OPINIÓN
El día después

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Inmersos en el aislamiento social recomendado para contener la pandemia del COVID19, vemos el fin del mismo como un horizonte impreciso, similar a un espejismo que se aleja cuanto más nos acercamos. López Gatell, vocero oficial en la emergencia nos señaló inicialmente, una primera semana vital para la estrategia de mitigación alrededor del 14 de marzo. Actualmente la operación Centinela ha movido esa frontera inicial hasta el 31 de mayo y podemos esperar para mediados de junio la disminución del brote.
La estrategia gubernamental que decidió no realizar pruebas masivas para detectar posibles portadores del contagio, con síntomas o sin ellos, los ha llevado a reconocer que por cada caso comprobado existen 8 portadores circulando sin saber que son fuente de contagio. Esa cifra oficial de 8 portadores ha sido cuestionada por especialistas y utilizando los mismos parámetros ubican hasta en 25 posibles por cada caso confirmado y esto da lugar a un crecimiento exponencial del riesgo. Estas diferencias de apreciación generan dudas ya que, según datos del Boletín Epidemiológico, durante marzo tuvimos cerca de 400 mil casos de “infecciones respiratorias agudas” curioso brote en tiempos de COVID19.
Otros especialistas han dicho, como lo hizo el propio López Gatell, que el virus llegó para quedarse, como el de la gripa común o la influenza, con la diferencia de que para éste no existe vacuna ni tratamiento y tiene un índice de letalidad mayor, especialmente en población de riesgo por enfermedades crónicas preexistentes.
Las estadísticas disponibles ubican a la población entre 30 y 70 años como el segmento en el que más muertes han acaecido y a los enfermos de hipertensión y diabetes, o con obesidad, muy comunes en nuestro país, como las principales víctimas del virus y son precisamente los ubicados en estos rangos los que posiblemente no tengan un día después.
Condenados a vivir manteniendo la distancia social recomendada, al uso de guantes y desinfectantes, a no acudir a concentraciones y salones de espectáculos, a no saludar de mano y mucho menos con abrazos, tendrán que transitar por la vida sospechando de cada prójimo, pues puede encontrarse con alguno de esos 8 o 25 potenciales contagiadores, no detectados por la decisión de no aplicar muestras masivas.
Se puede imaginar usted, amable lector, llegando a su oficina el día después sin saludar de mano, sin abrazos, a sus compañeros pues usted siguió la pauta del aislamiento a pie juntillas pero no puede asegurar lo mismo de ellos, o rehusando su invitación al convivio por el reencuentro porque siempre existirá la posibilidad de encontrarse con algún portador del virus.
Esa es la consecuencia que a nivel personal, afectivo, espiritual si se quiere, tendremos que padecer cuando se declare el fin de las restricciones de movilidad, pero peores serán sin duda, las que habrán de venir por la errática conducción de la crisis, a la que por razones políticas se enfrentó tardíamente, no obstante que ahora se diga que se empezó a prevenir desde enero.
Las cifras crecientes de contagios han llevado a una reacción tardía para la adquisición de equipo de protección para los doctores y enfermeros, así como a la compra emergente de respiradores y monitores, y en el colmo, a editar un manual para que, en caso de saturación de la capacidad de atención en hospitales, los cuidados se dirijan a quienes tienen más posibilidades de vida, desahuciando a los débiles, ancianos y con mayores fallas orgánicas. Para ellos no habrá un día después.
En materia económica, la respuesta ha sido además de tardía, insuficiente, como consecuencia de un muy mal equilibrado ejercicio presupuestal que, para compensar ha ido agotando los fondos de reserva, y va ahora por los fideicomisos públicos y hasta por los remanentes del Banco de México.
De no haber rectificaciones, el día después habremos de encontrarnos con un gobierno con recursos económicos limitados y sin políticas de respaldo a la planta productiva, abandonada por conceptos ideológicos o fobias personales. Tendremos una grave situación de desempleo y falta de liquidez y previsiblemente, la disminución de la clase media y aumento de la pobreza.
