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NACIONALES

Los enredos del gobierno de la 4T: Ayotzinapa, Babel de la justicia mexicana

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

En Babel bíblica se convirtió el caso de los 43 jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Robles”, ubicada en Ayotzinapa, municipio de Tixtla en el Estado de Guerrero, desaparecidos la noche del 26 para amanecer el 27 de septiembre de 2014, entre las cercanas localidades de Chilpancingo e Iguala.

Los normalistas tenían proyectado asistir a la concentración que, con motivo de la conmemoración del 2 de octubre de 1968, (cuando la matanza de Tlatelolco, siendo presidente del país Gustavo Díaz Ordaz) se implementaba en la ciudad de México. Para trasladarse, habían secuestrado autobuses y plagiado combustible. A partir de esa fecha, se inicia una historia que encubierta por los tres niveles del gobierno (federal, estatal y municipal) significa, en la esfera del derecho, una profunda herida para el pueblo de México y un baldón de ignominia para los gobiernos; en pocas palabras, una Babel (confusión, extravío y desorden) para la nación, su gobierno y la justicia.

Es bueno anotar que ese centro escolar para forjar maestros, fue fundado gracias al esmero del mentor Raúl Isidro Burgos, cuyo ideal educativo se encuentra en una frase de él mismo: “La escuela rural mexicana nace para servir a los grandes y pequeños grupos tradicionalmente marginados, para elevarlos de planos inferiores de vida a niveles cada vez más elevados”.

Esto -la fundación- sucedió en 1926 (2 de marzo, con el nombre de Normal Rural de Ayotzinapa) pero fue hasta 1933 que se puso la primera piedra por el profesor Rodolfo Bonilla; la escuela se concluyó gracias a la tenacidad del educador Robles, por lo que el edificio recibió el nombre de este, que fuera su promotor fundacional.

Para entender la vocación de los que han estudiado en esa institución educativa, cual botón de muestra, mencionaremos que fueron egresados de ella los luchadores sociales Genaro Vázquez Rojas (1930-1972) y Lucio Cabañas Barrientos (1938-1974), quienes, primero con las ideas y luego, al ver inútiles sus esfuerzos pacíficos, empuñando las armas, buscaron concretizar sus ideales de redención social popular, teniendo como sede de actuaciones la región guerrerense y sus colindancias.

Muchas otras páginas de forcejeos -por la educación y la equidad- llevaron a cabo estudiantes de esta Normal. Pero la que llamó la atención, no solo de la República sino de casi todo el mundo, fue la que aconteció (detención, maltrato, y posible asesinato de los 43 alumnos) una noche fatal de septiembre del mencionado 2014. En tal época gobernaba a nuestra nación el malhadado cuanto mediocre político mexiquense, Enrique Peña Nieto. El secretario de Gobernación, era el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong; secretario de la Defensa, el Gral. Salvador Cienfuegos y como Procurador de Justicia Federal, fungía el abogado Jesús Murillo Karam, hoy por hoy preso en el reclusorio norte del antiguo Distrito Federal, actualmente Ciudad de México. El gobernador del Estado guerrerense, era el priista y luego perredista, Ángel Aguirre Rivero, “renunciado” de su cargo precisamente como exigencia de los demandantes padres de los desaparecidos, quienes lo señalaron por “no haber hecho lo suficiente -y a tiempo- para investigar lo sucedido con los jóvenes”. (BBC News, 23-X-2014).

