Connect with us

MUNDO

Un nuevo orden mundial: COVID-19 crea dos mundos; lo viven Australia y EEUU

Publicado

el

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

A 18 meses de iniciadas las medidas extremas para controlar el Covid-19 los países y los ciudadanos se enfrentan a un “nuevo orden mundial”.

Esta frase la hemos escuchado en muchas ocasiones pero por primera vez es admitida como un mandato o destino manifiesto por una política importante de un país occidental. La expresión fue de la Premier Berejiklian, gobernadora de New South Wales en Australia, quien ha dicho que deberemos aprender a vivir con estas reglas de rastreo a contagios viendo como se coordina la comunidad internacional en este “nuevo orden mundial”.

Al interior de sus fronteras, Australia ha enfrentado de manera muy distinta el Covid19, los diversos estados gozan de cierta autonomía por lo que el Estado llamado Australia del Oeste (WA) decidió cerrar sus fronteras no únicamente a los viajes internacionales, sino también a los viajes locales entre Estados vecinos como New South Wales en donde está Sydney, que a pesar de sus medidas muy severas de encierros e incluso arrestos por caminar sin máscara, tiene mucho mayor número de casos de Covid19 que en Australia del Oeste en donde las semanas pasan con 5 casos al mes. ¡Así es, casi nadie! Ahí las cosas están abiertas, bares, conciertos, partidos de rugby con 15 mil aficionados y como si nada. El índice de vacunación general no llega ni al 50% pero su Gobernador el Premier Mark McGowan ha mantenido una postura interesante para controlar la pandemia que no ha dejado de ser controvertida.

Su política consiste básicamente en que no deja que la gente entre al Estado, y si entran deben mantenerse en cuarentena. Su lógica es simple, si su región está limpia ¿por qué importar el virus? cuestionó en un mensaje público el pasado fin de semana.

Naturalmente los Estados vecinos y el Gobierno Federal de Australia le presionan para permitir el libre tránsito y lo acusan de divisionista, pero sus números de infectados son de envidia y la mayoría de su población está contenta salvo por la añoranza de ver a familiares o amigos que viven más allá de la región, pero que padecen encierros y medidas severas. Incluso, el Procurador General australiano ha insinuado que tomaría medidas legales para forzarles a reabrir sus fronteras, pero esto fue rápidamente desmentido o aclarado por el Primer Ministro quien dijo que respetará las decisiones de las regiones, asegurando que si algún ciudadano australiano viaja al extranjero naturalmente le permitirá el regreso aunque sea a otra región de dicho país, en tanto el Australia del Oeste abre sus accesos nuevamente.

El resto de Australia ha mantenido sus fronteras internacionales cerradas al turismo extranjero por 18 meses, sin embargo, sus ciudadanos han viajado y con ellos el virus ha regresado, incluyendo la nueva variante Delta. Este fin de semana el Primer Ministro informó que su país se reabrirá al tráfico de pasajeros internacionales antes de las fiestas decembrinas. 

Imagine que aquí al inicio de la pandemia o ahora con los índices de infección y vacunación tan variados que un Estado decidiese no dejar entrar a los que saliesen o a visitantes. ¿Qué sucedería? ¿Usted qué haría o qué opina?

¿Qué es este nuevo orden mundial? ¿Vacunas nuevas cada cuatro meses? ¿Pasaportes de vacunación o de opinión?  Algo interesante sucede en los países con vacunas de sobra, muchos de los servidores de la salud no quieren vacunarse, ese es el caso de Australia en donde se han visto marchas de 20 pro vacunas y 200 antivacunas. El Premier de Australia del Oeste ha prometido que abrirá las de su región al resto del país, cuando la población alcance el 80% de vacunación, pero eso parece ser poco realista, en especial cuando una parte importante de la gente no quiere vacunarse. Por lo pronto su región está casi limpia del Covid19. 

LAS VACUNAS DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

En los EEUU un país que desde el inicio tiene una cantidad muy importante de vacunas disponibles el problema es que más del 30% de la población no se quiere vacunar. Ante esto como usted sabe el tio Joe ha iniciado un programa de presión a empresas y a empleados de gobierno para obligar la vacunación o perder el trabajo o el acceso a clases.

Según las encuestas de ese país la mayoría de los afroamericanos y de los hispanos no se quieren vacunar, también esas encuestas nos dicen que la mayoría de los electores de color o latinos votaron por Biden. Es decir, la idea de que los Trumpistas son los que no se quieren vacunar no aguanta la prueba de las matemáticas. En efecto una parte importante de Trumpistas no se quiere vacunar pero es igual de grande que la de los Bidenistas. El pasado jueves en Nueva York sucedió algo que debería quedar registrado en la historia de la grilla mundial.

