OPINIÓN
Debate sobre la reforma eléctrica: El controversial futuro ambiental de México

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Sin lugar a duda unos de los temas más relevantes en México durante los últimos 8 años, han sido las reformas energéticas, proyectos que desde su planteamiento han generado una cascada de inconformidades por parte tanto de la opinión pública, como de los grupos políticos opositores al gobierno en turno del que se trate.
En el 2012, cuando el ex Presidente Enrique Peña Nieto anunciaba la consolidación del Pacto por México, que permitió la creación de un paquete de 11 Reformas Estructurales (entre las que se encontraba la controversial reforma energética) con las que se buscaba elevar la productividad del país para impulsar el crecimiento económico y afianzar el régimen democrático y de libertades, no pasó mucho tiempo cuando una de las voces más fuertes de la oposición política en México, Andrés Manuel López Obrador, ahora Presidente de México, elevara sus críticas a este proyecto, que según él y sus partidarios, representaba el atraco más grande en la historia del país.
Cabe mencionar que antes de la reforma, México tenía un modelo que legitimaba el amplio control de la CFE sobre la industria en sus puntos más importantes: desde la generación de energía eléctrica, hasta su entrega directa a los usuarios.
En lo que respecta a la participación de la iniciativa privada en este sector, nuestro modelo económico reafirmaba el control de la CFE, toda vez que las empresas podían generar electricidad solamente si era para consumo privado y para exportaciones o venta directa a la Comisión, o bien, si se utilizaba un permiso de producción independiente o pequeña producción de energía, destinada a venta exclusiva a la CFE.
No obstante, pese a las críticas, a la presión mediática y las manifestaciones masivas convocadas por el hoy Presidente de México, el Pacto por México, que representaba la voluntad política y el compromiso de las principales fuerzas políticas del Congreso de construir acuerdos para el desarrollo social y económico de México, logró superar las adversidades e hizo de la Reforma Energética un hecho.
Este cambio generó una oportunidad real para el mercado nacional de crecer y de obtener servicios de calidad a precios competitivos ofreciendo soluciones energéticas modernas, competitivas, amigables con el medio ambiente y generadoras de empleo y prosperidad.
Definitivamente cualquier reforma que tenga como principal objetivo un cambio radical de la forma en la que un país exporta, comercializa y utiliza recursos energéticos como el petróleo, la luz, el gas natural y otros minerales, siempre será controversial, ya que estos procesos de transición implican también un cambio total de la forma de hacer política con visión de Estado.
Aunque es cierto que la Reforma Energética de Peña Nieto tiene una importante lista de pros, también es necesario que con mucha responsabilidad y objetividad, señalemos que años después de su aprobación e implementación, la realidad de México hoy en día nos demuestra que esta reforma también tiene contras, y por lo tanto, es un proyecto perfectible que aún puede adaptarse más a los cambios tecnológicos y energéticos que se han desarrollado e implementado en los últimos años para combatir de manera eficiente el también avanzado deterioro climático que asecha el futuro del mundo.
Ahora bien, después de una campaña política y social de 12 años, Andrés Manuel López Obrador, principal opositor a la reforma en cuestión, logró llegar a la presidencia de nuestro país realizando una serie de promesas a la ciudadanía, entre las que se encontraban la desaparición de la reforma energético impulsada por Peña Nieto y la implementación de una nueva reforma energética capaz de recuperar la fortaleza financiera de CFE y que también defendiera la soberanía nacional y energética que, según su dicho, puso en riesgo el ex presidente.
De ser aprobada esta iniciativa, la CFE será una institución con personalidad jurídica propia, desaparecerán las subsidiarias y de esta manera, la comisión será el único órgano encargado de la generación, distribución y administración de la energía eléctrica.
Pero no solamente este aspecto quedará supeditado al criterio de la CFE, sino que también, se dejará en las manos de la CFE el proceso de transición energética en materia de electricidad, quien será la encargada de determinar las actividades necesarias para esto.
