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La popularidad de AMLO entre 60% y 70%: Los dueños del capital que buscan frenar a la 4T en 2021

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

En todo sistema democrático, debe existir la oposición, o, mejor dicho, las oposiciones, porque no es posible que solo existan dos vías para forjar un gobierno. La geopolítica nos enseña claramente que además de las tradicionales derechas, izquierdas y centros, están los regímenes mixtos, es decir, de centro derecha y centro izquierda, con matices peculiares cada uno.

Dejamos al margen los formas monárquicas o republicanas, con sus modalidades de centralistas o federalistas (incluso las confederadas) y forcejeos de conservadores contra liberales, que para justificarse siempre enarbolan principios constitucionales.

La república mexicana, ya lo sabemos, (art.40 constitucional) es federal, democrática y representativa, con el agregado que se hizo en 2012 de ser laica, porque la laicidad, (debido a nuestra trayectoria histórica cuajada de intrusiones clericales) es la fórmula más eficaz que debemos observar para que imperen convivencia, justicia y pluralidad.

Las corrientes ideológicas que desde la revolución maderista, hasta el año de 2018, se han disputado el poder, han sido de tinte revolucionario (liberal nacionalista o socialista), con tendencias hacia la izquierda (con Lázaro Cárdenas); hacia el centro con Ávila Camacho y Miguel Alemán, conservando algo de nacionalismo con López Mateos hasta Echeverría y decolorándose con López Portillo, quien se autodenominó “último presidente de la revolución”. con tintes rumbo a la derecha a partir de Miguel de la Madrid, el rumbo de plano se enderezó a la derecha, si bien se enmascaró de liberalismo, que realmente fue de orden neoliberal, es decir, abandonaron su línea revolucionario-nacionalista de contenido social, para de plano implementar acciones propias de las derechas, donde el bienestar social es pospuesto, el Estado se reduce y se prioriza el interés de los particulares-empresarios. Estas posturas bien podrían inscribirse en el conservadurismo.

Ese panorama registró recio giro en los comicios presidenciales de 2018, cuando con el gran apoyo popular de más de treinta millones de votos, surgió por primera vez en nuestra historia un gobierno de izquierda. Éste ha instrumentado varias medidas que pretenden transformar a la república, en una secuencia que arrancó con la independencia (1810-21), continuó con la Reforma (1857-61) y prosiguió con la Revolución (1910-1917), por lo que ésta (2018-2024) sería la Cuarta Transformación (Cuatro T).

Ante esa realidad, muy cruda para los partidos vencidos, se sumaron los dueños del capital (al menos los que empatizan con los Claudio X. González (Laporte y Guajardo) y con Gustavo de Hoyos Walter, exlíder de COPARMEX y de ideología muy empanizada. Estos capitanes del dinero, fueron capaces de englobar a las dirigencias de los partidos políticos derrotados en la elección presidencial pasada: panistas, tricolores y perredistas, que a simple vista solo tienen de común denominador ser los vencidos por el obradorismo, porque al menos documentalmente, sus posiciones ideológicas son distintas, en algunos casos hasta contrapuestas, de allí que muchos ciudadanos consideren que esa es una alianza antinatura. Como quiera que sea así surgió el organismo partidista-empresarial conocido como “Si por México”, el 20 de octubre de 2020.

El primer gran objetivo de esta liga anti Cuatro T, fue vencer a MORENA y sus aliados en los pasados comicios de junio, “las elecciones mas grandes de la historia nacional”, según se propaló a lo ancho y largo del país. Para ello el original “consorcio” oposicionista se mutó en “Va Por México”, coalición englobadora de los tres institutos antes mencionados: PAN, PRI y PRD. Sus resultados, ya lo sabemos, no fueron los que anhelaban, pues no lograron arrebatar al gobierno de la Cuatro T, la mayoría de la Cámara de Diputados, y con ello la opción soñada de esculpir el presupuesto federal. Para simular que alcanzaron metas, mintieron, afirmando que habían quitado a los morenistas y aliados, la mayoría calificada de la Cámara Baja, lo cual jamás tuvo el gobierno y sus partidos. Y agigantaron los éxitos de varias alcaldías de la ciudad de México, callando flagrantemente sus aplastantes derrotas en las gubernaturas disputadas, pues perdieron doce de quince.