Una manifestación de Trumpistas y de los “Black Lives Matter” (BLM), marchando unidos por las calles en contra de las vacunaciones forzadas. ¡Aunque usted no lo crea! Caminando con al grito de “mi cuerpo, mi decisión” canto de las mujeres en pro del derecho a decidir sobre el aborto. ¿Será que esto tenga consecuencias electorales en el 2022? Por lo pronto los que hace 8 meses abucheaban a Trump hoy gritan racista a Biden y a Di Blasio alcalde de NY y en los estadios de futbol se escuchan gritos y chiflidos insultando al mandatario.

ATLETAS DE LA NBA SE SUMAN AL RECHAZO

Nuevamente esta postura nos hace replantear lo que nos habían venido diciendo sobre los pro vacunas y los antivacunas. El pasado viernes el famoso basquetbolista James LeBron se pronunció en contra de las vacunas obligadas. Ese jugador de los Lakers de Los Ángeles ha sido uno de los promotores del grupo Black Lives Matter y de los más fervientes críticos de Trump, pero ahora suena a Trumpista, si es que creemos que los de ese grupo son los únicos que no se quieren vacunar.

La campaña de los atletas de color en contra de la vacunación forzada en EEUU se desencadenó tras las declaraciones de la muy famosa cantante de rap Nicki Minaj´s, quien se quejó de que se estuviese obligando en ese país a la gente a tomar una medicina, sin dar la oportunidad de considerar sus propias decisiones. La artista tiene 22 millones de seguidores en Twitter y de inmediato fue censurada, lo que causó furor entre algunos de sus seguidores casi todos ellos habrían votado por Biden, por lo que se ve de otros que pensaban como ella pero que no se habían atrevido a hablar. Veremos en qué acaba el asunto.

El Covid19 no sólo ha expuesto divisiones internacionales sino que ha creado divisiones nacionales por miedo, por fobia o por ridículos y por las mismas razones también ha generado políticas ridículas basadas en la aplicación del poder y con una ciencia cuestionable como lo era en su época la aplicación de sanguijuelas. Por ejemplo, ahora resulta que Pfizer está desarrollando una medicina basada en la Ivermectina. ¡Así es!, esa que nos dijeron que no servía para combatir el Covid19 y que éramos unos animales si la tomábamos, ahora estará como parte de los fármacos mundiales oficiales y seguro también habrá otras medicinas, pero por lo pronto hay que esperar a que baje la euforia con el tema de vacunas, pasaportes y cierres generales.

LA PANDEMIA ACABA CON GOBIERNOS

Según varios analistas políticos internacionales la derrota de Trump fue en gran parte por el manejo mediático de la pandemia, es irónico que ahora uno de los grupos que causó su derrota se sume en las calles a protestar en contra de las medidas que él no quiso aplicar y que su opositor ahora enarbola.

Lo mismo parece haber sucedido en Alemania y en Japón. En la tierra de la cerveza la muy popular Ángela Merkel no pudo hacer que su partido ganase la mayoría simple de los espacios en el parlamento por lo que ahora le corresponderá al partido de izquierda opositor a ella formar un gobierno que también deberá ser de coalición porque ninguno de los partidos logró la mayoría absoluta es decir 51% del total.

A pesar de la popularidad de Merkel el partido que ella encabezó por 20 años, había venido perdiendo escaños en las últimas dos elecciones y en la pasada no logró mantener su mayoría simple, por lo que un nuevo gobierno de corte izquierdista llegará al poder germano. Parece que las medidas del covid19 no fueron lo suficientemente exitosas como para mantener a sus promotores en el poder. Recordemos que las pandemias sólo aceleran el ritmo de las cosas y la popularidad y carisma de la Cancillereza no se pudieron heredar a su candidato quien perdió la mayoría parlamentaria que Ángela mantuvo desde el año 2005.

Lo mismo pasó en Japón en donde hace un año el Primer ministro Abe quien gobernó por décadas y que veía venir la debacle, decidió prudentemente dejar el cargo por razones supuestamente médicas, entregando las riendas de su partido a Mr. Suge quien después de 12 meses de Covid19 ha perdido tanta popularidad que este fin de semana fue retirado por las urnas del cargo de líder de su partido y en consecuencia como sucede en los regímenes parlamentarios, dejará de ser Primer Ministro este lunes. Hoy se elige a un nuevo Jefe del Gobierno japonés, quien será Mr. Kishida, recientemente electo líder del partido en el poder, quien deberá buscar mantener su mayoría en las elecciones nacionales del 2022, lo que está en riesgo por las medidas tomadas durante el Covid19.

