OPINIÓN
Corrupción aduanera: Tarea de titanes

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Desde época inmemorial las aduanas han sido nidales de corrupción. Toda mercadería que entra o sale legalmente del país, debe ser revisada y autorizada por esa oficina, que en nuestra Republica es dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por medio del Sistema de Administración Tributaria (SAT). Eso se presta para que todo tipo de personas que tienen que pasar por tales aduanas, ofrezcan cantidades ilegalmente o sean víctimas de agentes aduaneros que para “facilitar” el pase de mercancías, se hacen de la vista gorda. Por ello, aduanas es emblema de inmoralidad.
El cargo de Administrador General de Aduanas es uno de los más importantes dentro de la burocracia federal; los demás puestos, considerando que existen 49 puntos aduaneros en la nación, son codiciables por ese enjambre de personas que siempre decían, “a mí no me den, pónganme en donde hay”. Esas oficinas se ubican en la frontera con Estados Unidos (19), funcionan dos en el sur (Guatemala y Belice), once en el interior y 17 en puertos marítimos. En el Estado de Jalisco la oficina tiene jurisdicción además en el de Colima, siendo conocida como Aduana de Guadalajara (aunque su domicilio corresponda a Tlajomulco, pues allí está el aeropuerto “Libertador Miguel Hidalgo” de la ciudad capital de Jalisco), con secciones en los aeropuertos internacionales de la metrópoli tapatía y el bello Puerto Vallarta, además de la establecida en la terminal ferroviaria guadalajarense.
Desde el inicio de la actual administración federal, el combate a la corrupción ha sido sin cuartel, como dice el Presidente, “barriendo de arriba hacia abajo, como se hace con las escaleras” y desde luego, con tolerancia cero.
El primer encargado de aplicar esa política anticorrupción en el ámbito aduanero fue el abogado capitalino ( o sea, chilango) Ricardo Peralta Saucedo, quien cuenta con especialidades en procuración de justicia, en la lucha contra la delincuencia organizada, estudios en seguridad nacional, sistema penal oral y adversarial, prevención de lavado de dinero y en general el combate a la corrupción. Hasta la policía francesa le dio cursos. Muchos empleos de suma delicadeza y gran responsabilidad ha desempeñado. ¿Y qué pasó? Pues la verdad que como a Juan Charrasqueado, no le dieron tiempo de subir a su caballo y muy pronto, en mayo 4 de del año pasado, lo cambiaron de cargo, pasando a ser Subsecretario de Gobernación en lugar de Zoé Robledo, quien se fue de emergente al IMSS por la salida sorpresiva del senador Germán Martínez, que era su Director General.
El siguiente bateador (conforme el argot beisbolero, al cual es afecto el primer mandatario) en la Administración General de Aduanas, lo fue el exitoso empresario-político convertido en senador por Veracruz, (claro que por MORENA) pero originario de Pachuca, Salvador Ahued Bardahuil, que militara en el priísmo y con tal partido lograra cargos importantes, como ser alcalde de Jalapa y hasta diputado, todo en tierra jarocha. La verdad que con esos antecedentes no creímos que diera el ancho en tan delicada comisión, como lo es limpiar de corruptelas a las aduanas. Aprobado que fue su nombramiento (es de los cargos que el Senado debe refrendar, articulo 89 fracción III de la Constitución Federal), dejó pasar varios meses y muy poco supimos de logros en su espinosa tarea, hasta que en días pasados presentó su renuncia con efectos a partir del último de abril; Ahued expresó que los cargos son por ciclos y que él había cumplido el suyo (¿?) aunque no podía decir si hizo más o menos, pero eso sí, se iba “tranquilo, con la cara en alto”.
El primer mandatario precisó que esa renuncia había sido por la falta de coordinación: “faltó coordinación. Siempre hay diferencias al interior del gobierno, como en todos lados, y lo mejor es cuando se trabaja de manera coordinada, cuando se acoplan los servidores públicos y no se confrontan, porque por la condición humana siempre hay celos y sentimientos” (mañanera del 29 de abril). Y luego anunció que propuso al Lic. Horacio Duarte Olivares, Subsecretario del Trabajo, como nuevo Administrador General de Aduanas.