La opción siguiente, se creyó sería el proceso de revocación de mandato presidencial, previsto para marzo de 2022. Al principio, Gustavo de Hoyos, quien más que crear empleos agita la política, habló de que, con la unión lograda por los adversarios del gobierno actual, se esforzarían para abatir a los obradoristas y con ello echar de la silla presidencial a su líder, es decir al primer magistrado federal.

Pero resulta que AMLO sigue con banderas desplegadas: las encuestas nacionales lo sitúan entre 60 y 70 por ciento de popularidad; el organismo internacional Morning Consult de Estados Unidos, lo ubica según el mes, en primero o segundo lugar, como gobernante más popular de entre trece naciones importantes del mundo; y Mitofsky lo incluyó entre “el top cinco mundial”. Ante tal situación, las oposiciones echaron reversa y ahora se niegan a participar en el ejercicio plebiscitario de la revocación de mandato, aludiendo que está amañado y que más bien es un mecanismo ideado para confirmar al mandatario, además de significar un gasto que debería aprovecharse para otros menesteres.

El 11 de octubre, convocados por los dos patronos multicitados (De Hoyos y Claudio X) se volvieron a reunir como quince impenitentes opositores (eso sí, puros “machitos”, remedo chabacano del club de Tobi) y publicaron morrocotuda foto en que lucen engreídos, cacareando que su liga es electoral y legislativa, y que con tan hercúleo frente “echarán de Palacio Nacional a MORENA” en el 2024. Como este gobernante es de los que no se guardan nada, (“mi pecho no es bodega”, recalca) ripostó en la mañanera del miércoles 13: “Lo que pensaría el general Cárdenas, Adolfo López Mateos, incluso Gómez Morín, ‘Maquío’. ¿Qué es esto? Una promiscuidad política nunca vista…”, rematando en pocas palabras, “¡Una vergüenza!”.

Jesús Zambrano, orondo líder del insepulto perredismo, reaccionó a los decires de López Obrador y refirió que, “el Presidente anda molesto”, porque no le está dando resultado su intento de dividir a la oposición: “Muestra su preocupación por ver a la oposición unida. Sociedad civil, empresariado y partidos políticos de oposición vamos juntos contra sus reformas regresivas y llegaremos unidos a 2024”.

El grado de rabia de los antagonistas del inquilino de Palacio Nacional orilló a que el bloque de Legisladores de oposición, integrantes de la susodicha coalición “Va Por México”, presentaran una acción de inconstitucionalidad contra la Ley Federal de Revocación de Mandato ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Así lo declararon el 14 reciente, muy disgustados, los coordinadores de las bancadas: del PRI, Rubén Moreira, afirmando es una norma impuesta; del PAN, Jorge Romero, señalando que fue un abuso de la mayoría, y del PRD, Luis Cházaro, despotricando por el costo que implica el ejercicio revocatorio, gasto que debería dedicarse a otras cosas. Todos pues, aseguran que es una ley anticonstitucional, amañada y por ende, no coadyuvarán para que se realice cabalmente ese procedimiento democrático.

Para el 20 de octubre reciente, al celebrar el primer aniversario de “Sí por México”, las oposiciones reafirmaron: mantener sus compromisos unionistas, buscar un candidato que los represente y, con fuerzas redobladas, alcanzar el objetivo supremo de ganar la presidencia en 2024. Y otra vez se lucieron con una fotografía, cuyo fondo es el Palacio Nacional; allí cuatro recalcitrantes antiobradoristas, (De Hoyos, Beatriz Pagés, Argelia Núñez y Claudio X.) sostienen una manta que tiene inscrito: “UNIDAD para construir un/ México ganador para todos/ y echar a Morena de Palacio”. De estos personajes, los más rabiosos son Claudio X y Beatriz Pagés -periodista tornadiza enquistada en el activismo político-, quienes tachan al primer mandatario federal de “miserable”, dictador y tirano. Este por su parte, tildó de “ternuritas” a tan ácidos adversarios.

El 22 de octubre, Twitter en ristre y tempranito, Claudio X. González Guajardo dictaminó: “La llamada 4t, una gran farsa, acabará mal, muy mal. Hay que tomar nota de todos aquellos que, por acción o por omisión, alentaron las acciones y hechos de la actual administración. Y lastimaron a México. Que no se olvide quien se puso del lado del autoritarismo populista y destructor.”

Al respecto, el acreditado columnista Julio Astillero escribió: “La intención claudista de colocar ante un hipotético paredón cívico a quienes hubiesen alentado al obradorismo o se hubiesen puesto de lado de él, tiene un terrible tufo vengativo de ajusticiamiento desde las élites en caso de retomar el poder”. (La Jornada, 25-X-021). Es una tétrica “pretensión de revanchismo histórico golpeador”.

El empresario Simón Levy exclamó sobre lo que twitteó el Señor Equis: “Me parece asqueroso el contubernio hipócrita del que se hace empresario al amparo del poder y luego, termina amenazando a todo el que no piensa como él; se erige en juez cuando es acusado.” Y sobre los organismos “no gubernamentales” que ha creado este Señor Equis (Claudio X.) lo describió: “Negocio redondo: Creas una organización paladín anticorrupción (se refiere a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI, donde cobraba 300 mil pesos), persigues con ‘periodistas’ orgánicos a quien te estorba; te financias de tu club de empresarios; luego haces que el poder les pague con concesiones y contratos. Tu luego te vuelves el jefe de partidos. ¡Pum!”. Enseguida muchísimos simpatizadores de AMLO, dijeron: “¡Que me apunten en la lista”!

No cabe duda. La oposición a la Cuatro T, es rabiosa y quedó como aturdida después de la apabullada de 2018, y la pérdida de junio de este año. Y cada iniciativa gubernamental, es combatida con escarnios, insultos y palabrotas; con falacias y burlas, demostrando su carencia de evidencias y fundamentos creíbles. Ahora, esta contra renunció al intento de revocar el mandato presidencial en 2022, y todo su febril empeño es ganar la elección de 2024, con un abanderado que represente a todas las oposiciones, aunque Movimiento Ciudadano ya se desmarcó. Terciando sobre el tema, el sectario líder de FRENAA, Gilberto Lozano, les masculló a los claudistas: “¡Me estoy ahogando, no podemos aguantar más asesinatos, más desempleo… y tú, idiota, me vienes a hablar de 2024, en pleno octubre de 2021; ¡vende patrias, traidor, distractores de la revocación!”. Así de encrespados andan los oponentes de AMLO.

Sobre obsesión de alcanzar la presidencia dentro de tres años, apuntó visionariamente Jorge Zepeda Patterson: “Hoy en día López Obrador ejerce la presidencia sin enfrentar una amenaza real de parte de la oposición. La explicación para la consolidación de tal poder político reside, en parte al menos, en el hecho de que invariablemente ha sido subestimado por sus críticos y rivales”. Y sobre el soñado candidato unificador de oposiciones, expresa: “Francamente no se ven figuras de esta experiencia o calibre entre la oposición o en la vida pública en general, para efectos de una candidatura”. (milenio, 14-10-21).

Así pues, con este escritor y analista, concluimos: El estado calamitoso en el que se encuentra la oposición, rabiosa y aturdida, prácticamente le garantizan al movimiento (iniciado por Andrés Manuel López Obrador) un sexenio más en el poder.

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La quimera del bienestar: La promesa del fondo de pensiones

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

El tablero político de México, ese ajedrez implacable donde los peones y alfiles tejen estrategias de cara a elecciones y futuras jubilaciones, se encuentra nuevamente al centro de un huracán político y financiero: la creación del Fondo de Pensiones del Bienestar, promovido por Morena bajo la batuta del siempre carismático presidente Andrés Manuel López Obrador.

La propuesta, envuelta en la seda de la solidaridad y el bien común, promete un paraíso pensionario a trabajadores afiliados al IMSS y al ISSSTE, dos gigantes que resuenan en el imaginario de la seguridad social en México.

Sin embargo, la realidad, como un diablo en los detalles, sugiere una narrativa menos optimista. Los fondos prometidos, esa garantía de 40 mil millones de pesos provenientes de cuentas inactivas de trabajadores de avanzada edad, palidecen ante la necesidad colosal de 1.5 billones de pesos anuales requeridos para cubrir las pensiones prometidas a unos 25 millones de empleados. ¿No es acaso esta una promesa tan frágil como las hojas de otoño?

En un gesto que rozaría lo desesperado, diversas fuentes de financiamiento han sido sugeridas: desde las ganancias de proyectos faraónicos como el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles, hasta los remanentes de entidades paraestatales y adeudos públicos. ¿Pero qué certeza existe de que estos fondos estén disponibles cuando las hojas del calendario caigan en el momento de pagar las pensiones?

El esquema propuesto parece un mosaico de aspiraciones y fondos contingentes, donde la certeza financiera brilla por su ausencia. La diputada Ivonne Cisneros y el diputado Ignacio Mier, ambos estandartes de la propuesta, han hablado con la confianza de quienes ven tierras fértiles en el horizonte, pero los expertos y la crítica advierten que el terreno podría estar minado de desafíos insuperables.

España, un modelo a seguir en materia de pensiones, ofrece una tasa de reemplazo del 80% del salario, sustentado por contribuciones significativas tanto de empleadores como de trabajadores. En contraste, México aporta apenas un 9%, y los trabajadores, un mínimo del 1%. ¿Cómo se espera entonces alcanzar un ideal del 100% con aportaciones tan modestas?

El secretario del Trabajo, Marath Bolaños, -sí, aunque usted no lo crea hay quien cobra como secretario del trabajo en México- ha sugerido que recursos incautados y parte de las utilidades de empresas estatales podrían abonar al fondo. Aun así, las sombras de la duda se ciernen sobre la viabilidad de estas fuentes, con críticos como Rolando Silva Briceño, de la Comisión Técnica de Seguridad Social del Colegio de Contadores Públicos de México y Carlos Ramírez, expresidente de la CONSAR, apuntando a las lagunas y los riesgos de depender de recursos que bien podrían no materializarse.

Este enfoque disperso y fragmentado hacia el financiamiento revela una estrategia más de emergencia que de planificación a largo plazo. La opacidad en el manejo y asignación de los fondos sólo añade incertidumbre a un sistema que debería caracterizarse por su previsibilidad y solidez.

A la sombra de esta propuesta se teje también una trama de urgencia electoral, percibida por observadores como un intento de ganar el favor popular sin un plan robusto que asegure la sustentabilidad financiera a mediano y largo plazo. Los trabajadores mexicanos, en su justa demanda de seguridad en la vejez, podrían encontrarse en un laberinto burocrático para reclamar derechos que, por ley, les corresponden.

El debate, enriquecido por contribuciones de instituciones como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), llama a una evaluación meticulosa y basada en evidencia. Se pide a los legisladores un diálogo abierto y constructivo, imperativo para garantizar que las decisiones tomadas hoy no se conviertan en las cadenas del mañana para las finanzas públicas y la dignidad de los trabajadores al final de su vida laboral.

En este escenario, lleno de promesas y sombras, el Fondo de Pensiones del Bienestar se perfila como una criatura mitológica: imponente en la narrativa, pero esquiva en la realidad tangible. La esperanza de jubilaciones dignas se entreteje con el temor de que la realidad no cumpla con las promesas hechas en tiempos de campaña.

Mientras tanto, la oposición y los expertos señalan que la propuesta podría estar más orientada a cosechar votos que a sembrar las bases de un sistema pensionario robusto y equitativo. La crítica no es menor: se alega que el plan puede llevar a un incremento de la presión fiscal sin resolver de manera fundamental las deficiencias estructurales del sistema de pensiones actual. La preocupación es palpable: ¿se está comprometiendo el futuro fiscal del país a cambio de un beneficio político inmediato?

La falta de claridad en la operatividad del fondo y la indefinición de los mecanismos para la devolución de recursos son talones de Aquiles que podrían desmotivar a los trabajadores a ejercer su derecho a reclamar los ahorros que, con esfuerzo, han acumulado durante años. La posible complicación administrativa, largos tiempos de espera y trámites excesivos podrían ser un calvario para aquellos que se aventuren a reclamar lo que es legítimamente suyo.

El análisis no termina en la crítica: el Instituto Mexicano para la Competitividad y otras voces autorizadas sugieren que la propuesta requiere un replanteamiento profundo. Se advierte sobre el riesgo de que los recursos del fondo sean insuficientes y de que las aportaciones gubernamentales adicionales necesarias distraigan fondos de áreas cruciales como educación, salud y seguridad.

La posible expropiación de cuentas inactivas, aunque negada oficialmente, sigue siendo una sombra que planea sobre la iniciativa, aumentando la desconfianza entre los trabajadores y sus beneficiarios. Las figuras prominentes en la defensa del fondo, como Carlos Ramírez y Abraham Vela, ex presidentes de la CONSAR, reiteran que, aunque la propuesta no constituye una expropiación directa, la manipulación de cuentas inactivas sin una estrategia clara es una maniobra arriesgada y potencialmente injusta.

En conclusión, el Fondo de Pensiones del Bienestar, aunque noble en su intento de proporcionar una jubilación más generosa para los trabajadores mexicanos, se enfrenta a un mar de incertidumbre y escepticismo. Requiere un debate transparente, amplio y fundamentado en análisis financieros sólidos de esos que no sabe, ni le gusta hacer a la 4T.

Los trabajadores de México merecen un sistema de pensiones que no solo sea generoso en su retórica, sino eficaz y justo en su implementación. La verdadera medida del éxito de esta iniciativa será si puede pasar de las palabras a los hechos sin sacrificar la estabilidad económica ni la equidad social. Hasta el momento, no se ve cómo.

En X @DEPACHECOS

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Segunda llamada

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

A inicios de este mes se llevó a cabo el primer debate presidencial, un ejercicio poco esperado y poco visto por los votantes mexicanos. Como suele suceder las candidatas punteras se enfrascaron en descalificaciones y señalamientos y mostraron poco de sus propuestas para mejorar la situación del país, por su parte, Jorge Álvarez Maynez, con una sonrisa un poco extraña, a diferencia de sus redes sociales mostró una imagen apagada.

Los debates que deberían tener la función de comparar ideas, mostrar planes, proyectos, conectar con las y los ciudadanos, se han convertido en un show donde los candidatos que se saben abajo suelen atacar al que va a la cabeza en las encuestas.

A pesar de que la mayoría de los mexicanos son ajenos a dedicar dos horas de su día, (generalmente domingo), a escuchar propuestas de personajes que no conocen ni desean conocer, los resúmenes informativos y los videos de Tik-Tok son seguidos y replicados por bastantes ciudadanos.

Lo que vimos en el debate del 7 de abril, fue a una Claudia Sheinbaum segura, preparada y tranquila de que a pesar de tener muchos señalamientos a su gestión y a la administración federal que promueve, sigue arriba en las encuestas y parece que sus seguidores continuarán fieles a su causa. Su principal contrincante no lo encuentra en los partidos o candidatos, sino en la posible alta participación ciudadana del próximo 2 de junio.

Por su parte, Xóchitl Gálvez, mostró una imagen contrariada, parece que la sobreasesoría a sus gestos, imagen personal y lenguaje corporal pesaron más de lo que ayudaron, no fue ella misma y se notó. Los partidos de oposición se decantaron por Xóchitl porque es una persona fresca, sin señalamientos y eso venía a avivar la esperanza de poder refrescar la muy dañada imagen del PRI y del PAN, sin embargo, es claro que le cuesta desmarcarse de los partidos, se encajona cuando le preguntan por Marko Cortés y sobre todo, por “Alito”.

De Máynez, se puede comentar que si bien, presenta propuestas un poco más elaboradas, es notorio que aún no consigue la atención del electorado mayor de 29 años, del ciudadano que solo ve dos opciones para votar y que piensa que decantarse por una tercera vía podría ser equivalente a desperdiciar el voto.

Es de destacar el crecimiento en las redes sociales del zacatecano, desde la jingle de su campaña que ha sido un éxito en las listas de reproducción de México y algunos países más, hasta el click que ha tenido con los jóvenes en las universidades. Aunque Máynez se ve lejos del triunfo, la campaña despunta y podría conseguir una buena cantidad de sufragios con los jóvenes que votan por primera vez y que lo ven como una opción viable o una moda. En México hay 40 millones de posibles electores de 29 años o menos.

Este domingo 28 de abril se llevará a cabo el segundo debate, para Xóchitl, es de las últimas oportunidades para repuntar, es momento de romper cadenas y hacer lo que corresponde.

En sus mismas palabras, expresa que no le han gustado las imposiciones desde la casa de campaña:

En esta campaña he vivido cosas durísimas y quizá la más dura es la que pasó con mi hijo, tengo que decirlo. Y de repente he estado pensando ‘es que la gente no te quiere de huipil, porque una presidenta no puede traer huipil’. He hecho el esfuerzo de traer traje sastre que sí lo uso, pero me incomoda, y creo que en el debate nunca estuve cómoda, la verdad me sentía fingida”.

A pesar de que los debates no tienen la mayor audiencia, lo que se replica posterior a ellos sí influye en el electorado. La participación de las candidatas y el candidato es de las últimas oportunidades para demostrar que son mejores, o al menos dejar alguna frase o concepto contundente que haga pensar al elector que vale la pena tachar su nombre en la boleta.

Si Xóchitl no es contundente en el debate, si Claudia vuelve a tener un día de campo, si Máynez sigue con su tendencia en redes sociales, se ve muy difícil que el resultado pronosticado desde hace meses para la elección presidencial, pueda cambiar.