Así las cosas, en la mayoría de los países, incluso en los que los electores ven bien a sus presidentes, el covid19 ha dado presión suficiente como para hacer cambios importantes apresurados por la presión económica, mediática, social y psicológica causada por la pandemia. Podemos asegurar que la pandemia del 2020 trazó la creación del “nuevo orden mundial” la pregunta es, ¿qué papel le tocará a nuestro México?

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

El futuro de la Iglesia Católica: ¿Un progresista, conservador o moderado en el trono de Pedro?

Publicado

el

Por Redacción Conciencia Pública //

La elección del sucesor de Francisco en 2025 presenta diferencias significativas respecto a la elección de Francisco tras la renuncia de Benedicto XVI en 2013, marcadas por los cambios que Francisco implementó en la Iglesia durante su pontificado y el contexto eclesiástico de cada momento. Analicemos las diferencias clave:

La elección del sucesor de Francisco en 2025 presenta diferencias significativas respecto a la elección de Francisco tras la renuncia de Benedicto XVI en 2013, marcadas por los cambios que Francisco implementó en la Iglesia durante su pontificado y el contexto eclesiástico de cada momento. Analicemos las diferencias clave:

COMPOSICIÓN DEL COLEGIO CARDENALICIO

En 2013, el Colegio Cardenalicio que eligió a Francisco tenía 115 electores, con una fuerte presencia europea (60 de ellos) y un dominio de cardenales nombrados por Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes representaban una Iglesia más tradicional y eurocéntrica. Las iglesias periféricas tenían poca representación, y los electores asiáticos y africanos eran minoría.

En 2025, tras 12 años de pontificado, Francisco nombró al 80% de los 133 cardenales electores (108 de ellos), diversificando el colegio con mayor presencia de Asia, África y América Latina, regiones donde el catolicismo crece. Europa, aunque sigue siendo mayoritaria (45,2%), ha perdido peso, y hay 23 electores latinoamericanos. Esta internacionalización refleja la visión de Francisco de una Iglesia más global y menos centrada en Occidente.

PERFIL IDEOLÓGICO DE LOS ELECTORES

En 2013, el cónclave estaba dividido entre conservadores, que apoyaban la línea de Benedicto XVI, y un grupo más reformista que buscaba un cambio tras los escándalos de Vatileaks y abusos. Francisco, un outsider jesuita y sudamericano, emergió como una sorpresa, apoyado por quienes querían una Iglesia más pastoral y menos rígida.
En 2025, la mayoría de los cardenales son «bergoglianos», alineados con la visión progresista de Francisco (alrededor de 50 purpurados), pero hay tensiones. Aunque Francisco nombró a la mayoría, también incluyó a unos 30 cardenales conservadores (como Gerhard Ludwig Müller) y 40 de zonas periféricas que, pese a su origen, son tradicionalistas en temas como el celibato o la homosexualidad. Esto sugiere un cónclave más polarizado, con riesgo de divisiones entre progresistas y conservadores, a diferencia de 2013, donde la elección de Francisco fue relativamente rápida (cinco escrutinios).

CONTEXTO ECLESIÁSTICO Y LEGADO

En 2013, la Iglesia enfrentaba una crisis de credibilidad por escándalos de corrupción y abusos, y la renuncia de Benedicto XVI, un hecho histórico tras seis siglos, creó un ambiente de incertidumbre. Los cardenales buscaban un líder que renovara la imagen de la Iglesia, lo que favoreció a Francisco, conocido por su humildad y cercanía a los pobres.

En 2025, tras la muerte de Francisco, la Iglesia está en un momento de transición ideológica. Francisco dejó un legado progresista: apertura a la comunidad LGBTIQ+, énfasis en la justicia social y el cambio climático, y una descentralización del poder eclesiástico. Sin embargo, esto ha generado resistencia entre sectores conservadores, que ven en el cónclave una oportunidad para retomar un rumbo más tradicional. La elección de 2025 no solo definirá si se continúa con las reformas de Francisco o se revierte su dirección, sino que también pondrá a prueba la cohesión de una Iglesia más diversa pero dividida.

PROCESO Y EXPECTATIVAS DEL CÓNCLAVE

El proceso formal del cónclave sigue siendo el mismo: se celebra en la Capilla Sixtina, requiere dos tercios de los votos (90 en 2025 frente a 77 en 2013 debido al mayor número de electores), y culmina con la fumata blanca. Sin embargo, las expectativas han cambiado. En 2013, la elección de un sudamericano fue inesperada, rompiendo con la tradición de papas europeos. En 2025, hay una mayor probabilidad de que el sucesor sea no europeo (como Luis Antonio Tagle de Filipinas o Fridolin Ambongo del Congo), aunque candidatos europeos como Matteo Zuppi de Italia también tienen fuerza. Además, el cónclave de 2025 será el más numeroso e internacional de la historia, lo que podría prolongar las votaciones debido a la falta de consenso entre los cardenales, muchos de los cuales no se conocen bien entre sí.

