Connect with us

OPINIÓN

La crisis de las criptomonedas: La actualidad de las inversiones, caída y auge de las nuevas oportunidades

Publicado

el

Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

La turbulencia económica mundial se manifiesta en todos los ámbitos y en la mayoría de los activos de inversión, bursátiles o no. Estos últimos días se ha vivido una gran conmoción en el mundo de las Finanzas Descentralizadas (DeFi) con la estrepitosa caída del Bitcoin y todas las altcoins del mundo de las criptomonedas.

El precio del Bitcoin cayó en algunos exchanges (casas de cambios virtuales de criptomonedas) por debajo de $27 mil dólares, luego que en noviembre del 2021 alcanzara su máximo histórico de casi $69 mil usd por unidad.

El caso más dramático ha sido el de la altcoin Terra Luna, que cayó en menos de una semana de un precio promedio de $80 usd a tan solo $0.013 usd, por lo que los validadores de la cadena de bloques Terra han decidido detener oficialmente la actividad de la red el jueves (12 mayo) en un movimiento diseñado para evitar ataques de gobernabilidad luego de la severa devaluación del token LUNA de la red.

Con el desplome del precio de LUNA en más de un 99%, Terraform Labs ya no confía en poder evitar los ataques a la gobernanza. En otras palabras, la caída del precio «redujo significativamente [el] coste de ataque», tuiteó el jueves el operador del ecosistema.

Antes de que se desarrollaran los eventos de esta semana, Terra LUNA era uno de los 10 principales proyectos de criptomonedas por capitalización de mercado, y su activo UST era la tercera moneda estable más grande solo detrás de Tether (USDT) y USD Coin (USDC). (cointelegraph.com)

La caída del precio de Terra (la sigla con la que se intercambia el token es LUNA) es notable. Basta decir que pasó de una capitalización de casi 39 mil millones hace menos de dos meses a 5 millones esta semana.

En Reddit, inversores de todos los países cuentan sus desventuras. “Perdí todos los ahorros de toda mi vida”, describe uno de los miembros del subReddit r/TerraLuna. “Había comprado Luna a $85 usd, no sé qué haré”, agregó lamentándose no haber vendido a $120 usd, cotización que alcanzó antes de precipitarse al vacío.

Otro usuario de Reddit dijo haber perdido más de $15 mil dólares tras no haber vendido a $100 dólares sus tokens Terra Luna.

Tendría que haber vendido a $100, así hubiese ganado $25 mil dólares”, se lamentó en el subReddit r/No-Forever. “Pero me hice muy codicioso con la idea de juntar más dinero y hacer el pago inicial de una casa familiar. No habrá casa ahora, ni ahorros”. (merca2.0.com)

Las inversiones, cualquiera que estas sean, siempre conllevan riesgos, unos más, otros menos, pero siempre hay riesgos. En estos tiempos de alta volatilidad financiera y de incertidumbre económica, deben de medirse estos riesgos evaluando los pros, los contras y hacer un balance de los activos que pueden ponerse en riesgo, considerando no sólo las probables ganancias, sino qué se está dispuesto a perder.

Algunos inversores multimillonarios, expertos en finanzas, hablaban desde hace tiempo de la sorprendente velocidad de capitalización que tuvo el Bitcoin por ejemplo, sin embargo, aunque la mayoría de ellos invierten en esta cripto como parte de su portafolio de inversiones, lo hacen de manera cautelosa, invirtiendo entre el 1% y 10% de su capital en este volátil y riesgoso activo. La recompensa puede ser jugosa, pero la pérdida catastrófica si no se sabe jugar.

Pocos son los negocios o inversiones que actualmente tienen cierta solidez de frente al incierto futuro. El mundo de los bienes raíces actualmente ha alcanzado cifras récord en gran cantidad de países del mundo occidental, principalmente en las grandes urbes.

Canadá, por ejemplo, busca reventar la burbuja inmobiliaria al prohibir la compra de propiedades extranjeras.

