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MUNDO

Proyecto del Partido Demócrata entrampado: La reforma migratoria de Biden

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Uno de los problemas más grandes de nuestros tiempos en lo que respecta a la política es que con el paso de los años, la idea de «hacer política» ha ido perdiendo más y más valor, esto a raíz de algunas personas malintencionadas que han llegado a cargos públicos y han “hecho política” como el único objetivo de tener acceso a fuentes de poder público que pueden utilizar para su propio beneficio y para poder también imponer su interés.

Y aunque este es un problema que lleva afectándonos desde hace ya mucho tiempo, este se ha agudizado en los últimos años en los que ha sido más evidente que quienes acceden a cargos de representación se han olvidado por completo para lo que sirven tanto la política, como los cargos públicos.

Si bien es cierto que tal y como lo señala Hannah Arendt, el poder es uno de los elementos capitales de la política, también lo es que este poder que embiste a esta actividad, no tiene nada que ver con la lucha que algunos actores emprenden para imponer sus intereses, no solo por encima de otros actores sino también por encima de la ciudadanía, esto tal y como lo vemos día con día a través de la vida pública, o bien, como algunos han intentado retratarlo en series como House of Cards o Game of Thrones, donde las decisiones públicas se basan directamente en los intereses tanto personales como económicos de cada uno de los actores.

No obstante, tal y como diría el legendario Stan Lee: un gran poder, conlleva una gran responsabilidad, y justamente ese es el reto que tienen en frente nuestros representantes y todos aquellos que aspiran a representarnos: el poder de su voz y de sus decisiones puede, o generar grandes cambios sociales, o bien, abrir la caja de pandora que difícilmente se podrá cerrar.

La política es una herramienta capaz de transformar de manera positiva el entorno y la calidad de vida de una comunidad, y además, brinda acceso a una fuente de poder que permite a los actores públicos crear y/o fortalecer las instituciones necesarias para salvaguardar, mejorar y ampliar una serie de beneficios (derechos) que buscan elevar sustancialmente la calidad de vida de todos los sectores que integran a una determinada sociedad o comunidad.

En ese orden de ideas, la acción política es fundamental para el desarrollo tanto económico, como cultural y social de cualquier nación, ya que a través de ésta, no solo se logra progresar en estos rubros, sino que también, se puede dignificar a todos aquellos grupos que durante años han sido segregados y lastimados por un sistema excluyente e incapaz de responder a las demandas sociales.

LA REFORMA MIGRATORIA

Por esta razón, uno de los proyectos más controversiales, pero a la vez, más importante de la agenda del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y en general, del continente, no es ambiental ni económico, sino migratorio, ya que a través de este rubro Estados Unidos y sus líderes pretenden atender el fracaso moral que representan las historias de todos de esos padres y sus hijos que mueren ahogados intentando llegar a sus costas y las de todos aquellos niños que han sido encerrados como animales en centros de detención alejados de sus padres.

La reforma migratoria de la administración demócrata encabezada por Joe Biden es fundamental, y el impacto de ésta no se limita al territorio de los Estados Unidos, sino todo lo contrario, su impacto podría permear en muchos sentidos en todo nuestro continente, pero el principal y más trascendental de ellos, es que esta reforma sentaría las bases de una Nación de Inmigrantes que sin lugar a dudas cambiaría los paradigmas sociales alrededor de la migración al darle al inmigrante y/o migrante, un nuevo papel en la vida política, económica y social del país.

Sin embargo, tras casi dos años del Gobierno de Joe Biden quien hasta el momento cuenta con una mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, el proyecto migratorio de los demócratas no logra consolidarse ya que ha encontrado una fuerte oposición entre republicanos y uno que otro demócrata que no se ha logrado sentir convencido por los proyectos de nación del Presidente.