INFLUENCIA DEL PAPA SALIENTE

Benedicto XVI, al renunciar, prometió no influir en la elección de su sucesor, aunque su presencia como papa emérito generó tensiones entre conservadores y progresistas. En 2025, Francisco no estará presente, pero su impacto es innegable: al haber designado a la mayoría de los electores, su visión progresista tiene más posibilidades de continuar. Sin embargo, la oposición conservadora, que incluye a cardenales como Raymond Burke o Robert Sarah, podría buscar un candidato que revierta algunas de las reformas de Francisco, algo que no tuvo un paralelo tan marcado en 2013, ya que Benedicto no había transformado tan profundamente la composición del colegio.

La elección del sucesor de Francisco en 2025 se da en una Iglesia más diversa y global, pero también más polarizada, con un Colegio Cardenalicio moldeado por Francisco para reflejar su visión de inclusión y periferias. A diferencia de 2013, donde la elección de Francisco marcó un cambio inesperado hacia una Iglesia más pastoral, el cónclave de 2025 enfrentará el desafío de decidir entre continuidad o retroceso, en un contexto donde la influencia de Francisco, aunque dominante, no garantiza un sucesor de su misma línea debido a las divisiones internas.

FRANCISCO: EL PAPA DE LA MISERICORDIA Y LA IGLESIA DE LOS POBRES

Francisco reorientó la Iglesia hacia una pastoral de la misericordia, priorizando a los pobres, los migrantes y los excluidos. Su frase emblemática, «quiero una Iglesia pobre para los pobres», se reflejó en gestos como lavar los pies de presos, refugiados y mujeres musulmanas durante el Jueves Santo, y en su visita a campos de migrantes en Lampedusa (2013), donde denunció la «globalización de la indiferencia». Su encíclica Amoris Laetitia (2016) abrió un camino para que los divorciados vueltos a casar pudieran acceder a los sacramentos en ciertos casos, mostrando una Iglesia más acogedora y menos rígida.

JUSTICIA SOCIAL Y CUIDADO DE LA CREACIÓN

Francisco fue un líder global en la defensa del medio ambiente y la justicia social. Su encíclica Laudato Si’ (2015) marcó un hito al abordar la crisis climática desde una perspectiva de fe, vinculando el cuidado de la «casa común» con la lucha contra la pobreza. Criticó el consumismo y el capitalismo descontrolado, abogando por un desarrollo sostenible que priorice a los más vulnerables. También denunció las desigualdades económicas, la trata de personas y la explotación laboral, siendo una voz profética en foros internacionales como la ONU.

REFORMA DE LA IGLESIA Y SINODALIDAD

Francisco impulsó una descentralización de la Iglesia, promoviendo la sinodalidad como un modelo de gobierno más participativo. Creó el Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2024), buscando que laicos, mujeres y comunidades locales tuvieran mayor voz en la toma de decisiones. Reformó la Curia con la constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022), simplificando estructuras y priorizando la evangelización sobre la burocracia. Además, combatió la corrupción financiera en el Vaticano, enfrentando escándalos como el del Banco Vaticano y promoviendo mayor transparencia.

APERTURA A LA DIVERSIDAD Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Francisco abrió puertas a grupos tradicionalmente marginados por la Iglesia. En 2023, bajo su pontificado, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe aprobó bendiciones para parejas del mismo sexo (Fiducia Supplicans), un paso histórico que generó controversia pero reflejó su visión de una Iglesia inclusiva. También fomentó el diálogo interreligioso, firmando el Documento sobre la Fraternidad Humana (2019) con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb, para promover la paz entre cristianos y musulmanes. Sus viajes a países de mayoría no cristiana, como Irak (2021), subrayaron su compromiso con la convivencia pacífica.

ENFRENTAMIENTO A LOS ABUSOS SEXUALES

Aunque su respuesta inicial fue criticada, Francisco tomó medidas significativas contra los abusos sexuales en la Iglesia. Promulgó Vos Estis Lux Mundi (2019), una ley que obliga a denunciar abusos y establece procedimientos para investigar a obispos. En 2018, tras el escándalo en Chile, aceptó la renuncia de varios obispos y se reunió con víctimas, reconociendo errores institucionales. Su enfoque evolucionó hacia una mayor transparencia y apoyo a las víctimas, aunque algunos consideran que el problema sigue sin resolverse del todo.