El mercado inmobiliario de Canadá se enfrenta a una crisis. Los problemas que enfrenta un sector que da dolor de cabeza a la mayoría de los canadienses quedaron al descubierto en el presupuesto federal presentado en la cámara baja el 7 de abril. El gobierno de Justin Trudeau ha introducido ciertas medidas para abordar el problema, como evitar que los extranjeros compren propiedades por un periodo de dos años.

Según la Canadian Real Estate Association (CREA), el precio medio de una vivienda en Canadá en febrero se situó en $816,720 dólares canadienses (598.000 €). CREA, que cuenta con una membresía de alrededor de 130.000 agentes inmobiliarios, esa cifra es un 20,6% superior a la del mismo mes de 2021. El costo promedio nacional de una vivienda se reduce en $178,000 fuera de Vancouver y Toronto, los dos más activos y más mercados inmobiliarios caros en el país.

El presupuesto del gobierno canadiense incluye unos $4.000 millones de dólares para la construcción de al menos 100.000 viviendas nuevas durante los próximos cinco años, incentivos fiscales dobles para compradores primerizos y subsidios mensuales para personas que no pueden encontrar un alquiler asequible. También se aumentarán los impuestos sobre flipping: la venta de propiedades con fines de lucro después de menos de un año de propiedad.

La ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, dijo al presentar el presupuesto: “Nuestra economía está construida por personas, y las personas necesitan hogares para vivir. Nuestro problema es simplemente este: Canadá no tiene suficientes viviendas. Necesitamos más de ellas, rápido”. También se incluye en el presupuesto una prohibición a los no canadienses, y las empresas no canadienses, de realizar inversiones inmobiliarias durante los próximos 24 meses. Se establecerán exenciones para los residentes permanentes, los solicitantes de asilo y los que tengan permisos de trabajo o estudio.

Nueva Zelanda introdujo medidas similares en agosto de 2018. Del mismo modo, los extranjeros no pueden adquirir propiedades en las Islas Åland en Finlandia. El debate sobre la presencia de compradores extranjeros en el mercado inmobiliario canadiense no es nuevo: las provincias de Columbia Británica y Ontario ya cuentan con una tasa impositiva del 20% para este tipo de compras. Sin embargo, el gobierno federal ahora ha ido más allá y ha propuesto prohibir las compras de propiedades extranjeras a escala nacional. (english.elpais.com)

En Estados Unidos hay escepticismo al respecto de la explosión de una nueva burbuja de los bienes raíces como sucedió en el fatídico 2008, sin embargo, los datos duros no mienten y se están presentando las mismas características de aquel entonces, pero en algunos puntos agravados por la crisis económica global.

Cuando la burbuja inmobiliaria de EE. UU. estalló hace más de una década, puso de rodillas a la economía mundial. Resultó que el auge inmobiliario de varios años hasta principios de la década de 2000 estaba escondiendo esqueletos. Los compradores de viviendas, impulsados ​​por el temor de perder las ganancias de los precios de las viviendas, se estaban esforzando mucho más allá de sus posibilidades financieras. Y los prestamistas celosos estaban otorgando hipotecas (o mejor dicho, hipotecas de alto riesgo) a personas que históricamente no habrían calificado. A medida que ese crédito se apresuró, ayudó a impulsar el auge de la vivienda. Sin embargo, a medida que el mercado inmobiliario se corrigió, esos préstamos incobrables crearon una crisis de ejecuciones hipotecarias que llevó al borde del abismo a muchas de las firmas financieras más grandes del país, como Bank of America y Citigroup.

El avance al día de hoy, donde el mercado inmobiliario de EE. UU. está pasando una vez más por un auge histórico de la vivienda. En los últimos dos años, los precios de las viviendas en EE. UU. aumentaron un 34,4 %, incluido un salto del 19,8 % en los últimos 12 meses. Ese aumento de 12 meses es más de cuatro veces mayor que el promedio anual histórico (4,6 %) registrado desde 1987. También está muy por encima del mayor aumento de precios en 12 meses (14,7 %) registrado en los años previos a la crisis financiera de 2008.

