MUNDO
El sombrero de Melania

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
El 22 de enero apareció en el New York Times un artículo de Vanessa Friedman titulado; “Melania Trump, el mensaje está en el sombrero”, y es sin duda un acertado análisis que rebasa la frivolidad de los críticos de la moda.
Si bien hace una recapitulación de los atuendos usados en las ceremonias iniciales, tanto por Melania como por otras damas destacadas, resalta el hecho de que la ropa de diseñador, elegante y costosa, fue cosa común en el contexto durante el cual no hubo rubor para exhibir riqueza y arrogancia.
Ocuparnos del sombrero que utilizó la primera dama con su atuendo en la ceremonia de inauguración del periodo presidencial de Donald Trump puede parecer una frivolidad, sobre todo cuando todo analista serio se ha ocupado en descifrar y especular sobre las amenazas y acechanzas detrás de los discursos y las órdenes ejecutivas del ya presidente Trump.
Sin embargo no lo es, pues lo que se vio el lunes 21 de enero, fue el desfile triunfal de la vieja y nueva aristocracia norteamericana, que sin ambages proclama su supremacía. La derrota de la clase política tradicional y el abordaje del poder por los nuevos capitanes del progreso estadounidense, tomados de la mano de la vieja aristocracia petrolera.
Un sombrero de ala ancha, anchísima, que impedía verle el rostro y obligaba a una prudente distancia, que además de ocultar su cara e impedir que el presidente se acercara a su mejilla para un cariñoso ósculo, es una señal imperdible de que la arrogancia, la distancia y el ocultamiento de lo real, más el imperio de post verdades y algunas mentiras, serán características del régimen.
Acostumbrados a ver la política estadounidense como la pugna entre dos bandos, demócratas y republicanos, no alcanzamos a percibir que los viejos moldes de hacer política se rompieron y el presidente entrante se está encargando de ponerlo ante la cara de los políticos tradicionales.
Las señales y los símbolos han sido claros. Fueron los nuevos grandes capitales, sus personeros, quienes estuvieron en los lugares más destacados. A nadie pasó desapercibido el saludo nazi y el festejo exultante y algo más, que realizó Elon Musk y el tratamiento destacado a los gigantes de las nuevas plataformas tecnológicas.
En la administración Trump, a partir de estas señales se puede decir que no hay principios ni intereses políticos, solo intereses mercantiles y supremacía internacional. No se puede encontrar en ninguno de los pronunciamientos fundacionales de su administración ninguna política a favor de la protección de los menos favorecidos. No hay asomo de políticas sociales y sí un abandono y desprecio por temas ambientales, de inclusión o tolerancia a lo diverso.
Ciertamente, el sombrero de Melania y sus atuendos marcaron las ceremonias, pero hay también una clase de mimetismo en la nueva clase política norteamericana que se acerca e identifica, ya sea por conveniencia o convicción, a la retórica y el comportamiento de la administración Trump. Y no es solo en la vestimenta de las mujeres que acompañan a los nuevos dirigentes.
El alineamiento de los grandes capitales alrededor de Donald Trump es evidente, hay una considerable presencia de empresarios incrustados en el gabinete y el cambio en algunas de sus políticas de operación haciéndolas más acordes con el pensamiento trumpiano, muestra que las convicciones pueden ser tan flexibles como fuerte sea el interés económico.
Lo que estamos observando, además del sombrero de Melania, es la instalación de una oligarquía en el país que se ostenta como el adalid de la democracia. Una democracia más parecida a la del imperio romano en la que el Senado, integrado por aristócratas tenía funciones legislativas, administrativas y judiciales omnipotentes.
Ciertamente, las actitudes del presidente Trump, y sus colaboradores son un resabio imperial en un país con instituciones democráticas. Lo interesante y alarmante es el respaldo popular y como, con una retórica fullera, falaz, ha logrado obtener el respaldo de mayorías, aun cuando sus políticas anunciadas ignoran o minimizan las necesidades de los menos favorecidos.
Las banderas de la oposición han sido minimizadas y ridiculizadas, en especial las relacionadas con el movimiento woke, como vemos en sus primeras decisiones sobre la identidad de género y diversidad. No obstante, aunque la oposición ha disminuido su aceptación en amplios segmentos, su representación en las cámaras aún es importante y aún faltará ver como dan la batalla ante los embates presidenciales.
Por lo pronto, ante la política imperial y oligárquica, México apuesta a la negociación y al parecer abandona las posiciones retaliantes y discursos patrioteros. Parece sano hacerlo así pues se puede ser firme sin ser vociferante y en la mesa, con prudencia y argumentos, enfrentar los simplistas planteamientos tirados a la arena pública por el nuevo emperador y su oligarquía.
CARTÓN POLÍTICO
Destapa la hipocresía
MUNDO
La personalidad de Donald Trump

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Donald Trump, con Tony Schwartz, escribieron el libro “El arte de la negociación”. De la edición del 26 de octubre de 2019 de Epublibre provienen estas frases entresacadas del texto para ilustrar con quién está lidiando el mundo.