A juicio del Presidente, para limpiar aduanas, “Tenemos que redoblar esfuerzos porque hay corrupción, incluso pruebas de casos de corrupción, y vamos a limpiar. Hay dos fuerzas que impulsan la corrupción en las aduanas: una, es el influyentismo que desgraciadamente aún impera en algunas partes del país y la otra fuerza es la delincuencia común”. En consecuencia anunció el despliegue de acciones de vigilancia auxiliado por la Secretaría de la Defensa Nacional y la de la Marina, a efecto de abatir a ese monstruo de cien cabezas, que es la corrupción en Aduanas.
Horacio Duarte es persona muy cercana a López Obrador, de los fieles que han defendido a capa y espada los ideales de su jefe político. Invariablemente participó en las oposiciones desde 1987 y ha sido acompañante del obradorismo por más de veinte años, desempeñando varios cargos importantes, repetidamente postulado por los partidos que ha dirigido AMLO, incluyendo el de diputado al Congreso de la Unión del que actualmente tiene licencia. El uno de mayo el poder legislativo le dio su aprobación, por lo que ahora Duarte se irá lanza en ristre contra el monstruo de las mil cabezas, es decir, la corrupción aduanera.
¿Podrá Duarte Olivares con esa encomienda de anticorrupción aduanera, que parece “tarea de romanos” o al menos de titanes? No lo sabemos, pero el primer mandatario confía que así será, rubricando su aserto con su ya clásica frase de “me canso ganso”. Para bien de México, ojalá que así sea.
JALISCO
El desafío de construir comunidad: Jalisco sin pulso

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Cuando pienso en mi ciudad, viene a mi mente una singular metáfora: la de una ciudad que se queda sin semáforos. No porque haya fallado el sistema eléctrico, ni por alguna tormenta fuera de lo común, sino porque alguien, en algún punto de la cadena de decisiones, dejó de dar importancia a lo elemental.
Semáforos descompuestos, esquinas convertidas en caos, peatones que sortean autos como si se tratara de una competencia de supervivencia. Una ciudad sin semáforos es una ciudad sin reglas visibles. Por eso esta es también una metáfora precisa de lo que ocurre cuando el orden deja de importar en la administración pública.
En Jalisco, en casi todos sus rincones, hace tiempo que el orden — esa idea mínima pero poderosa que permite que una comunidad se mueva con certeza y con paz — dejó de ser una prioridad. La sensación es que hemos normalizado el desorden, lo hemos incorporado a nuestra cotidianidad al grado de que ya no nos escandalizan las estampas urbanas que deberían indignarnos.
Motociclistas que “toman” avenidas completas en las madrugadas como si se tratara de un ritual callejero, sin autoridad que los regule ni que aparezca siquiera a observar. Calles dañadas sin mantenimiento, zonas enteras que parecen atrapadas en un estado permanente de reparación y espacios públicos convertidos en campos de obstáculos urbanos.
Nada de esto es producto del azar. Son consecuencias acumuladas de administraciones que, lejos de asumir el poder como un espacio para articular el bien común, han optado por convertirlo en plataforma de promoción personal o en escenario para la simulación. Se gobierna para la cámara, para la nota, para el siguiente cargo. Se construye más desde el marketing que desde el interés público…
En los últimos años, la clase política que ha ocupado los espacios más relevantes de representación en Jalisco ha tenido muchas oportunidades para demostrar una vocación genuina de servicio, sin embargo, lo que ha predominado es una preocupante indiferencia ante lo que de verdad duele y afecta a la gente.
No obstante, lo anterior, debo precisar que no se trata de descalificar en automático ni de rechazar todo lo hecho. Sería injusto desconocer avances, logros o esfuerzos aislados (que sí han existido).
Pero dado el contexto actual, es importante precisar que cuando esos esfuerzos se ven opacados por una percepción generalizada de abandono, de soberbia, de lejanía, es momento de hacer una pausa y repensar el rumbo. Gobernar no es administrar el espectáculo. No es diseñar slogans ni coreografiar conferencias de prensa. Gobernar es saber decir que no cuando hace falta, hacer cumplir la ley, aunque no dé aplausos, construir condiciones para que el ciudadano viva mejor sin necesidad de pedir favores.