El auge inmobiliario en curso tiene a más economistas reflexionando sobre la palabra más temida en el sector inmobiliario: «burbuja». En marzo, los investigadores del Banco de la Reserva Federal de Dallas provocaron escalofríos entre los constructores de viviendas y los agentes de bienes raíces cuando publicaron un artículo titulado «El monitoreo del mercado en tiempo real encuentra señales de que se está gestando una burbuja inmobiliaria en EE. UU.». Los investigadores de la Reserva Federal de Dallas descubrieron que los precios de las viviendas se estaban separando de los fundamentos económicos (es decir, los ingresos de los hogares). Sin embargo, si se produce una corrección inmobiliaria, los investigadores de la Fed de Dallas no creen que cause problemas macroeconómicos como los que vimos en la última burbuja. A diferencia de la última ronda, escriben, «los balances de los hogares [hoy] parecen estar en mejor forma, y ​​el endeudamiento excesivo no parece estar alimentando el auge del mercado inmobiliario». (fortune.com)

En México sucede algo muy similar con un boom de crecimiento en desarrollos habitacionales -sobre todo verticales- que están alcanzando precios de venta similares a los de California, Seattle, incluso Vancouver, una de las ciudades más caras por metro cuadrado de todo el mundo. En Guadalajara y Ciudad de México los precios de los nuevos desarrollos verticales en zonas de alta plusvalía pueden alcanzar con facilidad el millón de dólares.

Actualmente son pocas las inversiones que ofrecen cierta “seguridad” en términos reales, pero que sabiendo leer el momento, y aprovechando los tiempos de turbulencia, pueden ser un excelente negocio…”A río revuelto, ganancia de pescadores”, reza el refrán.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

JALISCO

Operación a corazón abierto para rescatar al SIAPA

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) podría convertirse en uno de los principales dolores de cabeza del gobernador Pablo Lemus en su primer año de gestión. Contra lo que aseguró Enrique Alfaro al finalizar su mandato, el abasto de agua no está resuelto para los próximos 50 años, como él afirmó con su habitual grandilocuencia, completamente alejada de la realidad.

Los 3 metros cúbicos por segundo que, según el exgobernador, llegarían de la presa El Zapotillo, simplemente no se han materializado. ¿La razón? No hay una explicación clara. Podría deberse a las obras de interconexión con el sistema de distribución del SIAPA, lo cual sería comprensible, pero las autoridades no lo han aclarado con transparencia.

El panorama se torna entre gris y negro para esta temporada de verano, cuyos calores ya se sienten en abril. Decenas de colonias sufren desabasto, y ni siquiera hablemos del agua achocolatada, dañina para la salud, que sale de las tuberías operadas por el SIAPA.

Pablo Lemus heredó un SIAPA quebrado que necesita ser rescatado, con una cartera vencida superior a los 10,000 millones de pesos y una deuda que lo asfixia, fruto del manejo irresponsable del gobierno de Alfaro. Durante su administración, las tarifas del agua no se ajustaron, una decisión unilateral que agravó la crisis financiera del organismo. Ahora, Lemus enfrenta el desafío de sanear al SIAPA, y su primer gran desgaste político será implementar el aumento del 12.5% en las tarifas, una medida crucial para evitar el colapso total del organismo, que requiere una intervención urgente, equivalente a una operación a corazón abierto.

Los compromisos de Pablo y Verónica

En sus campañas por la gubernatura y la alcaldía de Guadalajara, tanto Pablo Lemus como Verónica Delgadillo asumieron compromisos contundentes en materia de infraestructura hídrica. En una ZMG donde el 40% del agua se pierde por fugas y el SIAPA arrastra una deuda de 17,900 millones de pesos, Delgadillo, entonces candidata de Movimiento Ciudadano, puso el dedo en la llaga durante el primer debate organizado por Quiero TV.

Su propuesta consiste en invertir 8,500 millones de pesos para renovar el 22% de las tuberías obsoletas de la ciudad, unos 550 kilómetros de los 2,500 totales, y así comenzar a resolver el problema de las fugas y la calidad del agua que llega a los hogares tapatíos. Es un compromiso técnico y necesario, pero también un desafío político: ¿está Guadalajara lista para priorizar el agua sobre proyectos que “dan votos”?

