NACIONALES
La Consulta Popular, ejercicio cívico alentador

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se llegue, y en materia de prácticas democráticas el pueblo mexicano tiene el inminente uno de agosto, la gran cita para consolidar su andadura votante, apenas vitalizada en los comicios de 2018, tras más de un siglo de ficciones electorales. Desde Madero, para ser precisos.
Se han vencido enormes reticencias, necias oposiciones, soterrados impedimentos; pero al fin, luego de adicionarse la Constitución Federal en su artículo 35, fracción VII, millones de mexicanos, con el apoyo del legislativo y del poder ejecutivo, lograron que la Suprema Corte de Justicia (SCJN) aprobara (con modificaciones) como constitucional, la convocatoria de consulta popular para que los ciudadanos digan: sí o no, al enjuiciamiento de quienes sumieron durante los recientes lustros a la nación, en una especie de foso, mismo que concluyó como un patente despeñadero.
Todavía el Instituto Nacional Electoral (INE) observó una actitud renuente, aduciendo insuficiencia presupuestal, luego que sus consejeros y altos funcionarios, se despachan con la cuchara gorda gastando y cobrando a manos llenas, aún de manera anticonstitucional. Pero para esta especie de plebiscito no había recursos. No encontró eco en sus demandas de dinero y, obligado a organizar la Consulta, vino a recortar el número de casillas, a mas o menos una tercera parte de las que instaló en las elecciones de junio.
La difusión del ejercicio electivo, no fue animado oficialmente sino hasta el día 15 de julio. Y en las conferencias y declaraciones del presidente del INE, se enfatizaba que no era la Consulta para decidir el enjuiciamiento de los expresidentes de la república (como inicialmente lo había planteado el actual primer mandatario), sino simple y llanamente, decir “si” o “no”, a la pregunta que aprobó la SCJN, que dice: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
Tal como se aprecia, la interrogación, de ser simple como se propuso originalmente pues se precisaba el nombre de los exmandatarios nacionales desde Carlos Salinas, ahora quedó compleja, barroca, y para muchos sufragantes, casi ininteligible. Se pidió a la Corte que aclarara esos términos, pero no se obtuvo respuesta. Empero, los ciudadanos se han concientizado de que se trata de emitir su voto para juzgar, sí o no, a dichos exmandatarios.
Para los partidos de oposición, nada atractivo resultó esta convocatoria plebiscitaria. Los panistas sostienen que es una “payasada”: Damián Zepeda, exlíder blanquiazul, así lo afirmó. Y Markito Cortés, en sus medianías, sostiene que los dineros que se gastarán en la Consulta, deberían usarse para comprar medicinas, con lo cual se exhibe como el gran ignorante, pues ese gasto está etiquetado en el presupuesto del INE, y no tiene otro destino que dicha Consulta.
Los priistas, que desde Salinas (e incluso De la Madrid, el introductor del neoliberalismo) hasta Peña Nieto, no tienen punto de apoyo para defenderlos, se muestran reacios y no hacen mayor esfuerzo para difundir el tema de la Consulta. Esa pose mediocre le caerá como pesada loza.
El mismo AMLO, aunque respalda este acto democrático, declaró que no votará porque es de la idea de que en relación a los expresidentes, se debe partir de que ya es un punto y aparte. Pero eso sí, sostiene que si el pueblo lo manda, secundará que se enjuicie a los susodichos mandamases neoliberales: Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
El partido en el poder, MORENA, ha puesto todo su vigor en promover la participación de la ciudadanía en la Consulta del uno de agosto. Y lo mismo hacen sus aliados, el Partido del Trabajo y en menor escala, el Verde. Igual varios organismos independientes (como el Ejército Zapatista de Liberación Nacioal) o activistas sin partido.
Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, invitó a las personas a participar en la multicitada consulta popular, y por aquello de que, “quien se quema con leche, hasta al jocoque le sopla”, aclaró que su promoción es gratuita, teniendo en cuenta la que le pasó a la esposa de Fosfo Fosfo, apodo de Samuel García, el criticado gobernador electo de Nuevo León: el INE le impuso una multa por haber sido impulsado en redes sociales por su cónyuge (la influencer Mariana Rodríguez Cantú), siendo él candidato.
La llamada prensa nacional, o tradicional, ha sido remisa, salvo honrosas excepciones, en divulgar la Consulta y exhortar la participación ciudadana. Pero concurrir a votar en estos ejercicios, fortalece la conciencia cívica, refuerza los derechos de los individuos y con ello se consolida la democracia.
Es cierto que la ley suprema del país, establece un porcentaje de votación para que el resultado de la Consulta sea vinculante, es decir obligatorio para las autoridades, y lo ideal es que se logre. Sin embargo, aún suponiendo que no se alcance la proporción exigida, será socialmente útil que la población manifieste su valoración, y se pronuncie sobre los que gobernaron a la república y la desplomaron.
Por lo anterior, es que todo ciudadano con responsabilidad cívica, debe acudir a las urnas y emitir su voto el domingo uno de agosto. El sí se impondrá, auguran los conocedores de estos menesteres; empero, si no se está de acuerdo, participar será la mejor oportunidad para demostrarlo, puesto que el “no”, también es respuesta lícita. Refugiarse en actitudes de avestruz, no es válido y mucho menos democrático: acudamos a las urnas y fortalezcamos nuestro civismo.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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