“No lo hago por dinero. Tengo mucho dinero; más del que necesitará jamás. Lo hago ‘por amor al arte’. La negociación yo la entiendo como un arte. Que otros pinten magníficas telas o escriban poesías maravillosas. A mí me gusta hacer negocios, preferiblemente grandes negocios. Esa es mi vocación”.
Trump, el empresario, se ganó su reputación en Estados Unidos de Norteamérica por sus millonarios negocios inmobiliarios. “En contra de lo que muchos creen, no me gusta salir en periódicos; no soy partidario de hablar de mi vida privada. Sin embargo, tener una cobertura en los medios de información puede ser muy útil en los negocios”.
“Cuando concedo entrevistas procuro ser muy breve. Me protejo a mí mismo procurando permanecer flexible. Nunca me ato a un solo planteamiento; en mis malabarismos mantengo muchas bolas en el aire al mismo tiempo, porque muchos negocios fracasan, por muy prometedores que hayan parecido al principio.
“Lo peor que puede pasarle a uno en un negocio es tener una necesidad desesperada de hacerlo. Lo mejor es negociar desde una posición de fuerza, porque la posición más fuerte es la que encierra una ventaja. En los negocios, la ventaja se define como ‘tener algo que el otro quiere’, o que necesita; o, mejor aún, que no puede pasar sin lo que uno tiene. Muchas veces la ventaja demanda imaginación y labia vendedora; dicho de otra manera: hemos de convencer a nuestro oponente de que su propio interés está en cerrar el trato.
“La clave última de mi estilo promocional es la osadía. Juego con las fantasías de la gente. Muchos, aunque no sepan pensar a lo grande, sí que pueden emocionarse con las grandes ideas de otros. Por eso nunca está de más un poco de hipérbole. A la gente le gusta creer que tal o cual cosa es la más grande, la más atrevida o la más espectacular. Exagerar no es mentir; es decir, la exageración en su variedad inocente, que es, además, una forma de promoción muy eficaz.
“Aunque siempre conviene destacar lo positivo, en ocasiones la única opción es el enfrentamiento. Mi carácter es muy llevadero, me porto bien con los que se portan bien conmigo. Pero si alguien me trata mal o injustamente o pretende aprovecharse de mí, entonces peleo con la máxima dureza; no recomiendo ese género de reacción a todo el mundo, pero –según mi experiencia- cuando uno lucha por lo que cree, las cosas siempre terminan por arreglarse para bien (aunque en el camino se pierdan algunos que consideraba amigos)”.
“No se puede engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Se puede crear expectación, montar una promoción estupenda y conseguir que los medios publiquen sus declaraciones (que usted no habrá de sazonar con una buena dosis de hipérbole; pero, al final, debe servir la ‘mercancía’ o la gente se sentirá engañada)”.
“Jimmy Carter poseía el atrevimiento, la osadía y los tamaños para osar lo extraordinario. Esa cualidad, por encima de todas las demás, le ayudó a llegar hasta la presidencia; pero luego, como es natural, el pueblo no tardó en darse cuenta de que Carter no estaba capacitado para la primera magistratura del país y por eso fue derrotado por amplia mayoría y perdió la reelección”.
“Ronald Reagan era un actor tan hábil y tan eficaz que supo conquistar por completo al pueblo estadounidense. Luego de terminar su presidencia, la gente se preguntó qué había detrás de su sempiterna sonrisa. La vida es muy frágil y eso no puede remediarlo ni el éxito; si acaso la hace más frágil, todavía”.
“Todo puede cambiar sin previo aviso y por eso procuro no tomarme demasiado en serio nada de lo ocurrido a la fecha. El dinero nunca ha representado un móvil muy importante para mí…a no ser como estímulo. La verdadera emoción consiste en jugar la partida. No pierdo el tiempo en meditar si debería haber obrado de tal o cual forma o sobre lo que pasará después. Por eso respondo que me divierto mucho con lo que hago”.
“En el vecindario fui una especie de caudillo…como sigue ocurriendo actualmente. Concitaba adhesiones incondicionales o antipatías similares. Era muy apreciado en nuestra pandilla, de la que tendía a ser el jefe; en la adolescencia fui muy bullicioso; por algún motivo me gustaba crear agitación y poner a prueba a los demás. Arrojaba bolsas llenas de agua al patio y bombas fétidas en el salón; armaba grandes follones en las fiestas del colegio. No por malicia, sino por mi agresividad, la que aprendí a canalizar cuando mi padre me inscribió en la Escuela Militar de Nueva York”.
“A veces, para hacerse de un negocio, no hay más remedio que denigrar a los rivales”.
Saque usted sus conclusiones sobre la personalidad y manera de actuar del actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y cambie negocios por política, para que cuadre la radiografía.
