OPINIÓN
¿Será por la época navideña?

Tercera Instancia, por Modesto Barros González //
Inspirado debe de andar el Primer Mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, al reconocer, por fin, que por lo menos la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no se la dejaron tan mal las pasadas administraciones federales, como tanto ha propalado que recibió un desastre.
El pasado viernes 20 en el complejo geotérmico conocido como “Los Azufres”, en el Estado de Michoacán, declaró que el suministro de energía eléctrica en el país lo entregaban en un 54 % la C.F.E. y el faltante la iniciativa privada.
Invitó a los hombres del poder económico a que inviertan en la generación de electricidad aunque aseguró que la empresa del Estado opera muy bien y se encuentra con la disposición de crecer si es necesario o sea que no fue cierto que todo estaba muy mal por las pasadas administraciones gubernamentales.
El repentino cambio de opinión de AMLO, en por lo menos esa paraestatal, que fue bien operada y está lista para crecer y “servir a México”, según lo dejó en claro, quizá fue por la temporada navideña o en verdad sería un reconocimiento al gobierno de Enrique Peña Nieto y de Felipe Calderón Hinojosa, o fue para apoyar al titular Manuel Bartlett, tan criticado por su abultada fortuna.
Por cierto, algunos legisladores están solicitando que sea dada a conocer la auditoría que realizó la Secretaría de la Administración Pública, de los recursos del controvertido y hábil político.
Cabe hacer mención que al Presidente de la República, al final del presente mes le quedarán 59 meses por gobernar y tal parece que todavía no ha logrado sus planes de control del país, sobretodo en el ámbito de seguridad pública que por desgracia todavía no han logrado sus colaboradores que alrededor de 2,400 elementos de la Policía Federal se incorporen voluntariamente a la Guardia Nacional, corporación que todavía no consigue cumplir con sus propósitos.
¿QUÉ NOS QUEDARÁ?
A unos días de entrar el nuevo año de 2020, las expectativas para la mayoría de la población sigue siendo incierta, tanto en lo económico como en la seguridad pública.
La serie de confrontaciones o distanciamiento entre el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez (EAR) y el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), puede desencadenar en mayores “berrinches” de uno o de otro, pero quienes resultarán más afectados serán quienes viven en el Estado de Jalisco”.
Hace pocos días fue notorio que EAR, se quedó con las ganas de reclamar a AMLO, la disminución de recursos para la entidad y lo que parece poco apoyo que dijo que le otorgaría.
En una estrategia como hábiles priistas que los dos han sido, el Primer Mandatario neutralizó las “ansias de novillero” de EAR, quien pretendía hablar “fuerte” en la reunión que tuvieron en Palacio Nacional gobernadores y funcionarios federales, encabezando el acto AMLO.
Posiblemente para bajarle presión a sentir de varios gobernadores, llegaron al “acuerdo” casi forzoso de discutir varios puntos el próximo mes de enero y entonces se quedaron “tranquilos”, supuestamente.
Mientras tanto EAR, parece que sigue las “recomendaciones” que le hace el expanista Diego Monraz Villaseñor, flamante Secretario de Movilidad, quien ha logrado que se encuentren sumamente molestos los propietarios de vehículos pesados de carga, aunque le quieren echar la culpa a los diputados que probaron las reformas viales y de alta recaudación.
También se ha aprobado el incremento en varias rutas del transporte urbano aunque todavía no cumplan con los requisitos, pero ya les «dieron su navidad» y a la población les dejan el dolor de cabeza.
Con todo y de que se ofrecieron brillantes y efectivos cambios de la forma de gobernar, todavía no se ve claro que se concreten, mientras el mandatario estatal en repetidas ocasiones se desaparece del ambiente político y la soluciones para la población.
Por último para no amargarles más las festividades navideñas, aprovecho para desearles mis mejores deseos y un feliz y exitoso año venidero de 2020 a todos ustedes.
Economía
Las consecuencias fiscales ineludibles: Urge una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada en México

Análisis Económico, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
En la edición anterior presentamos el complejo panorama económico que enfrenta el país en estos primeros meses del 2025, con la deuda pública de México situada en un 49.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y con el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) alcanzando los 17.66 billones de pesos. Este nivel representa un incremento notable si lo comparamos con cifras de inicios de siglo, cuando rondaba el 19% del PIB.
Ante este panorama complejo, es indispensable y urgente redefinir la política económica nacional. Para enfrentar la escasez de inversión, el bajo crecimiento y la crisis institucional que he detallado, no bastan medidas aisladas ni soluciones parciales. Se requiere una estrategia integral, una nueva visión de país que articule de manera coherente los esfuerzos del gobierno, del sector privado y, cuando sea pertinente, de las instituciones internacionales. Las principales líneas de acción deben orientarse a construir cimientos sólidos y a la vez, impulsar un dinamismo renovado.