El funesto período de Peña Nieto -2012-2018-registra numerosas peripecias nocivas para el pueblo de México, pero la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, fue el acto más pútrido de tan desatinada administración federal. Se intuía que, desde lo más alto del régimen, se había alentado una seudo solución al espinoso caso; para ello, en juntas de las supremas autoridades nacionales, se confeccionó una serie de supuestos advenimientos, que fraguados oficialmente se anunciaron el 27 de enero de 2015, como “verdad histórica” de la fatídica desaparición, la cual consistió en sostener que los 43 normalistas “fueron privados de la vida, incinerados y sus cenizas arrojadas al Río San Juan”, en Cocula, municipio a poco más de cien kilómetros de Chilpancingo, capital de Guerrero. En esa resolución, se aprovechó para exculpar al ejército, a los máximos dirigentes del país y echar gran culpa al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, su esposa María de los Ángeles Pineda Villa y Sidronio Casarrubias Salgado, revelados como los líderes de la organización criminal Guerreros Unidos, y quienes ordenaron a los policías de su localidad, entregar a los estudiantes a un grupo de sicarios. Asumió la responsabilidad de la maquinación antedicha, (la verdad histórica) el entonces Procurador de la República, Jesús Murillo Karam, priista de larga trayectoria en cuya carrera destacan haberse desempeñado como diputado, senador y gobernador del Estado de Hidalgo 1983-1988.

Los padres de los 43 secuestrados, no cejaron en su empeño por exigir se aclarasen los hechos, y desde luego, demandar que fuesen encontrados vivos los jóvenes: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, era una las tantas divisas que han reflejado sus perseverantes ánimos. Para ellos, la prefabricada “verdad histórica” es una simulación hiriente. Y los respaldó el Grupo Independiente de Expertos Internacionales (GIEI), que durante casi dos años analizó el expediente del caso y realizó su propia investigación, con resultados muy diferentes a la dizque verdad oficial.

Por ello, cuando el pueblo mexicano dio un triunfo arrollador -el 1 de julio de 2018- al actual primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador, se dirigieron a él para pedirle justicia, y a la vez requerir que se integrara una “Comisión de la Verdad”, prometida en su campaña electoral; para septiembre de 2018, siendo ya presidente electo, se verificó la reunión, en el marco del 4° aniversario de los negros acontecimientos de Iguala. Allí se confirmó el plan de crear esa Comisión, y para el 3 de diciembre inmediato, habiendo asumido la presidencia, AMLO firmó el decreto que crea la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso (COVAJ) Ayotzinapa, el cual se publicó el día siguiente, instruyendo a todas las dependencias gubernamentales a colaborar con la investigación; al nuevo organismo, presidido por Alejandro Encinas -subsecretario de gobernación- se le facultó incluso, “para realizar indagaciones y ordenar búsquedas en nuevos y posibles sitios donde podrían estar los normalistas, o sus restos”. (sitio WEB de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos). En 2020, el Fiscal de la República (FGR), Alejandro Gertz, fue contundente: «Se acabó la verdad histórica», e informó que se pidieron 46 nuevas órdenes de aprehensión y que se procuraba extraditar -había huido a Israel- a Tomás Zerón, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal y responsable de las artificiosas pesquisas y torturas que concluyeron en la «verdad histórica». (BBC News, Alberto Nájar, 1 julio 2020).

Las indagatorias realizadas por la COVAJ, dieron fruto, y el 18 de agosto de 2022, rindió importante informe su dirigente, resumido en 16 puntos, de los cuales la conclusión fue trascendente: Ayotzinapa ‘fue un crimen de Estado’. Otro aspecto toral fue que no existían indicios de que los estudiantes estuvieran con vida. Además, quedó claro que hubo colusión y participación de las autoridades de distintos niveles de gobierno con la policía y la organización criminal Guerreros Unidos en este caso. Las acciones, omisiones y colaboración de esas autoridades y el grupo criminal, permitieron la desaparición y ejecución de los estudiantes. Se precisó que fuerzas militares infiltraron un soldado entre los jóvenes, pero los mandos militares de la región no realizaron acciones para la protección y búsqueda del miliciano, de nombre Julio César López Patolzin, también perdido. Culmina la reseña enfatizando proseguir la búsqueda en regiones aledañas, asegurando que existen indicios suficientes para que la FGR inicie o continúe las indagatorias para el deslinde de responsabilidades. De esa manera, se debe considerar “La llamada verdad histórica del gobierno de Peña Nieto, como “el resultado de una acción concertada del aparato organizado del poder. De haber intervenido se habría evitado la represión y el asesinato de los estudiantes” (Alejandro Encinas, durante la entrega del primer informe).