En la política local se ha instalado una peligrosa comodidad: la de creer que el control electoral equivale a legitimidad permanente. Pero los votos, aunque importantes, no son cheques en blanco. La legitimidad se renueva todos los días con decisiones sensatas, con atención al detalle, con sensibilidad frente al dolor ajeno. Y eso no se logra desde la distancia ni desde la arrogancia, sino con cercanía real, con escucha activa, con voluntad de corregir cuando se ha fallado.
Hay temas que duelen especialmente por lo que revelan. Uno de ellos es la inseguridad que no se presenta en los grandes titulares, sino en las expresiones cotidianas de miedo y vulnerabilidad. La gente ya no llama a la policía porque ha aprendido que muchas veces no llega. Las mujeres modifican sus rutas para evitar zonas donde no hay alumbrado ni vigilancia. Los jóvenes asumen que ser víctimas de robo en el transporte público es una especie de impuesto urbano no declarado. Este tipo de violencia, que se infiltra en lo cotidiano, es la que más erosiona la confianza ciudadana.
Y al mismo tiempo, se ha perdido también el sentido profundo de lo público. Muchas decisiones se toman pensando en beneficios de corto plazo, sin atender las consecuencias a futuro. Se desarrollan zonas sin infraestructura suficiente, se sobreexplotan recursos y espacios, se promueven inversiones sin planes de sostenibilidad. Todo parece orientado a mostrar resultados “visibles” que sirvan para alimentar narrativas políticas, pero que no necesariamente responden a una lógica de bienestar colectivo.
Por eso, más allá de nombres propios o colores partidistas, lo que urge en Jalisco es una nueva ética del servicio público. Una visión que recupere el valor del orden, de la legalidad, de la equidad. Que entienda que gobernar no es una oportunidad para presumir poder, sino una responsabilidad que se asume con humildad. Que sepa que el verdadero progreso no se mide por la cantidad de obras inauguradas, sino por el nivel de vida que alcanza la gente en las colonias, en los barrios, en las comunidades rurales.
Las próximas generaciones nos juzgarán por lo que permitimos que se normalizara. Por los silencios cómplices, por las omisiones disfrazadas de eficiencia, por las prioridades mal asignadas. Y si algo podemos hacer desde la crítica —una crítica honesta, constructiva, sin estridencias ni linchamientos— es señalar que no podemos seguir aceptando administra desconectada de su gente. No podemos resignarnos a vivir en ciudades donde lo caótico se vuelve parte del paisaje.
Volver a poner orden, recuperar el sentido del servicio, construir confianza, no es tarea de un solo gobierno ni de una sola persona. Pero sí comienza por reconocer que algo no está funcionando. Que hace falta mirar con más seriedad los pequeños síntomas que revelan descomposición. Que gobernar exige más que ambición: exige vocación.
Una ciudad que pierde orden también pierde su ritmo. Y una sociedad que se acostumbra a ese caos corre el riesgo de perder su esperanza. Lo que está en juego no es una elección ni una narrativa, sino la posibilidad de volver a construir comunidad.
NACIONALES
En México decide el pueblo: Embestida postrera contra la reforma judicial

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Contra viento y marea, se modificó la Constitución Política de la República y ahora tenemos reglas sustanciales para llevar a cabo una profunda reforma judicial. El inminente domingo uno de junio se dará el paso trascendente de elegir por el pueblo a quienes serán los juzgadores de la nación a partir de septiembre venidero. Ambos avances han encarado fatuas, arrogantes resistencias y obstrucciones provenientes de las oposiciones al gobierno actual: son las embestidas postreras a la renovación de la justicia mexicana.
La elección por voto popular del Poder Judicial estará a cargo de 99.7 millones de votantes quienes están llamados a elegir 881 cargos de entre 3 mil 422 candidatos; las principales posiciones son la Suprema Corte, el novedoso Tribunal de Disciplina Judicial, el Tribunal Electoral y los magistrados que comprende dicho poder. Hemos de asentar, que votar por ministros de la Corte, no es primera vez ya que desde 1824 se acostumbró a hacerlo, siendo la última ocasión en 1918.