La crisis hídrica en Jalisco no es nueva, pero su manejo ha sido desastroso. Durante 30 años, desde el gobierno de Guillermo Cosío, se habló de traer agua del Río Verde para la ZMG. Proyectos como Arcediano y El Zapotillo prometieron hasta 8 metros cúbicos por segundo, pero tras décadas de politiquería, conflictos sociales y corrupción, ni siquiera se alcanzan los 3 metros cúbicos anunciados.

En contrasentido, se han invertido decenas de miles de millones de pesos en proyectos fallidos; se estima que el costo del Zapotillo podría superar los 71,000 millones de pesos, un verdadero monumento al despilfarro.

Mientras tanto, las tuberías de Guadalajara, con más de 50 años de antigüedad, pierden más agua de la que el Zapotillo podría aportar. Delgadillo, como candidata, propuso un plan a mediano y largo plazo, que podría tomar 12 o 15 años, para renovar gradualmente la red y minimizar las afectaciones a los usuarios. Es una apuesta responsable, pero poco atractiva electoralmente: las tuberías están enterradas, no se ven ni generan fotos espectaculares como patrullas o motos.

La irresponsabilidad histórica de las autoridades es evidente. Los expresidentes municipales de Guadalajara evitaron este problema porque “no da votos”. Prefirieron obras visibles a soluciones estructurales, dejando que el SIAPA se convirtiera en un desastre financiero y operativo. En 2024, el organismo enfrentaba una deuda de 17,900 millones de pesos, triplicada durante el gobierno de Alfaro.

La politización del SIAPA ha sido letal: en ese sexenio, se designó a personas sin experiencia técnica, y la falta de autonomía municipal lo convirtió en una agencia de colocaciones políticas. El resultado es un agua de color chocolate que indigna a los tapatíos y cortes de suministro como los de Tlaquepaque en marzo de 2025.

La propuesta de Delgadillo, que Lemus también planteó como candidato, ahora enfrenta retos como autoridad. Los 8,500 millones de pesos son una inversión inicial significativa, pero el presupuesto municipal de Guadalajara (15,000 millones en 2024) está limitado por otras prioridades, como la recolección de basura, que ya le cuesta a Delgadillo 600 millones en camiones recolectores.

Además, la resistencia ciudadana al ajuste tarifario del 12.5%, propuesto en abril de 2025, podría complicar el financiamiento. Expertos como Arturo Gleason, de la UdeG, sugieren alternativas sostenibles, como captar agua de lluvia, que podría aportar 5.4 metros cúbicos por segundo, casi el doble de lo que ofrece el Zapotillo, pero esto no es viable a corto plazo.

El presupuesto del Ayuntamiento de Guadalajara es muy limitado, habrá que ver de esa inversión de 8 mil 500 millones de pesos que canalizará el gobierno de Jalisco, qué porcentaje se destinarán para renovar las obsoletas tuberías de Guadalajara.

Ante la realidad que vivimos con un SIAPA en bancarrota que están buscando la fórmula para rescatarlo, se ve muy complicado que la promesa de campaña de Verónica Delgadillo la pueda cumplir, al menos en este primer año, además del costo que significa abrir las calles de la ciudad, por los efectos que tiene en la vialidad.

El agua en Jalisco ha sido rehén de la mala política. Mientras actores de todos los colores usaron el tema para sacar raja electoral, la ZMG, con 5.26 millones de habitantes, sigue al borde del colapso hídrico. La propuesta de Delgadillo, hoy alcaldesa, es un primer paso, pero requiere continuidad, voluntad política y un SIAPA rescatado de la politiquería.

Si no se actúa con seriedad, en los próximos años estaremos lamentando no haber enterrado esas tuberías cuando aún había tiempo. Guadalajara merece más que promesas: merece agua.

