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NACIONALES

26F y la venganza de AMLO

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Opinión, por Iván Arrazola //

Una de las frases más repetidas por el presidente López Obrador es que la venganza no es su fuerte, pues bien, para no ser vengativo, su retórica y las acciones del presidente indican lo contrario.

Es probable que lo que más se recuerde del actual Jefe de Estado mexicano sean las frases que no solo dañan, también lastiman a una parte importante de la población, que no coinciden con él y que con sus acciones lo que único que queda de manifiesto es la escasa naturaleza democrática del discurso del presidente López Obrador.

En la víspera de la marcha del 26 de febrero por la defensa del INE, el presidente López Obrador lanzó duras palabras en contra de los asistentes que acudirán a la marcha, no solo cuestionó los motivos, para él los manifestantes marchan en defensa de los corruptos y de los privilegios, inclusive señaló a los participantes de marchar a favor del recientemente encontrado culpable García Luna, «Me decían que iban a hacer una marcha, no, exageran, solo que usen esa marcha, pero para defender a García Luna, porque en una de esas ese es el propósito, pero que le van a defender al INE si ganaron, si el INE no se toca” (Milenio, 25/01/23).

La descalificación a miles de personas que salieron a marchar el domingo 26 de febrero desde las instancias del poder, es una señal clara del retroceso democrático que México está experimentado. El gobierno es incapaz de respetar y tolerar la diferencia, de permitir que las personas ejerzan con libertad sus derechos.

El Índice de la Democracia del periódico The Economist en su edición 2022 ilustra el retroceso que el país viene experimentando en materia democrática. El estudio mide a 167 naciones en cinco categorías: procesos electorales y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles.

En la medición México obtuvo en el 2022 un puntaje de 5.25 puntos de 10 posibles. México retrocedió tres lugares y pasó del lugar 86 al lugar 89. El reporte indica que las áreas donde percibe mayores problemas es en cómo usa el presidente su posición en el poder para atacar a opositores y a las autoridades electorales. Con su propuesta de Plan B el presidente pretende debilitar a los organismos electorales, reduciendo su financiamiento y restringiendo sus poderes de supervisión.

Las libertades también se han visto amenazadas, al menos trece periodistas han sido asesinados durante el actual sexenio y los servicios de inteligencia se utilizan para espiar a activistas y periodistas, o a los opositores, como sucedió con el caso de Layda Sansores en Campeche.

También como muy grave se califica la militarización del país, no solo en áreas sensibles como la seguridad pública, también en materia económica y social, las fuerzas armadas juegan un papel clave, con todo lo que conlleva la administración y el control de la información de estas instancias.

Estos resultados fueron rechazados por el presidente que es incapaz de aceptar una crítica en su gestión, cuando se revelan los resultados de este tipo de estudios, el presidente utiliza los lugares comunes, que estos organismos callaron durante el periodo neoliberal cuando gobernaron el PRI o el PAN, o que no acepta el intervencionismo de una institución internacional porque México ya no es colonia de nadie, o puede recurrir a sus “otros datos” con tal de evadir su responsabilidad.

La marcha del domingo 26 de febrero posiblemente representa uno de los últimos intentos por tratar de ejercer el derecho de la ciudadanía a manifestarse, en medio de un ambiente en el que se intenta deslegitimar cualquier movimiento que no emane desde las instancias de poder, lo que a todas luces constituye un retroceso.

Por otro lado, las posibilidades de tener un INE independiente parecen diluirse en vísperas de la selección de cuatro consejeros que bien pueden terminar obedeciendo a los intereses del régimen y restando independencia al organismo, como ha ocurrido con otros organismos autónomos y ante la inminente aprobación de una reforma electoral que terminará debilitando la estructura permanente del INE en la organización de elecciones.

Lo cierto es que una vez que concluya la marcha del domingo en todo el país, el presidente saldrá a demeritar junto con sus aliados el evento, señalando que acudió un menor número de participantes o cuestionando sus motivos. Las acciones del presidente se apegan al manual de líderes que han debilitado la democracia en América Latina y en otras regiones, por medio de reformas profundas que han dejado sin posibilidad a la ciudadanía de tener procesos electorales confiables.

Lo más preocupante es que la próxima manifestación podría no ser por la defensa de un organismo, sino por la imposición de un candidato o candidata que venga manchado por un proceso electoral desaseado, pero al parecer eso no parece ser del interés del régimen que está dispuesto a hacer lo que sea con tal de darle gusto al presidente y que éste pueda cumplir con su venganza, desaparecer a una institución independiente que contó los votos y le dio el triunfo al ganador en el 2006, aunque él diga sin aportar una sola prueba que la elección de 2006 estuvo manchada por el fraude.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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