Cuando las actividades se reanuden, nada podrá ser igual, ni la situación económica de muchos ni la vida social; mientras no exista vacuna contra este virus todos deberemos vernos con desconfianza y andaremos con precauciones permanentes porque el virus llegó para quedarse y a señalar a un grupo social como dispensable y al cual, curiosamente, no se ha dedicado un programa de atención o cuidados, más allá de adelantar la pensión del bienestar, al fin y al cabo, la letalidad del virus es solo del 6 por ciento y ataca a quienes ya van de salida. Mucha política, retórica y descalificación para adversarios, propuestas distractoras como adelantar la revocación del mandato al presidente, razones técnicas anti epidemia y muy poca humanidad. Flaca esperanza para el día después.
JALISCO
El desafío de construir comunidad: Jalisco sin pulso

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Cuando pienso en mi ciudad, viene a mi mente una singular metáfora: la de una ciudad que se queda sin semáforos. No porque haya fallado el sistema eléctrico, ni por alguna tormenta fuera de lo común, sino porque alguien, en algún punto de la cadena de decisiones, dejó de dar importancia a lo elemental.
Semáforos descompuestos, esquinas convertidas en caos, peatones que sortean autos como si se tratara de una competencia de supervivencia. Una ciudad sin semáforos es una ciudad sin reglas visibles. Por eso esta es también una metáfora precisa de lo que ocurre cuando el orden deja de importar en la administración pública.
En Jalisco, en casi todos sus rincones, hace tiempo que el orden — esa idea mínima pero poderosa que permite que una comunidad se mueva con certeza y con paz — dejó de ser una prioridad. La sensación es que hemos normalizado el desorden, lo hemos incorporado a nuestra cotidianidad al grado de que ya no nos escandalizan las estampas urbanas que deberían indignarnos.
Motociclistas que “toman” avenidas completas en las madrugadas como si se tratara de un ritual callejero, sin autoridad que los regule ni que aparezca siquiera a observar. Calles dañadas sin mantenimiento, zonas enteras que parecen atrapadas en un estado permanente de reparación y espacios públicos convertidos en campos de obstáculos urbanos.
Nada de esto es producto del azar. Son consecuencias acumuladas de administraciones que, lejos de asumir el poder como un espacio para articular el bien común, han optado por convertirlo en plataforma de promoción personal o en escenario para la simulación. Se gobierna para la cámara, para la nota, para el siguiente cargo. Se construye más desde el marketing que desde el interés público…
En los últimos años, la clase política que ha ocupado los espacios más relevantes de representación en Jalisco ha tenido muchas oportunidades para demostrar una vocación genuina de servicio, sin embargo, lo que ha predominado es una preocupante indiferencia ante lo que de verdad duele y afecta a la gente.
No obstante, lo anterior, debo precisar que no se trata de descalificar en automático ni de rechazar todo lo hecho. Sería injusto desconocer avances, logros o esfuerzos aislados (que sí han existido).
Pero dado el contexto actual, es importante precisar que cuando esos esfuerzos se ven opacados por una percepción generalizada de abandono, de soberbia, de lejanía, es momento de hacer una pausa y repensar el rumbo. Gobernar no es administrar el espectáculo. No es diseñar slogans ni coreografiar conferencias de prensa. Gobernar es saber decir que no cuando hace falta, hacer cumplir la ley, aunque no dé aplausos, construir condiciones para que el ciudadano viva mejor sin necesidad de pedir favores.
En la política local se ha instalado una peligrosa comodidad: la de creer que el control electoral equivale a legitimidad permanente. Pero los votos, aunque importantes, no son cheques en blanco. La legitimidad se renueva todos los días con decisiones sensatas, con atención al detalle, con sensibilidad frente al dolor ajeno. Y eso no se logra desde la distancia ni desde la arrogancia, sino con cercanía real, con escucha activa, con voluntad de corregir cuando se ha fallado.