INTERNACIONALIZACIÓN DEL COLEGIO CARDENALICIO

Francisco transformó el Colegio Cardenalicio, nombrando a 108 de los 133 electores actuales (80%) y priorizando a cardenales de periferias como Asia, África y América Latina. Esto redujo el dominio europeo (45,2% en 2025 frente a 52% en 2013) y reflejó su visión de una Iglesia más global. Cardenales de países como Tonga, Myanmar y Haití recibieron el capelo rojo, mostrando su deseo de dar voz a las regiones marginadas.

IMPACTO EN CONFLICTOS GLOBALES

Francisco desempeñó un papel diplomático en conflictos internacionales. En 2014, medió en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, facilitando la restauración de relaciones diplomáticas. En 2025, su muerte reunió a líderes como Donald Trump y Volodímir Zelenski en su funeral, un evento que impulsó avances en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, demostrando su capacidad para convocar al diálogo incluso después de su fallecimiento.

UNA IGLESIA MÁS INCLUSIVA Y SINODAL

El legado de Francisco se caracteriza por su enfoque en la misericordia, la justicia social y una Iglesia más inclusiva y sinodal. Laudato Si’, Amoris Laetitia y su reforma de la Curia son hitos que redefinieron el papel de la Iglesia en el mundo contemporáneo. Aunque enfrentó resistencias por su progresismo, especialmente en temas como la apertura a la comunidad LGBTQ+ y la descentralización, su pontificado marcó un cambio hacia una Iglesia más cercana a los pobres y abierta al diálogo, dejando un impacto duradero en la fe católica y en la sociedad global. Su muerte en 2025 dejó una Iglesia más diversa, pero también polarizada, enfrentada al desafío de decidir si continuar o ajustar su rumbo.

Continuar Leyendo

MUNDO

El escenario del Cónclave en el 2025: Los que lideran la carrera

Publicado

el

Por Redacción Conciencia Pública //

El cónclave de 2025 para elegir al sucesor de Francisco enfrenta a tres corrientes en una lucha por definir el futuro de la Iglesia. Los progresistas, liderados por figuras como Luis Antonio Tagle y Matteo Zuppi, buscan continuar las reformas inclusivas del papa fallecido. Los conservadores, con Robert Sarah y Raymond Burke a la cabeza, abogan por un retorno a la tradición doctrinal. Mientras tanto, moderados como Pietro Parolin y Christoph Schönborn emergen como posibles candidatos de consenso, capaces de tender puentes en un Colegio Cardenalicio polarizado.

Por qué un moderado puede dar la sorpresa

Un moderado puede dar la sorpresa en el cónclave de 2025 debido a la dinámica de polarización y las reglas del proceso de elección, que favorecen a un candidato capaz de generar consenso en un Colegio Cardenalicio dividido.

Aquí las razones clave:

Polarización entre progresistas y conservadores: De los 133 cardenales electores, alrededor de 50 son progresistas (alineados con el legado de Francisco) y 30 son conservadores (que buscan un retorno a la tradición). Los 40 cardenales periféricos, aunque diversos, tienden a inclinaciones tradicionales. Esta división hace difícil que un candidato de cualquiera de los extremos (como Tagle o Sarah) obtenga los 90 votos necesarios (dos tercios), especialmente en las primeras rondas de votación.

Necesidad de consenso: Históricamente, cuando un cónclave se estanca entre facciones opuestas, los cardenales tienden a buscar un candidato de compromiso. Un moderado, como Pietro Parolin o Christoph Schönborn, puede atraer votos de ambos lados: los progresistas lo verían como una continuidad parcial de Francisco, mientras que los conservadores lo considerarían un freno a reformas más radicales.

Perfil conciliador de los moderados: Los moderados suelen tener experiencia diplomática y un enfoque pastoral que evita posiciones extremas. Parolin, por ejemplo, como Secretario de Estado, ha mediado en conflictos globales (como las negociaciones con China) y es respetado por su capacidad para dialogar. Schönborn, con su prestigio teológico y su apoyo mesurado a Amoris Laetitia, también tiene habilidades para tender puentes, lo que lo hace atractivo en un cónclave donde el consenso es crucial.

Cardenales periféricos como factor decisivo: Los 40 cardenales de regiones periféricas, muchos de los cuales tienen visiones tradicionales pero fueron nombrados por Francisco, podrían inclinarse por un moderado que respete sus valores culturales sin imponer cambios drásticos. Un candidato como Parolin, con experiencia global, o Schönborn, con un enfoque equilibrado, podría ganarse su apoyo.

Precedentes históricos: Cónclaves pasados han mostrado esta tendencia. En 1978, tras la muerte de Pablo VI, la polarización entre reformistas y tradicionalistas llevó a la elección de Juan Pablo I, un moderado, como candidato de consenso. Un escenario similar podría repetirse si las votaciones iniciales no producen un ganador claro.