Continuar Leyendo

ENTREVISTAS

AMBU y Félix Gastélum prometen revitalizar el Parque Metropolitano: El compromiso es plantar mil árboles al año

Publicado

el

Por Francisco Junco //

Tras años de abandono que costaron la muerte de 1,000 árboles anuales, el Parque Metropolitano de Guadalajara será transformado, anunció Jesús Alejandro Félix Gastélum, CEO de la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos (AMBU).

Entre las acciones clave están reactivar la planta de tratamiento, reubicar a los patos del lago artificial y reforestar con 1,000 árboles este año, buscando devolver al parque su función ecológica y su esplendor para los 3 millones de visitantes que recibe anualmente.

Félix Gastélum, quien asumió el cargo en diciembre de 2024 con la nueva administración estatal que encabeza el gobernador Pablo Lemus, explicó a Conciencia Pública que el deterioro del Parque Metropolitano comenzó hace 15 años con una decisión institucional: convertir el lago del parque, diseñado para almacenar agua tratada y regar árboles, en un hábitat artificial para patos. “Fue un error catastrófico. Clausuraron la planta de tratamiento, introdujeron patos y el agua dejó de tratarse”, lamentó. Esto provocó la pérdida de un recurso vital para el riego, causando la muerte de mil árboles al año por falta de agua.

A pesar de los esfuerzos de AMBU, que ha plantado entre 600 y 700 árboles anuales, la pérdida de biomasa ha sido constante. Para revertirlo, Félix Gastélum anunció la llegada de 1,000 árboles en 2025: 400 de Verde Valle y 600 del jardín botánico de la Comisión Estatal del Agua.

Además, se trabaja en reactivar la planta de tratamiento. “Ya la están diagnosticando. Una vez operativa, volveremos a regar los árboles y recuperaremos el equilibrio ecológico del parque”, afirmó.

RESPONDE A CRÍTICAS SOBRE EL LAGO DE LOS PATOS

Apenas dos meses atrás, en marzo, una investigación de Conciencia Pública revelaba el abandono del parque, especialmente del llamado Lago de los Patos, convertido en un hábitat improvisado y poco adecuado para especies no nativas. Hoy, el funcionario reconoce los problemas, pero también presenta acciones puntuales para su resolución.

“El Parque Metropolitano es nuestro parque con mayor afluencia, tenemos aproximadamente 3 millones de asistentes al año”, contextualizó Félix Gastelum, y pese a ello, admitió que derivado de la falta de riego que ha tenido estos años, aproximadamente se le han muerto mil árboles al año al Parque Metropolitano.

El Lago de los Patos, foco de críticas vecinales por su abandono, también será intervenido. Félix Gastélum reconoció que los patos domésticos actuales sufren por la falta de un espacio adecuado. “No tienen dónde descansar, se acumulan en las orillas y se lastiman. Buscaremos patrocinadores para construir una laguna digna donde puedan caminar e interactuar con los visitantes”, explicó. Aseguró que no han registrado decesos de patos desde 2023 y que su alimentación está certificada, pero enfatizó que “los árboles también merecen cuidados especiales”.

Otro problema crítico es la sobrepoblación de tilapia, una especie exótica introducida hace años por una asociación civil para pesca deportiva. Félix Gastélum aclaró que los aireadores del lago, encontrados descompuestos en 2024, ya funcionan, mejorando la calidad del agua. Sin embargo, planean desazolvar el lago, que acumula 60 cm de lodo, y reintroducir peces nativos en peligro, siguiendo recomendaciones de Semarnat, en lugar de mantener especies invasoras como la tilapia.

DISPUESTO A DIALOGAR CON VECINOS

En respuesta a las denuncias vecinales de falta de atención, Félix Gastélum mostró apertura. “Es falso que no los atendamos. Estamos siempre disponibles en AMBU, y pueden escribirnos a administradorbosques@bosquesurbanos.mx. Respondemos a todos”, aseguró. Incluso invitó a los inconformes a participar en el diseño del nuevo espacio para los patos, buscando una solución colaborativa.

El titular de AMBU recalcó que “si alguien quiere tener un recorrido conmigo, recibirnos y dar información… podemos con muchísimo gusto escuchar también si tuvieran alguna sugerencia”.