Hay temas que duelen especialmente por lo que revelan. Uno de ellos es la inseguridad que no se presenta en los grandes titulares, sino en las expresiones cotidianas de miedo y vulnerabilidad. La gente ya no llama a la policía porque ha aprendido que muchas veces no llega. Las mujeres modifican sus rutas para evitar zonas donde no hay alumbrado ni vigilancia. Los jóvenes asumen que ser víctimas de robo en el transporte público es una especie de impuesto urbano no declarado. Este tipo de violencia, que se infiltra en lo cotidiano, es la que más erosiona la confianza ciudadana.
Y al mismo tiempo, se ha perdido también el sentido profundo de lo público. Muchas decisiones se toman pensando en beneficios de corto plazo, sin atender las consecuencias a futuro. Se desarrollan zonas sin infraestructura suficiente, se sobreexplotan recursos y espacios, se promueven inversiones sin planes de sostenibilidad. Todo parece orientado a mostrar resultados “visibles” que sirvan para alimentar narrativas políticas, pero que no necesariamente responden a una lógica de bienestar colectivo.
Por eso, más allá de nombres propios o colores partidistas, lo que urge en Jalisco es una nueva ética del servicio público. Una visión que recupere el valor del orden, de la legalidad, de la equidad. Que entienda que gobernar no es una oportunidad para presumir poder, sino una responsabilidad que se asume con humildad. Que sepa que el verdadero progreso no se mide por la cantidad de obras inauguradas, sino por el nivel de vida que alcanza la gente en las colonias, en los barrios, en las comunidades rurales.
Las próximas generaciones nos juzgarán por lo que permitimos que se normalizara. Por los silencios cómplices, por las omisiones disfrazadas de eficiencia, por las prioridades mal asignadas. Y si algo podemos hacer desde la crítica —una crítica honesta, constructiva, sin estridencias ni linchamientos— es señalar que no podemos seguir aceptando administra desconectada de su gente. No podemos resignarnos a vivir en ciudades donde lo caótico se vuelve parte del paisaje.
Volver a poner orden, recuperar el sentido del servicio, construir confianza, no es tarea de un solo gobierno ni de una sola persona. Pero sí comienza por reconocer que algo no está funcionando. Que hace falta mirar con más seriedad los pequeños síntomas que revelan descomposición. Que gobernar exige más que ambición: exige vocación.
Una ciudad que pierde orden también pierde su ritmo. Y una sociedad que se acostumbra a ese caos corre el riesgo de perder su esperanza. Lo que está en juego no es una elección ni una narrativa, sino la posibilidad de volver a construir comunidad.
NACIONALES
En México decide el pueblo: Embestida postrera contra la reforma judicial

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Contra viento y marea, se modificó la Constitución Política de la República y ahora tenemos reglas sustanciales para llevar a cabo una profunda reforma judicial. El inminente domingo uno de junio se dará el paso trascendente de elegir por el pueblo a quienes serán los juzgadores de la nación a partir de septiembre venidero. Ambos avances han encarado fatuas, arrogantes resistencias y obstrucciones provenientes de las oposiciones al gobierno actual: son las embestidas postreras a la renovación de la justicia mexicana.
La elección por voto popular del Poder Judicial estará a cargo de 99.7 millones de votantes quienes están llamados a elegir 881 cargos de entre 3 mil 422 candidatos; las principales posiciones son la Suprema Corte, el novedoso Tribunal de Disciplina Judicial, el Tribunal Electoral y los magistrados que comprende dicho poder. Hemos de asentar, que votar por ministros de la Corte, no es primera vez ya que desde 1824 se acostumbró a hacerlo, siendo la última ocasión en 1918.
Las campañas comenzaron el reciente 30 de marzo y rematarán el próximo 28 de este mes. En todo momento, la oposición a la Cuarta Transformación, que enlista desde comentócratas y ciertos intelectuales, hasta exfuncionarios del Instituto Nacional Electoral -INE- así como organismos nacionales, algunos de perfil internacional, y grupos de jueces y magistrados en funciones, quienes defienden tozudamente sus canonjías -altas percepciones y legiones de parientes- agregando asociaciones civiles y membretes, todos los cuales imputan hipotética intromisión del Ejecutivo y del crimen organizado en dicha elección.
