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OPINIÓN

La violencia de los cárteles de la droga en Ciudad de México tiene historia

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Por Daniel Emilio Pacheco //

Pensar que el atentado ocurrido al secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, es el inicio del desafío de los cárteles de la droga al Estado mexicano o en específico a las autoridades de la Ciudad de México, es un error.

La violencia llegó a la Ciudad de México en plena temporada navideña, la madrugada del 15 de diciembre de 2007. Felipe Calderón tenía ya un año con su guerra contra el narcotráfico.

Esa madrugada en las inmediaciones del aeropuerto, en bolsas de plástico, aparecieron las cabezas de dos empleados de Jet Service, una empresa de almacenamiento de carga aérea. Conocía la capital mexicana por primera vez, escenas que en la prensa se ubicaban en Ciudad Juárez o Tijuana.

Según las declaraciones de Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, miembro de la banda de los hermanos Beltrán Leyva, en las averiguaciones TLA/1/7422/2007/12-T y OTU/II/1950/2007

La muerte de Gerardo Santos Iglesias y Carlos Tapia Rosillo empleados de la empresa Jet Service, fue resultado del decomiso de más de media tonelada de cocaína por parte de la Policía Federal y de la administración General de Aduanas del Servicio de Administración Tributaria.

Los Beltrán Leyva en ese tiempo aliados de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ordenaron torturar y asesinar a los que consideraron responsables de que se confiscara esa droga en la empresa, pues con ello se dejó de surtir a los distribuidores de Tepito, causando pérdidas millonarias a la organización.

La Ciudad de México conocía por primera vez de la violenta reacción de los cárteles de la droga al perder mercancía o luchar por territorio. Los cuerpos de Carlos y Gerardo aparecieron más tarde en el Estado de México.

Las autoridades de la Ciudad de México propiciaron el crecimiento de los cárteles de la droga el 18 de mayo de 2010, cuando a las 15:00 horas un aproximado de 100 hombres bajaron de autobuses foráneos y empezaron a ocupar esquinas en el barrio de Tepito. Las calles de Ferrocarril de Cintura, Hortelanos, Panaderos, Mineros y Hojalateros fueron tomadas de forma visible por estos sujetos que portaban como identificación visible gorras negras, lentes y cangureras. Los autobuses se quedaron esperando con los motores encendidos en el Eje 1 Norte.

Según la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDCS/112/2010 Édgar Valdez Villarreal alias “La Barbie”, admitió haber organizado una junta con los principales distribuidores de drogas en Tepito, con el propósito de unificar a los grupos y familias que dominaban el barrio.

La reunión duró unas seis horas, con recesos aderezados con una comida y brindis, el 18 de mayo de 2010. El mismo día que, el comandante de la Policía Judicial del Distrito Federal, Andrés Velasco responsable del Operativo Tepito, reportó lo que sucedía en Tepito, y recibió como respuesta por parte de Estado Mayor Policial de la Procuraduría del Distrito Federal, en ese tiempo con Miguel Ángel Mancera al frente, el permanecer “clave 6”, es decir, pendientes en un principio; y después “hacer 14”, es decir, retirarse y por ningún motivo asentar el hecho en ningún informe.

De esa reunión, aproximadamente 20 personas pactaron el nacimiento de la “Unión Tepito” o “La Unión”, entre las paredes derruidas de la calle Hojalateros.

El acuerdo no solo incluía la venta de droga, sino también la implementación del cobro de derecho de piso, es decir, una cuota que comerciantes y empresarios debían pagar como protección para dejarlos trabajar, algo que anteriormente solo los inspectores del gobierno aplicaban.

La invitación a que otras banda o familias se unieran estaba abierta, siempre y cuando se sometieran al liderazgo de los socios fundadores, las que no se sometieran al nuevo orden serían eliminadas. Las ejecuciones, levantones y desapariciones fueron cosa de todos los días en la Ciudad de México, las autoridades lo achacaron a gente de paso que ahí eran ejecutados.

Con la captura de “La Barbie” y la caída de “El Chapo”, “La Unión” empezó a tener fracturas que propiciaron más violencia que las autoridades no supieron parar.

