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MUNDO

Transición global compleja: El crepúsculo de los imperios

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En 1740, la muerte de Carlos VI desencadenó la Guerra de Sucesión Austríaca, una crisis que fragmentó un imperio y transformó el panorama político europeo. Aunque la pragmática sanción garantizaba que su hija, María Teresa, heredaría los territorios de los Habsburgo, la estabilidad pronto fue desafiada. Potencias como Prusia y Francia aprovecharon el momento para cuestionar el orden establecido, y el mapa político de Europa se reconfiguró.

Hoy, aunque el contexto es distinto, el aire de inestabilidad global recuerda aquella época. En un mundo hiperconectado, donde las crisis locales tienen repercusiones globales, los liderazgos tradicionales enfrentan retos sin precedentes. El conflicto, la polarización y la inmediatez son los nuevos actores de una obra que amenaza con desbordarse.

El conflicto entre Israel y Palestina se recrudece. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, enfrenta críticas tanto internas como internacionales, mientras que el liderazgo palestino sigue dividido entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina, liderada por Mahmoud Abbas. Esta fractura ha impedido que los palestinos adopten una estrategia unificada frente a Israel, perpetuando un conflicto que no encuentra salida.

Más allá de las fronteras de Gaza y Cisjordania, las tensiones en Oriente Medio afectan la estabilidad global. La volatilidad de la región repercute en los precios de la energía, que ya están bajo presión debido a la guerra en Europa. El mundo, cada vez más dependiente de la cooperación internacional, se ve arrastrado por conflictos que refuerzan la percepción de un sistema internacional ineficaz.

La guerra entre Rusia y Ucrania persiste como el mayor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Vladímir Putin insiste en justificar su ofensiva como una defensa de los intereses rusos, mientras Volodímir Zelenski se ha convertido en un símbolo de resistencia global. Aunque la comunidad internacional ha proporcionado apoyo militar y económico a Ucrania, las soluciones diplomáticas siguen siendo esquivas.

El impacto de la guerra va más allá de los campos de batalla. Europa lucha por disminuir su dependencia del gas ruso, un esfuerzo que ha reconfigurado la geopolítica energética, pero también ha exacerbado tensiones sociales y económicas dentro del continente. El dilema no solo es energético, sino político: ¿puede Europa mantener su cohesión frente a una crisis prolongada?

En Estados Unidos, Donald Trump sigue siendo una figura central, sobre todo ahora tras su regreso al poder que desafía el sistema establecido. Su discurso polarizador conecta con una base que anhela un cambio radical, mientras que el ascenso de figuras como Elon Musk redefine el discurso público. En un mundo donde las redes sociales dominan la narrativa, los líderes se convierten más en influencers que en estadistas, priorizando el impacto emocional sobre la planificación estratégica.

En Alemania, Olaf Scholz enfrenta cuestionamientos por su manejo de la economía y la política exterior. El país que alguna vez fue un símbolo de estabilidad se tambalea, dejando a la Unión Europea con dudas sobre su futuro liderazgo.

En el Reino Unido, Keir Starmer, actual primer ministro laborista, enfrenta una caída en su popularidad. Sus políticas económicas no han logrado calmar la frustración de una ciudadanía que exige respuestas inmediatas a los problemas. Este vacío de liderazgo ha impulsado a figuras como Nigel Farage, líder del Partido Reform UK, quien aprovecha el descontento para revivir discursos nacionalistas.

Por otro lado, en Europa del Este, el ascenso de líderes como George Simion en Rumania, con una postura pro-rusa, pone en jaque el alineamiento occidental de la región. Este fenómeno no solo desafía la cohesión europea, sino que también crea un precedente peligroso para otros países con tendencias populistas.

La frase «panem et circenses» («pan y circo»), acuñada por el poeta romano Juvenal en su Sátira X, criticaba cómo los gobernantes de Roma mantenían al pueblo apaciguado con entretenimiento y alimento gratuito, desviando su atención de los asuntos cruciales de la política. En su tiempo, esta estrategia aseguraba el control político al minimizar las demandas ciudadanas y ocultar las deficiencias estructurales del imperio.

Hoy, la esencia de esta táctica persiste, aunque adaptada a un contexto hiperconectado. En lugar de gladiadores en el Coliseo, tenemos espectáculos mediáticos y la vorágine de las redes sociales. Los líderes contemporáneos utilizan estas plataformas no solo para proyectar poder, sino para moldear narrativas emocionales que distraen de problemas fundamentales. En muchos casos, las respuestas inmediatas y simplistas prevalecen sobre soluciones estructurales a largo plazo, fomentando un ciclo de crisis mal gestionadas.