En distintos foros y medios, los exconsejeros presidentes del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), María Marván (2002-2006), Luis Carlos Ugalde (2003-2007) y del INE, Lorenzo Córdova (2014-2023) y el muy escandaloso Ciro Murayama, han criticado la elección del Poder Judicial que promovió el exmandatario Andrés Manuel López Obrador, alienta la actual presidenta Claudia Sheinbaum y sobre todo, aprobó la gran mayoría de votantes que acudieron a sufragar en los comicios del 2 de junio del año pasado.
Lencho, el racista censor de miembros de pueblos autóctonos afirma que la elección del uno de junio, “es absurda y solo tiene el propósito de adueñarse (el Poder ejecutivo y su partido) del Poder Judicial”. La señora Marván, ha insistido en marcar la falta de certeza en las reglas de la elección, la ruptura de las garantías y de la integridad en tal proceso electoral. (Joaquín López Dóriga, Digita, 15-05-2025). Ugalde, el mediocre solapador del fraude de 2006, escribió: “Aquí el voto destruye la naturaleza del Poder Judicial, que es controlar la legalidad del país”. Finalmente, el inefable Murayama, sostiene que tal proceso, es una “enorme farsa», pues quienes aspiran a los cargos de juzgador, “son producto de una preselección de los poderes Ejecutivo Legislativo” …y «Todos los candidatos fueron puestos por gente del gobierno y Morena. Esto es que la elección ya ocurrió…” (El Financiero, 2025-04-16).
Al respecto la mejor respuesta se las dio la mismísima presidenta del INE, Guadalupe Taddei: “Es muy lamentable, que quienes ya no estén, en su calidad de exconsejeros, opinen sobre lo que está sucediendo en este proceso que, además, jamás les tocó realizar”. El INE aprobó 87 mil 924 solicitudes de registro para observadores electorales en la elección del 1 de junio. En el proceso electoral de 2024, el más grande en la historia del país, el instituto avaló a 34 mil 881 observadores, por lo que la jornada próxima serán los comicios más vigilados.
Desde luego que en las filas de comentócratas y alcahuetes intelectuales, al estilo de Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y muchos otros de menor fama, las arremetidas han sido un día sí y otro también. Los medios tradicionales impresos, la radio y la televisión privada, son sus plataformas. Y las oposiciones los aplauden y difunden entre sus seguidores, que, por las encuestas más nuevas, no son muchos, puesto que la ciudadanía da a la mandataria nacional respaldos de alrededor del 80 por ciento.
Afirma Krauze, que “México vive su propio desvarío” y el calificativo lo lleva, -según su “talento” que equiparó a Enrique Alfaro Ramírez con Mariano Otero-, a considerar como “acto de barbarie” la llamada Reforma judicial, “acto final de demolición”. (Reforma, 11-05-2025). El otro líder de intelectuales orgánicos, Aguilar Camín manifestó: “…el proceso es a la vez ininteligible y vergonzoso…El gobierno está dispuesto a tragarse el sapo y a hacer el ridículo con una elección del 15% o el 5% de votantes, porque su ganancia será enorme: obtendrán dominio pleno sobre el Poder Judicial” (milenio.com.14-05-2025). Este personaje es aquél que enfatizó extrañar los apapachos (traducidos en jugosos chayotes) del gobierno.
Claro que el embate no se limita a esos dos cabecillas, sino a una legión de escribidores de las publicaciones tradicionales. Veamos brevemente algunas muestras, tomadas de la prensa nacional (llamada así solo porque se editan en la capital del país) que va del 11 al 16 de mayo.
Rafael Álvarez Cordero: “para sellar la destrucción del país, las elecciones del 1 de junio y la inminente ley de telecomunicaciones confirman que, desde el primer día, lo único que se ha buscado es la implantación de la tiranía…” (Excelsior 11-05). Jorge Alcocer V: “Las consecuencias del mal diseño de las normas legales y el atropellado proceso de organización y desarrollo de la llamada “elección judicial” están a la vista. Sin embargo, nada le importan al gobierno, sus legisladores y al Partido Morena, empeñados en destruir al actual Poder Judicial, para edificar otro, a su servicio, cuyos integrantes surgirán del resultado de una dudosa jornada comicial”. (portal Carmen Aristegui, 11-05- Mirador Político: Distorsión del voto).
