NACIONALES
Dante, Marcelo y Enrique

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
“La oposición necesita candidato y agenda atractivos. El oficialismo necesita que el candidato escogido por su gran elector no fracture sus alianzas y que la agenda ´de más de lo mismo´ sea tragable para los votantes otra vez, luego de un gobierno que ha roto mucho y arreglado poco”, Héctor Aguilar Camín para Nexos, junio 2022.
Si alguien conoce los drenajes del poder es Dante Delgado. De él se dice que sabe caminar sobre las arenas movedizas de la política pero que también es experto en el nado de muertito cuando se requiere.
Por eso vale la pena poner atención a sus declaraciones y maniobras. Si respalda algo es porque le conviene. Ocurre lo mismo si se pronuncia en contra del PRI, por ejemplo.
Desde hace un par de meses en este espacio he insistido en la muy alta probabilidad de que justo por lo anterior, el líder nacional del Movimiento Ciudadano está calculando con paciencia los tiempos para la definición del abanderado naranja a la presidencia de la República.
En la lógica de que como partido el MC no está en condición de competirle al Morena, todas las señales indican que aguarda el momento para concretar el fichaje del canciller Marcelo Ebrard, quien este lunes propondrá un método para la aplicación de la encuesta que definirá quién abanderará la causa morenista, estrategia que en realidad busca presionar a López Obrador.
Sobre el particular, me parece conveniente plantear una serie de breves reflexiones.
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Esta semana marca el inicio de la carrera presidencial; justo a un año del siguiente proceso electoral, Marcelo Ebrard apostará el resto con miras a la selección de la candidatura presidencial de Morena. Sabe muy bien que la jefa de gobierno de la Ciudad de México es la favorita y que desde Palacio Nacional se instruyó para que ésta reciba todo el respaldo.
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En ese sentido, al margen de si su fórmula para medir las simpatías de la población sea o no rechazada, sólo veo dos escenarios posibles: se queda en Morena bajo generosas condiciones de negociación, o renuncia al Movimiento guinda para unirse al Movimiento naranja.
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De continuar en el morenismo, su ruta sería sin duda el Senado y la potestad para designar candidat@s en las listas plurinominales y gobiernos municipales y estatales, como sería en caso de Jalisco y su área metropolitana.
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En ese supuesto, personajes como Abraham González Uyeda, Rocío Corona Nakamura y Alberto Uribe Camacho, entre otr@s, cobrarían especial relevancia.
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Ahora bien, si renunciara, el camino hacia el emecé está trazado, lo que supone implicaciones interesantes.
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En principio debemos considerar que Marcelo –quizá sin pretenderlo- se ha colocado como la única verdadera oposición en el país, cosa mayor si consideramos que delante tiene a un presidente envuelto en una nube de locura.
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En esta tesitura, el aún secretario de Relaciones Exteriores representa la oportunidad histórica de poner freno a la devastación institucional del Estado.
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Su figura lograría integrar al mayor número de expresiones partidistas y civiles, con el ánimo de constituir una auténtica y poderosa alianza que le sea atractiva al enorme sector social que está molesto con un régimen del que brota incompetencia, corrupción y negligencia, como nunca antes se había visto.
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Más aún, Ebrard fracturaría a Morena, es decir, esa fuerza moderada y profesional de la izquierda pensante y coherente, se sumaría al otrora jefe capitalino para impulsar su llegada a la silla presidencial.
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Al respecto, ¿qué podríamos esperar de Enrique Alfaro, de quien se sabe que mira con buenos ojos la adhesión de Marcelo Ebrard?
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En esta columna he sostenido que el gobernador no acusa rasgos de ingenuidad ni nada que se le parezca. De agotamiento y fastidio sí, pero no de candidez, lo que nos hace pensar que tiene claro que ganaría más –en términos políticos y jefe de grupo- como miembro del gabinete ebrardorista que como candidato naranjado.
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Soy de los que afirma que Alfaro interpretará un papel fundamental en la jornada del próximo año; más allá del rol que asuma, no exagero si digo que nuestra entidad, en gran medida, definirá el resultado final de lo que será una lucha por la recuperación de un México dolido y agraviado.
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Por eso veo a Dante, Marcelo y Enrique, en el mismo frente de batalla.
@DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
MUNDO
China, Japón y México: la batalla global por el internet del futuro con matices locales

– Por José Modesto Barros Romo, Conciencia Pública
El internet de ultra velocidad ya no es un asunto de ciencia ficción, sino un campo estratégico donde las potencias tecnológicas definen su hegemonía. Japón, China y, en menor medida, México, han roto en este año barreras históricas de transmisión de datos, cada uno desde trincheras distintas, pero con un objetivo común: asegurar ventajas en la economía digital del siglo XXI.
Japón sorprendió al mundo al anunciar que sus científicos del Instituto Nacional de Información y Comunicaciones Tecnológicas (NICT) lograron transmitir datos a 1.02 petabits por segundo a través de fibra óptica.
Se trata de un récord mundial que equivale a descargar en un segundo la información de más de 10 millones de videos en alta definición, el equivalente a todo el catálogo de Netflix en un solo segundo.
Más allá de la hazaña técnica, el logro japonés envía un mensaje claro: su apuesta es consolidar infraestructuras terrestres estables y de larga distancia, con la mira puesta en mantener la competitividad industrial frente a China, Estados Unidos y Europa.
El gigante asiático, por su parte, libra otra batalla: el dominio del espacio inalámbrico. China Mobile reveló que en una red experimental de 6G alcanzó velocidades de 280 gigabits por segundo, descargando un archivo de 50 GB (unas 25 películas de mediana calidad) en apenas 1.4 segundos.
A esto se suman proyectos universitarios que exploran transmisiones en frecuencias en terahercios y enlaces satelitales de 100 Gbps, tecnologías que se perfilan como piezas centrales en la construcción de un ecosistema digital global, donde China pretende marcar la pauta a la espera lanzar comercialmente las redes 6G para el año 2030 en todo su territorio.
La estrategia china es evidente: no se conforma con desplegar infraestructura terrestre, busca liderar el futuro de las comunicaciones en el espacio y en el aire, donde se definirá el control de datos y, con ello, el poder geopolítico. De ahí que los experimentos en 6G no solo representen avances científicos, sino una carta de presentación en la carrera tecnológica frente a los estadounidenses, japoneses y los europeos.
México, en contraste, aparece con un logro más modesto pero simbólico. El año pasado la empresa Megacable, en alianza con Nokia, alcanzó 1.1 terabits por segundo en pruebas de fibra óptica de larga distancia.
No es un récord mundial ni una revolución en telecomunicaciones (aunque sí es un hito a nivel Latinoamérica, equivalente a descargar un videojuego como Call of Duty: Modern Warfare III en un segundo). Esta es una señal de que nuestro país busca modernizar su infraestructura digital con miras a los próximos años.
El reto está en si estos avances se traducirán en beneficios reales para los ciudadanos o quedarán como demostraciones técnicas en un país donde millones aún carecen de acceso a internet estable.
La comparación es reveladora: mientras Japón apuesta por la perfección de la fibra, China por la supremacía inalámbrica y espacial, México apenas intenta ponerse al día. El dilema nacional es mayúsculo: ¿apostar por ser solo consumidores de tecnologías extranjeras o trazar un plan estratégico que coloque a la región en la disputa global por la soberanía digital?
Lo cierto es que el internet del futuro no será solo más rápido; también será la nueva frontera de poder. Quien controle las redes de transmisión controlará la información, la seguridad nacional y el desarrollo económico. Japón y China ya están en esa carrera. México, como suele ocurrir, observa desde la periferia.
NACIONALES
México busca frenar autos asiáticos con arancel del 50%

– Por Redacción Conciencia Pública
El Gobierno de México anunció su intención de imponer un arancel del 50 por ciento a los automóviles importados de países asiáticos sin tratados de libre comercio, como China, India, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia.
La medida, que representa un salto desde el 20 por ciento actual, busca frenar la entrada masiva de vehículos de bajo costo que, según autoridades federales, ponen en riesgo la competitividad de la industria automotriz nacional.
El anuncio forma parte de un paquete de reformas arancelarias que pretende abarcar importaciones por alrededor de 52 mil millones de dólares.
Además de los automóviles, se contempla aplicar nuevos gravámenes de entre el 10 y 50 por ciento a productos como acero, textiles, motocicletas y juguetes. De acuerdo con la Secretaría de Economía, la estrategia busca proteger más de 325 mil empleos vinculados directamente con el sector automotriz y manufacturero en el país.
La iniciativa surge en un contexto de presiones internacionales. Estados Unidos ha insistido en que México reduzca su dependencia comercial de China, en el marco de la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Washington considera que el ingreso creciente de autos eléctricos chinos, ensamblados a precios muy por debajo del mercado, amenaza con desestabilizar la cadena de valor regional que sostiene al acuerdo trilateral.