Asimismo, la iniciativa busca que la Comisión Federal de Electricidad garantice al menos el 54% de la energía que requiera el país, mientras que el sector privado solo podrá participar hasta en el 46% de esta generación, pero lo más interesante de este punto es que en el siguiente párrafo se plantea que el abastecimiento de energía eléctrica será prestado exclusivamente por la CFE, la que podrá adquirir energía eléctrica del sector privado, que a su vez, deberá actuar conforme a la planeación y control de la Comisión.
Ante esta propuesta del Gobierno Federal, al igual que en el 2012, la oposición al Gobierno Federal, el empresariado y los distintos colectivos en pro del medio ambiente han advertido que este es un cambio regresivo en la política energética del país y que puede traer graves consecuencias económicas y ambientales, toda vez que los cambios planteados llevarían a México a incumplir un gran número de acuerdos comerciales, de inversión y ambientales de carácter internacional.
El tema energético fue complejo en el 2012, y ciertamente, lejos de lo que muchos podrían pensar, ahora en el 2021, el tema puede que sea aún más complejo.
Las economías alrededor del mundo atraviesan importantes crisis debido a una pandemia que nadie tenía presupuestada, por ende, la necesidad de los gobiernos de buscar estrategias de carácter económico que permitan brindar certeza a la ciudadanía es cada vez más grande, tanto, que muchos pueden cometer el error, dar pasos a oscuras y tomar decisiones que además de anacrónicas, pueden ser muy negativas, y cuyos efectos, pueden ser difíciles de revertir más adelante, sobre todo si tomamos en cuenta que las consecuencias de malas decisiones en materia energética van más allá de cuestiones económicas, sino que impactarán directamente en nuestro entorno, en la calidad del aire que respiramos y en la calidad de vida que puede verse mermada más de lo que ya está.
Ante este profundo y crucial debate energético que tendrá lugar en el poder legislativo, lo único que nos queda por esperar es que quienes tendrán en sus manos el futuro de México, dejen de lado cualquier tema partidista o bien, cualquier negociación para satisfacer necesidades de carácter personal, para que así, puedan analizar el tema con un sentido de verdadera responsabilidad social, y tomando en cuenta el impacto económico y ambiental, así como el beneficio social real.
Nos queda esperar que el medio ambiente no sea una moneda de cambio; alguna vez la educación y la salud lo fueron, y los resultados no fueron los mejores.
NACIONALES
Grupo Salinas y la erosión de la justicia fiscal

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
La posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falle a favor de Grupo Salinas, eximiendo al conglomerado de Ricardo Salinas Pliego de pagar más de 74 mil millones de pesos en impuestos, trasciende un simple revés fiscal: representa un agravio directo al pueblo de México.
Esta cifra colosal, que supera el presupuesto anual de 25 estados y el financiamiento de programas sociales esenciales como salud y educación, pone en evidencia una verdad incómoda: el poder económico puede doblegar las instituciones diseñadas para velar por el interés colectivo. En un país donde las desigualdades persisten, este caso no es solo un debate legal, sino un reflejo de cómo las élites financieras influyen en la democracia y erosionan la confianza ciudadana.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado un fallo favorable como “la injusticia llevada a la máxima expresión”, y su afirmación encuentra eco en los números. Con 74 mil millones de pesos se podrían construir hospitales como el Agustín O’Horán en Mérida, cuyo costo estimado es de 3 mil millones, financiar el programa de apoyo a mujeres de 60 a 64 años, con un presupuesto de 54 mil millones, o sostener la beca universal para estudiantes de secundaria, beneficiando a millones de jóvenes.
Estos recursos representan una oportunidad perdida para mejorar la calidad de vida de las mayorías, en contraste con el accionar de Grupo Salinas. Este conglomerado, que incluye gigantes como Elektra y TV Azteca, ha acumulado 32 litigios fiscales durante 16 años, retrasando desde 2008 el pago de impuestos que, según la Procuraduría Fiscal, debió saldarse. ¿Es esto justicia o un privilegio camuflado tras tecnicismos legales que solo los poderosos pueden costear?