En resumen, un moderado puede dar la sorpresa porque la división entre progresistas y conservadores, combinada con la necesidad de dos tercios de los votos y la influencia de los cardenales periféricos, favorece a un candidato que pueda unificar al colegio. Parolin y Schönborn, con su capacidad para mediar y su perfil menos polarizante, están bien posicionados para emerger si el cónclave busca un equilibrio entre tradición e innovación.

PROGRESISTAS AL FRENTE: ¿HEREDEROS DEL LEGADO DE FRANCISCO EN EL CÓNCLAVE?»

Los cardenales progresistas con posibilidades de ser elegidos papa en el cónclave de 2025, tras la muerte de Francisco, son aquellos alineados con su visión de una Iglesia más inclusiva, descentralizada y enfocada en la justicia social.

Basados en el contexto actual de la Iglesia y los nombres que circulan, aquí están los más destacados:

  • Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)
    Prefecto adjunto del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es una figura clave del ala progresista. Conocido como el «Francisco asiático», su carisma, enfoque en la misericordia y la inclusión, y su origen asiático lo convierten en un favorito. Ha abogado por una mayor acogida a las personas divorciadas y a la comunidad LGBTQ+, aunque mantiene posturas conservadoras en temas como el aborto. Su juventud podría ser una desventaja para algunos cardenales, pero su perfil global lo posiciona bien en una Iglesia cada vez más diversa.
  • Matteo Zuppi (Italia, 69 años)
    Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Zuppi es un progresista vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, conocida por su trabajo en mediación de conflictos y ayuda a los pobres. Apoya la bendición de parejas homosexuales, la comunión para divorciados y un celibato sacerdotal opcional. Su estilo pastoral y su cercanía a Francisco lo hacen un fuerte candidato, aunque su relativa juventud podría generar dudas entre quienes prefieren un papado más breve.
  • Víctor Manuel Fernández (Argentina, 62 años)
    Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fernández, apodado «Tucho», es muy cercano a Francisco y ha sido clave en decisiones progresistas como la aprobación de bendiciones a parejas del mismo sexo. Su enfoque teológico flexible y su origen latinoamericano lo hacen un candidato relevante, pero su progresismo genera controversia entre los conservadores, lo que podría limitar sus posibilidades. Además, algunos creen que ya se tuvo un papa latinoamericano reciente, lo que reduce sus chances.
  • Jean-Marc Aveline (Francia, 66 años)
    Arzobispo de Marsella, Aveline ha ganado visibilidad por su trabajo en migración y su enfoque pastoral inclusivo. Convenció a Francisco de visitar Marsella para abordar estos temas, lo que refleja su sintonía con las prioridades del papa fallecido. Su progresismo prudente y su capacidad para generar consenso lo hacen atractivo, aunque su peso en la Curia es limitado.
  • Mario Grech (Malta, 68 años)
    Secretario general del Sínodo de los Obispos, Grech ha trabajado en la sinodalidad, un pilar del pontificado de Francisco. Es progresista en temas como la bendición de parejas homosexuales y la posibilidad de mujeres diáconas. Su experiencia en el Sínodo le ha permitido conocer a muchos cardenales, dándole una ventaja política, pero su origen maltés y su perfil menos carismático podrían jugar en su contra.
  • Juan José Omella (España, 79 años)
    Arzobispo de Barcelona y expresidente de la Conferencia Episcopal Española, Omella es un progresista que ha respaldado las reformas de Francisco. Su enfoque pastoral y su manejo de crisis, como los abusos en España, lo hacen respetado, pero su edad avanzada (cumple 80 en mayo de 2025) lo descarta prácticamente como papa, aunque sigue siendo influyente en el cónclave.

CONSERVADORES EN EL CÓNCLAVE: ¿UNA SORPRESA CONTRA EL LEGADO DE FRANCISCO?

Los cardenales conservadores con potencial para dar la sorpresa como sucesores de Francisco en el cónclave de 2025 son aquellos que, a pesar de ser minoría en un Colegio Cardenalicio mayoritariamente nombrado por Francisco, tienen liderazgo, influencia y capacidad para generar consensos entre los electores más tradicionales y aquellos que buscan un cambio de rumbo tras las reformas progresistas de Francisco. Aquí están los más destacados:

