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Política Global: Rusia-Europa: estratega alemán propone una relación constructiva

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Por Elisabeth Hellenbroich (MSIa Informa)

En su edición del 9 de marzo, la revista alemana Der Spiegel publicó una importante entrevista con el Profesor Horst Teltschick, uno de los mejores estrategas alemanes de la actualidad.

En la entrevista, Teltschick del presidente ruso Vladimir Putin dice ser un hombre “encantador” y de “mente abierta”, habiéndolo conocido en Moscú, en 2001. En ese entonces, ocupando la presidencia de la MSC, él tenía la intención de invitarlo a participar en la conferencia anual de la entidad, con la condición de que se involucrara en una “discusión franca con el público”. Teltschick resaltó que, “para Putin esto era algo sobre entendido, no como el vicepresidente de los EUA, (Mike) Pence, quien, en la conferencia de este año hace apenas algunas semanas, pronunció un discurso anunciando lo que era la política de los EUA y lo que el gobierno de su país esperaba de nosotros y, después, se marchó” (sin discusión alguna, dejando al público perplejo).

Teltschick subrayó que no fue su único encuentro con Putin, quien, en su primer mandato presidencial (2000-08), invitó regularmente a un grupo de especialistas alemanes a mantener un diálogo sobre política internacional, recordando también su histórico discurso en el Parlamento alemán en 2001. “En aquella época, Putin estaba abierto al establecimiento de relaciones estrechas con la Unión Europea (UE), incluso estaba listo para hablar sobre una participación en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Claro que no como parte de la organización militar de la OTAN. Su ministro de defensa de la época me dijo que no esperaba que el Ejército alemán, en caso de crisis, defendiera a Rusia en la frontera china”, aseveró.

Según Teltschick, Occidente cometió grandes errores en relación a Ucrania y Rusia, quienes históricamente siempre tuvieron una relación especial. Cuando Europa y los EUA comenzaron a pensar la manera de lidiar con Ucrania, incluyendo una adhesión a la UE y a la OTAN, “debieron de haber hecho ofertas a Rusia, incluyendo un acuerdo de libre comercio europeo, pero no ofrecimos nada a Rusia”.

Teltschick fue enfático al afirmar que “Putin no es un adversario de Europa. Él busca alternativas. Se siente eliminado por los europeos. Y lo que realmente lo lastimó fue la afirmación del presidente estadounidense Barack Obama, cuando dijo que Rusia era una potencia regional.

La referencia fue en la cumbre tripartita ruso-china-india, en 2014, donde Putin, esencialmente, señaló que “ellos rechazaban un orden mundial unipolar y se concebían como actores en un mundo multipolar, cuya existencia Obama puso en cuestión”. Él también se refirió a la Carta de París de 1990, la cual acabó con la Guerra fría. En este acuerdo, había una referencia a “una seguridad para toda Europa, donde todos, incluyendo a Rusia, tenían seguridad igual en la Casa Común de Europa”.

SEGURIDAD, CHECHENIA Y CRIMEA 

Teltschick enfatizó que, desde el punto de vista de Rusia, el factor más importante es la “seguridad”. Habiendo solicitado un comentario sobre la observación de Putin, de que la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX sea el colapso de la Unión Soviética, Teltschick hizo referencia a las negociaciones con Rusia en 1989-90, en las cuales estaba involucrado. “Nuestra oferta de que una Alemania unificada daría garantías de políticas de seguridad fue lo que garantizó el avance.

Cuando Putin llegó a la presidencia, estaba preocupado de que Rusia pudiera desintegrarse. Por eso reprimió brutalmente a Chechenia, con el fin de demostrar lo que consideraba una ‘línea roja’. Solamente con este telón de fondo se puede entenderlo”.

Con respecto a la anexión de Crimea, Teltschick recordó una discusión que tuvo con Putin sobre Ucrania, en la cual el presidente le dijo que todos los presidentes ucranianos era unos bribones. “Esta en lo cierto. Si usted observa los actuales candidatos a la Presidencia, verá que siguen los trucos sucios”. La tendencia de la prensa, principalmente la de Alemania, a describir a Putin como un “hombre maligno y omnipotente” es capciosa, afirma, atribuyéndola a una “herencia de la Guerra Fría”.

Teltschick pide una “perspectiva constructiva” para bregar con Rusia. Recuerda que el ex canciller Willy Brandt (1969-1974), después de los eventos de la Primavera de Praga de 1968, aceptó la propuesta de la unión Soviética para una conferencia sobre seguridad europea. Él negoció el ‘Tratado de Moscú’ (el comienzo de una nueva Ostpolitik constructiva bajo el gobierno de Brandt, basado en entendimiento para la resolución pacífica de conflictos entre la URSS y Alemania) y Brandt llegó a nadar con el presidente Leonid Brezhnev”.

Para Teltschick, la clave para llegar a un entendimiento mutuo es la necesidad de comprender los “motivos del adversario”. “En 1982-83, tuvimos que enfrentar a Yuri Andropov (ex jefe de la KGB y entonces secretario general del PCUS y líder de la URSS) en el Kremlin. Cuando Helmut Kohl llegó a la Cancillería, le sugerí, ‘escriba una carta a Andropov y explique que quiere desarrollar relaciones de una manera positiva’. Y, en el verano de 1983, estábamos en Moscú, a pesar de las amenazas de Andropov”.