El trasfondo de esta situación revela una relación alarmante entre el poder económico y el judicial. Durante casi dos décadas, Grupo Salinas ha empleado estrategias como amparos y maniobras dilatorias para evadir sus obligaciones fiscales, una práctica que ha escalado hasta llegar a la SCJN.
Reportes sugieren que ministros como Luis María Aguilar Morales han retrasado resoluciones, dejando expedientes congelados por meses, lo que alimenta sospechas de influencias indebidas. Este problema no es un fenómeno aislado ni reciente; tiene raíces en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando el emporio comenzó a litigar para eludir impuestos, acumulando una deuda que hoy alcanza niveles escandalosos.
La pregunta se impone: ¿quién protege los intereses de la nación cuando las instituciones ceden ante la presión de unos pocos magnates? La respuesta parece diluirse en un sistema donde la balanza de la justicia se inclina hacia quienes pueden pagar por su defensa.
Sheinbaum ha vinculado las críticas de TV Azteca —un brazo mediático de Grupo Salinas— contra la reforma judicial y su gobierno con un interés claro: preservar un sistema que permita a corporativos evadir responsabilidades fiscales. Este señalamiento no puede tomarse a la ligera. La cadena ha intensificado su narrativa en contra de las iniciativas del Ejecutivo, lo que refuerza la percepción de un conflicto de intereses.
Un fallo favorable a Grupo Salinas no solo legitimaría una deuda impaga, sino que enviaría un mensaje devastador: en México, la justicia se doblega ante quienes tienen los recursos para litigar eternamente, mientras el pueblo carga con las consecuencias económicas y sociales. Este precedente podría abrir la puerta a más empresas para seguir el mismo camino, agravando la erosión fiscal y la desigualdad.
Estos excesos del poder económico, respaldados por complicidades en el ámbito judicial, justifican la urgente necesidad de reformar el sistema. Millones de mexicanos, sin los recursos ni el acceso a un ejército de abogados como el de Salinas Pliego, quedan desprotegidos frente a un sistema que favorece a las élites.
A nivel local, la situación no es distinta. En Jalisco y otras entidades, se han documentado casos de jueces coludidos con funcionarios políticos para reprimir a ciudadanos que denuncian corruptelas, utilizando su autoridad para aplastar voces disidentes. Algunos de estos actores judiciales incluso buscaron el voto popular para perpetuarse en el poder, pero su pasado de complicidad ha sido expuesto, desmantelando su fachada de imparcialidad.
La reforma judicial propuesta por el gobierno actual busca romper con este ciclo de impunidad. Sin embargo, su éxito dependerá de la voluntad política y de la presión ciudadana para garantizar que los nuevos mecanismos no sean cooptados por los mismos intereses que hoy se cuestionan. Se espera que esta nueva etapa trace un horizonte donde la justicia sea verdaderamente igualitaria, sin distinción de clases ni influencias económicas.
En México y Jalisco, urge un sistema renovado donde el poder político y el económico no dicten el rumbo de la justicia, sino que esta responda a los principios de equidad y transparencia.
Este debate sigue vigente, reflejando las tensiones entre poder político y el económico, y el papel que el poder judicial ha asumido en un país en transformación. La ciudadanía debe mantenerse vigilante, exigiendo que la SCJN actúe con integridad y que las reformas prometidas se traduzcan en un sistema judicial que sirva a todos, no solo a unos pocos. Solo así se podrá cerrar el capítulo de los “juegos del poder” y abrir uno donde la justicia fiscal sea un pilar de la democracia mexicana.
JALISCO
Uribe y su circunstancia

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
Hay cuatro asignaturas en la agenda de Guadalajara que están fastidiando al gobierno de Movimiento Ciudadano: Inseguridad, agua, movilidad y basura.
En todas las evaluaciones brotan esos temas de manera consistente.