  • Robert Sarah (Guinea, 79 años)
    Prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Sarah es una figura prominente del ala conservadora. Es conocido por su defensa de la liturgia tradicional, su oposición a las bendiciones de parejas homosexuales y su crítica a lo que considera una «desviación» progresista en la Iglesia. Su origen africano podría atraer a cardenales de regiones periféricas, donde el catolicismo es más tradicional, y su experiencia en la Curia le da peso. Sin embargo, su edad avanzada (cumple 80 en junio de 2025) y su postura polarizante podrían limitar sus posibilidades, aunque sigue siendo un líder influyente que podría ser un «candidato de compromiso» si los conservadores logran un bloque sólido.
  • Raymond Leo Burke (EE.UU., 76 años)
    Cardenal estadounidense y antiguo prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, Burke es un líder conservador que ha criticado abiertamente las reformas de Francisco, especialmente en temas como la comunión para divorciados y la sinodalidad. Es un defensor de la ortodoxia doctrinal y un favorito de los sectores tradicionalistas, particularmente en América del Norte. Aunque su origen estadounidense podría ser una desventaja (nunca ha habido un papa de EE.UU.), su capacidad para articular una visión conservadora clara podría darle apoyo si los cardenales buscan un giro hacia la tradición. Su perfil polémico, sin embargo, lo hace un candidato divisivo.
  • Gerhard Ludwig Müller (Alemania, 77 años)
    Ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (2012-2017), Müller es un teólogo conservador que, aunque fue nombrado por Benedicto XVI, mantuvo una relación tensa con Francisco por sus críticas a documentos como Amoris Laetitia. Defiende una línea ortodoxa en temas doctrinales y ha expresado preocupaciones sobre la descentralización de la Iglesia. Su experiencia teológica y su origen europeo podrían atraer a cardenales que desean un retorno a un enfoque más tradicional, pero su carácter directo y su salida de la Curia bajo Francisco podrían restarle apoyos entre los bergoglianos.
  • Willem Jacobus Eijk (Países Bajos, 71 años)
    Arzobispo de Utrecht, Eijk es un cardenal conservador con formación médica y teológica, conocido por su postura firme contra la secularización y su defensa de la doctrina tradicional en temas como el matrimonio y el celibato sacerdotal. Ha criticado las aperturas progresistas de Francisco, como la sinodalidad y la bendición de parejas del mismo sexo. Su origen europeo y su claridad doctrinal lo hacen un candidato viable para los conservadores, aunque su perfil bajo en la escena internacional podría limitar su alcance. Podría surgir como una sorpresa si los conservadores buscan un candidato menos polarizante que Sarah o Burke.
  • Péter Erdő (Hungría, 72 años)
    Arzobispo de Budapest, Erdő es un conservador moderado con experiencia en derecho canónico y un perfil más conciliador que otros de su línea. Fue considerado un posible candidato en 2013 y sigue siendo respetado por su equilibrio entre tradición y pragmatismo. Aunque apoyó algunas reformas de Francisco, como la sinodalidad, se ha mostrado crítico con aperturas en temas morales. Su origen europeo y su capacidad para tender puentes entre facciones lo convierten en un candidato sorpresa si el cónclave se estanca entre progresistas y conservadores extremos.

CONTEXTO Y POSIBILIDADES DE SORPRESA

De los 133 cardenales electores en 2025, solo alrededor de 30 son claramente conservadores, lo que los coloca en desventaja frente a los aproximadamente 50 cardenales progresistas nombrados por Francisco.

Sin embargo, los 40 cardenales de zonas periféricas, aunque nombrados por Francisco, tienden a ser tradicionalistas en temas doctrinales, lo que podría inclinar la balanza hacia un conservador si se forma un bloque sólido. Además, la polarización en el cónclave podría llevar a un candidato de compromiso.

Entre los mencionados, Péter Erdő y Willem Eijk tienen mayor potencial para dar la sorpresa, ya que combinan un perfil conservador con una actitud menos confrontacional, lo que podría atraer a electores moderados y tradicionales. Sarah y Burke, aunque líderes influyentes, son más divisivos, lo que reduce sus posibilidades en un cónclave donde se necesitan dos tercios de los votos (90 de 133).

Müller, por su parte, podría ser un candidato viable si los conservadores buscan un teólogo de peso, pero su relación tensa con Francisco podría restarle apoyos. La clave estará en la capacidad de los conservadores para unificar su voto y negociar con los moderados.

Continuar Leyendo

MUNDO

Escenario en el Cónclave 2025: Un candidato moderado se perfila como opción ante la polarización

Publicado

el

Por Redacción Conciencia Pública //

La polarización en el Colegio Cardenalicio entre progresistas (alrededor de 50 cardenales) y conservadores (unos 30), junto con los 40 cardenales periféricos de inclinaciones tradicionales pero de diversos contextos, podría favorecer la elección de un candidato moderado que actúe como puente entre las facciones.

