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NACIONALES

El sueño de la izquierda

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Marx Arriaga, erigido en el ayatola de los contenidos educativos de la Secretaría de Educación Pública, ha expresado recientemente, que el reto de la SEP es hacer de lado al sector privado dedicado a la edición de libros para primaria y secundaria porque comercializan la educación e impiden que el sueño de la izquierda se realice para que el conocimiento y la cultura lleguen a todos eliminando desigualdades en esta ilusoria 4T.

El inconveniente de esta afirmación, además de sectaria y excluyente, es que la expresa en un ambiente y tono de franca confrontación con la industria editorial mexicana, a la que acusa de imprimir y distribuir contenidos que “forman empleados de maquiladoras” que son además “ilegales”.

Si no fuera por la responsabilidad del cargo que desempeña, este pudiera ser un desatino más de un izquierdista trasnochado que sigue componiendo el mundo en un café de Coyoacán, pero desafortunadamente no lo es, en cambio ostenta el cargo de Director de Materiales Educativos de la SEP y por tanto, responsable de lo que los niños y adolescentes del país leen y estudian en las escuelas. Con tal afirmación enseña el divorcio que la izquierda mexicana ha tenido con la realidad.

El Estado mexicano se ha arrogado la responsabilidad de la universalidad de la educación –Artículo 3° Constitucional- , sin embargo, desde hace tiempo se ha mostrado insuficiente para construir la infraestructura educativa necesaria para toda la población en edad escolar y por ello la proliferación de escuelas y universidades privadas.

Las deficiencias y carencias son evidentes. También se echó a cuestas la tarea de proporcionar libros de texto gratuitos a nivel primaria y la de sancionar aquellos que se utilicen en la educación secundaria. Tampoco ha podido hacerlo. Millones de esos libros gratuitos, son maquilados por la industria editorial mexicana, esa misma que Marx Arriaga acusa de hacer negocio, “hacerse millonarios” publicando libros “ilegales” pues no han sido sancionados por él o su dependencia.

Sabiendo de la incapacidad del estado para lograr la cobertura universal con escuelas y contenidos oficiales, resulta raro y escandaloso también que el Estado, ¿o solo Marx Arriaga?, se atreva a pasar por la censura de sus funcionarios el conocimiento y la cultura universales, dictaminando que pueden o no conocer los estudiantes mexicanos, tarea que además es imposible de cumplir, por lo vasto de los materiales existentes y circulantes.

Según este criterio, el sueño de la izquierda –la de Marx Arriaga- es que en las escuelas solo se lea y aprenda lo que él y tal vez un grupo de trasnochados decidan.

Ignoro si estos criterios forman parte de la política educativa del sexenio, si es que existe, o si es tal la independencia y libertad que le otorgan al funcionario que define una tendencia educativa que va en sentido inverso a lo que el gobierno persigue en lo económico, que es atraer la inversión extranjera y fortalecer la economía mexicana aprovechando las ventajas de tratados económicos y las derivadas de la competencia comercial entre China y USA.

Esta definición en boca de Marx Arriaga, sumada a otras iniciativas gubernamentales tanto en el fomento de la ciencia y tecnología a través del Conacyt, como las resultantes de la oposición de una parte del gabinete al uso del glifosfato y la importación y producción de maíz transgénico, nos hablan de un gabinete descoordinado, sin políticas claras ni líneas de acción transversales y coordinadas que configuren políticas claras de largo alcance y no solo ocurrencias sin bases científicas ni demostración empírica. Prejuicios y resabios ideológicos están latentes en cada decisión gubernamental sin que la precedan estudios serios que las respalden.

Me resisto a creer que un descarado plan de adoctrinamiento se convierta en política educativa que permita formar generaciones para el Siglo XXI. Si el sueño de la izquierda mexicana es establecer la lucha de clases como cimiento del México nuevo en esa utópica 4T están retrocediendo un siglo y condenando a nuestros jóvenes, no a ser empleados de maquiladoras, sino becarios de un gobierno paternalista sin más oficio que mantenerlos en el poder.

El grave problema que tienen es que para mantener a todo un pueblo el gobierno necesita ingresos y estos vienen de la riqueza que el país genera, si la población crece y la riqueza no, el problema es evidente, cada vez les tocará de a menos. China salió de ese tobogán asistencialista denominado socialismo, entró al capitalismo con la fuerza de su población, los educó en el conocimiento universal, la técnica superó a la doctrina y hoy son la segunda potencia mundial.

No darse cuenta de que los países con mayor crecimiento se han dedicado a impulsar el conocimiento, la ciencia y la técnica, por encima de ideologías arcaicas sin evidencia empírica de que funcionen, es el más grande error que se puede cometer si se sigue dando manga ancha a funcionarios como Marx Arriaga o María Elena Álvarez Buylla, que ejercen su función con ánimos sectarios y prejuicios ideológicos desfasados. Y tengamos cuidado, pues con el espíritu censor que muestran, hasta el álgebra de Baldor puede ser declarado ilegal. Ignoro, porque no se han encargado de aclararlo, si el sueño de la izquierda es lograr la uniformidad de pensamiento con su credo e ideología, pero ir contra la universalidad del conocimiento más que sueño es pesadilla.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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