Personalmente creo que Verónica Delgadillo hace –como puede y con lo que tiene- un esfuerzo que merece un alto reconocimiento.
Y aunque no tenemos condiciones para afirmar que su labor pinta para lograr la postulación naranja con miras a nuestro próximo encuentro con las urnas, lo cierto es que nadie puede negar que le pone seriedad y esfuerzo a su función como presidenta.
En un contexto así, a Morena se le presenta una oportunidad única para conquistar el triunfo en menos de dos años.
Hay cartas con nombre y apellido en la baraja guinda.
Cito algunos con verdaderas posibilidades de alcanzar la nominación:
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Merilyn Gómez Pozos, presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara Federal de Diputados.
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Claudia Delgadillo González, ex diputada federal y ex candidata al gobierno del Estado.
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Carlos Lomelí Bolaños, ex candidato al gobierno de Jalisco y actual senador de la República.
Sin embargo debemos colocar en la primera línea a quien ya ha sido alcalde, Alberto Uribe.
Hombre de las confianzas de Marcelo Ebrard, es titular de la Dirección General de Contenido Nacional y Fomento en el Sector Energético y Coordinador del Corredor del Bienestar del Pacífico (Jalisco, Michoacán, Colima y Nayarit) de la Secretaría de Economía, posición que lo coloca en inmejorables condiciones para vincularse con sectores estratégicos que si bien no definen una elección, sí inciden en ella.
Por una extraña razón, distinguidos opinantes se resisten a suponer que a Uribe Camacho le aguarda un futuro prometedor en la escena electoral.
Yo difiero. Lo conozco, y si alguien sabe sortear el oleaje del impredecible e implacable mar de la política, es Alberto.
Por eso, para aquellos que sostienen que la historia sobre la designación de la candidatura de Morena rumbo a la alcaldía tapatía ya se escribió, vale la pena recordarles esa máxima que dice que en la política, como en la vida misma, la circunstancia lo es todo.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.
JALISCO
El agua sucia del poder: Megacortes, tarifas infladas y la red clientelar del SIAPA

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
En Jalisco, el agua no solo escasea: se pudre. Apesta a burocracia, a negocios entre compadres, a ineptitud maquillada de eficiencia y a un modelo de saqueo que, bajo el nombre del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), ha convertido “el vital líquido” en un bien de lujo, controlado por burócratas de alto sueldo y baja moral.
Apenas 72 horas tras el Congreso, dominado por MC, Verde, PAN y HAGAMOS, aprobar un 9.65% de alza al agua para 2025, SIAPA anunció un megacorte de cuatro días a 113 colonias por reparaciones. Con cortes, fugas y baja presión en zonas pobres, el servicio flaquea.
Entre las afectadas están comunidades de Zapopan, Guadalajara y San Pedro Tlaquepaque: nombres que, para los operadores del SIAPA, parecen no existir más que como renglones en una lista de cobros. Porque eso sí: la factura llega puntual, aunque el agua no.
TARIFAZO CON PREMIO DE IMPUNIDAD
Con 21 votos a favor y 16 en contra, el Congreso del Estado avaló el tarifazo. Aumentaron las tarifas y, de paso, aprobaron que las siguientes subidas se actualicen automáticamente conforme al índice inflacionario. Como si el ciudadano de a pie tuviera una inflación personal controlada, o un ingreso garantizado. El pretexto fue la “viabilidad financiera” del organismo, aunque el mismo SIAPA admitió que el alza no resolverá la crisis del servicio.
Eso no impidió, claro, que el gobernador Pablo Lemus les diera un espaldarazo: “Se acabaron los pretextos, ahora deben mejorar el servicio”. Palabras que, como muchas en Casa Jalisco, no se traducen en acciones.
El organismo tiene, sin embargo, otros mecanismos de supervivencia. No importa si baja la eficiencia (de 81.9% de reportes atendidos en 2023 a 78% en 2024), si disminuye el volumen de agua distribuido o si los reportes ciudadanos crecen. El SIAPA no colapsa. Se alimenta, eso sí, de la paciencia del contribuyente y de las arcas públicas, blindado por una red de intereses que lo mantiene a flote como una balsa mal armada en un mar de negligencia.