La redacción de El Universal, según los colaboradores Luis Pereda y Adriana García, precisa: “Aunque la reforma se intentó presentar como un ejercicio democrático que «permitiría al pueblo elegir a sus jueces», en la vida real es un mecanismo disfuncional impulsado por el partido gobernante y sus aliados, que tiró a la basura 30 años de mejoras paulatinas a la judicatura” y cierran: La captura del Poder Judicial por parte del crimen organizado ya no es una amenaza abstracta, es un escenario real, previsible y no debidamente enfrentado. (12-05-2025).
En el mismo diario y fecha, Leonardo Curzio sostiene: “Las sociedades modernas prefieren a quien destruye un Poder Judicial, que a quien defiende su continuidad y perfeccionamiento. La violación institucional como norma es funcional para ganar elecciones…”
Juan Luis González Alcántara, controvertido ministro de la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJN), dijo el 13 de mayo: “La reforma judicial, defendida falazmente con el argumento de la democracia, tiene un garbanzo de a libra…el Artículo Décimo Primero Transitorio del decreto de la reforma. «Para la interpretación y aplicación de este Decreto… toda autoridad jurisdiccional deberá atenerse a su literalidad y no habrá lugar a interpretaciones análogas o extensivas que pretendan inaplicar, suspender, modificar o hacer nugatorios sus términos o su vigencia, ya sea de manera total o parcial»…
“Lo anterior podría ser calificado como una muestra de la hechura de un régimen autoritario, temeroso de la independencia del Poder Judicial”. (El Heraldo de México). El exministro de la SCJN, José Ramón Cossío, pregona: La reforma judicial en curso… “le está regalando los jueces a los delincuentes”. El Universal, 13-05-2025).
Saskia Niño de Rivera en El Universal escribió un artículo que llama “Elecciones, Poder Judicial y delincuencia organizada”. En el presume que las denuncias, presentadas por la organización Defensores AC y el Laboratorio Electoral, ponen en evidencia la vulnerabilidad en la cual nuestro Poder Judicial podría estar, pues “cuando se permite que personas con vínculos al crimen organizado o con sectas religiosas señalados por abusos lleguen a posiciones de Poder Judicial, el mensaje es claro: la impunidad no sólo se tolera, se premia…” (14-mayo).
Por su lado, Gil Gamés, publica en Milenio: “estamos ante una de las porquerías más vergonzosas que se recuerden si hablamos de manipulación, imposición, desaseo, desorden y simulación electoral… La División de Poderes morirá el primero de junio y con ella la democracia mexicana…” (Milenio, 14-05-2025). Sumado a lo anterior, Luis de la Barreda Solórzano, tras aludir a los organismos de la ONU, de las barras de abogados y de los juristas impugnadores, como Diego Valadez, concluye expresando: “Abundan las evidencias de que, además de un atropello atroz, se trata de un fraude grotesco para capturar a los poderes judiciales.” (Excelsior, 15-05-2025).
Para culminar nuestro recuento de la reacción, diremos que el viernes 16 de mayo, se divulgaron artículos del periódico estadounidense The Washington Post y el hebdomadario británico The Economist: ambos advierten la injerencia del narco en elección judicial y el semanario inglés aventura que elegir jueces, es “la peor y más peligrosa idea del Sr. López Obrador: una reforma populista y radical del sistema de justicia de México que socavará el estado de derecho, envenenando las perspectivas económicas de México y debilitando su joven democracia” (¡!).
Como orquestados por el diario de la capital de Estados Unidos y la revista anglosajona, varios comentócratas mexicanos aceptaron que la reforma judicial terminará con la división de poderes, ya que “los frenos que el Poder Judicial podría imponer a la arbitrariedad del Gobierno son ya cosa del pasado. Se ha construido un nuevo Poder Judicial a la medida y bajo el control de la autocracia populista…” (Carlos Marín y Rafael Pérez Gay, en Milenio; Francisco Valdés Ugalde, en El Universal; Enrique Campos y Demetrio Sodi, en El Economista, y finalmente, Jorge Castañeda en Excelsior).