El plan incluye mejoras adicionales, como iluminar el Anillo de la Jacaranda, una zona popular entre corredores que carece de seguridad nocturna. Aunque AMBU enfrenta retos financieros, Félix Gastélum confía en que los patrocinadores y la reactivación de la planta de tratamiento permitirán cumplir las metas.

Con estos anuncios, Pedro González Cruz, aquel vecino que hace dos meses protagonizaba la investigación periodística, señalando el deterioro del Metropolitano, podrá, volver a amarrarse las cintas de los tenis para tener al fin la tranquilidad de que el lugar donde corre cada mañana, estará por mejorar muchísimo, según anunció Félix Gastelum.

El Parque Metropolitano: Un rescate urgente para Guadalajara

Por Gabriel Ibarra Bourjac //

El Parque Metropolitano de Guadalajara, ese pulmón verde que recibe a 3 millones de visitantes cada año, ha sido durante demasiado tiempo un símbolo de abandono. La noticia de que la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos (AMBU), bajo la dirección de Jesús Alejandro Félix Gastélum, planea revitalizarlo es un rayo de esperanza en un paisaje que, literalmente, se marchita.

Pero más allá de las promesas, este anuncio nos invita a reflexionar: ¿puede un parque emblemático como este recuperar su esplendor tras 15 años de decisiones erradas? ¿Y qué nos dice este deterioro sobre nuestra relación con los espacios públicos en Jalisco?

Félix Gastélum, quien asumió el cargo en diciembre de 2024, no rehuyó señalar al culpable: una decisión tomada hace 15 años de clausurar la planta de tratamiento del parque para convertir su lago en un hábitat artificial para patos domésticos. El resultado fue catastrófico: el agua dejó de tratarse, el riego de los árboles se interrumpió y, según AMBU, 1,000 árboles han muerto cada año por esta negligencia.

La muerte de mil árboles al año es un dato que duele. El Parque Metropolitano no es solo un lugar de esparcimiento; es un ecosistema vital para Guadalajara, una ciudad que batalla contra la contaminación y el cambio climático. Perder 1,000 árboles al año no es solo una estadística: es una pérdida de oxígeno, sombra y vida para una metrópoli que los necesita desesperadamente.

El plan de AMBU parece sólido sobre el papel. Reactivar la planta de tratamiento para volver a regar los árboles, reforestar con 1,000 nuevos ejemplares este año (400 de Verde Valle y 600 del jardín botánico de la Comisión Estatal del Agua), y reubicar a los patos en una laguna adecuada son pasos en la dirección correcta.

Félix Gastélum también anunció la introducción de peces nativos en peligro, en lugar de mantener especies exóticas como la tilapia, que actualmente sobrepoblan el lago y contribuyen a su deterioro. Desazolvar el lago, con sus 60 cm de lodo acumulado, y mejorar la seguridad nocturna en el Anillo de la Jacaranda completan un proyecto ambicioso. Pero la pregunta persiste: ¿será suficiente?

No podemos ignorar el contexto. Durante años, los vecinos de Guadalajara han denunciado el abandono del parque. En marzo, Conciencia Pública publicó una investigación que revelaba el estado deplorable del Lago de los Patos: un hábitat insalubre para los animales, peces muertos por falta de oxígeno, y un espacio que, lejos de ser un atractivo, se había convertido en un foco de frustración.

Félix Gastélum asegura que AMBU está abierta al diálogo, invitando a los inconformes a participar en el diseño del nuevo espacio para los patos e incluso proporcionando un correo para sugerencias (administradorbosques@bosquesurbanos.mx). Es un gesto loable, pero llega tarde para quienes han visto cómo su parque favorito se desmorona mientras las autoridades miraban hacia otro lado.

El deterioro del Parque Metropolitano no es un problema aislado; es un síntoma de un mal mayor en Jalisco: la falta de visión a largo plazo en la gestión de los espacios públicos. Hace 15 años, alguien pensó que introducir patos y clausurar una planta de tratamiento era una buena idea, priorizando la estética sobre la ecología. Fue un error que nos costó caro, y hoy pagamos las consecuencias.