Las campañas comenzaron el reciente 30 de marzo y rematarán el próximo 28 de este mes. En todo momento, la oposición a la Cuarta Transformación, que enlista desde comentócratas y ciertos intelectuales, hasta exfuncionarios del Instituto Nacional Electoral -INE- así como organismos nacionales, algunos de perfil internacional, y grupos de jueces y magistrados en funciones, quienes defienden tozudamente sus canonjías -altas percepciones y legiones de parientes- agregando asociaciones civiles y membretes, todos los cuales imputan hipotética intromisión del Ejecutivo y del crimen organizado en dicha elección.
En distintos foros y medios, los exconsejeros presidentes del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), María Marván (2002-2006), Luis Carlos Ugalde (2003-2007) y del INE, Lorenzo Córdova (2014-2023) y el muy escandaloso Ciro Murayama, han criticado la elección del Poder Judicial que promovió el exmandatario Andrés Manuel López Obrador, alienta la actual presidenta Claudia Sheinbaum y sobre todo, aprobó la gran mayoría de votantes que acudieron a sufragar en los comicios del 2 de junio del año pasado.
Lencho, el racista censor de miembros de pueblos autóctonos afirma que la elección del uno de junio, “es absurda y solo tiene el propósito de adueñarse (el Poder ejecutivo y su partido) del Poder Judicial”. La señora Marván, ha insistido en marcar la falta de certeza en las reglas de la elección, la ruptura de las garantías y de la integridad en tal proceso electoral. (Joaquín López Dóriga, Digita, 15-05-2025). Ugalde, el mediocre solapador del fraude de 2006, escribió: “Aquí el voto destruye la naturaleza del Poder Judicial, que es controlar la legalidad del país”. Finalmente, el inefable Murayama, sostiene que tal proceso, es una “enorme farsa», pues quienes aspiran a los cargos de juzgador, “son producto de una preselección de los poderes Ejecutivo Legislativo” …y «Todos los candidatos fueron puestos por gente del gobierno y Morena. Esto es que la elección ya ocurrió…” (El Financiero, 2025-04-16).
Al respecto la mejor respuesta se las dio la mismísima presidenta del INE, Guadalupe Taddei: “Es muy lamentable, que quienes ya no estén, en su calidad de exconsejeros, opinen sobre lo que está sucediendo en este proceso que, además, jamás les tocó realizar”. El INE aprobó 87 mil 924 solicitudes de registro para observadores electorales en la elección del 1 de junio. En el proceso electoral de 2024, el más grande en la historia del país, el instituto avaló a 34 mil 881 observadores, por lo que la jornada próxima serán los comicios más vigilados.
Desde luego que en las filas de comentócratas y alcahuetes intelectuales, al estilo de Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y muchos otros de menor fama, las arremetidas han sido un día sí y otro también. Los medios tradicionales impresos, la radio y la televisión privada, son sus plataformas. Y las oposiciones los aplauden y difunden entre sus seguidores, que, por las encuestas más nuevas, no son muchos, puesto que la ciudadanía da a la mandataria nacional respaldos de alrededor del 80 por ciento.
Afirma Krauze, que “México vive su propio desvarío” y el calificativo lo lleva, -según su “talento” que equiparó a Enrique Alfaro Ramírez con Mariano Otero-, a considerar como “acto de barbarie” la llamada Reforma judicial, “acto final de demolición”. (Reforma, 11-05-2025). El otro líder de intelectuales orgánicos, Aguilar Camín manifestó: “…el proceso es a la vez ininteligible y vergonzoso…El gobierno está dispuesto a tragarse el sapo y a hacer el ridículo con una elección del 15% o el 5% de votantes, porque su ganancia será enorme: obtendrán dominio pleno sobre el Poder Judicial” (milenio.com.14-05-2025). Este personaje es aquél que enfatizó extrañar los apapachos (traducidos en jugosos chayotes) del gobierno.
Claro que el embate no se limita a esos dos cabecillas, sino a una legión de escribidores de las publicaciones tradicionales. Veamos brevemente algunas muestras, tomadas de la prensa nacional (llamada así solo porque se editan en la capital del país) que va del 11 al 16 de mayo.