El Gobierno de México justifica la medida en el terreno de la defensa comercial, argumentando que los vehículos provenientes de Asia están siendo vendidos por debajo de los precios de referencia, lo cual constituye una práctica desleal.
El arancel del 50 por ciento es el máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y colocaría a México como uno de los países más restrictivos frente a las importaciones automotrices chinas.
No obstante, la propuesta aún debe pasar por el Congreso de la Unión, donde se espera un intenso debate entre los defensores de la industria nacional y quienes advierten que un aumento de esta magnitud podría repercutir en la inflación y en el bolsillo de los consumidores.
Aunque el partido en el poder cuenta con mayoría, especialistas prevén que habrá presiones de distintos sectores empresariales antes de que se concrete la votación.
De aprobarse, los nuevos aranceles modificarían de manera sustancial el mercado automotriz en México, elevando los precios de las marcas asiáticas y obligando a las armadoras a replantear sus estrategias de inversión y distribución.
Para el gobierno, se trata de una medida necesaria para proteger a la industria nacional; para los críticos, una apuesta arriesgada que podría tener costos económicos y políticos de gran alcance.
MUNDO
TMEC enfrenta nubarrones económicos: riesgo de estanflación en la región

– Por Redacción Conciencia Pública
La economía de los países del TMEC —Estados Unidos, México y Canadá— atraviesa un escenario de creciente incertidumbre marcado por la desaceleración del crecimiento y las presiones inflacionarias.
Aunque ninguno de los tres socios comerciales ha entrado oficialmente en un proceso de estanflación, los riesgos de caer en este fenómeno se han intensificado en los últimos meses debido a las tensiones comerciales, las tarifas arancelarias y el enfriamiento de la actividad productiva.
En el caso de Estados Unidos, analistas y organismos internacionales han señalado la presencia de un entorno conocido como “stagflation-lite”: una versión leve de estanflación caracterizada por inflación persistente y crecimiento económico débil.
Las tarifas impuestas a México, Canadá y otros socios han encarecido bienes y servicios, lo que eleva los precios al tiempo que limita la competitividad. La Reserva Federal ha reconocido la complejidad del momento, pero evita hablar de una estanflación plena como la de los años setenta.
Canadá enfrenta también un panorama complicado. Su crecimiento económico se ha frenado y diversos sectores productivos anticipan pérdidas importantes debido a los aranceles de Washington. Medidas de emergencia como el programa “Buy Canada” buscan proteger empleos y mitigar el impacto en la industria automotriz y energética, aunque las proyecciones apuntan a la posible pérdida de decenas de miles de empleos si las tensiones comerciales se prolongan. La inflación no ha escalado con la misma fuerza que en Estados Unidos, pero el riesgo de estanflación no se descarta.
México, por su parte, lidia con un crecimiento prácticamente nulo, con estimaciones de apenas 0.4 % del PIB en 2025, lo que coloca al país al borde de la recesión. A diferencia de sus socios, la inflación mexicana se ha mantenido moderada, en torno al 3.5 % anual, dentro del rango objetivo del Banco de México.
No obstante, la combinación de bajo dinamismo económico y presiones externas genera preocupación. El banco central ha optado por recortar tasas de interés en un intento de estimular la economía sin perder el control inflacionario.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que la política de tarifas en Estados Unidos está generando un “shock de oferta” que afecta no solo al propio mercado estadounidense, sino también a Canadá y México.
El encarecimiento de insumos y bienes intermedios repercute en las cadenas de suministro de la región, golpeando la inversión y elevando los costos para las empresas y consumidores.
En conjunto, el TMEC enfrenta un escenario de alto riesgo: crecimiento bajo, tensiones comerciales y presiones inflacionarias que ponen en entredicho la estabilidad económica regional.
Aunque la estanflación no se ha instalado de manera formal, la combinación de factores actuales mantiene a los tres países al filo de este fenómeno, lo que obliga a sus gobiernos y bancos centrales a buscar estrategias coordinadas que eviten repetir una crisis como la de los años setenta.
👉 Este cuadro ayuda a visualizar rápido que ninguno de los tres socios está formalmente en estanflación, pero todos enfrentan presiones distintas: EE. UU. por inflación, México por bajo crecimiento y Canadá por el impacto de las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump: