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NACIONALES

Reformas electoreras

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

A menos de un año de la culminación del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la República lanza un paquete de reformas constitucionales, algunas ya propuestas que en su momento no pasaron, es un segundo intento, la mayoría con una alta connotación populista, en tiempos electorales, en su generalidad poco constructivas a la vida democrática de nuestro país, otras con grandes preguntas de sostenibilidad económica a futuro o viabilidad.

En total son un grupo de reformas que debemos analizar debido a que indican cambios fundamentales que este gobierno de Morena, necesita para dos cosas, una de continuar en el poder remarcar que efectivamente lograron una cuarta transformación constitucional e histórica y dos usar el tema como bandera en esta campaña presidencial para victimizarse con relación a la oposición política, en fin la política en México es altamente simulada, pues la nobleza de los ciudadanos mexicanos es infinita.

En la conmemoración del 5 de febrero, el país celebra nuestra constitución política de 1917 en la que se funda la norma esencial de derechos civiles, organización de poderes, administración pública, organismos e instituciones, derechos humanos, es el pacto social de nuestro país y la ley suprema que garantiza los derechos y las obligaciones de todos los ciudadanos mexicanos, con el tiempo ha tomado la forma necesaria para adaptarse a la temporalidad de la vida.

Han existido reformas de gran importancia, que han dado sentido a la constitucionalidad como la reforma del 2011 en materia de derechos humanos, la Carta Magna de nuestro país mantiene el estado de derecho y la división de poderes en su lugar, sus modificaciones deben tener la justificación jurídicamente lógica, social, gubernamental y humana, el análisis profundo de expertos constitucionales y la misión de superar para bien, la protección que otorga al mexicano, por lo que ser usada para beneficio del poder político es un riesgo, posiblemente reflejado a corto plazo debido al afán de aparecer en la historia de México, como un reformador que evidentemente tiene el Presidente actual de México.

En este sentido, habrá que recordar que no es la primera vez que el Presidente de la República intenta reformas que no han pasado, debido a ese mecanismo de contra peso que funciona afortunadamente entre los poderes legislativo y judicial, así como a ese sistema electoral que dota de representación social y democracia participativa al Congreso de la Unión; en este último intento de que pase la reforma electoral que intenta en la recta final de su gobierno, pretende también nuevamente la reforma al poder judicial que le estorba; propone una gran reforma de modificaciones con toques de bienestar para los mexicanos, como si fuera la envoltura con un gran moño que dice pensiones al 100 por ciento, becas y apoyos para todos, unas de las preguntas básicas es ¿Cuánto tardaría en colapsar económicamente el país, con ese sistema de pensiones, becas y apoyos?

De las 20 reformas propuestas en el paquete existe varias que atentan contra la democracia y polarizarían al país, la desaparición de las instituciones garantes de derechos, esto es las dependencias, instituciones y organismos autónomos, a las que el presidente señala de “onerosos y elitistas”, que en realidad son necesarias para garantizar el derecho humano al acceso a la información, generar transparencia pública y protección de datos personales, como lo es el INAI.

De la misma manera el INE que garantiza y organiza las elecciones en el país, y lo importante para el Presidente en materia electoral es disminuir el número de regidores en ayuntamientos, además eliminar las candidaturas plurinominales y sobre todo, reducir el Congreso de 500 a 300 diputados y de 128 a 64 senadores. Además, propuso que los consejeros de los organismos electorales sean electos por el voto directo de la ciudadanía y reducir del 40% al 30% el número de participantes en consultas populares; otra reforma sumamente cuestionable, eh inviable, es que los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial sean electos de manera directa por el pueblo; y sin entrar a fondo a la crisis que vivimos en materia de derechos humanos por la inoperancia de las Comisiones en el país, otro contenido fundamental de la igualdad, libertad y no discriminación que a López Obrador le incomoda.

Es nuestra absoluta responsabilidad razonar las propuestas a fondo, pues la forma indudablemente es de corte político electoral, es la lista de propuestas de campaña para la candidata presidencial de Morena en caso de que no pase la reforma, además de que oportunamente será propicio para el presidente operar políticamente desde la mañanera para acusar a la oposición de no querer el beneficio social de los sectores vulnerables y poder opinar para variar la percepción social a su favor desde su trinchera o de aprobarse será su base de campaña para apuntalar que históricamente modificaron la constitución y consolidaron los que ellos llaman la cuarta transformación, la constitución es reformable, sí siempre lo ha sido el punto es ¿Cuándo y para qué? 

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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