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Los roba viejitos

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Conciencia con texto, por José Carlos Legaspi //

Aunque parezca una contradicción, los miembros de la 4ª Transformación imponen leyes, normas y reglamentos no obstante su público rechazo a la Ley. Los legisladores de MORENA se han apropiado de los cuerpos legislativos para legalizar lo que la voz del amo les ordena.

Mientras el Peje vomita ilegalidades cuando de cumplir leyes se trata, sus legisladores se afanan en legalizar lo que en su eterna campaña abominaba de los regímenes “conservadoneoliberales”.

¿Hasta qué punto los “compaleros de partido” del Prejidente deben ser sumisos, dóciles, abyectos?

La iniciativa de ley promovida por MORENA para adueñarse del dinero de las AFORES, de los ciudadanos de 70 años en adelante, es la muestra de que, cuando quieren, las leyes son inapelables, estupendas, magníficas, celestiales incluso.

Cuando las leyes les molestan es porque no les permiten hacer lo que les da la gana; porque son “obsoletas” o, como dicen en su cantaleta, confeccionadas por los conservadores.

Hasta ahora no se sabe con certeza cómo se van a pillar los 40 mil millones de pesos calculados. Mañosamente no se incluyeron mecanismos para obligar a emplearlos en la “cosa pública”; es decir no habrá manera de saber qué se hará con ese dinero; qué Secretaría lo administrará, cómo se repartiría entre las dependencias o los municipios y entidades. La tradicional opacidad de la casa, es la marca en esta “ley robaviejitos”.

No se incluyó ese candado porque lo que la 4ª Transformación necesita urgentemente es dinero. Dinero para la nómina; dinero para el Ejército y la Marina. Pero, sobre todo, urge “para ayer” dinero, mucho dinero, para la campaña de la candidata.

Pero esa huizachada no es contra el dinero “maldito” de los fifís, de los conservadores y de los ricos. Es dinero de la clase trabajadora, de los pobres, pues.

MORENA decidió, vía sus leguleyos, coger el dinero de los ancianos mayores de 70 años. Sin recato, sin pudor, vergüenza ni se diga, MORENA aprobará rapidísimo, con la mano en la cintura, esa medida que, según los expertos en Derecho, es inconstitucional.

Así que la Suprema Cortesana de la Nación tendrá que intervenir de nuevo para restaurar la legalidad en ese rubro. El” piñazo” será duro y a la cabeza. Y el revire hacia la Presidente Piña inmediato.

La esperanza de MORENA está en el tiempo. Si hay tardanza en la reacción para impedir este robo a plena luz del día contra los ancianos, podrán refaccionar sus campañas.

Todo apunta a que se echará abajo esa maniobra legaloide, pero después de las elecciones. Es decir, el gobierno de AMLO tendrá “oxígeno” financiero merced a la “ley robaviejitos”.

¡Ah!, porque cuando se apropie de esos 40 mil millones de pesos no habrá poder sobre la tierra que haga regresarlos a las AFORES.

No pocos “sesentones” están meditando si votan por los “robaviejitos”.

Hay un sentimiento de desilusión, enojo y decepción de este sector social. Seguramente la mano que mueve la cuna de MORENA calculó muy bien el daño que significa esa “expropiación” para los planes a perpetuidad que tienen en mente.

Debe ser muy grande el bache económico del partido en el poder para aventurarse a aprobar la “ley robaviejitos” en plena campaña. ¿Dirá algo al respecto la candidata Sheinbaum? ¿Seguirá con su frialdad -cual paleta de la Flor de Michoacán- y el mimetismo pejista?

¿Cómo aprovechará Xóchitl ese resbalón de MORENA? ¿Hará alguna cancioncita de sonsonete sobre los “robaviejitos” el Máynez?

Mientras tanto, en una región del occidente de México, la lucha del MC por preservar el poder tiene en ascuas a no pocos. Aunque usted no lo crea, Chema Martínez, con toda la mala fama que lo rodea como político, está a tiro de piedra de la candidata de los naranjas, Verónica Delgadillo. Ambos luchan por la alcaldía de Guadalajara. También en Zapopan” el candidato de bien muchos partidos”, Kumamoto, se acerca peligrosamente a Frangie.

Si el MC pierde los principales municipios, Lemus no la pasará muy bien, puesto que alrededor de un 65 o 70 por ciento de los votantes de Jalisco se asientan en el Área Metropolitana de Guadalajara.

Señoras y señores… ¡hagan sus apuestas!

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