Aunado a esto, las elecciones que se llevarán a cabo el próximo noviembre, se suman a los obstáculos que enfrenta tanto el presidente como la mayoría del Partido Demócrata que se enfrenta a un grupo de republicanos que atendiendo a su propio interés y a su sentido de supervivencia se niegan a darle un triunfo más a la administración previo a las elecciones que podrían decidir el curso de las elecciones presidenciales del 2024, dando así un golpe más el sentido, el valor y el fin de la política y de las instituciones, las cuales una vez más, parecen está supeditadas a los intereses políticos y personales de los representantes cuya principal responsabilidad es velar por los intereses de la sociedad.

Hoy en día, a raíz de las políticas populistas y dictatoriales de muchos gobiernos, los sistemas de inmigración están bajo mucho estrés, situación que ha desencadenado una cadena constante de violación a derechos humanos, esto como resultado de una serie de políticas en la materia construidas desde el racismo, la xenofobia y una versión nociva del nacionalismo.

En virtud de lo anterior, lucha de los demócratas en Estados Unidos por un sistema de inmigración justo y humano, no solo es una lucha que se debe de llevar a muchas partes del mundo en las que aquellas personas que abandonan su país y sus raíces en busca de un futuro próspero, son vistas como criminales y enemigos de la nación, también, es una lucha que debe pelearse en aras de reivindicar el valor y la finalidad de la política, de las instituciones y del poder mismo.

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JALISCO

«Es mejor que las personas trabajen 48 horas y ganen más, a que trabajen 40 y ganen menos: Carlos Slim

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CIERTO O FALSO

“Es mejor que las personas trabajen 48 horas y ganen más, a que trabajen 40 y ganen menos. Eso es muy importante para la población, tener mejor ingreso para el mayor poder adquisitivo y es lo que se ha logrado”

CARLOS SLIM / PRESIDENTE DEL GRUPO CARSO

“Esta iniciativa busca materializar el derecho a un descanso digno, asegurando que todos los trabajadores del país puedan gozar de un equilibrio justo entre su vida laboral y personal”

NAPOLÉON GÓMEZ URRUTIA / LÍDER DEL SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS

FUEGO CRUZADO

“La amenaza que más me preocupa respecto de Europa no es Rusia, no es China, no es ningún actor externo, lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales, valores compartidos con EEUU”

JD VANCE / VICEPRESIDENTE DE LOS EEUU

“Parece que están tratando de iniciar una pelea con Europa, hogar de algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos”

KAJA KALLAS / JEFA DE LA POLÍTICA EXTERIOR EN LA UNIÓN EUROPA

VOZ ALTA

Aliados

Qué tan circunstancial suele ser la política. Hace no mucho tiempo, los Leones negros vivían una situación difícil en la época de su otrora líder moral, Raúl Padilla en la confrontación con el entonces gobernador Enrique Alfaro y en medio del choque de trenes estaba el rector Ricardo Villanueva a quien el beligerante político lo tenía denunciado ante la Fiscalía de Jalisco. Villanueva resistió la embestida. Ya no están ni Padilla ni Alfaro y ahora Villanueva ha sido invitado por la Presidenta Claudia Sheinbaum a integrarse a su equipo de Subsecretario de educación Superior de la SEP.

RICARDO VILLANUEVA. El líder de la manda con el viento a su favor.

Violencia de género

La empresaria Julieta Angulo, que tiene denunciado al abogado Rodrigo Moreno Trujillo por violencia de género ejercida contra ella y su hermana Janel Vanessa, cuando éste fue director jurídico de Ipejal, pide aclaración de que ella no tiene diferencia alguna con el director general de Pensiones, Juan Partida. Fue en la pasada administración cuando Julieta Ángulo Mejía recibió la amenaza del abogado referido Rodrigo Moreno, cuando éste le exigió la renuncia de su hermana después de haber sido reinstalada por el Tribunal de Arbitraje y Escalafón del Estado de Jalisco en la Gerencia de Préstamos.

JULIETA ANGULO. Precisa que tiene denunciado al abogado Rodrigo Moreno Trujillo por violencia de género, bajo expediente 85/2024 Quinta Sala del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco..