Rafael Álvarez Cordero: “para sellar la destrucción del país, las elecciones del 1 de junio y la inminente ley de telecomunicaciones confirman que, desde el primer día, lo único que se ha buscado es la implantación de la tiranía…” (Excelsior 11-05). Jorge Alcocer V: “Las consecuencias del mal diseño de las normas legales y el atropellado proceso de organización y desarrollo de la llamada “elección judicial” están a la vista. Sin embargo, nada le importan al gobierno, sus legisladores y al Partido Morena, empeñados en destruir al actual Poder Judicial, para edificar otro, a su servicio, cuyos integrantes surgirán del resultado de una dudosa jornada comicial”. (portal Carmen Aristegui, 11-05- Mirador Político: Distorsión del voto).
La redacción de El Universal, según los colaboradores Luis Pereda y Adriana García, precisa: “Aunque la reforma se intentó presentar como un ejercicio democrático que «permitiría al pueblo elegir a sus jueces», en la vida real es un mecanismo disfuncional impulsado por el partido gobernante y sus aliados, que tiró a la basura 30 años de mejoras paulatinas a la judicatura” y cierran: La captura del Poder Judicial por parte del crimen organizado ya no es una amenaza abstracta, es un escenario real, previsible y no debidamente enfrentado. (12-05-2025).
En el mismo diario y fecha, Leonardo Curzio sostiene: “Las sociedades modernas prefieren a quien destruye un Poder Judicial, que a quien defiende su continuidad y perfeccionamiento. La violación institucional como norma es funcional para ganar elecciones…”
Juan Luis González Alcántara, controvertido ministro de la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJN), dijo el 13 de mayo: “La reforma judicial, defendida falazmente con el argumento de la democracia, tiene un garbanzo de a libra…el Artículo Décimo Primero Transitorio del decreto de la reforma. «Para la interpretación y aplicación de este Decreto… toda autoridad jurisdiccional deberá atenerse a su literalidad y no habrá lugar a interpretaciones análogas o extensivas que pretendan inaplicar, suspender, modificar o hacer nugatorios sus términos o su vigencia, ya sea de manera total o parcial»…
“Lo anterior podría ser calificado como una muestra de la hechura de un régimen autoritario, temeroso de la independencia del Poder Judicial”. (El Heraldo de México). El exministro de la SCJN, José Ramón Cossío, pregona: La reforma judicial en curso… “le está regalando los jueces a los delincuentes”. El Universal, 13-05-2025).
Saskia Niño de Rivera en El Universal escribió un artículo que llama “Elecciones, Poder Judicial y delincuencia organizada”. En el presume que las denuncias, presentadas por la organización Defensores AC y el Laboratorio Electoral, ponen en evidencia la vulnerabilidad en la cual nuestro Poder Judicial podría estar, pues “cuando se permite que personas con vínculos al crimen organizado o con sectas religiosas señalados por abusos lleguen a posiciones de Poder Judicial, el mensaje es claro: la impunidad no sólo se tolera, se premia…” (14-mayo).
Por su lado, Gil Gamés, publica en Milenio: “estamos ante una de las porquerías más vergonzosas que se recuerden si hablamos de manipulación, imposición, desaseo, desorden y simulación electoral… La División de Poderes morirá el primero de junio y con ella la democracia mexicana…” (Milenio, 14-05-2025). Sumado a lo anterior, Luis de la Barreda Solórzano, tras aludir a los organismos de la ONU, de las barras de abogados y de los juristas impugnadores, como Diego Valadez, concluye expresando: “Abundan las evidencias de que, además de un atropello atroz, se trata de un fraude grotesco para capturar a los poderes judiciales.” (Excelsior, 15-05-2025).
Para culminar nuestro recuento de la reacción, diremos que el viernes 16 de mayo, se divulgaron artículos del periódico estadounidense The Washington Post y el hebdomadario británico The Economist: ambos advierten la injerencia del narco en elección judicial y el semanario inglés aventura que elegir jueces, es “la peor y más peligrosa idea del Sr. López Obrador: una reforma populista y radical del sistema de justicia de México que socavará el estado de derecho, envenenando las perspectivas económicas de México y debilitando su joven democracia” (¡!).