- Cimientos Sólidos: Una reforma fiscal progresiva, eficiente y digitalizada. Es fundamental ampliar la base tributaria de manera equitativa, eliminando privilegios fiscales que erosionan la recaudación y fomentan la desigualdad. La digitalización completa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) puede incrementar la eficiencia y reducir la evasión. Paralelamente, debemos diseñar incentivos efectivos para formalizar el empleo informal, ampliando así la base de contribuyentes y la protección social. Una recaudación tributaria más eficiente es clave para financiar el desarrollo y expandir la demanda agregada.
- Motor de Crecimiento: Impulsar la Inversión Extranjera Directa (IED). La IED es un motor crucial para la generación de empleo de calidad, el aumento de la productividad y la transferencia de tecnología. México atrajo una cifra récord de 36.87 mil millones de dólares en IED en 2024 , y las proyecciones para 2025 rondan los 39.3 mil millones. Debemos consolidar a sectores como el automotriz (que ya representa el 4.7% del PIB y atrajo más de 7 mil millones de dólares de IED en 2023 ), el aeroespacial (donde México es un productor top 10 global ) y el digital/tecnológico (un sector emergente con gran potencial, especialmente en el norte del país y con una IED en telecomunicaciones de 166 millones de dólares en 2024 ) como polos de atracción de inversión.
- Capitalizar el Momento Global: Aprovechar el nearshoring y la reconfiguración comercial. La relocalización de cadenas de suministro globales, conocida como nearshoring, representa una oportunidad histórica para México. Debemos fortalecer nuestra integración bajo el T-MEC y explorar activamente nuevos tratados comerciales. Se estima que el nearshoring podría añadir 78 mil millones de dólares en exportaciones anuales para América Latina, siendo México uno de los principales beneficiarios , con un potencial de incrementar nuestras exportaciones de 578 mil millones en 2022 a 1.1 billones de dólares para 2030. Para ello, es vital crear estrategias sectoriales inteligentes, diferenciadas por región y tipo de industria, aprovechando iniciativas como el «Plan México» y los «Polos de Bienestar» que buscan fomentar la inversión y la capacitación. Sin embargo, esta oportunidad no es un cheque en blanco; su materialización depende de que abordemos nuestras deficiencias estructurales en infraestructura, seguridad y certeza regulatoria.
- Innovación y Talento Mexicano: Fomentar la transferencia tecnológica y la formación de capital humano.Para que la IED y el nearshoring tengan un impacto transformador, es crucial integrar a las empresas nacionales en las cadenas productivas globales y fomentar la transferencia de tecnología. Esto implica impulsar clústeres industriales y ecosistemas de innovación que conecten a empresas, universidades y centros de investigación. La formación de talento es igualmente prioritaria; aunque México cuenta con un número significativo de graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), su distribución geográfica es desigual y debemos asegurar que las habilidades de nuestra fuerza laboral respondan a las demandas de las nuevas industrias.
- Garantizar la Confianza: Fortalecer el Estado de derecho, la transparencia y la seguridad. Ninguna estrategia económica puede prosperar sin un entorno institucional sólido. Fortalecer el Estado de derecho, combatir la corrupción, garantizar la transparencia y mejorar la seguridad son condiciones indispensables para crear un ambiente propicio para la inversión productiva, tanto nacional como extranjera. La incertidumbre política y la debilidad institucional son los mayores disuasivos para la inversión a largo plazo.
La implementación de estas líneas de acción no solo requiere voluntad política, sino también una capacidad de ejecución impecable y una visión de largo plazo. Una reforma fiscal, por ejemplo, no solo busca recaudar más, sino crear el espacio fiscal necesario para invertir en la infraestructura y el capital humano que harán atractivas las oportunidades del nearshoring. A su vez, el éxito del nearshoring dependerá de que las comunidades locales y las empresas mexicanas puedan efectivamente absorber la tecnología y el conocimiento que traen las empresas extranjeras, evitando así que los beneficios se concentren en pocas manos o regiones, y asegurando un desarrollo más equitativo en todo el territorio nacional.
Forjando el Futuro de México con Visión y Acción
México se encuentra en una encrucijada determinante. Las decisiones que tomemos hoy, frente al creciente endeudamiento público y el palpable deterioro de instituciones fundamentales, definirán nuestra trayectoria económica y social para las próximas generaciones. Superar estos desafíos exige más que ajustes aislados o soluciones coyunturales; demanda una agenda nacional integral, coherente y, sobre todo, implementada con determinación y visión de Estado.
