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NACIONALES

De la justicia inminente y otras delicias

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

«No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un pendejo por ningún lado” (dicho popular).

¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos en nuestras vidas? hoy recuerdo una canción de Kelly Clarkson, Because of You, en la que nos decía: “No voy a cometer los mismos errores que tú cometiste / no me permitiré causarle a mi corazón tanta miseria / no destruiré de la forma que tú lo hiciste”.

¿A cuántos hoy, al terminar 2023, les diríamos algo así de doloroso y profundo por sus hechos en este año? ¿Quién merecería un reclamo tan herido? Sin duda, en el mundo hay miles con almas tan inmisericordes que, quizá, no merecerían haber nacido. Muchos de ellos, gobernantes ladrones de esperanzas.

Veía esta semana, en televisión, un diálogo entre un investigador policiaco y un obispo, y aquel le decía al prelado: Usted y yo necesitamos de los hombres y mujeres malos para darle sentido a nuestras vidas. Los buenos y los santos no nos motivan. ¡Vaya verdad!

Recuerdo aquel primer Año Nuevo en que descubrí el sentido maravilloso de “comenzar de nuevo” y de lo terrible que sería permanecer atascados en la rutina; aun yo era un niño de unos 9 años de edad. Comprendí que en la vida lo que importa es lo que lograste de bien, no tus buenas intenciones o tus falsas promesas; sin embargo, también comprendí que aun más importante era tomar conciencia de lo que yo abandonaba por elegir mal, por sentirme insuficiente, por no confiar en mi y en la luz que de Dios recibía.

Recuerdo aquel día de mi infancia en que mi padre, aplaudiendo con fuerza como solía hacerlo, nos decía a mis hermanos y mí: “Arriba perezosos que el Sol ya calienta”. Yo aun tenía sueño, hacía mucho frío y tenía que ir a la escuela, pero me negaba a levantarme aun con la insistencia de mi padre. Aquel día, ya por la tarde y en la terraza de la casa que miraba al mar de Guaymas, mi padre nos enseñó del cómo el tiempo se agotaba y cómo la vida se nos iba en nimiedades que no valdrían recordar. Ese día comprendí que ni el tiempo, ni las oportunidades, ni la vida, ni la felicidad, ni el amor nos complacen esperas caprichosas. Se van y punto.

Contrario a Murphy, mi padre me decía: “Siempre se puede estar mejor” y me insistía en no perder el tiempo, insisto, en nimiedades. Por mi padre, comprendí que el tiempo no es infinito… pues bien, 2023 se nos va; en cuestión de días se nos habrá ido y 2024 llegará y regalará la maravilla de la incertidumbre que nos reta. ¡Qué padre! Gracias Dios. 2024 será la oportunidad de cambiar aun lo que esté bien para así mejorar desde la conciencia, anclada en una visión prospectiva. En 2024 tomaremos camino y emprenderemos un largo proceso de cambio, primero interno y después compartido. En 2024 deberemos, no solo hacer las cosas bien, sino comprender que la renovación y el cambio son indispensable e impostergables. La vida jamás claudica. Detenernos nos podría llevar al desastre.

Soy hombre de fe y creo en que somos seres llamados a trascender. Con los hermanos maristas aprendí sobre tres fundamentos de nuestro impulso a trascender: Primero, lo teleológico o de nuestra necesidad en encontrar la causa final de nuestra existencia: segundo, lo ontológico como ese impulso a descubrir la verdad en todo y explicarnos lo divino de nuestra creación y, tercero, lo axiológico por el que nos hemos dado valores, principios y causas sobre los que descansar nuestro vivir y actuar.

El gran Víctor Hugo nos dijo: “Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien”. He conocido gobernantes que asumieron decisiones sobre temas que desconocían, sin saber en dónde comenzaban ni en dónde habrían de terminar.

2023 se nos fue entre mentiras sobre los logros de quienes viven de lo público y de los juegos del poder. Inaugurando lo no concluido y destruyendo lo que a la naturaleza le tomó siglos construir.

2023 se nos fue entre esperanzas de un México mejor que se difuminaban antes de tocar la antesala de la realidad.

2023 fue testigo callado de deslealtades ideológicas de militantes priistas, panistas y perredistas que se cambiaron de ropajes para ocultar sus miserias humanas. Las almas ruines siempre tienen un precio y se muestran serviles ante sus demonios.

2023 se sonrojó al ver a un presidente guardar respeto a la madre de un capo, muerta; pero que no se conmovío por los jovenes muertos en Jalisco y otros estados, ni los aun desaparecidos en Acapulco. El averno nacional está en Los Pinos.