En el expediente FGAM/GAM-2/UI-1C/D/1954/12-2017 iniciado en la PGJ-CDMX, es donde por primera vez se asentó un incidente del CJNG en la Ciudad de México, se trata del secuestro y asesinato del dealer apodado “El Márquez”, en la delegación Gustavo A. Madero. Junto al cuerpo se encontró un mensaje firmado por el CJNG, donde advertían iban a tomar los territorios de las bandas rivales.

Para 2018 los servicios de inteligencia de distintas corporaciones reportaban que el CJNG hacían sentir su poder desde el norte hasta el sur de la Ciudad de México, en el centro y en varios municipios del Estado de México. La violencia se da desde el Penal de Neza-Bordo hasta el reclusorio Oriente y el Penal de Chiconautla.

La lucha de Cárteles ha escalado a tal grado que más de 332 personas han sido asesinadas en la capital mexicana durante el primer trimestre del 2020. Al ritmo de una muerte violenta cada seis horas. Cuatro homicidios por día, como documenta el Observatorio Nacional del Ciudadano.

El armamento para realizar los asesinatos, las extorciones y enfrentar a las autoridades es basto, en el caso del atentado contra Omar García Harfuch, se encontró:

5 Barret, 1 lanzagranadas, 7 granadas, 35 armas largas, 8 pistolas, 39 chalecos, 51 bombas molotov, 96 cargadores, 2800 cartuchos, 1 inhibidor de señales.

El fallido atentado se dio por usar novatos en la acción, si los agresores hubieran sabido utilizar el arsenal que traían, otro hubiera sido el resultado.

El control de la Ciudad de México que tienen los cárteles de la droga, les permite traficar libremente todo tipo de sustancias, ser protegidos por corporaciones policiacas, cobrar plazas por medio de un vigilante en caja de los diferentes comercios y transitar con armento de alto poder sin ser molestados; llegar a este tipo de control o libertad delictiva, no se da de un día a otro, ni se logra por sí solo, se debe corromper autoridades, se debe contar con empresarios que laven las ganancias y con necesidad en las calles que permita contratar personal.

CULTURA

Edición 809: La visita de Claudia Sheinbaum a Jalisco: Anuncia inversión en obras estratégicas

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Edición 809: La visita de Claudia Sheinbaum a Jalisco: Anuncia inversión en obras estratégicas

 

LAS NOTICIAS PRINCIPALES:

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Las lecciones del movimiento estudiantil de septiembre

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JALISCO

Las lecciones del movimiento estudiantil de septiembre

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

¿Qué lecciones deja el movimiento estudiantil que se expresó al interior de la Universidad de Guadalajara en septiembre de 2025 en el contexto del proceso electoral de renovación de los integrantes del Consejo General Universitario (CGU) con la demanda de una democratización más profunda de la representación estudiantil?

El suceso puede ser visto desde diversos ángulos y lecturas, encuadrado en la era postpadilla que vive la Universidad de Guadalajara, que no implica necesariamente un cambio sustantivo en el manejo político de gobierno que se ha vivido en las últimas tres décadas con el liderazgo de Raúl Padilla López que permitió se dieran cambios sustantivos al interior de esta gigantesca institución educativa.

Habrá que apuntar que el movimiento finalmente no alteró el resultado del proceso electoral, inicialmente parecía el surgimiento de un gran movimiento que podría sacudir las estructuras de poder y control de la UdeG que ha trascendido ya a dos generaciones, hoy con los liderazgos de Ricardo Villanueva (Subsecretario de Educación del Gobierno Federal) y de la rectora general Karla Planter.

Algo muy importante de la era de Padilla fue la estabilidad que la UdeG ha vivido y que permitió la creación de la Red Universitaria, el logro de la autonomía y un presupuesto constitucional.

Las votaciones se llevaron a cabo el 25 de septiembre, renovando los 48 consejeros estudiantiles, 9 representantes del personal académico y 9 del personal directivo del Sistema de Educación Media Superior (SEMS) y con una participación del 38% entre el alumnado (126,413 votos de 342,076 estudiantes matriculados), un aumento del 14% respecto a 2024, pero con una abstención superior al 60% y un 12% de votos nulos —el porcentaje más alto en años recientes, especialmente en centros como el CUCSH.

Aunque el movimiento interpretó estos números como un «rechazo masivo» al sistema actual dominado por la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), las autoridades universitarias validaron el proceso como «pacífico y con participación histórica», procediendo con la integración del nuevo CGU.