Bajo la gestión de Pablo Lemus como gobernador, Jalisco ha apostado por el desarrollo económico, atrayendo inversiones millonarias y consolidando al estado como líder en industrias como la electrónica (con el 70% de la producción nacional de semiconductores, según Lemus). Pero, ¿de qué sirve ser un «oasis de inversiones» si nuestros espacios verdes, los que sostienen la calidad de vida de los jaliscienses, se marchitan?

El rescate del Parque Metropolitano también enfrenta retos prácticos. AMBU admite que carece de recursos para construir nuevas infraestructuras, como la laguna para los patos, y depende de patrocinadores para financiar estas obras. En un estado donde la seguridad y la educación acaparan el presupuesto, ¿cómo garantizar que este proyecto no quede en buenas intenciones?

Además, la reforestación de 1,000 árboles este año es un avance, pero no compensa los 15,000 que se han perdido en la última década. Y aunque la reactivación de la planta de tratamiento es crucial, Félix Gastélum no ofreció plazos específicos, lo que genera incertidumbre.

Sin embargo, hay razones para el optimismo. La disposición de AMBU a reintroducir especies nativas y a priorizar la ecología sobre la estética refleja un cambio de mentalidad. La apertura al diálogo con los ciudadanos, aunque tardía, es un paso hacia una gestión más participativa. Y el reconocimiento de los errores del pasado, algo poco común en la política mexicana, sugiere un compromiso genuino con la mejora.

El Parque Metropolitano no es solo un espacio para correr o pasear; es un legado para las futuras generaciones de Guadalajara. Vecinos como Pedro González Cruz, quien hace dos meses denunció su abandono, merecen recuperar ese lugar donde sus hijos puedan jugar y sus familias respirar aire limpio.

Pero este rescate no puede ser solo tarea de AMBU. Como sociedad, debemos exigir que nuestros espacios públicos sean tratados con el respeto que merecen, y participar activamente en su cuidado.

Si Félix Gastélum cumple su promesa, y si los jaliscienses nos involucramos, el Parque Metropolitano puede volver a ser el orgullo de nuestra ciudad. Es hora de pasar de las promesas a los hechos. ¿Estamos listos para hacer nuestra parte?

Continuar Leyendo

NACIONALES

Clima de guerra en Michoacán: Veinte camiones quemados y un país incendiado

Publicado

el

Cónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

En un país donde la costumbre pesa más que la sorpresa, el pasado 23 de abril volvió a suceder lo de siempre: bloqueos, fuego, miedo. Sucedieron allí donde Michoacán, Guanajuato y Jalisco se tocan como heridas abiertas: veinte bloqueos, decenas de tráileres incendiados, carreteras clausuradas bajo columnas de humo.

El primer relato oficial -ese que se enuncia como verdad mientras dura la mentira- habló de un operativo exitoso: la captura de un «objetivo criminal» en Jalisco.

La consecuencia, dijeron, fue la reacción airada de los grupos armados. Pero como suele pasar en este país, no había pasado un día cuando la versión cambió. Claudia Sheinbaum, la presidenta que predica transparencia como quien ofrece espejos rotos, negó que hubiera detenciones: «Fue un pleito entre grupos», dijo, en su matinal confesionario político.

Los datos -esos otros huérfanos del poder- se fueron acumulando como autos calcinados: 26 municipios de Michoacán bajo ataque, dos en Guanajuato, uno en Jalisco; camiones robados e incendiados; carreteras tomadas como botín de guerra.

Todo por un enfrentamiento de criminales, explicaron más tarde. Todo por lo que no quieren o no pueden controlar.

¿Quién tiene la verdad? Nadie lo sabe. O peor, todos la administran. El primer reflejo de los gobiernos estatales fue echarle la culpa a un operativo, el federal, por desacreditar esa explicación. Las políticas públicas reducidas a comunicados apresurados, a desmentidos, a promesas de investigación que nadie termina.