2023 nos mostró hasta dónde se puede ejercer el mal desde la presidencia, congresos, gobiernos estatales y municipales, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

2023 se fue, dejandonos muy heridos. 2024 llega con esperanzas renovadas de que lo público y el gobierno serán mejores. ¡Confío en ese, mi México, que decidirá su futuro el 2 de junio!

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MUNDO

China, Japón y México: la batalla global por el internet del futuro con matices locales

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– Por José Modesto Barros Romo, Conciencia Pública 

El internet de ultra velocidad ya no es un asunto de ciencia ficción, sino un campo estratégico donde las potencias tecnológicas definen su hegemonía. Japón, China y, en menor medida, México, han roto en este año barreras históricas de transmisión de datos, cada uno desde trincheras distintas, pero con un objetivo común: asegurar ventajas en la economía digital del siglo XXI.

Japón sorprendió al mundo al anunciar que sus científicos del Instituto Nacional de Información y Comunicaciones Tecnológicas (NICT) lograron transmitir datos a 1.02 petabits por segundo a través de fibra óptica.

Se trata de un récord mundial que equivale a descargar en un segundo la información de más de 10 millones de videos en alta definición, el equivalente a todo el catálogo de Netflix en un solo segundo.

Más allá de la hazaña técnica, el logro japonés envía un mensaje claro: su apuesta es consolidar infraestructuras terrestres estables y de larga distancia, con la mira puesta en mantener la competitividad industrial frente a China, Estados Unidos y Europa.

El gigante asiático, por su parte, libra otra batalla: el dominio del espacio inalámbrico. China Mobile reveló que en una red experimental de 6G alcanzó velocidades de 280 gigabits por segundo, descargando un archivo de 50 GB (unas 25 películas de mediana calidad) en apenas 1.4 segundos.

A esto se suman proyectos universitarios que exploran transmisiones en frecuencias en terahercios y enlaces satelitales de 100 Gbps, tecnologías que se perfilan como piezas centrales en la construcción de un ecosistema digital global, donde China pretende marcar la pauta a la espera lanzar comercialmente las redes 6G para el año 2030 en todo su territorio.

La estrategia china es evidente: no se conforma con desplegar infraestructura terrestre, busca liderar el futuro de las comunicaciones en el espacio y en el aire, donde se definirá el control de datos y, con ello, el poder geopolítico. De ahí que los experimentos en 6G no solo representen avances científicos, sino una carta de presentación en la carrera tecnológica frente a los estadounidenses, japoneses y los europeos.

México, en contraste, aparece con un logro más modesto pero simbólico. El año pasado la empresa Megacable, en alianza con Nokia, alcanzó 1.1 terabits por segundo en pruebas de fibra óptica de larga distancia.

No es un récord mundial ni una revolución en telecomunicaciones (aunque sí es un hito a nivel Latinoamérica, equivalente a descargar un videojuego como Call of Duty: Modern Warfare III en un segundo). Esta es una señal de que nuestro país busca modernizar su infraestructura digital con miras a los próximos años.

El reto está en si estos avances se traducirán en beneficios reales para los ciudadanos o quedarán como demostraciones técnicas en un país donde millones aún carecen de acceso a internet estable.

La comparación es reveladora: mientras Japón apuesta por la perfección de la fibra, China por la supremacía inalámbrica y espacial, México apenas intenta ponerse al día. El dilema nacional es mayúsculo: ¿apostar por ser solo consumidores de tecnologías extranjeras o trazar un plan estratégico que coloque a la región en la disputa global por la soberanía digital?

Lo cierto es que el internet del futuro no será solo más rápido; también será la nueva frontera de poder. Quien controle las redes de transmisión controlará la información, la seguridad nacional y el desarrollo económico. Japón y China ya están en esa carrera. México, como suele ocurrir, observa desde la periferia.

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NACIONALES

México busca frenar autos asiáticos con arancel del 50%

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– Por Redacción Conciencia Pública 

El Gobierno de México anunció su intención de imponer un arancel del 50 por ciento a los automóviles importados de países asiáticos sin tratados de libre comercio, como China, India, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia.

La medida, que representa un salto desde el 20 por ciento actual, busca frenar la entrada masiva de vehículos de bajo costo que, según autoridades federales, ponen en riesgo la competitividad de la industria automotriz nacional.

El anuncio forma parte de un paquete de reformas arancelarias que pretende abarcar importaciones por alrededor de 52 mil millones de dólares.

Además de los automóviles, se contempla aplicar nuevos gravámenes de entre el 10 y 50 por ciento a productos como acero, textiles, motocicletas y juguetes. De acuerdo con la Secretaría de Economía, la estrategia busca proteger más de 325 mil empleos vinculados directamente con el sector automotriz y manufacturero en el país.