RECUADRO

EL INFORME DE LA COVAJ;

VAN 132 DETENIDOS

(Con pantalla)

Ahora, 9 años después de los fatales sucesos, el 27 reciente, se rindió el II Informe de la COVAJ por voz de su responsable, Alejandro Encinas. Llama la atención que el Poder Judicial de la Federación, otorgó dos amparos que impiden informar sobre Tomás Zerón (con quien se entrevistó el Subsecretario Encinas, y le ofreció ser testigo protegido, pero el prófugo no aceptó) y otro sobre militares, lo cual se calificó como papel absurdo. En las actividades investigatorias, se interrogó 434 sujetos, de los que 109 personas corresponden a grupos delictivos, 35 al gobierno estatal, 12 al gobierno Municipal, 125 policías municipales, 39 elementos de las Fuerzas Armadas y 36 del gobierno federal. Por lo que ve a detenidos, van 132, destacando entre ellos, “el exsecretario de Seguridad Pública de Guerrero, el ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca y su esposa, el exprocurador Jesús Murillo Karam y 14 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional donde están los generales que son los excomandantes del 27 y 41 batallón de Infantería en Guerrero”.

Los jóvenes se entregaron a los “Guerreros Unidos” y, de acuerdo con testimonios, se indica que los estudiantes fueron separados en tres grupos, llevándolos a diferentes lugares, reiterando que no hay señales de que sobrevivan. Enfatiza Encinas sobre los enormes volúmenes de información que han analizado, el apoyo del GIEI, las nuevas detenciones de presuntos cómplices, los lugares donde se debe buscar pruebas, y algo verdaderamente trascendente: la intervención directa del expresidente Enrique Peña Nieto y el exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, e incluso la presencia en las reuniones del señor Omar García Harfuch (que este negó, aduciendo que su contribución no fue operativa en ningún momento). Las sesiones “de autoridades se llevaban a cabo en la Residencia Oficial de Los Pinos, así como en la zona Militar de Iguala Guerrero y las oficinas de la entonces Procuraduría General de la República”, aseverando que ahí concurrieron los señores Enrique N (Peña Nieto), Miguel Ángel N (Osorio Chong), Salvador N (Cienfuegos) etc. (El Universal, 27-09-2023).

Los padres de los normalistas, se mostraron reservados con el informe, formaron un grupo de protesta frente al Campo Militar número uno y exigían mas datos, sobre todo provenientes del ramo militar. El presidente declaró que la SEDENA había entregado la información, pero, además, el 27 pasado ordenó que cualquiera otra información que se tuviese, fuera facilitada al COVAJ. Los aludidos progenitores, por sí y a través de su vocero, aceptaron el gesto y remarcaron que tienen como válido interlocutor al subsecretario Encinas, por lo que al día siguiente levantaron su plantón.

De suma repercusión, es el planteamiento firme para que se realicen averiguaciones en relación a la participación que tuvieron Enrique Peña Nieto, Miguel Osorio Chong, el Gral. Salvador Cienfuegos, y otros coludidos en la farsa de la “verdad histórica”. Amlo al respecto expresó en la Mañanera del 28 septembrino: “vamos a continuar con la investigación, tengo el compromiso que se aclaren las cosas, de saber a ciencia cierta qué sucedió la noche del 26 de septiembre del 2014, los días posteriores, quiénes fueron los responsables y luego por qué fabricaron delitos, quién ordenó lo de la tortura, por qué el llamado pacto del silencio, por qué cuando se tienen elementos hay esta rebelión en la fiscalía, de dónde surgió este”. Ojalá que así sea, porque hasta la fecha, no obstante los avances logrados en este sexenio, Ayotzinapa continúa como Babel de la nación, el gobierno y la justicia mexicana.

 

 

 

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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