En la actualidad, una perspectiva constructiva con Rusia involucra todos los niveles, no solamente un diálogo militar y estratégico, sino también un amplio intercambio cultural y científico, defiende Teltschick pór eso sugiere “promover un intercambio”. Como ejemplo, citó al actual director de la orquesta Filarmónica de Munich, Valery Gergiev, amigo íntimo de Putin, quien dirigió un concierto en Palmira, Siria, después de la liberación de la ciudad de las garras del Estado Islámico. “Rusia no es la URSS, no hay más ideologías y 40 millones de ciudadanos rusos nacieron después del fin de la URSS ¿Por qué no concedeos la exención de visa a todos aquellos menores de 25 años? ¿Por qué no promovemos el intercambio de estudiantes?”, preguntó.

Recordando el discurso del canciller ruso Sergei Lavrov en la edición de este año del MSC, en el cual defendió nuevamente la idea de un arreglo de seguridad europea de Lisboa a Vladivostok, Teltschick lamentó que este podría haber sido un asunto para discutirse en el Consejo OTAN-Rusia, el cual en os últimos años solamente se ha reunido a nivel de embajadores, en lugar de reunirse y discutir los conflictos Este-Oeste a nivel de jefes de gobierno, cancilleres y ministros de Defensa. Para él, una de las razones por las cuales esto no se ha hecho tiene que ver con la “supuesta amenaza rusa” contra Polonia y los Países Bálticos.

A propósito, recordó una discusión que tuvo con el ex ministro de Defensa ruso Sergei Ivanov que le dijo: “Nosotros no somos suicidas. Si hiciéramos algo en los países Bálticos, tendríamos que enfrentar inmediatamente a la OTAN”. Teltschick completó: “Yo no creo que los rusos sean tan estúpidos para atacar a la OTAN”. Además, observó, Rusia tiene una larga experiencia histórica con invasiones. “Siempre fue el Occidente quien atacó a Rusia. Carlos XII, Napoleón, Adolf Hitler, ellos perdieron 27 millones de personas durante la guerra. Los intereses de Rusia son esencialmente defensivos”.

Evidentemente, observó, Polonia ve las cosas de manera diferente, y es por esto que quieren ver tropas de la OTAN movilizadas en Europa Oriental. Pero para ilustrar la manera de ver el problema, Teltschick comentó: “¿Cómo se siente un ciudadano común ruso cuando oye noticias de que soldados alemanes están nuevamente en la frontera con Rusia?”

Teltschick recordó un comentario de un veterano ruso en el Cáucaso en julio de 1990, después de la conclusión de las negociaciones entre Kohl y el presidente ruso Mikhail Gorbachov. En la ocasión, durante una conferencia de prensa con ambas delegaciones, el veterano se le aproximó y le dijo que “rusos y alemanes deben ser amigos”.

UNA NUEVA OSTPOLITIK Y

En este contexto, Teltschick destacó la espiral de escalada militar sin sentido, donde un lado (OTAN) está involucrada en maniobras militares que son inmediatamente respondidas por el otro lado (Rusia), en igualdad de condiciones. Por esto, alertó de manera enfática que “estamos enfrentando un juego realmente peligroso. Tenemos muchas posibilidades, pero no hacemos nada”.

El drama de todo esto, en su visión, es que la canciller alemana Angela Merkel es la única líder occidental que tiene acceso directo a Putin en cualquier momento, por teléfono o personalmente.

Durante la crisis en Ucrania, “ella fue a ver a Putin con el entonces presidente francés (Francois Hollande) y los tres se dirigieron a Minsk”. Sin embargo, según Teltschick, el problema es que “si Merkel estuviera determinada, podría conseguir un acuerdo. El ex canciller Kohl intentaría establecer una relación personal con Putin. Usted puede ver con el ex canciller (Gerhard) Schröeder (actualmente, presidente del consejo de la empresa ruso-alemana Nord Stream AG y de la rusa Rosneft), como funciona esto. No sé si Merkel recurre a Schröeder, pero yo lo haría. Cuando fui consejero de Egon Bahr (ministro de Asuntos Especiales de Willy Brandt y negociador clave de la Ostpolitik), antes de viajar hacia Moscú, él llegó a procurarme y ofrecer ayuda. Le dijimos donde estaban los problemas y, siempre que él iba, él ayudaba”.

No obstante, para Teltschick, la debilidad de Merkel es que ella, “realmente, no confía en Putin y ella no es alguien que guste de ser líder”, como demuestra su comportamiento con el presidente francés Emmanuel Macron. Helmut Kohl, dice él, “habría viajado inmediatamente a París, después de escuchar el discurso de Macron sobre el futuro de Europa, lo habría abrazado y dicho ‘vamos’” En 2007, Merkel propuso desarrollar mejor las relaciones entre Rusia y la OTAN, pero ella nunca concretó la intención, aunque aquel fuera el momento oportuno.

Por consiguiente, Teltschick aconseja a la nueva presidente del CDU (partido de Merkel) y potencial futura canciller federal, Annegret Kramp-Karrenbauer, quien no tiene experiencia con el Este, a involucrarse en discusiones con representantes de Rusia, independientemente de si le gusta o no: “La confianza solamente puede construirse paso a paso. Y para hacer esto, necesitamos realmente platicar y platicar”.

AUTOR DEL LIBRO “RULETA RUSA, DE LA GUERRA FRÍA A LA PAZ FRÍA”

Ex asesor del canciller Helmut Kohl (1982-1998), Teltschick desempeñó un activo papel en las negociaciones que condujeron a la reunificación alemana en 1989-1990. De 1999 a 2008, fue presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, siglas en inglés), unos de los principales centros de discusión de alto nivel en Europa. Acaba de publicar el libro “Ruleta rusa: de la Guerra Fría a la Paz Fría) (Russisches Roulette: Vom Kalten Krieg zum Kalten Frieden, C.H. Beck Verlag, 2019), en el cual hace una revisión de la Ostpolitik (política hacia el Este) alemana, e identifica los actuales errores cometidos por lo lideratos políticos occidentales en relación a Rusia.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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