Pónganle atención

La jalisciense más encumbrada en el Congreso de México es Merilyn Gómez Pozos, quien se ha ido abriendo espacios con base en trabajo serio y consistente entre los morenos en la Cámara de Diputados. Como presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, Merilyn enfrentó la prueba de fuego en la discusión del presupuesto federal para este ejercicio fiscal y salió airosa y con buena nota, respondiendo así a la confianza que le depositó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a quien le coordinó la campaña presidencial en Jalisco, obteniendo más de 1 millón 800 mil votos.

MERILYN GÓMEZ POZOS. El cuadro femenino que se perfila 

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MUNDO

Bernays y el arte de la manipulación

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Aunque fue Sigmund Freud quien revolucionó el estudio de la mente humana, correspondió a su sobrino Edward Louis Bernays Freud, aplicar con crudeza a la realidad las teorías de su ilustre tío. Nacido en Viena, pero emigrado a Estados Unidos de Norteamérica, Eddy, como fue conocido en los altos círculos del poder y el dinero, fue uno de los hombres más influyentes de EEUU en el siglo XX.

Lo catalogaron como “amo de la manipulación”. Con justa razón.

Al reproducir escritos de su famoso tío, en una revista médica que Eddy editaba, conoció de las pulsiones del inconsciente, que gobiernan buena parte del proceder de los individuos. Este agrónomo y periodista entendió pronto, gracias a las teorías de Sigmund, los mecanismos susceptibles de ser manipulados con fines políticos y de consumo económico.

En 1928 editó un libro intitulado Propaganda, donde se resumía su maestría en el arte de guiar y vincular a las personas -en su comportamiento irracional- hacia las ideas políticas o productos, según fuera el interés del manipulador, con sus emociones y deseos más profundos.

Surgieron frases contundentes como “te necesito”, del Tío Sam, para enlistar jóvenes para combatir en la Primera Guerra Mundial.

En el plano comercial logró que las mujeres fumaran en público, hasta entonces mal visto por la sociedad norteamericana. Para ello contrató un grupo de guapas modelos femeninas que desfilaron en Nueva York el Día de la Independencia, fumando los famosos Lucky Strike en la calle. Su eslogan “antorchas de la libertad”, ocupó las primeras planas (pagadas, obviamente) de los principales periódicos del país.

Además, contrató a directores de cine y divas de moda, para que en las películas fumaran dejando ver la marca de los cigarrillos, lo que multiplicó las ventas de las cigarreras. En política hizo que los presidentes recibieran en la Casa Blanca a celebridades para hacer simpáticos a los mandatarios Calvin Coolidge, Hoover y Eisenhower ante los ciudadanos.

Ideó y propuso la manera de que sólo dos partidos fueran los que disputaran el poder, “para evitar la fragmentación del voto y el caos”.

Ligó también a la democracia con el capitalismo. Las incursiones o intervenciones de Estados Unidos en otros países llevaron siempre el eslogan de “velar por la democracia”, cuando se trataba de defender a los capitalistas norteamericanos en los países invadidos.

También bautizó a los países centro y sudamericanos como “repúblicas bananeras” y si se rebelaban contra el dominio gringo entonces les colgaba el mote de “comunistas”, palabra que todavía engatusa a las mayorías ignorantes de todos los países.

Fue el creador del término “Relaciones Públicas” y su idea de un gobierno con un poder absoluto residía en hacerlo “invisible”, para lo cual los gustos fueran formados, las ideas del colectivo fueran sugeridas y las mentes moldeadas, “por hombres de los que nunca se haya oído hablar”.

En 1955 publicó su libro “Ingeniería del Consentimiento” que el propio Bernays definió como “la manera de controlar la mente de la gente sin que ésta lo note”.

Cuando Eddy supo que Göebbels utilizó su término “propaganda” para difundir las ideas nazis no quiso utilizar más esa palabra que había plasmado en su libro “Cristalizando la opinión pública”. Göebbels, sabía perfectamente que Bernays había “aterrizado” muchas de las ideas de Sigmund Freud, y por eso su admiración a pesar de que ambos eran judíos.