En un cónclave donde se requieren dos tercios de los votos (90 de 133 en 2025), un moderado tiene mayores probabilidades de alcanzar el consenso necesario si las votaciones iniciales se estancan. Aquí están los cardenales moderados con mayores posibilidades:

  • Pietro Parolin (Italia, 70 años)
    Como Secretario de Estado del Vaticano desde 2013, Parolin es una figura central en la Curia y un moderado con experiencia diplomática. Ha apoyado las reformas de Francisco, como la sinodalidad y el diálogo interreligioso, pero mantiene un enfoque prudente en temas doctrinales, evitando posturas extremas. Su habilidad para manejar crisis (como las negociaciones con China sobre el nombramiento de obispos) y su perfil conciliador lo hacen un candidato fuerte. Además, su origen italiano podría apelar a los cardenales europeos (45% del colegio), mientras que su trabajo global lo hace aceptable para las periferias. Sin embargo, algunos podrían verlo como demasiado vinculado a Francisco, lo que podría restarle apoyo entre los conservadores.
  • Christoph Schönborn (Austria, 80 años)
    Arzobispo de Viena, Schönborn es un moderado respetado por su equilibrio teológico y pastoral. Formado bajo Benedicto XVI, ha apoyado algunas reformas de Francisco, como la comunión para divorciados en ciertos casos (Amoris Laetitia), pero mantiene posturas tradicionales en temas como el celibato sacerdotal. Su capacidad para mediar entre progresistas y conservadores, junto con su experiencia en la Curia, lo hace un candidato viable. Sin embargo, su edad (cumple 80 en enero de 2025, lo que lo haría inelegible si el cónclave se retrasa) y su salud delicada podrían ser obstáculos. Si el cónclave ocurre pronto, tiene posibilidades reales.
  • Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga (Honduras, 82 años)
    Arzobispo emérito de Tegucigalpa y coordinador del Consejo de Cardenales (C9) de Francisco, Maradiaga es un moderado con inclinaciones progresistas en temas sociales, pero más tradicional en doctrina. Ha apoyado la agenda de Francisco sobre pobreza y cambio climático, pero su edad (ya superó los 80) lo descarta como elector y candidato. Sin embargo, su influencia como líder latinoamericano y su capacidad para tender puentes podrían hacerlo un «hacedor de reyes», apoyando a otro moderado como Parolin.
  • João Braz de Aviz (Brasil, 77 años)
    Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, Braz de Aviz es un moderado con un enfoque pastoral. Aunque apoya la línea de Francisco en temas como la sinodalidad, ha mostrado cautela en asuntos doctrinales, lo que lo hace aceptable para algunos conservadores. Su origen latinoamericano y su experiencia en la Curia lo posicionan bien, pero su perfil menos visible y la reciente presencia de un papa latinoamericano (Francisco) podrían limitar sus posibilidades. Aun así, podría surgir como un candidato de consenso si las facciones no logran acordar.
  • Odilo Pedro Scherer (Brasil, 75 años)
    Arzobispo de São Paulo, Scherer es otro moderado con un perfil discreto pero sólido. Fue considerado un candidato en 2013 y sigue siendo respetado por su equilibrio entre tradición y apertura. Apoya la descentralización de Francisco, pero es más conservador en temas morales, lo que podría atraer a cardenales periféricos y tradicionales. Su origen latinoamericano es una ventaja en un colegio más diverso, pero su falta de carisma y la percepción de que América Latina ya tuvo un papa reciente podrían jugar en su contra.

CONTEXTO Y POSIBILIDADES

En un cónclave polarizado, los moderados tienen la ventaja de poder atraer votos de ambos lados. De los 133 electores, los progresistas tienen una mayoría relativa, pero los conservadores, junto con los cardenales periféricos (muchos de ellos tradicionales), podrían inclinarse por un candidato que no sea ni demasiado reformista ni excesivamente ortodoxo.

La clave estará en las primeras rondas de votación: si ni los progresistas (como Tagle o Zuppi) ni los conservadores (como Sarah o Burke) logran los 90 votos necesarios, un moderado podría emerger como solución.

Pietro Parolin tiene las mayores posibilidades debido a su experiencia, su perfil diplomático y su capacidad para generar consenso entre facciones. Es visto como una continuidad de Francisco, pero con un tono menos disruptivo, lo que podría calmar a los conservadores. Christoph Schönborn, si aún es elegible, también tiene opciones sólidas por su prestigio teológico y su capacidad para dialogar con ambos lados, aunque su edad es un factor limitante.

João Braz de Aviz y Odilo Scherer son opciones menos probables, pero podrían ganar terreno si el cónclave se prolonga y se busca un candidato de compromiso con raíces en América Latina, una región clave para el catolicismo actual. La elección dependerá de cuánto estén dispuestas las facciones a ceder para evitar un estancamiento prolongado.

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.