MUNDO
Carteles terroristas

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
A la señora presidente Claudia Sheinbaum no le agrada que el gobierno de Estados Unidos determine que los carteles criminales sean catalogados como terroristas. Al parecer a la opinión pública tampoco, pues según encuesta publicada en El Financiero el 6 de febrero, el 68% de los mexicanos ven mal y muy mal que el gobierno norteamericano los clasifique como tales.
Ambas cosas le han importado un rábano al presidente Donald Trump, que los considera una amenaza a la seguridad nacional de su país y los ha declarado formalmente como terroristas. Igual paso dio el gobierno canadiense que incluso creó la figura del Zar anti-fentanilo.
El rechazo del gobierno mexicano a tal manifestación no puede ni debe desvincularse de la grave acusación lanzada desde la Casa Blanca dentro del texto que anunció la imposición de aranceles en la que, textualmente, acusó al gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales. Tal afirmación fue y ha sido soslayada por la presidente Sheinbaum que respondió, diciendo que la alianza existía con los vendedores de armas en EU a los grupos criminales, y que en el combate a los carteles debieran empezar por su propio territorio.
Esto último en correspondencia a los actos de la fiscal general, Pam Bondi, que ha emitido un memorándum titulado “Total Elimination of Cartels and Transnational Criminal Organizations” que busca eliminar las trabas burocráticas para facilitar la investigación y persecución de organizaciones criminales utilizando la legislación más potente con que cuente el sistema judicial. Es decir, no quitan ni quitarán el dedo del renglón y van en serio contra ellos y sus aliados tanto gubernamentales como empresariales.
Este memorándum se inscribe en la estrategia que ha delineado Donald Trump desde su campaña y que ha venido cumpliendo con sus órdenes ejecutivas. Dicha estrategia engloba acciones tales como: reforzar la patrulla fronteriza y restaurar políticas migratorias estrictas; bloqueo de rutas marítimas de transporte e intercepción de embarcaciones sospechosas en aguas internacionales; despliegue de fuerzas especiales en operaciones directas; bloqueo del acceso al sistema bancario internacional; exigir colaboración de países vecinos para combatir la corrupción y sancionar a funcionarios que colaboren con carteles, entre otras más que incluyen modificar su legislación para incluso imponer la pena capital a los capos y colaboradores.
El gobierno mexicano debe entender que esto dejó de ser un discurso de campaña y que se trata de una política de especial interés para el gobierno norteamericano y dejar de lado medidas cosméticas para hacer como que se coopera y como que se cumplen los compromisos.
Claudia Sheinbaum había sido cauta y prudente en sus declaraciones, sin apartarse del discurso de colaboración no subordinación, más defensa de la soberanía e integridad del territorio nacional. Consiguió una prórroga de un mes para evitar la fijación de aranceles, pero a cambio ha recibido algunas advertencias que no debiera desestimar. La presencia de embarcaciones militares frente a las costas mexicanas y el sobrevuelo de aviones espías confirman que, de no ser satisfactoria la respuesta a las demandas norteñas, ellos están en posibilidades y disposición para intervenir directamente.
Algo tendrá que hacer además de incrementar la detención de peces menores de la estructura criminal, el decomiso de armas y fentanilo y el envío de tropas a la frontera. La operación Enjambre en el Estado de México y Chiapas, se antojan insuficientes para responder a tan serio cuestionamiento contenido en el anuncio arancelario. Especialmente, cuando todo un estado, Sinaloa, tiene cinco meses siendo rehén de grupos criminales, cuando en Chiapas sigue el dominio territorial de otros más y en Tabasco se hace evidente que no hay control; ni cesan tampoco las denuncias en Michoacán, Jalisco y otros estados por la extorsión a productores y comerciantes.
Existen además señalamientos puntuales sobre gobernadores en funciones y gobernantes anteriores acerca de sus acercamientos con organizaciones criminales. Los ojos de la inteligencia norteamericana tienen tiempo atentos al desenvolvimiento político de nuestro país. La extensa frontera compartida hace que la estabilidad en la misma se vuelva una prioridad para la seguridad nacional estadounidense.
Por el rumbo que está tomando el dialogo entre las dos naciones, es previsible que la revisión del Tratado de Libre Comercio, cuya fecha ya han solicitado que se adelante, tenga más ingrediente político y de seguridad que de requerimientos comerciales, que siempre serán, como se vislumbra, solo instrumentos para negociar otras condiciones.
A juicio de nuestros vecinos pesan más los muertos por fentanilo, la desestabilización que significa la presencia y el avance de las organizaciones criminales y el debilitamiento del estado de derecho que el déficit comercial. Sin olvidar que quieren cerrar el continente a la presencia china. Como se ve, son diferentes prioridades y la nuestra debiera ser sobrevivir económicamente y ganar la paz, no elecciones. El costo de las omisiones y diferencias estará por verse.
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