La comunidad universitaria —compuesta por más de 350 mil estudiantes y docentes— en gran medida «hizo el vacío» a las demandas radicales del movimiento (como la suspensión inmediata de elecciones y reformas a la Ley Orgánica) por una combinación de factores, entre los que destacan la percepción de injerencia externa y la respuesta conciliadora pero firme de la rectora Karla Planter Pérez. Analicemos ambos, basados en análisis y testimonios recientes:

Injerencia de la Unión Juvenil Revolucionaria Mexicana (UJRM) como factor deslegitimador

Sí, la presencia de la UJRM —una organización de corte marxista-leninista, externa a la UdeG y vinculada al Frente Popular Revolucionario (FPR), jugó un rol clave en alienar a la comunidad. Aunque el movimiento se presentó como autónomo y orgánico, surgido de asambleas interuniversitarias en centros como CUCSH y CUCEA, críticos como el académico Martín Romero Morett (director de la División de Economía y Sociedad del CUCEA) argumentan que fue «manipulado por agentes externos» como la UJRM, que usó demandas legítimas (mejoras en infraestructura, gratuidad total y transporte seguro) para escalar a tácticas desestabilizadoras como tomas de edificios y paros indefinidos.

Esta percepción de «caballo de Troya político» —buscando capturar órganos colegiados y recursos universitarios para agendas partidistas— deslegitimó el movimiento ante una mayoría que prioriza la estabilidad académica sobre confrontaciones ideológicas.

Hubo diversas opiniones externas a la UdeG que refuerzan esto: la UJRM no es un «movimiento estudiantil espontáneo», sino una amenaza que instrumentaliza luchas genuinas, lo que explica por qué solo un grupo reducido (estimado en cientos, no miles) se movilizó activamente, mientras el resto optó por la apatía o el voto nulo sin adherirse a la protesta radical.

La rectora Planter misma aludió a esta «injerencia de actores externos que manipulan causas estudiantiles para fines políticos», lo que resonó en la comunidad al evocar temores de repeticiones de conflictos pasados (como los de los 70), pero sin el contexto represivo actual.

En redes como X, posts de militantes de la UJRM muestran su reivindicación explícita de la lucha, pero también generan rechazo al ser vistos como «extremistas ajenos» a la comunidad universitaria.

LA ACTITUD CONCILIADORA DE LA RECTORA KARLA PLANTER

La intervención de Planter —quien asumió el cargo en abril de 2025 como primera rectora mujer— fue muy pertinente al expresarse contra la violencia, con un enfoque de diálogo que desinfló el momentum del movimiento. Rechazó la suspensión electoral por ser «ilegal y violatoria de derechos» de la comunidad, pero respondió públicamente al pliego petitorio estudiantil (entregado el 17 de septiembre), comprometiéndose a atender demandas viables como ampliación de cupos, becas y seguridad en transporte, mientras descartaba otras «inmorales» (ej. espacios para consumo de marihuana).

En un video mensaje, enfatizó: «La universidad es para el aprendizaje, no para sustancias», y llamó a «escuchar y dialogar» tras las movilizaciones, lo que académicos como Romero Morett elogian como «adecuado»: acepta mejoras sin ceder a lo ilegal, atendiendo limitaciones presupuestales reales (la UdeG depende de subsidios estatales limitados).

Esta postura conciliadora —combinada con garantías de libertad de expresión y rechazo a la violencia (hubo incidentes de represión por porros de la FEU, pero no avalados por rectoría)— convenció a muchos de que las vías institucionales bastaban, reduciendo el apoyo al movimiento. Manifestaciones de profesores (Asamblea de Profesoras y Profesores Independientes del CUCSH) respaldaron demandas, pero condenaron excesos, alineándose con el llamado al diálogo. Al final, el movimiento levantó paros temporales para «reorganizarse», pero las elecciones prosiguieron sin alteraciones mayores.

En síntesis, la «invasión» fue dual: la UJRM aportó radicalismo percibido como ajeno, erosionando credibilidad; Planter, con su diálogo conciliador, canalizó tensiones sin confrontación, priorizando la continuidad. El resultado: un CGU renovado con bajo respaldo, pero funcional, y un movimiento que, pese a visibilizar fallas (alta abstención como «éxito simbólico»), no transformó el statu quo.