No obstante, el problema no es que los líderes busquen satisfacer demandas populares, sino que priorizan reacciones inmediatas sobre soluciones estructurales. Esto genera una política reactiva, dominada por las emociones y carente de visión a largo plazo.

Si bien las transformaciones abruptas no son una novedad histórica, el presente destaca por su rapidez. La interconectividad global amplifica las crisis, haciendo que sus efectos se sientan de manera simultánea en múltiples regiones.

Por ejemplo, una crisis en Oriente Medio impacta los precios de la energía en Europa, mientras que la incertidumbre política en Alemania afecta mercados en Asia. Además, eventos como la crisis económica de 2008 y la pandemia de COVID-19 han debilitado la confianza en las instituciones tradicionales, creando un entorno fértil para narrativas populistas y divisivas.

El mundo actual enfrenta una transición compleja, similar a la que vivió la Casa de los Habsburgo en 1740. La estabilidad que definió gran parte del siglo XX ha sido reemplazada por un dinamismo que desafía las estructuras tradicionales.

Al igual que María Teresa, que logró preservar gran parte del legado Habsburgo adaptándose a las nuevas realidades, los líderes de hoy deben reconocer que la estabilidad no se construye con reacciones inmediatas, sino con políticas inclusivas, sustentables y orientadas al futuro.

En este mundo de incertidumbre, la clave no está en frenar los cambios, sino en navegar a través de ellos y en gestionarlos con una visión estratégica que trascienda las crisis actuales. Solo así, como en la Europa de María Teresa, se podrá mantener el equilibrio en un sistema global cada vez más frágil.

 

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JALISCO

«No necesitamos un país que sea autocracia del partido hegemónico, donde el poder real e inmenso lo ejerza un caudillo»: Ernesto Zedillo

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CIERTO O FALSO

«No necesitamos un país que sea autocracia del partido hegemónico, donde el poder real e inmenso lo ejerza un caudillo instalado, oculto, en la oficina anexa a la Presidencia de la República. Queremos una Presidenta de verdad»

ERNESTO ZEDILLO / EX PRESIDENTE DE MÉXICO

“Va a ser muy difícil que superemos los retos económicos y geopolíticos que se avecinan desgraciadamente, pues lo que hemos visto es que la apuesta se ha doblado por esa transformación de democracia en tiranía”

ERNESTO ZEDILLO / EX PRESIDENTE DE MÉXICO

FUEGO CRUZADO

Donald Trump anuncia que intentará “cambiarle el nombre del Golfo de México por Golfo de Estados Unidos, un nombre que suena más bonito”

DONALD TRUMP / PRESIDENTE ELECTO DE EEUU

“¿Por qué no le llamamos América Mexicana? Se oye bonito, ¿no? (…)  El Golfo de México es y siempre será un símbolo de nuestra identidad y soberanía. No permitiremos que se borre nuestra historia ni que se minimice nuestra contribución al continente americano”

CLAUDIA SEHINBAUM / PRESIDENTA DE MÉXICO

VOZ ALTA

No se equivoquen

Con responsabilidad y firmeza Pablo Lemus, se conducirá como gobernador y responsabilidad es lo que les pide a sus funcionarios, al leerles la cartilla en la encerrona que tuvo este fin de semana en Ajijic. Conforme publicó la periodista Elsa Martha Gutiérrez, al final les advirtió: “Quien la hace la paga, así de sencillo (…) Y que si se equivocan no habrá perdón”. O sea, no habrá contemplaciones con aquellos que abusen de poder, que no entiendan lo que es el servicio público. No tolerará actos de soberbia y prepotencia, lo cual es un buen principio.

PABLO LEMUS. Advertencia a sus funcionarios. Ni tráfico de influencias, ni corrupción

Alta aprobación

Al cumplirse los primeros cien días del gobierno e la presidenta Claudia Sheinbaum, sorprende que alcance mayor aprobación que su antecesor en la jefatura federal , de acuerdo a la encuesta de Buendía & Márquez para El Universal. El sector que más la respalda son los adultos mayores. Conforme a los datos, 80% de los adultos mayores de 60 años avalan su gestión; le siguen jóvenes de 18 a 29 años, con un 79%. En tercer lugar quedaron las personas de 30 a 45 años quienes le dieron un 77% y finalmente aquellos y aquellas de 46 a 59 años, quienes aprobaron su gestión con un 72%.

PRESIDENTA CLAUDIA SHEINBAUM. Adultos mayores y jóvenes los que más la aprueban.

¡Vuela alto!