Los anteriores opinadores, además de un larguísimo etcétera, viene a ser, en suma, la acometida de la derecha mexicana en materia de justicia; no anotamos la opinión de los dirigentes partidistas, porque por definición son encarnizados enemigos de la reforma judicial y la renovación de los órganos de ese poder. Los estudios demoscópicos documentan que la inmensa mayoría de mexicanos, evalúan como lenta y cara la justicia, considerando corruptos a la mayoría de los juzgadores, tanto federales como estatales.
En Jalisco no tendremos por lo pronto, modificación del Poder Judicial; ojalá el aplazamiento asumido, sea para bien. Pero si habremos de intervenir los jaliscienses, en la elección del uno de junio para votar por el nuevo Poder Judicial federal.
Concurrir los ciudadanos en la selección de jueces, magistrados y ministros, es extraordinario; ya no más, juzgadores emanados de la lobreguez burocrática o la frivolidad política; habremos de dar una lección a los detractores de la capacidad del pueblo para decidir en ramo tan relevante. Como asevera nuestra inteligente primera mandataria: que los ciudadanos intervengan es la única manera de sanear al Poder Judicial y con ello demostrar que México es un país plenamente democrático, enfatizando, “que el pueblo decida quiénes van a ser sus jueces es algo que así, a este nivel de participación y de apertura, creo que no hay ningún lugar en el mundo.
Entonces, es un parteaguas en la historia de México y un ejemplo al mundo de que México es el país más democrático de todos, por una razón: porque en México quien decide es el pueblo”.
Economía
Las consecuencias fiscales ineludibles: Urge una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada en México

Análisis Económico, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
En la edición anterior presentamos el complejo panorama económico que enfrenta el país en estos primeros meses del 2025, con la deuda pública de México situada en un 49.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y con el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) alcanzando los 17.66 billones de pesos. Este nivel representa un incremento notable si lo comparamos con cifras de inicios de siglo, cuando rondaba el 19% del PIB.
Ante este panorama complejo, es indispensable y urgente redefinir la política económica nacional. Para enfrentar la escasez de inversión, el bajo crecimiento y la crisis institucional que he detallado, no bastan medidas aisladas ni soluciones parciales. Se requiere una estrategia integral, una nueva visión de país que articule de manera coherente los esfuerzos del gobierno, del sector privado y, cuando sea pertinente, de las instituciones internacionales. Las principales líneas de acción deben orientarse a construir cimientos sólidos y a la vez, impulsar un dinamismo renovado.
- Cimientos Sólidos: Una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada. Es fundamental ampliar la base tributaria de manera equitativa, eliminando privilegios fiscales que erosionan la recaudación y fomentan la desigualdad. La digitalización completa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) puede incrementar la eficiencia y reducir la evasión. Paralelamente, debemos diseñar incentivos efectivos para formalizar el empleo informal, ampliando así la base de contribuyentes y la protección social. Una recaudación tributaria más eficiente es clave para financiar el desarrollo y expandir la demanda agregada.
- Motor de Crecimiento: Impulsar la Inversión Extranjera Directa (IED). La IED es un motor crucial para la generación de empleo de calidad, el aumento de la productividad y la transferencia de tecnología. México atrajo una cifra récord de 36.87 mil millones de dólares en IED en 2024 , y las proyecciones para 2025 rondan los 39.3 mil millones. Debemos consolidar a sectores como el automotriz (que ya representa el 4.7% del PIB y atrajo más de 7 mil millones de dólares de IED en 2023 ), el aeroespacial (donde México es un productor top 10 global ) y el digital/tecnológico (un sector emergente con gran potencial, especialmente en el norte del país y con una IED en telecomunicaciones de 166 millones de dólares en 2024 ) como polos de atracción de inversión.