Como orquestados por el diario de la capital de Estados Unidos y la revista anglosajona, varios comentócratas mexicanos aceptaron que la reforma judicial terminará con la división de poderes, ya que “los frenos que el Poder Judicial podría imponer a la arbitrariedad del Gobierno son ya cosa del pasado. Se ha construido un nuevo Poder Judicial a la medida y bajo el control de la autocracia populista…” (Carlos Marín y Rafael Pérez Gay, en Milenio; Francisco Valdés Ugalde, en El Universal; Enrique Campos y Demetrio Sodi, en El Economista, y finalmente, Jorge Castañeda en Excelsior).
Los anteriores opinadores, además de un larguísimo etcétera, viene a ser, en suma, la acometida de la derecha mexicana en materia de justicia; no anotamos la opinión de los dirigentes partidistas, porque por definición son encarnizados enemigos de la reforma judicial y la renovación de los órganos de ese poder. Los estudios demoscópicos documentan que la inmensa mayoría de mexicanos, evalúan como lenta y cara la justicia, considerando corruptos a la mayoría de los juzgadores, tanto federales como estatales.
En Jalisco no tendremos por lo pronto, modificación del Poder Judicial; ojalá el aplazamiento asumido, sea para bien. Pero si habremos de intervenir los jaliscienses, en la elección del uno de junio para votar por el nuevo Poder Judicial federal.
Concurrir los ciudadanos en la selección de jueces, magistrados y ministros, es extraordinario; ya no más, juzgadores emanados de la lobreguez burocrática o la frivolidad política; habremos de dar una lección a los detractores de la capacidad del pueblo para decidir en ramo tan relevante. Como asevera nuestra inteligente primera mandataria: que los ciudadanos intervengan es la única manera de sanear al Poder Judicial y con ello demostrar que México es un país plenamente democrático, enfatizando, “que el pueblo decida quiénes van a ser sus jueces es algo que así, a este nivel de participación y de apertura, creo que no hay ningún lugar en el mundo.
Entonces, es un parteaguas en la historia de México y un ejemplo al mundo de que México es el país más democrático de todos, por una razón: porque en México quien decide es el pueblo”.
Economía
Las consecuencias fiscales ineludibles: Urge una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada en México

Análisis Económico, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
En la edición anterior presentamos el complejo panorama económico que enfrenta el país en estos primeros meses del 2025, con la deuda pública de México situada en un 49.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y con el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) alcanzando los 17.66 billones de pesos. Este nivel representa un incremento notable si lo comparamos con cifras de inicios de siglo, cuando rondaba el 19% del PIB.
Ante este panorama complejo, es indispensable y urgente redefinir la política económica nacional. Para enfrentar la escasez de inversión, el bajo crecimiento y la crisis institucional que he detallado, no bastan medidas aisladas ni soluciones parciales. Se requiere una estrategia integral, una nueva visión de país que articule de manera coherente los esfuerzos del gobierno, del sector privado y, cuando sea pertinente, de las instituciones internacionales. Las principales líneas de acción deben orientarse a construir cimientos sólidos y a la vez, impulsar un dinamismo renovado.
- Cimientos Sólidos: Una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada. Es fundamental ampliar la base tributaria de manera equitativa, eliminando privilegios fiscales que erosionan la recaudación y fomentan la desigualdad. La digitalización completa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) puede incrementar la eficiencia y reducir la evasión. Paralelamente, debemos diseñar incentivos efectivos para formalizar el empleo informal, ampliando así la base de contribuyentes y la protección social. Una recaudación tributaria más eficiente es clave para financiar el desarrollo y expandir la demanda agregada.
- Motor de Crecimiento: Impulsar la Inversión Extranjera Directa (IED). La IED es un motor crucial para la generación de empleo de calidad, el aumento de la productividad y la transferencia de tecnología. México atrajo una cifra récord de 36.87 mil millones de dólares en IED en 2024 , y las proyecciones para 2025 rondan los 39.3 mil millones. Debemos consolidar a sectores como el automotriz (que ya representa el 4.7% del PIB y atrajo más de 7 mil millones de dólares de IED en 2023 ), el aeroespacial (donde México es un productor top 10 global ) y el digital/tecnológico (un sector emergente con gran potencial, especialmente en el norte del país y con una IED en telecomunicaciones de 166 millones de dólares en 2024 ) como polos de atracción de inversión.
