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NACIONALES

La paradojas de Morena: Gran movimiento, partido enredado

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

El momento político que vive nuestra República mexicana es sumamente importante, pues está a la vista la sucesión presidencial y del poder legislativo federal, así como la renovación de numerosas gubernaturas estatales, legislaturas locales y ayuntamientos. En consecuencia, los partidos políticos nacionales tienen trascendente rol, destacando por su crecimiento pasmoso, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), organismo que en unos cuantos años, ya es dominante en el panorama de nuestra patria.

MORENA, nos dice la Wikipedia, “surgió el 2 de octubre de 2011 como un movimiento político y social impulsado por Andrés Manuel López Obrador, como parte de su campaña presidencial en las elecciones federales de 2012. Más tarde el movimiento se constituyó como una asociación civil el 20 de noviembre de 2012. El 9 de julio de 2014 el Instituto Nacional Electoral emitió la resolución que le otorgó su registro como partido político nacional, el cual tendría efectos constitutivos a partir del 1 de agosto de 2014”. Por lo tanto apenas tiene ocho años de edad.

Como ya sabemos, el movimiento lopezobradorista, que es más amplio que el partido MORENA, en 2018 encabezó la coalición “Juntos haremos historia”, aliado al Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) que ya perdió su registro, con Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial.

Luego se sumó el Verde de México (PVM).​ En los comicios, del 1 de julio de ese año, el partido morenista, que es el portaestandarte de lo que se conoce como “lopezobradorismo”, se convirtió en la primera fuerza política del país, pues logró la presidencia de la república y la mayoría parlamentaria en ambas cámaras (diputados y senadores) del Congreso de la Unión.

Dentro de la LXV legislatura del congreso federal posee 202 diputados y tiene 60 senadores de la república. Actualmente posee los gobiernos de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, además de que San Luis Potosí se alinea al movimiento.

Por lo anterior es que resulta innegable la trascendencia de este movimiento-partido político y su coalición Juntos haremos Historia, aún vigente en lo general, pero con evidentes alteraciones, como resultó en Coahuila recientemente, donde el Partido del Trabajo (PT) eligió a un abanderado para la gubernatura (Ricardo Mejía Berdeja), distinto al nominado por MORENA -el senador Armando Guadiana-, con lo cual evidentemente debilita las posibilidades de triunfo del lopezobradorismo en esa entidad, con lo cual fortalece las opciones del PRI, que además tiene de aliado al panismo y lo que resta del moribundo PRD.

Pero los problemas del morenismo, se presentan en también en varios estados, teniendo como ejemplo de ello a Jalisco y la Ciudad de México. La excepción actual sería el Estado de México (Edomex), donde se preservó la unidad en torno a su virtual candidata (Delfina Gómez) a la gubernatura, que por cierto se definirá finalmente en los comicios de junio de este 2023, a la par que en Coahuila.

El caso jalisciense es patético al ser uno de los estados más importantes electoralmente en la nación entera, ha sido palpable la desorganización partidista, a lo que se agrega la falta de figuras de atracción popular. Por lo tanto, si bien el lopezobradorismo ayuda a MORENA, no le alcanza para derrotar al vigente liderazgo alfarista y de Movimiento Ciudadano. Por ello se ve lejano que para el 2024, si no sucede algo extraordinario, el partido de la Cuatro T, obtenga el triunfo en Jalisco.

Decía un alto funcionario electoral de la localidad, que hasta para notificar algún asunto al partido guinda, era difícil, porque a cada rato tenía una dirigencia estatal diversa, debido a los pleitos internos locales y las designaciones de encargados desde la capital federal, que contradecían a lo de aquí. De tal grado de confusión, como la bíblica Babel, era MORENA-Jalisco. Y a la fecha no se crea que tiene mucha mejora, aun cuando ya al menos logró elegir dirigencia estable, lo que no quiere decir sea idónea. El tiempo lo mostrará.

El otro caso de clara dificultad es la importantísima ciudad de México, donde como ya se sabe, en los comicios más recientes, la oposición (la de Va por México) PRI, PAN y PRD, ganó 9 de 16 alcaldías, rompiendo el predominio que desde hace cerca de 30 años tenía la izquierda en la capital azteca. Allí se habló de que el monrealismo (la corriente que apoya Ricardo Monreal, el disconforme coordinador senatorial morenista), le jugó contras a MORENA, y tal maniobra desleal ocasionó las derrotas lopezobradoristas.

Estos casos de enredos morenistas (Coahuila, Jalisco y Ciudad de México) son los que hacen pensar: las oposiciones tienen factibilidad para alcanzar triunfos, tanto este año y especialmente en el estado norteño que hemos citado, como en 2024, en varias ciudades y entidades, no así en la pugna por la presidencia de la república, lid en la cual tal parece que no habrá novedad, es decir, el aspirante que el lopezobradorismo postule, será el ganador.

Sin embargo, el mayor reto de MORENA, será después del año venidero, cuando su guía integral (AMLO) se retire, y cumpla lo que ha pregonado: que se irá a una especie de aislamiento total, pues de política no hablará ni con sus familiares. Esa, será la prueba definitiva para este partido, que como insignia de la agrupación que fundó el tabasqueño, (un gran movimiento) debe reajustar su organización -es decir, dejar de ser un partido enredado-, so pena de que lo mucho que ha obtenido, lo vaya perdiendo.

Por lo pronto, las elecciones de Coahuila y Edomex, que se llevarán a cabo este año, servirán de prueba sobre lo que ofrece, un partido dividido (en la entidad norteña) o un organismo sólido, como se presenta en el estado de México. Poco vivirá quien no se entere de los resultados.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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