensaje presidencial del tercer informe, se llenaron la Plaza de la Constitución -zócalo-, el corredor peatonal de Francisco I. Madero y la calle 16 de septiembre, así como en las avenidas 20 de noviembre y José María Pino Suárez, sumando cientos de miles asistentes.

Orador único de la reciente “marcha por el INE y la democracia” fue el sociólogo regiomontano de raíz judía, Isaac José Woldenberg Karakowsky, afamado porque fue el primer presidente del Instituto Federal Electoral (1996-2003); con él colaboraron, entre otros, los actuales moldes del INE, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, rentistas dorados de la burocracia electoral desde entonces. El vocero dijo: “Este es un día de fiesta. Estamos aquí reunidos con un solo objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron…” Y continuó: “Estamos…ejerciendo nuestros derechos. El derecho a manifestarnos, a opinar, a reunirnos de manera pacífica para expresar nuestras preocupaciones y aspiraciones. Somos parte de una marea de opinión que aprecia y defiende la democracia… Ocho reformas electorales se llevaron a cabo entre 1988 y 2014 y los resultados están a la vista… de manera paulatina, pero sistemática nos acostumbramos a la diversidad, a las contiendas competidas, … a la alternancia constitucional y pacífica, subrayo, pacífica, del poder presidencial”.

El aplaudido pontífice de la burocracia electoral, tomó aire y enfatizó: el relevo del poder ejecutivo, “ocurrió por primera vez en México, gracias a ese proceso democratizador. El Poder Legislativo ha recogido los cambios en las preferencias políticas de millones de mexicanos; las minorías de ayer son las mayorías de hoy; y en todo el país, ese proceso se repite”, agregando: “No llegamos a una estación final. Tampoco a un paraíso. Apenas a una germinal democracia…” Luego, con su propia reflexión, sabemos que si hace falta una reforma electoral. Advirtiendo: “El problema mayúsculo, el que nos ha traído aquí, el que nos obliga a salir a las calles, el que se encuentra en el centro de la atención pública, es que buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno.” Y con redoblado esfuerzo, subraya: “Es necesario insistir en eso, porque significa no solo una agresión a las instituciones existentes, sino a la posibilidad de procesar nuestra vida política en un formato democrático”. La idea es desconsiderada, pues la potencial reforma no agrede, solo plantea un proyecto transformador que está sujeto a lo que acuerden los legisladores.

Crecido por su reputación, Woldenberg da por hecho un planteamiento, al decir que “México no puede destruir las destrezas profesionales, los conocimientos…” para acto seguido enarbolar un seudo federalismo: no -se- puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones descomunales, no solo porque somos una república federal, sino porque ni el INE ni un solo Tribunal podrán resolver con eficiencia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas”. Sin embargo, todo eso no lo hizo valer cuando en 2014 se destruyó el IFE (que sí era respetuoso de los Estados) para crear el INE, que este sí nació antifederalista y costosísimo.

Ya para terminar su discurso, el mensajero de la caminata profusa, aseveró: “México no merece una reforma constitucional en materia electoral impulsada por una sola voluntad por más relevante que sea… México no puede ni debe trasladar el padrón electoral a otra institución porque el INE ha cumplido con creces en la elaboración de un listado confiable… Las próximas citas electorales deben contar con las mismas garantías que las del pasado inmediato: padrón confiable, equidad en las condiciones de la competencia, imparcialidad de los funcionarios profesionales, conteo pulcro de los votos, resultados preliminares en la noche de la elección”.

Diera la impresión que el sabelotodo de comicios, ignora que las iniciativas del Ejecutivo, necesariamente son de un solo sujeto, pues ordena la Carta Magna, ese poder sea unipersonal; y en cuanto a los fundamentos de los procesos electorales, sencillamente, nadie los ha cuestionado.

Voz en cuello, del ronco pecho del orador, vinieron los clamores: “¡No a la destrucción del INE! !¡No a la destrucción de los institutos locales! ¡No a la destrucción de los tribunales locales!

¡No a la pretensión de alinear a los órganos electorales a la voluntad del gobierno! ¡No al autoritarismo! ¡Sí a la democracia! ¡Sí a un México democrático!”

La prensa se dio vuelo alrededor de la marcha. Una exclamación de Woldenberg inspiró la primera plana del diario Reforma: ‘Si por la democracia’. Otra proclama del susodicho orador, la usó El Universal: “Exigen miles en el país, no destrozar al INE”. Por su lado, Milenio publicó que “cientos de miles de personas salieron a la calle en defensa del INE en 29 entidades, incluida la ciudad de México”, aunque “El Economista” reduce lo anterior: ‘Decenas de miles marcharon’, lo que complementó el vetusto Excelsior: ‘Claman por la democracia’. El periódico Crónica, hizo suya la consigna marchista: ¡El INE no se toca!, lo cual replica el rotativo “24 Horas”. Más escueta, “La Jornada” bosquejó: según Woldenberg “México no necesita una reforma electoral”. Y parco, El Heraldo, esboza: “Marchan miles en defensa del INE”, en tanto que El Sol de México, aludiendo a esos marchistas, interpretó: “Rechazan al autoritarismo”; por su lado El Financiero apunta: ‘Ola ciudadana sale a defender democracia’. Agrega una idea el impreso “La Razón de México”: la marcha sumó oposiciones.

En cuanto a los diarios tapatíos, los que realzaron la marcha fueron El Informador, con una cabeza de primera plana que pregona: “México retumba para frenar Reforma Electoral.” El Diario NTR, dice: “Por el INE. Llaman a legisladores a defender lo ‘edificado’. Los demás solo fueron eco de la prensa metropolitana azteca.

Desde luego que los comentaristas de todos los colores, emitieron versiones disímbolas, pero en su mayoría anticuatroteístas. Carlos Loret de Mola (El Universal), sugiere al primer mandatario que si tiene más inteligencia que rencor, debe retirar la iniciativa de reforma electoral. Javier Solórzano (La Razón) testifica que el Presidente pasará a la marcha de largo o la descalificará. Héctor Aguilar Camín (Milenio) no solo derrumba la absurda cuantía que dijo Martín Batres sobre el número (12 mil) de marchistas, sino que dogmatiza: Woldenberg es “emblema de la transición democrática de México”, con lo que se conduce como Batres – exagerando- al ungir como ‘santón’ al susodicho portavoz de la marcha. Sergio Sarmiento, en Reforma, escribe con dolo o rabia: “La iniciativa del Presidente, como tantas otras que ha impulsado hasta la fecha, es una simple colección de ocurrencias”. Sin comentario, por lo ramplón.

Una advertencia importante hizo Julio Hernández “Astillero” de La Jornada: la iglesia católica tomó el caso de la defensa del INE tilda de regresiva cuanto dañosa la probable reforma multicitada, para asumir un peligroso activismo, que nosotros, además, vemos como flagrante transgresión de la ley. Otro periodista sesudo y certero (Álvaro Delgado) calificó a los organizadores: Entre mapaches y oligarcas.

Como sostiene Jorge Zepeda Patterson (Sin Embargo): “Hay razones para protestar o pedir aclaraciones a la propuesta de Reforma Política que plantea el Gobierno, pero habría que asegurarnos que sean las razones correctas y no simplemente producto de la ignorancia o la mala fe, a partir de la propaganda de sus adversarios.

Salir a protestar porque López Obrador intenta destruir la democracia o desaparecer al INE sólo puede ser esgrimido por aquellos que lo repelen o no han leído la propuesta. La mayor parte de los planteamientos que ha hecho el Gobierno de la 4T tienen que ver con la posibilidad de tener un Poder Legislativo, partidos políticos y órganos electorales menos onerosos. Rasgarse las vestiduras para defender al INE, un organismo tan cuestionable es, de entrada, algo para revisar. La pregunta es si lo que propone ahora Morena es mejor o peor. Un régimen democrático tiene, al menos, dos desafíos por delante: uno, asegurar que el poder refleje los intereses de la mayoría y dos, que se respeten y estén representados los intereses de las minorías”.

Es por todo lo anterior, que como expresó Ricardo Monreal, siendo la marcha una expresión de una parte de la república, que debemos respetar, afirmamos nosotros y muchísimos más: ‘No tocar al INE’ como invoca la oposición, que fue su usufructuaria por décadas, o no mover ninguna coma a la iniciativa de reforma electoral, conforme sostiene radicalmente la Cuatro T, nos estrecharía a un deplorable todo o nada, posición que claramente, no es buena para los mexicanos, y mucho menos, para la democracia.

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NACIONALES

Se nos desgarró la esperanza

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Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //

En México, se nos desgarró la esperanza de tantos engaños, mentiras y traiciones de nuestros gobernantes. Hoy, México demanda y necesita respuestas profundas de cambio. La respuesta NO estará en los partidos políticos de dónde salieron aquellos gobernantes.

Mahatma Gandhi decía que era preferible ser vencido por decir la verdad, a triunfar desde la mentira. Es hora de que fundamentemos nuestras vidas desde la verdad y no toleremos nunca más, de nuestros gobernantes, engaños, mentiras y traiciones.

Teuchitlán es ejemplo de lo que sucede en todo México. La verdad nacional está enterrada y sigue prohibido levantar la tierra que cubre las vergüenzas de sus gobernantes. Por dar un ejemplo, las vergüenzas de lesa humanidad de Enrique Alfaro, exgobernador, están enterradas en Teuchitlán y en más lugares de Jalisco.

Tuve como maestro, en la prepa, al doctor Mariano Azuela, años después presidente magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Él nos dijo que el Derecho mexicano era de los mejores del mundo, pero que no se cumplía; entonces diferí de tal perfección, pues, según lo dicho por el propio Mariano Azuela, estaba construido con más burbujas que un queso gruyere, que lo hacían ineficiente, tolerante y permisivo, no por descuido y sí con el propósito de abusar desde el poder.