- Capitalizar el Momento Global: Aprovechar el nearshoring y la reconfiguración comercial. La relocalización de cadenas de suministro globales, conocida como nearshoring, representa una oportunidad histórica para México. Debemos fortalecer nuestra integración bajo el T-MEC y explorar activamente nuevos tratados comerciales. Se estima que el nearshoring podría añadir 78 mil millones de dólares en exportaciones anuales para América Latina, siendo México uno de los principales beneficiarios , con un potencial de incrementar nuestras exportaciones de 578 mil millones en 2022 a 1.1 billones de dólares para 2030. Para ello, es vital crear estrategias sectoriales inteligentes, diferenciadas por región y tipo de industria, aprovechando iniciativas como el «Plan México» y los «Polos de Bienestar» que buscan fomentar la inversión y la capacitación. Sin embargo, esta oportunidad no es un cheque en blanco; su materialización depende de que abordemos nuestras deficiencias estructurales en infraestructura, seguridad y certeza regulatoria.
- Innovación y Talento Mexicano: Fomentar la transferencia tecnológica y la formación de capital humano.Para que la IED y el nearshoring tengan un impacto transformador, es crucial integrar a las empresas nacionales en las cadenas productivas globales y fomentar la transferencia de tecnología. Esto implica impulsar clústeres industriales y ecosistemas de innovación que conecten a empresas, universidades y centros de investigación. La formación de talento es igualmente prioritaria; aunque México cuenta con un número significativo de graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), su distribución geográfica es desigual y debemos asegurar que las habilidades de nuestra fuerza laboral respondan a las demandas de las nuevas industrias.
- Garantizar la Confianza: Fortalecer el Estado de derecho, la transparencia y la seguridad. Ninguna estrategia económica puede prosperar sin un entorno institucional sólido. Fortalecer el Estado de derecho, combatir la corrupción, garantizar la transparencia y mejorar la seguridad son condiciones indispensables para crear un ambiente propicio para la inversión productiva, tanto nacional como extranjera. La incertidumbre política y la debilidad institucional son los mayores disuasivos para la inversión a largo plazo.
La implementación de estas líneas de acción no solo requiere voluntad política, sino también una capacidad de ejecución impecable y una visión de largo plazo. Una reforma fiscal, por ejemplo, no solo busca recaudar más, sino crear el espacio fiscal necesario para invertir en la infraestructura y el capital humano que harán atractivas las oportunidades del nearshoring. A su vez, el éxito del nearshoring dependerá de que las comunidades locales y las empresas mexicanas puedan efectivamente absorber la tecnología y el conocimiento que traen las empresas extranjeras, evitando así que los beneficios se concentren en pocas manos o regiones, y asegurando un desarrollo más equitativo en todo el territorio nacional.
Forjando el Futuro de México con Visión y Acción
México se encuentra en una encrucijada determinante. Las decisiones que tomemos hoy, frente al creciente endeudamiento público y el palpable deterioro de instituciones fundamentales, definirán nuestra trayectoria económica y social para las próximas generaciones. Superar estos desafíos exige más que ajustes aislados o soluciones coyunturales; demanda una agenda nacional integral, coherente y, sobre todo, implementada con determinación y visión de Estado.
La estabilidad macroeconómica, si bien necesaria, debe ir de la mano de la justicia fiscal, el fortalecimiento institucional genuino, una inversión estratégica que mire al futuro y un modelo productivo que sea verdaderamente incluyente. La inversión extranjera directa y las oportunidades derivadas del nearshoring pueden ser palancas clave para el desarrollo, pero su impacto solo será transformador si se acompaña de políticas nacionales que potencien sus beneficios: una visión regional de desarrollo que atienda las disparidades, un fomento decidido a la competitividad de nuestras empresas y, crucialmente, un entorno de seguridad jurídica y económica que inspire confianza y promueva el crecimiento sostenido del país.
Este es un momento que exige reflexión profunda, pero también acción audaz y coordinada. La colaboración entre el gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil es indispensable. Tenemos la capacidad, el talento y la resiliencia para transformar los formidables retos que enfrentamos en oportunidades compartidas, construyendo un México más próspero, equitativo y sostenible para todos. El futuro no está escrito; lo forjamos con cada paso que damos.
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