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JALISCO

El negocio de la salud pública: Antonio Cruces Mada, con los dedos sucios

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Un nombre puede ser un epitafio adelantado. “Operadora Dedos Sucios” —así, sin disfraz, sin rubor— se constituyó en Guadalajara en 2020. La empresa parecía una broma de cantina, pero tenía como socio mayoritario al exsecretario de Salud de Jalisco, Antonio Cruces Mada. A su lado, Jesús González Lomelí, un magnate fronterizo ligado al Cártel de Sinaloa, señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Lo que sonaba a una ocurrencia grotesca terminó siendo un símbolo exacto: el retrato de un funcionario que confundió la política con el saqueo y la salud pública con un botín.

Cruces Mada, médico de formación, había hecho carrera en la burocracia jalisciense: titular de los Servicios Médicos Municipales de Guadalajara, luego responsable del Seguro Popular, más tarde secretario de Salud en el sexenio de Aristóteles Sandoval. Pero su verdadero oficio no fue curar cuerpos, sino extirpar presupuestos.

En 2015, mientras fungía como director del Seguro Popular Jalisco, Cruces Mada repetía una y otra vez que no existía deuda alguna con los Hospitales Civiles de Guadalajara. “Se ha cumplido cabalmente con los compromisos”, decía con aplomo frente a reporteros.

La Universidad de Guadalajara, los Hospitales Civiles y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud le respondieron con un documento demoledor: no sólo sí había deuda, sino que superaba los 764 millones de pesos. Y lo acusaban de algo más grave: querer confundir, engañar a la opinión pública con declaraciones falsas y dolosas.

Los firmantes —entre ellos el rector Tonatiuh Bravo Padilla -Hoy diputado del desaparecido partido Hagamos- y los directores de ambos hospitales— enumeraron las cifras que el funcionario pretendía evaporar: 6.5 millones de pesos en 2013, 131.9 millones en 2014 y 627.1 millones en 2015. Todo documentado, con comprobaciones entregadas al propio Seguro Popular. La estrategia de Cruces, que denunciaban, era retardar durante meses la conciliación de cuentas para usar ese retraso como pretexto y no pagar.

No era la primera vez que quedaba en evidencia. En febrero de 2013, la Secretaría de Salud, el OPD Servicios de Salud Jalisco y el Seguro Popular habían firmado junto con el Hospital Civil un acta circunstanciada de hechos por un monto de 382.6 millones de pesos adicionales al contrato de ese año. El documento reconocía plenamente el adeudo, y además constaban acuses de recepción por 200 millones de pesos en servicios prestados durante enero y febrero de 2013.

Ante semejantes pruebas, los directivos de la UdeG sentenciaban: “Es imposible desconocer estos compromisos, como ha pretendido Cruces Mada”. Recordaban incluso el decreto del Congreso del Estado de 2012, que obligaba a reconocer todos los actos jurídicos celebrados hasta febrero de 2013.

El mensaje era claro: Cruces no solo mentía, sino que trataba de borrar con declaraciones públicas lo que estaba estampado con tinta oficial.

La disputa no era un pleito de contadores. Cada peso negado significaba un insumo menos, un proveedor que dejaba de surtir, una sala quirúrgica paralizada. “La crisis financiera pone en grave riesgo la operación, capacidad y calidad de atención de esta benemérita institución”, advertían los directivos en su carta.

La escena resultaba deprimente: mientras el director del Seguro Popular juraba no deber un centavo, en los pasillos del Hospital Civil los médicos improvisaban con lo poco disponible, y los pacientes más pobres de Jalisco aguardaban en salas saturadas. El hospital convertido en rehén de la corrupción.

La impunidad, sin embargo, no duró para siempre. En febrero de 2020, Cruces Mada fue vinculado a proceso, junto con Jaime Agustín González Álvarez, por los delitos de desvío de recursos y aprovechamiento indebido de atribuciones y facultades.

El caso estalló por la compra irregular de equipos de videovigilancia para el Hospital General de Occidente y contratos simulados por servicios que nunca se prestaron. El daño estimado al erario: 25 millones de pesos.

El juez Juan José Rodríguez Velarde dictó medidas cautelares: resguardo domiciliario para Cruces Mada, prohibición de salida del país para sus compañeros de gabinete. Un cuarto implicado, Fernando Letipichia, exdirector jurídico, fue el único que escapó de la vinculación.