La estabilidad macroeconómica, si bien necesaria, debe ir de la mano de la justicia fiscal, el fortalecimiento institucional genuino, una inversión estratégica que mire al futuro y un modelo productivo que sea verdaderamente incluyente. La inversión extranjera directa y las oportunidades derivadas del nearshoring pueden ser palancas clave para el desarrollo, pero su impacto solo será transformador si se acompaña de políticas nacionales que potencien sus beneficios: una visión regional de desarrollo que atienda las disparidades, un fomento decidido a la competitividad de nuestras empresas y, crucialmente, un entorno de seguridad jurídica y económica que inspire confianza y promueva el crecimiento sostenido del país.
Este es un momento que exige reflexión profunda, pero también acción audaz y coordinada. La colaboración entre el gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil es indispensable. Tenemos la capacidad, el talento y la resiliencia para transformar los formidables retos que enfrentamos en oportunidades compartidas, construyendo un México más próspero, equitativo y sostenible para todos. El futuro no está escrito; lo forjamos con cada paso que damos.
MUNDO
¿El Waterloo de Trump?

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Los Estados Unidos están siendo víctima de su propio éxito económico como sociedad de consumo. Su elevado déficit deriva de su alto número de consumidores con poder adquisitivo que consumen muchos productos importados.
Esto no sería malo, según Keynes, ya que el gasto en el consumo activa el ahorro, pero el problema de EUA es que no ahorra y ha financiado su déficit con deuda, lo que es capitalizado principalmente por China que, con su recaudación o superávit, ha financiado su crecimiento con políticas de la más pura inspiración capitalista.
China es un gigante de la manufactura, y potencia económica y científica, y el error estratégico de Trump sería querer competir con ellos en la manufactura. Parece que así lo comprendieron sus asesores y aunque en sus políticas insisten en llevar de nuevo la manufactura a su país, ese parece un objetivo secundario en la guerra comercial que han desatado. El objetivo primordial está en restablecer el equilibrio y reducir los déficits ingresando más y gastando menos.
La solución salvaje que se le ocurrió al presidente Trump y sus asesores fue poner tarifas o aranceles en forma universal con tasa fija, y recíprocos y proporcionales con el déficit de los países con balanza más desnivelada en su contra, como es el caso de China a la que impuso aranceles hasta de 145%.
Las consecuencias ya han sucedido. Las bolsas y el capital especulativo acusaron la incertidumbre; las cadenas de suministro se paralizaron o ralentizaron; las inversiones se retrajeron; el dólar se ha depreciado hasta un 8% y la relación comercial con China llegó a equipararse con un embargo por los altos aranceles recíprocos entre ambas naciones.
La semana anterior observamos cómo, en consecuencia, con la amenaza de una recesión mundial, llegaron los dos gigantes a una mesa de negociación en Ginebra, Suiza, en la cual acordaron una tregua de tres meses y la reducción temporal de sus aranceles; China los dejaría en 10% y los EUA en 30%. Algunos lo vieron como una capitulación o rendición decorosa ante la demostración China de su fortaleza y sobre todo su gran capacidad de resiliencia por la disciplina de sus consumidores y por la independencia de su proveeduría, a diferencia de sus adversarios que enfrentan presiones de productores y consumidores por los efectos de su política en las cadenas de suministro y en los precios.
A simple vista sería tanto como aceptar que Ginebra ha sido el Waterloo de Trump al llegar debilitado y ceder en la batalla arancelaria. Pero una vista más al fondo y pensando que una guerra se considera ganada al conseguir sus objetivos, la percepción de derrota debería ser reconsiderada.
En la tregua, Trump mantiene altos sus aranceles, pues el 30% no es bajo si se suman los adicionales al acero y aluminio ya existentes. Los precios al consumidor irán al alza en un riesgo político calculado antes de la elección intermedia, pero se reducirá el consumo de los productos que provocan el déficit; la devaluación del dólar resultante reduce la presión sobre la deuda y la especulativa con los bonos del tesoro; la inflación se mantiene en niveles controlables por la FED y la permanencia de aranceles altos con el resto del mundo aumenta la recaudación y provoca el ahorro necesario para componer la cuenta nacional.
Entonces la percepción de derrota no sería tan exacta, pues sus objetivos se estarían cumpliendo, tal vez no en la proporción deseable, pero si en el sentido correcto.