La iniciativa surge en un contexto de presiones internacionales. Estados Unidos ha insistido en que México reduzca su dependencia comercial de China, en el marco de la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Washington considera que el ingreso creciente de autos eléctricos chinos, ensamblados a precios muy por debajo del mercado, amenaza con desestabilizar la cadena de valor regional que sostiene al acuerdo trilateral.

El Gobierno de México justifica la medida en el terreno de la defensa comercial, argumentando que los vehículos provenientes de Asia están siendo vendidos por debajo de los precios de referencia, lo cual constituye una práctica desleal.

El arancel del 50 por ciento es el máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y colocaría a México como uno de los países más restrictivos frente a las importaciones automotrices chinas.

No obstante, la propuesta aún debe pasar por el Congreso de la Unión, donde se espera un intenso debate entre los defensores de la industria nacional y quienes advierten que un aumento de esta magnitud podría repercutir en la inflación y en el bolsillo de los consumidores.

Aunque el partido en el poder cuenta con mayoría, especialistas prevén que habrá presiones de distintos sectores empresariales antes de que se concrete la votación.

De aprobarse, los nuevos aranceles modificarían de manera sustancial el mercado automotriz en México, elevando los precios de las marcas asiáticas y obligando a las armadoras a replantear sus estrategias de inversión y distribución.

Para el gobierno, se trata de una medida necesaria para proteger a la industria nacional; para los críticos, una apuesta arriesgada que podría tener costos económicos y políticos de gran alcance.

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MUNDO

TMEC enfrenta nubarrones económicos: riesgo de estanflación en la región

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– Por Redacción Conciencia Pública

La economía de los países del TMEC —Estados Unidos, México y Canadá— atraviesa un escenario de creciente incertidumbre marcado por la desaceleración del crecimiento y las presiones inflacionarias.

Aunque ninguno de los tres socios comerciales ha entrado oficialmente en un proceso de estanflación, los riesgos de caer en este fenómeno se han intensificado en los últimos meses debido a las tensiones comerciales, las tarifas arancelarias y el enfriamiento de la actividad productiva.

En el caso de Estados Unidos, analistas y organismos internacionales han señalado la presencia de un entorno conocido como “stagflation-lite”: una versión leve de estanflación caracterizada por inflación persistente y crecimiento económico débil.

Las tarifas impuestas a México, Canadá y otros socios han encarecido bienes y servicios, lo que eleva los precios al tiempo que limita la competitividad. La Reserva Federal ha reconocido la complejidad del momento, pero evita hablar de una estanflación plena como la de los años setenta.

Canadá enfrenta también un panorama complicado. Su crecimiento económico se ha frenado y diversos sectores productivos anticipan pérdidas importantes debido a los aranceles de Washington. Medidas de emergencia como el programa “Buy Canada” buscan proteger empleos y mitigar el impacto en la industria automotriz y energética, aunque las proyecciones apuntan a la posible pérdida de decenas de miles de empleos si las tensiones comerciales se prolongan. La inflación no ha escalado con la misma fuerza que en Estados Unidos, pero el riesgo de estanflación no se descarta.

México, por su parte, lidia con un crecimiento prácticamente nulo, con estimaciones de apenas 0.4 % del PIB en 2025, lo que coloca al país al borde de la recesión. A diferencia de sus socios, la inflación mexicana se ha mantenido moderada, en torno al 3.5 % anual, dentro del rango objetivo del Banco de México.

No obstante, la combinación de bajo dinamismo económico y presiones externas genera preocupación. El banco central ha optado por recortar tasas de interés en un intento de estimular la economía sin perder el control inflacionario.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que la política de tarifas en Estados Unidos está generando un “shock de oferta” que afecta no solo al propio mercado estadounidense, sino también a Canadá y México.

El encarecimiento de insumos y bienes intermedios repercute en las cadenas de suministro de la región, golpeando la inversión y elevando los costos para las empresas y consumidores.

En conjunto, el TMEC enfrenta un escenario de alto riesgo: crecimiento bajo, tensiones comerciales y presiones inflacionarias que ponen en entredicho la estabilidad económica regional.

Aunque la estanflación no se ha instalado de manera formal, la combinación de factores actuales mantiene a los tres países al filo de este fenómeno, lo que obliga a sus gobiernos y bancos centrales a buscar estrategias coordinadas que eviten repetir una crisis como la de los años setenta.

👉 Este cuadro ayuda a visualizar rápido que ninguno de los tres socios está formalmente en estanflación, pero todos enfrentan presiones distintas: EE. UU. por inflación, México por bajo crecimiento y Canadá por el impacto de las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump:

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