Dos años después, en octubre de 2022, el exsecretario volvió a los tribunales. Esta vez por peculado. La acusación parecía menor: haberse ausentado de su cargo en 2016 y 2017 sin permiso ni vacaciones. Pero el trasfondo era otro: desatención dolosa de la administración pública, con la consecuencia de nuevos desfalcos.

El juez le impuso prisión preventiva y, al final del proceso, la sentencia fue contundente: nueve años de cárcel y el pago de 5.7 millones de pesos por reparación del daño.

El médico que decía no deber nada terminó condenado por ausencias injustificadas y desvíos comprobados. Ironías de la justicia: no faltaba nunca a la cita con el dinero público, pero sí a la oficina.

El caso Cruces Mada no puede entenderse en solitario. Su historia está entretejida con la de una Secretaría de Salud acostumbrada a convertir el presupuesto en negocio. Jaime Agustín González, su antecesor, también enfrentó procesos.

La mecánica era conocida: retrasar pagos a hospitales, presionar con adeudos millonarios, autorizar contratos inflados, justificar privatizaciones encubiertas. Todo bajo la mirada permisiva de un Congreso local incapaz de fiscalizar y de un Ejecutivo más preocupado por la lealtad política que por la salud pública.

Con los dedos sucios” no era solo el nombre de una empresa fantasma. Era la metáfora perfecta de un político que convirtió la salud en negocio y la mentira en política de Estado.

Cruces Mada terminó en prisión, pero el daño permanece: hospitales endeudados, proveedores reacios a surtir, pacientes en riesgo. La benemérita institución, orgullo de Guadalajara, sigue pagando los platos rotos de quienes confundieron servicio público con caja registradora.

La ironía es cruel: un médico que debía velar por la vida amputó presupuestos, cercenó derechos y abrió heridas que no cierran. La política jalisciense lo recordará no como gestor, ni como doctor, sino como lo que fue: un operador de cuentas falsas.

Ese era su prontuario cuando decidió convertirse en empresario de fachada, accionista mayoritario de una compañía que los estadounidenses señalan como lavadora del dinero sucio de Joaquín Guzmán Loera y su herencia criminal.

El Tesoro norteamericano describió a González Lomelí como un operador clave para blanquear millones de dólares en nombre de los hermanos Arzate, brazo financiero de Ismael “El Mayo” Zambada. No es poca cosa: quince de sus negocios fueron sancionados, entre ellos Veintiuno Mexicali y Botanero 21 Ávila Camacho, ambos ligados también a Cruces.

Su esposa, Nancy Karina Martínez Basañez, corredora pública, también aparece como accionista de Operadora Dedos Sucios. El nepotismo empresarial no conoce de rubores: donde uno mete la firma, el otro pone la fianza.

El asunto se volvió internacional cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) incluyó en su lista de sanciones a González Lomelí y a las firmas donde Cruces figura como socio. Traducido: Estados Unidos congeló activos y prohibió transacciones con esas compañías, a las que identifica como engranajes del Cártel de Sinaloa.

Y así, el epitafio adelantado de su empresa suena a sentencia: Antonio Cruces Mada vivió, gobernó y cayó con los dedos sucios.

En X @DEPACHECOS

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MUNDO

Verdades a medias, mentiras eternas

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– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez

Siguiendo con la verdad y las mentiras, Abraham Lincoln dijo que “podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”. Anónimo, ese estupendo autor mundialmente desconocido, consideró que “la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo”.

Cicerón, emperador romano, también explicó que “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. Antonio Machado, poeta de poetas, indicó que “la verdad es lo que es y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés”.

Francis Bacón consideró que “la verdad es hija del tiempo, nunca de la autoridad”. George Orwell enfatizó que “en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. Jean Cocteau dijo que “no se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría”.

Simone de Beauvoir, adalid de la filosofía femenina, nos enseñó que “no es suficiente conocer la verdad, también es necesario hacerla escuchar”.

Hay una retahíla de dichos, sentencias y consideraciones sobre la verdad y las mentiras. Lo cierto es que en estos tiempos de mentiras completas y verdades a medias es necesario recordar las lecciones que dejaron algunos genios de la manipulación de la verdad.