Falta saber cuál será la posición de la Unión Europea, Japón, Corea y los integrantes del BRIC, cuya situación es diferente a la de China y es presumible que con ellos tratará el presidente Trump de negociar en condiciones de mayor conveniencia.
La política del presidente Trump enfrenta presiones en todos los frentes, el interno y el exterior y eso si significa una debilidad, pues sin un respaldo decidido de los suyos las condiciones para negociar no serán las que el imaginó al desatar esta vorágine comercial y por ello considero que Ginebra no será su Waterloo, pues todavía le quedan demasiados frentes.
Sus objetivos son los necesarios para lograr equilibrar la balanza de pagos y darles respiro a las finanzas públicas, pero la estrategia partió de cálculos equivocados sobre la posición de fuerza. El gran garrote ya no intimida como antes y a él le faltan las palabras suaves que recomendaba Roosevelt.
NACIONALES
Horas libres de ocio

Opinión, por Fernando Plascencia //
¿Nos beneficia o nos perjudica que se reduzca la jornada laboral a 40 horas?
Eso me han preguntado amigos que no pasan de los 40 años. No tengo más respuesta que decirles que lo ideal es trabajar menos y ganar más, como en la Europa de los vientos gélidos nórdicos, sobre todo para tener más tiempo de ocio. ¿Será que estos ya se preguntaron eso hace años y que lo superaron, o será que no les afecta? Pero siendo honestos, si los observamos, no se ven mal, con heridas físicas o psicológicas de trabajo.
Estos días he leído de primera mano textos de personas jóvenes, veo que están entusiasmados escribiendo y opinando sobre la reducción de horas de trabajo. Porque, quién no se siente atraído por estar en casa más horas, pero, para qué, si eso es ocio y siempre hemos creído que eso detona malos hábitos. Para lo que sea, cada cual será dueño de sí y su tiempo, incluso si es para ver el techo.
Uno de los escritores que digo, lector de libros y de la realidad, sugiere en su texto que si el trabajo es una parte muy importante de nuestra vida, hay que adaptarse, porque, como casi en todo, hay ganadores y hay perdedores en el trabajo.
Volviendo a un punto del párrafo anterior, tener menos horas de trabajo y más tiempo de ocio no significa para nada ser alguien inactivo, tanto vale para el ser humano estar en fotosíntesis mental, como en estado de absoluta reflexión.
Heredamos una tradición que ya no existe o que está en los puros huesos. El trabajo, el trabajo explotado se esfumó, la mercadotecnia socialista no tiene cabida, el trabajo no explota, el trabajo te forma y te da identidad. ¿En qué trabajas? Eso eres, Fulanito el médico, Mengano el ingeniero. Y no dudo que hace miles de años, fuera X el recolector, o el sorprendente cazador.
¿Eso quiere decir que estamos contentos con el trabajo actual y el tiempo que le dedicamos? Tampoco lo creo. Algunos sostienen que se nos ha ido de las manos nuevamente y que nunca se ha ido del control de los empresarios. A regañadientes los vemos aceptando iniciativas que les causan bajas monetarias o el clásico pretexto liberal, la economía del país está en peligro, pero yo no he visto la crisis en el frío nórdico. Hacia dónde se inclina uno, vuelta al socialismo, o conceder al patrón, aunque de antemano sabemos que el patrón nunca será tu amigo.
Stevenson distinguió entre la moral utilitaria y el ocio, pero uno reflexivo y creativo. Y eso nos responde a la pregunta: ¿qué harás con tanto tiempo? Pasear, caminar, leer. Estas actividades muestran, enseñan y no solo eso, sino que rehúye de la práctica de entender el trabajo como la única actividad productiva.
Si somos sutiles, la presión por ser productivos proviene de los orígenes comunes, seguros, nuestros hogares y la academia. Quieren que las personas escurran sabiduría – académica – y que se produzca miel desde edad temprana, pero no se ha entendido que la vida requiere de mayor libertad de tiempo de imaginación y menos presión laboral.
Huckleberry Finn y Oliver Twist fueron dos jóvenes que trabajaron de más, y que encima sus contextos y estructuras sociales no les protegieron. Estamos en un momento crucial, de que nuestras legisladoras y legisladores prueben que el trabajo es parte de la vida, pero que uno no debe morir trabajando. Si hoy nos toca escribir, no será describir una realidad como la que describió Zola, pero sí una con depresiones y trastornos que nadie podrá echar atrás en mucho tiempo.
Sea por el mayor tiempo libre, por menos horas y más salario, pero los de esta generación sí desean ese cambio, y también, créanme, que seguimos siendo trabajadores que se ponen la camisa, pero siempre y cuando haya vientos favorables.
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