Nuestros presidentes y gobernadores han soñado con perpetuarse en el poder; incluso han sondeado la posibilidad de dar un golpe de Estado. Claudia Sheinbaum ya lo logró cuando aún no empezaba; nos dio el más cruel golpe de Estado.

Sheinbaum ganó la Presidencia de la República con triquiñuelas morenistas, compra de votos, ayudas del crimen organizado y posibles barcos con huachicol; su triunfo garantizó protección a Andrés Manuel López Obrador.

Xóchitl Gálvez, de antemano, estuvo derrotada ante delincuentes y fraudes fiscales. Ahora, AMLO sueña con volver a la presidencia en la persona de su hijo Andy y regresar por lo que no se llevó. Sheinbaum prepara el camino. Lo cuida y obedece. Es fiel al mal.

Claudia Sheinbaum hoy va más allá de todo atrevimiento pasado de abuso dictatorial y tiránico. A la presidente no le basta con el golpe de Estado que ha preparado en contra del Poder Judicial desde una elección más que amañada; ahora quiere censurar nuestra libertad de pensamiento, palabra, información, conocimiento y acción.

Pronto, vivir en México será tanto o más limitante que estar en prisión. La nueva Ley de Telecomunicaciones de Sheinbaum es lo más peligroso que a nadie antes se le ocurrió. ¡Cuidado! Quien vote a su favor te estará traicionando. Estaremos peor que en Corea del Norte, Cuba, Nicaragua o Venezuela. Nunca más seremos libres. Se aprobará sin análisis ni debate.

Aquí he dicho que la presidenta Sheinbaum SÍ actúa en contra de algunos de los malandros del fentanilo; pero aclaro, lo hace por complacer al presidente Trump. Me detengo para reflexionar sobre por qué Sheinbaum persigue y detiene a los malandros que le ordena Trump y deja libres a quienes dominan vastos territorios en México desde sus gobiernos estatales y municipales.

A lo largo de mis casi 72 años de vida, tres han sido mis días más profundamente tristes. El más doloroso fue, sin duda, cuando mi hija se nos moría a mi esposa y a mí, siendo una bebé. Laura Farballa, escritora mexicana, dice: “El dolor más grande no es el que grita, es el que se lamenta en silencio; no es el que llora, es el que inunda de sufrimiento; las peores heridas no son las que sangran sino las que desgarran por dentro”.

Miles de madres y padres, en México, han dejado de contar sus días de vida, pues han muerto con las ausencias de sus hijos e hijas desaparecidos, que quizá yacen en alguna de las miles de fosas clandestinas en todo México. En Jalisco, este mal es el mayor de todo México.

El crujir de las almas de esas madres y padres se alza cuando las voces de sus hijos e hijas claman por justicia ante quienes en el mal encuentran sus complacencias y frente a gobernantes permisivos, indolentes e inhumanos, cómplices del mal.

Recién, ante el Congreso del estado, Omar García Harfuch nos hizo saber que Enrique Alfaro, exgobernador, por tres años se opuso a brindar toda autorización para excavar en nuestro territorio en búsqueda de desaparecidos en Colima. Me pregunto por sus motivos y solo encuentro una respuesta: Alfaro estaba comprometido con los delincuentes. México no puede más seguir con tanta maldad desde los escritorios de sus gobernantes.

García Harfuch, ante legisladores locales y padres de desaparecidos, dijo: “No se puede hablar de justicia si impides que una madre busque a su hijo; no se puede hablar de seguridad si escondes fosas en tu territorio”, y yo agregaría “no se puede indagar crímenes en donde el propio gobierno ha alterado el lugar”, como sucedió en Teuchitlán.

Enrique Alfaro supo que Jalisco apestaba a crímenes de lesa humanidad por la desaparición de hijas e hijos de miles de madres y padres ignorados por él y su gobierno. Su firma la escribía con tinta sangre en sus negativas de la búsqueda de la verdad en Jalisco.

Hay suficientes pruebas para traer, detener y enjuiciar a Enrique Alfaro. Según Omar García Harfuch, entre 2020 y 2022, desde el gobierno de Colima, se presentaron más de 220 solicitudes de búsqueda coordinada en los municipios de Tamazula, Teocalitlán, Tonila, Tuxpan y Zapotlán. Alfaro siempre se negó; por ello es cómplice.

Enrique Alfaro no cumplió y debe regresar de España a explicar y, en su caso, pagar judicialmente. Pregunto: ¿Quién llamará a cuentas a Enrique Alfaro? ¿Quién lo acusará desde el gobierno federal, acaso Omar García, o estatal de Pablo Lemus? ¿Quién borrará sus sueños de entrenador de futbol? ¿Qué hace Pablo Lemus para escribir otra historia para Jalisco en seguridad?

Un buen gobernante no se satisface con hacer obras de buena utilidad comunitaria; ante todo, gobierna con dignidad, verdad y justicia social. La cercanía con el pueblo no se cumple por estrechar sus manos, sino por entender sus dolores y estrechar sus almas.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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