Un hombre generoso que sembró en tierra fértil fue Don Fernando Romo González, quien el pasado sábado a sus 99 años dejó este mundo. Originario de Atotonilco, fue fundador del diario El Jalisciense. Era el decano del periodismo en Jalisco. Fue empresario del transporte público y miembro de la Alianza de Camioneros y tesorero de la Línea Oblatos. Se introdujo en el mundo de las artes gráficas con una imprenta que instaló en Tlaquepaque y en la década de los 80’s decidió incursionar en el mundo del periodismo.

DON FERNANDO ROMO. ¡Descanse en paz!

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CARTÓN POLÍTICO

Nos necesitamos

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MUNDO

Dos visiones tras un objetivo similar

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Opinión, por Miguel Anaya //

La relación bilateral entre México y Estados Unidos ha sido un tema de constante análisis, especialmente en un contexto actual marcado por la llegada de Donald Trump a la presidencia y la visión política y social de Claudia Sheinbaum. Si bien los retos son notorios, es crucial resaltar las vastas oportunidades que se presentan para México en el ámbito económico y en la lucha contra la desigualdad.

Desde la anterior administración de Trump, se han implementado políticas que han desafiado el status quo del comercio entre ambos países. Sin embargo, esta situación también ha impulsado a México a redefinir su papel en la economía regional.

La renegociación del Tratado de Libre Comercio, que culminó en el T-MEC, no solo representó un esfuerzo por mantener el acceso a un mercado vital, sino que también abrió la puerta a la modernización de sectores clave, brindando a México la oportunidad de convertirse en líder de la manufactura avanzada y procesos de innovación, misma que aún falta por ser mejor aprovechada.

La interdependencia económica entre México y Estados Unidos es una realidad innegable. Ambos países se benefician de un comercio robusto que impulsa sus economías. La manufactura mexicana en sectores como el automotriz y la electrónica, es un pilar fundamental que permite a las empresas estadounidenses optimizar costos y mejorar su competitividad. Esta sinergia es una oportunidad dorada para que México fortalezca su posición en la cadena de suministro de América del Norte, convirtiéndose en el aliado preferido de un mundo cada vez más interconectado.

Adicionalmente, la escasez de mano de obra en Estados Unidos en sectores como la agricultura y la construcción abre una ventana de oportunidad para que México colabore en la provisión de talento. La creación de políticas migratorias que faciliten la movilidad laboral puede ser beneficiosa para ambos países, garantizando que los sectores más necesitados en Estados Unidos cuenten con la mano de obra necesaria, al tiempo que se generan ingresos y oportunidades para los mexicanos, pero esto solo es posible si antes, nuestro país genera ciertas condiciones como reducir la pobreza y los altos índices de violencia.

Si el gobierno de Claudia Sheinbaum logra reducir la pobreza, logrará un triunfo clave en la narrativa, pues conseguir un país más equitativo no solo es un objetivo ético, sino una estrategia pragmática que fortalecería la estabilidad social y política de México. Invirtiendo en educación y capacitación, mejorará la movilidad social y la competitividad del país. Esta visión inclusiva puede ser un atractivo poderoso para los inversionistas que buscan no solo la rentabilidad momentánea, sino también objetivos a largo plazo en sus decisiones de inversión.

Asimismo, el combate al crimen organizado y la violencia es fundamental para garantizar el libre desarrollo de los mexicanos y claro, un entorno seguro y propicio para los negocios. Más allá de las declaraciones estridentes de Donald Trump es evidente y alarmante el crecimiento de las células delincuenciales en el país y también lo es que las autoridades nacionales deberán construir una relación de confianza con el vecino del norte.

Pensando en esto, habrá que prestar atención en la petición de Estados Unidos de combatir al crimen organizado de origen mexicano con sus fuerzas armadas; aunque este no es el plan preferido del gobierno mexicano, seguramente habrá puntos de acuerdo, pues la reducción de la violencia es una necesidad urgente para ambas naciones.

Finalmente, no podemos pasar por alto la reciente dimisión del líder canadiense Justin Trudeau, en una nación que muestra una clara tendencia a instaurar un nuevo gobierno de derecha que pondere el desarrollo económico antes de la inclusión social o la política de fronteras abiertas.

En conclusión, a pesar de los desafíos que presenta la relación bilateral con Estados Unidos las oportunidades son vastas y prometedoras, los puntos clave de comercio, seguridad y migración tienen soluciones multifactoriales donde convergen la educación, los valores, la cultura y, sobre todo, la aplicación de un estado de derecho fuerte y eficiente.

La capacidad de ofrecer dichas soluciones y aprovechar el crisol de oportunidades que se presentan dependerá de la voluntad de las y los líderes involucrados y la capacidad para trabajar juntos, caminado hacia una región más próspera, equitativa y sostenible. El futuro de México y Norteamérica está en sus manos.

 

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Tendencias

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