PIPAS GRATIS, ASESORES CAROS
A la par del anuncio del megacorte, el SIAPA ofreció pipas gratuitas. Un gesto que parecería generoso si no fuera un parche a un sistema crónicamente averiado. Y mientras familias almacenan agua en cubetas, el organismo desembolsa más de 73 mil pesos mensuales a una exconductora de televisión, sin formación técnica, convertida en asesora de dirección.
Elizabeth Margarita Castro Cárdenas —Según el periódico NTR, con un historial ligado a un fraude financiero, nexos con narcotraficantes y una carrera más cercana al espectáculo que al agua potable— fue nombrada asesora técnica del SIAPA. Su presencia en la nómina, denunciada por trabajadores del organismo, es sólo una muestra más de cómo el SIAPA sirve a fines políticos antes que ciudadanos. Ahí están los sueldos, los estímulos, las asesorías infladas, y los contactos bien ubicados.
En lugar de eficiencia, el organismo se volvió una caja chica para repartir favores. Y si no lo creen, revisen el historial: la misma Castro Cárdenas fue antes funcionaria en la Secretaría del Sistema de Asistencia Social, con un sueldo prácticamente idéntico. La política jalisciense no bota a sus leales: los recicla.
LA RESISTENCIA CIUDADANA Y LOS GRITOS QUE NO SE OYEN
No todo el Congreso se rindió. La diputada Itzul Barrera, de Morena, denunció no sólo la falta de transparencia en el uso de los mil millones de pesos adicionales que se recaudarán por el aumento, sino el hecho inaudito de que el director del SIAPA admitiera que el alza no servirá para mejorar el servicio. Vaya sinceridad.
Denunció, también, que la sesión para aprobar el alza fue convocada con apenas una hora de anticipación y que los diputados debieron revisar más de 136 páginas de dictamen al vapor, lo que impidió una discusión real. Eso no impidió el voto mayoritario. El SIAPA es, hoy, un monstruo que factura más de 5 mil millones de pesos al año, que contrata asesores sin perfil, y que cada vez da menos agua.
Las más de 15 iniciativas presentadas para su reforma duermen en el congelador legislativo. Y así, los “diálogos” se dan en lo oscurito, entre cenas discretas y acuerdos inconfesables.
MUNICIPIOS DIVIDIDOS Y CIUDADANÍA HARTA
Guadalajara y Zapopan justifican con tibieza el alza tarifaria prometiendo eficiencia, mientras Tlaquepaque y Tonalá alertan. Laura Imelda Pérez, alcaldesa de Tlaquepaque, impulsa condonar cobros a quienes carecen de agua buena, destacando 80 millones gastados por el Ayuntamiento en tareas del SIAPA.
El alcalde de Tonalá, Sergio Chávez, fue todavía más contundente: “Es un SIAPA saqueado”, dijo. Denunció contrataciones sin perfil, falta de inversión y abandono institucional. Que lo diga alguien que ha conocido tanto del sistema sólo hace más grave la declaración.
La propuesta de Tlaquepaque de condonar pagos a quienes no reciben servicio no es una ocurrencia: es una exigencia mínima. El recibo llega, aunque no haya agua. La injusticia también.
En simulaciones, el agua es metáfora: transparente pero invisible, vital pero ausente, promesa electoral sin gestión. El SIAPA, manejado como botín político, encarna un gobierno enquistado en Jalisco, castigando a ciudadanos, premiando leales, exhibiendo cifras millonarias mientras ignoran expertos.
Y así, entre tarifazos, pipas y asesores musicales, el agua en Jalisco se ha vuelto tan sucia como el sistema que la administra.
Porque, como decía un viejo maestro del periodismo: “lo que daña al país no es la política, sino los políticos que no saben servirla”.
En X @DEPACHECOS
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