Mientras tanto, las empresas, conscientes de su vulnerabilidad, suspendieron servicios. Estafeta dejó de operar en Michoacán, no para proteger paquetes, sino para ofrecer a sus empleados como carne de estadística. “Reanudaremos cuando el clima lo permita”, dijeron. No hablaban del clima meteorológico, hablaban del otro, el único verdadero, el clima de guerra.

Porque Michoacán -lo sabemos, lo repetimos, lo olvidamos- es hoy más laboratorio que estado: puerto de entrada de precursores, exportador de metanfetaminas, mercado de extorsión, santuario de sosa cáustica, fentanilo y acero robado.

Allí donde alguna vez se sembraba maíz, ahora se cosecha miedo. Los cárteles -Jalisco Nueva Generación, Viagras, Nueva Familia, Caballeros Templarios, Familia Michoacana- se disputan hectáreas de pánico como quien pelea parcelas de sol.

El Estado mexicano, ese enfermo crónico, responde como siempre: con despliegues reactivos, con comunicados que prometen investigar, con la eterna apelación a la «coordinación interinstitucional». Es decir: no responde.

Lo más triste no fue ver camiones en llamas, ni las carreteras cerradas, ni siquiera los reportes de “sin heridos”, como si la vida humana se pudiera contabilizar solo en cuerpos rotos. Lo más triste fue escuchar la misma música de siempre, operativos reactivos, declaraciones cruzadas, silencios convenientes.

Se abrió un nuevo frente de guerra para la fuerza interinstitucional federal que encabeza Omar García Harfurch, ¡un frente más!, como si el país tuviera reservas inagotables de soldados, de jueces, de fiscales incorruptibles. Como si el ánimo de los ciudadanos fuera una cuenta bancaria siempre dispuesta a financiar nuevas tragedias.

A la manera de una maldición autoinfligida, Michoacán lleva años ardiendo en guerras de baja intensidad que de tan constantes ya no conmueven. Sólo son noticia cuando se cierran las carreteras, cuando el fuego es demasiado visible, cuando el miedo, que es cotidiano, se vuelve noticia.

Mientras, los cárteles siguen haciendo lo que saben hacer: controlar. Controlan rutas de aguacate y limón, controlan el hierro que se extrae y se trafica, controlan la paz relativa que puede alquilarse o cancelarse a voluntad, controlan, sobre todo, la esperanza, esa mercancía más escasa que el agua limpia o la seguridad.

La narrativa oficial insiste en que “ya se investiga”, en que “no habrá impunidad”, en que “se reforzará la presencia de la Guardia Nacional”. Pero los que vieron sus camiones arder saben que eso significa poco. Los que pasaron la noche varados entre barricadas improvisadas, saben que lo importante no es cuántos soldados más lleguen, sino cuándo – y si algún día – terminará esta guerra sin nombre.

Porque eso es lo que nadie quiere decir con todas sus letras: vivimos en guerra.
No declarada, no oficial, pero real. Una guerra sin frentes claros, sin tratados posibles, donde la vida civil está siempre en el límite, siempre al borde de ser daño colateral. La atención del gobierno federal sobre Michoacán, nos dicen, está basada en mapas criminógenos, en inteligencia militar, en reportes de laboratorio de drogas desmantelados.

Y, sin embargo, la geografía del miedo sigue creciendo. Tal vez el único mapa verdadero sea otro: el que dibujan las rutas donde ya no se puede pasar sin temer, las ciudades donde el silencio es la norma, los campos donde la cosecha ya no es alimento, sino pretexto para el chantaje.

Al final, los nombres cambian: Apatzingán hoy, Zamora mañana, Lázaro Cárdenas, el mes que viene. Pero la música es la misma: tiros, humo, comunicados, olvido. Y nosotros, pasajeros observadores en este tren sin frenos, seguimos contando los días, midiendo las distancias entre cada catástrofe, soñando, tal vez, con un país donde la noticia no sea que ardieron veinte camiones, sino que, por fin, no ardió ninguno.

En X: @DEPACHECOS

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.