Aquí y en China, pasando por Gaza, Ucrania, Nepal, África, EEUU y demás naciones en conflictos internacionales o internos, hay una “fiebre” por las mentiras; una obsesión por ocultar la verdad y tergiversar la realidad a las conveniencias de quienes detentan los poderes públicos pocas veces vista en la historia de la humanidad.

La fuerza de la repetición de las ideas en el subconsciente es la estrategia maestra. Las frases descalificadoras, los insultos velados o crudos, las negaciones, las mentiras, las medidas verdades son la tónica de los gobernantes actuales, de todos los colores y sabores y de todas las naciones.

No es casualidad, es causalidad. Dicha estrategia la practicó con demasiado éxito Joseph Goebbels, al frente de la propaganda de Hitler.

Goebbels se sumergió en las teorías de Sigmund Freud, especialmente las del inconsciente, donde habitan los peores miedos, fobias y emociones varias de los humanos, para elaborar una maniobra que permitiera a Hitler “lavar los cerebros” de los alemanes y no pocos fanáticos desperdigados por el mudo entero, que aún suspiran por “lo que hubiera sido, si hubiera ganado el führer”.

Aquí algunas de las frases del genio de la manipulación nazi para manipular a la gente:

1. “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad verosímil”;

2. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa y difunde con profusión otras que las distraigan”;

3. “Hay que brindar constantemente argumentos e informaciones nuevas con un ritmo tal que, cuando el enemigo responda, el público esté ya interesado en otras cosas”;

4. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel de mensaje al menos inteligente de los sujetos a los que se dirige. “Cuanto mayor sea la masa a convencer, menor esfuerzo mental debe realizar el conglomerado y, por ende, el individuo. “La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa, por lo que tiene gran facilidad para olvidar;

5. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”;

6. “Miente, miente, miente y vuelve a mentir, que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”;

7. “Sin la radio (adecuando esa particularidad, hoy decimos que, sin los medios de comunicación masiva, incluyendo o resaltando las redes sociales) no habría sido posible conquistar al poder”.

En aquel entonces, la radio era el medio más influyente e importante entre un movimiento espiritual y la nación, “entre la idea y el pueblo”;

8. “Hay que ‘Individualizar’ al adversario en un único enemigo”.

Está claro que el objetivo de Goebbels fue ideologizante, político y sectario. También que su método de difundir a los cuatro vientos frases repetidas -contundentes en la mentira hasta rayar en lo cínico, carentes de veracidad, con evidencias de ello, pero desdeñadas por los gobernantes, no han perdido vigencia y son recurrentes en las tácticas de los gobernantes para “conquistar a las masas”.

El propagandista nazi supo conjuntar elementos psicológicos, sociológicos y políticos para los fines perversos del Tercer Reich.

Su procedimiento lo confeccionó con base en la psicología, utilizando los conocimientos del inconsciente que Sigmund Freud, (judío) descubrió. (Nadie sabe para quién trabaja).

Debido a esta manera de “convencer” No es de asombrar que personas que antaño tenían un juicio mesurado, que ponderaban las informaciones con sensatez, y hasta escepticismo, de repente se hayan vuelto fanáticas del modo de gobernar de los morenistas. Lo lamentable es que repiten como eco las frases hechas de los que gobiernan en mayoría y que (dicen) tienen en sus “granjas de teléfonos celulares” a sus más fieles repetidores de sus mitomanías.

Cavar en la mente colectiva ha sido un trabajo lento, persistente, constante, falto de pudor e intolerante de parte de aquellos que han dictado las nuevas reglas a seguir.

Los efectos de esas normas y maniobras “cuatro teístas” se han dejado sentir en nuestro país.

En Mexicalpán de las Tunas, la ideología gubernamental se dicta en las conferencias mañaneras y las redes sociales; no pocas veces se hace con métodos poco éticos, pero eficientes y eficaces, que parece lo mismo, pero no es igual.

No hay duda de que el manual de Goebbels, en materia de propaganda política se aplica en cada renglón del discurso gubernamental, sea del Ejecutivo, Legislativo y ahora del Judicial. Desde la punta de la pirámide, hasta la base de esa estructura, “fabricada” desde el sexenio pasado, se escuchan sus verdades mentirosas y mentiras que quieren hacen parecer verdades.

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