Poco antes del crac financiero de 1929, Eddy había ideado una manera de masifica el uso del automóvil, hasta entonces reservado para personas ricas, y de que el grueso de la población adquiriera una casa propia. Presentó un plan de financiamiento bancario, de créditos casi sin requisitos para que cualquier persona con un empleo tuviera casa y automóvil con base en créditos.

La crisis financiera hizo restringir los empleos, bastantes empresas desaparecieron, y los bancos quebraron al no pagarse los créditos. Fue un duro golpe para la economía norteamericana y para Eddy Bernays. Sin embargo, por los vaivenes bursátiles el país se recuperó y Eddy siguió con sus asesorías a políticos y empresarios.

Eddy nació en Viena el 22 de noviembre de 1891. Su familia se trasladó a Estados Unidos de Norteamérica en 1912. Su padre era hermano de la esposa de Sigmund Freud, Martha Bernays, y su madre, Anna Freud, hermana de Sigmund.

Falleció en 1995 y a él se debe que el tocino fuera parte del desayuno de los norteamericanos, ya que los productores de carne lo contrataron para que, con sus artes manipuladoras, se incluyera en la dieta (sobre todo matinal) que hasta entonces no era del gusto popular.

No pocos de los políticos norteamericanos han abrevado en las enseñanzas de este hombre que aprovechó a la perfección las proposiciones científicas sobre el comportamiento humano que descubrió su doble tío Sigmund Freud. Conocer sus ideas nos dará un panorama más claro de lo que, hasta la fecha, los estadounidenses pregonan en torno a la supremacía de su peculiar manera de propagar, defender e imponer la “democracia” y… ¡of course! sus intereses económicos.

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MUNDO

Elon Musk al mando: DOGE, ¿innovación o caos en la administración pública?

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Los gobiernos, como los organismos vivos, a veces crecen sin control, acumulando peso innecesario hasta que su propia inercia los vuelve torpes y poco eficientes. La creación del Departamento de Optimización Gubernamental y Eficiencia (DOGE) en Estados Unidos, bajo la dirección de Elon Musk, es el intento más reciente de poner a dieta a la administración pública.

Sin embargo, como cualquier régimen drástico, el éxito o el fracaso de esta medida dependerá de la ejecución y de la resistencia de aquellos que ven en la reducción del aparato gubernamental una amenaza más que una solución. Elon Musk, un empresario acostumbrado a simplificar problemas complejos con soluciones agresivas, ha asumido el liderazgo de DOGE con la misma mentalidad con la que ha dirigido Tesla o SpaceX: eliminar lo superfluo y optimizar lo esencial.

La misión de esta nueva dependencia es reducir el gasto público mediante la eliminación de agencias y la automatización de funciones burocráticas. No es un objetivo menor, y el primer gran ejemplo de su impacto ha sido la desaparición de USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que durante décadas ha canalizado recursos para la asistencia humanitaria y el desarrollo global.

A primera vista, la desaparición de USAID puede parecer una medida meramente administrativa: un tijeretazo más en la larga lista de recortes que buscan aligerar la carga del gobierno federal. No obstante, lo que muchos han señalado es que la decisión se tomó sin un análisis integral de las consecuencias.

USAID no solo era una agencia de ayuda internacional, sino una herramienta geopolítica clave para la diplomacia estadounidense. Su eliminación abrupta, sin un replanteamiento estratégico, podría significar un vacío en la influencia de Estados Unidos en regiones clave del mundo, cediendo terreno a otras potencias con agendas menos alineadas con los intereses estadounidenses.

El caso de USAID es un recordatorio de que reducir el gobierno no es lo mismo que hacerlo más eficiente. Es cierto que hay dependencias infladas con funciones redundantes, procesos arcaicos y un gasto excesivo que se justificaría en una novela de Kafka más que en un balance de administración pública. Pero también hay instituciones que, aunque imperfectas, cumplen un papel vital en la estabilidad y el desarrollo de una nación. Aquí es donde DOGE enfrenta su mayor reto: discernir entre la grasa y el músculo.

La lógica detrás de DOGE es difícil de refutar. Un aparato burocrático desbordado puede ahogar la innovación, frenar el crecimiento económico y aumentar la corrupción. El modelo de Musk sugiere que, al igual que una startup, el gobierno debe funcionar con la menor cantidad posible de intermediarios y con la mayor automatización posible. La tecnología permitiría eliminar procesos obsoletos, reducir la cantidad de empleados públicos y hacer que el Estado funcione como una máquina bien aceitada en lugar de una estructura obesa y torpe.

Sin embargo, la teoría choca con la realidad cuando se enfrenta a la complejidad de la gobernanza. La eficiencia absoluta en el sector privado no necesariamente se traduce en el sector público, donde la burocracia no es un defecto accidental, sino a veces una necesidad estructural. Reducir el número de empleados públicos o digitalizar trámites puede sonar atractivo, pero si no se acompaña de una estrategia que garantice la continuidad de los servicios esenciales, el resultado puede ser una administración ineficaz y caótica.

Además, la idea de que el Estado puede manejarse como una empresa ignora un principio fundamental: los gobiernos no existen para generar ganancias ni para maximizar la productividad, sino para garantizar el bienestar y la estabilidad de su población. Mientras que en el ámbito privado la eficiencia suele medirse en términos de rentabilidad y reducción de costos, en el sector público el éxito se mide en términos de acceso, equidad y calidad de los servicios que brinda a sus ciudadanos. La reducción del gasto público no siempre equivale a una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente cuando los recortes afectan áreas sensibles como la educación, la salud o la seguridad.

Un Estado con menos recursos puede volverse más ágil, pero también puede debilitar su capacidad para responder a crisis sociales, garantizar derechos fundamentales o sostener políticas de desarrollo a largo plazo. La eficiencia en el gobierno no debe confundirse con la simple eliminación de costos, sino con la capacidad de administrar de manera efectiva los recursos sin comprometer su función social. A diferencia del sector privado, donde la eficiencia se mide en términos de rentabilidad y reducción de costos, en el sector público la efectividad se mide en términos de acceso, equidad y sostenibilidad.

Un Estado eficiente no es aquel que simplemente gasta menos, sino el que distribuye sus recursos de manera estratégica para garantizar que ningún ciudadano quede desprotegido. Los recortes indiscriminados pueden debilitar el tejido social, creando desigualdades más profundas y afectando la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Sin una visión integral, la obsesión por la reducción de costos puede terminar afectando negativamente a la sociedad en su conjunto, comprometiendo la estabilidad a largo plazo.

Elon Musk ha demostrado ser un visionario en muchos campos, pero el gobierno no es un cohete que simplemente se puede hacer despegar con ingeniería e innovación. DOGE puede lograr avances en términos de eficiencia, pero si la única métrica de éxito es la reducción del tamaño del gobierno, entonces la iniciativa corre el riesgo de convertirse en una poda indiscriminada en lugar de una verdadera optimización.

Un gobierno eficiente no es necesariamente un gobierno pequeño. La clave está en el balance entre austeridad y funcionalidad, entre innovación y estabilidad. Si DOGE logra encontrar ese punto de equilibrio, podría marcar un hito en la administración pública moderna. Pero si la reducción se convierte en un fin en sí mismo, corremos el riesgo de caer en la paradoja de querer salvar un barco quitándole tanto peso que termine hundiéndose.

La historia ha demostrado que las reformas gubernamentales radicales tienden a generar más preguntas que respuestas. El recorte de USAID debería haber sido una lección sobre la necesidad de evaluar cada dependencia no solo en términos de gasto, sino de impacto. Si DOGE realmente busca optimizar la administración pública, debe hacerlo con bisturí, no con machete. De lo contrario, podríamos estar presenciando no la creación de un gobierno eficiente, sino el nacimiento de un caos disfrazado de innovación.

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