- Capitalizar el Momento Global: Aprovechar el nearshoring y la reconfiguración comercial. La relocalización de cadenas de suministro globales, conocida como nearshoring, representa una oportunidad histórica para México. Debemos fortalecer nuestra integración bajo el T-MEC y explorar activamente nuevos tratados comerciales. Se estima que el nearshoring podría añadir 78 mil millones de dólares en exportaciones anuales para América Latina, siendo México uno de los principales beneficiarios , con un potencial de incrementar nuestras exportaciones de 578 mil millones en 2022 a 1.1 billones de dólares para 2030. Para ello, es vital crear estrategias sectoriales inteligentes, diferenciadas por región y tipo de industria, aprovechando iniciativas como el «Plan México» y los «Polos de Bienestar» que buscan fomentar la inversión y la capacitación. Sin embargo, esta oportunidad no es un cheque en blanco; su materialización depende de que abordemos nuestras deficiencias estructurales en infraestructura, seguridad y certeza regulatoria.
- Innovación y Talento Mexicano: Fomentar la transferencia tecnológica y la formación de capital humano.Para que la IED y el nearshoring tengan un impacto transformador, es crucial integrar a las empresas nacionales en las cadenas productivas globales y fomentar la transferencia de tecnología. Esto implica impulsar clústeres industriales y ecosistemas de innovación que conecten a empresas, universidades y centros de investigación. La formación de talento es igualmente prioritaria; aunque México cuenta con un número significativo de graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), su distribución geográfica es desigual y debemos asegurar que las habilidades de nuestra fuerza laboral respondan a las demandas de las nuevas industrias.
- Garantizar la Confianza: Fortalecer el Estado de derecho, la transparencia y la seguridad. Ninguna estrategia económica puede prosperar sin un entorno institucional sólido. Fortalecer el Estado de derecho, combatir la corrupción, garantizar la transparencia y mejorar la seguridad son condiciones indispensables para crear un ambiente propicio para la inversión productiva, tanto nacional como extranjera. La incertidumbre política y la debilidad institucional son los mayores disuasivos para la inversión a largo plazo.
La implementación de estas líneas de acción no solo requiere voluntad política, sino también una capacidad de ejecución impecable y una visión de largo plazo. Una reforma fiscal, por ejemplo, no solo busca recaudar más, sino crear el espacio fiscal necesario para invertir en la infraestructura y el capital humano que harán atractivas las oportunidades del nearshoring. A su vez, el éxito del nearshoring dependerá de que las comunidades locales y las empresas mexicanas puedan efectivamente absorber la tecnología y el conocimiento que traen las empresas extranjeras, evitando así que los beneficios se concentren en pocas manos o regiones, y asegurando un desarrollo más equitativo en todo el territorio nacional.
Forjando el Futuro de México con Visión y Acción
México se encuentra en una encrucijada determinante. Las decisiones que tomemos hoy, frente al creciente endeudamiento público y el palpable deterioro de instituciones fundamentales, definirán nuestra trayectoria económica y social para las próximas generaciones. Superar estos desafíos exige más que ajustes aislados o soluciones coyunturales; demanda una agenda nacional integral, coherente y, sobre todo, implementada con determinación y visión de Estado.
La estabilidad macroeconómica, si bien necesaria, debe ir de la mano de la justicia fiscal, el fortalecimiento institucional genuino, una inversión estratégica que mire al futuro y un modelo productivo que sea verdaderamente incluyente. La inversión extranjera directa y las oportunidades derivadas del nearshoring pueden ser palancas clave para el desarrollo, pero su impacto solo será transformador si se acompaña de políticas nacionales que potencien sus beneficios: una visión regional de desarrollo que atienda las disparidades, un fomento decidido a la competitividad de nuestras empresas y, crucialmente, un entorno de seguridad jurídica y económica que inspire confianza y promueva el crecimiento sostenido del país.
Este es un momento que exige reflexión profunda, pero también acción audaz y coordinada. La colaboración entre el gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil es indispensable. Tenemos la capacidad, el talento y la resiliencia para transformar los formidables retos que enfrentamos en oportunidades compartidas, construyendo un México más próspero, equitativo y sostenible para todos. El futuro no está escrito; lo forjamos con cada paso que damos.
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