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Salinas Pliego ahora contra AMLO: Poder económico y poder político, juntos pero no revueltos

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

El poder es tan importante, que no debe estar concentrado. Por ello, la Constitución separa el ejercicio del poder público, y crea los tres ramos que se encargan de aplicarlo: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. En el Siglo XIX, la Iglesia estaba protegida por el Estado mexicano, como desde la Conquista de la Nueva España, declarando que solo se reconocía una religión, que era la católica.

Con las leyes de Reforma, expedidas a partir de julio de 1859 y hasta febrero de 1861 por el Benemérito de las Américas, D. Benito Juárez, presidente de nuestra patria, se llevó a cabo la separación de la iglesia y el Estado. Esas trascendentes normas, fueron constitucionales al formar parte de la Carta Suprema desde septiembre 25 de1873, siendo mandatario federal D. Sebastián Lerdo de Tejada.

Sin embargo, actualmente en las circunstancias que atañen al desarrollo integral de una nación, existen los llamados “factores de presión” (FP), que son “actores que, además de realizar las actividades normales y legales que constituyen su objetivo declarado y legal, realizan sistemáticamente prácticas que violan gravemente leyes válidas e incumplen relevantes decisiones públicas que son legales y legítimas, en desafío de las autoridades gubernamentales a las que ignoran o neutralizan o las confrontan y doblegan; es decir, privan de efectividad a la legítima acción gubernamental”. (Ricardo Tirado, Prontuario de la Democracia, UNAM).

Conforme esa idea, podríamos identificar dos grandes tipos de factores de presión: círculos de influjo (CI) y poderes fácticos (PF). En el primer ámbito figuran instituciones de crédito, importantes empresas, medios de comunicación, agrupaciones de empresarios, centrales de trabajadores, iglesias, asociaciones de educación superior, etc.

En el segundo espacio, están los más incisivos poderes fácticos: los de carácter mediático que buscan tesoneramente influir en el entorno político. Otros PF de menor poder recurren a sus capacidades de movilización y resistencia física o de generación de gran desafecto popular: una Iglesia mayoritaria, ligas patronales y grandes sindicatos, agrupaciones de comerciantes, profesionistas y congregaciones similares.

De esos entes de presión, -ya CI o PF- cuya característica es que, siendo poderosos, aprovechan que gozan de una posición de privilegio para incidir en el renglón público, mostrándose por lo regular críticos punzantes de la autoridad (siempre que esta no se ciña a sus intereses), siendo además figuras o corporaciones difíciles de sujetar jurídicamente.

Desde su cruzada electoral, el actual Presidente de la República señaló como necesario el separar al poder económico (representado por esos grupos de presión) para poder desplegar sus acciones en aras de cumplir su principal lema de campaña: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Por lo común, la gran mayoría de esos grupos de presión, se convirtieron en tercos impugnadores.

Desde el inicio de su periodo gubernamental, Andrés Manuel López Obrador -AMLO- dispuso que los funcionarios de Hacienda, Gobernación, Comunicaciones, Energía, Salud, Economía y demás dependencias federales, no convivieran -con miembros o personajes pertenecientes a los grupos de poder- en fiestas, comidas, juegos deportivos o viajar con contratistas, grandes contribuyentes, proveedores o inversionistas vinculados a la función pública.

Lo anterior se entiende porque es indispensable -para la real vigencia del estado de derecho y la justa distribución de la riqueza-, que no se confunda o menos se fusione el poder económico con el político. En el neoliberalismo, ese fue un factor determinante para el empobrecimiento de las mayorías, la actuación de la autoridad respaldando los intereses del capital, por lo que había desfasada comunión de esos dos poderes.

Como dijimos, muchas personas físicas o morales, de hecho o de derecho, tras el triunfo electoral del lopezobradorismo en 2018, asumieron fungir como vehementes reclamantes del gobierno de la Cuarta Transformación -4T- . Destacan dos individuos: Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego -RSP-). El primero, conduciéndose con notable sagacidad, es sin duda alguna, el empresario más afín al presidente, sin dejar de mostrar su contrariedad con ciertas obras: una docena de reuniones privadas entre él y AMLO, prueban ese planteamiento.

Por lo que hace a Salinas Pliego (RSP) el tercer hombre más rico del país, se registra pleito singular que sostiene contra AMLO, no precisamente por su mentalidad reaccionaria, ultraderechista, que ya sería suficiente, sino por ser un evasor fiscal formidable: El presidente -dice el periodista Genaro Lozano, de Televisa y Reforma- ha señalado tres áreas principales de conflicto con Salinas Pliego: Adeudos fiscales al SAT, disputas ambientales con un campo de Golf en Guerrero y críticas al manejo de las Afores”. Aunque existen varias más, tales como sus diferencias en cuanto al libro de texto gratuito, y sus imposiciones ideológico-periodísticas a sus empleados de TV azteca.

En su mañanera del 25 de abril, el mandatario habló sobre esas diferencias y dejó en claro que el tema fiscal, es un “un paquete de 22 mil millones, más otro que llega a cerca de 50 mil millones, eso es lo que está en cuestión” y urgió al poder judicial para que resuelva si lo debe liquidar o en su caso, no procede que los pague.

El modo de ser de RSP es calificado como soez, indigno y muy lépero: a Citlalli Hernández, secretaria general de MORENA, la trata de CERDA; al presidente, de un «gobiernícola mentiroso»; del SAT, afirma que se dedica a “extorsionar a empresarios” y que la administración federal es una “kakistocracia”. Suele, además, de su amplio mosaico de ofensas agregar las letras “hdtpm”, que para los mexicanos es “hijo de tu…madre”. Así se las gasta el “tío richy” como se autodenomina este palurdo ricachón. Su variedad de dicterios podría enlistarse en grueso volumen.

Una nueva disputa la sostiene RSP cuando el destacado periodista Julio Hernández “Astillero” cuestionó la integridad periodística de Salinas, acusándolo de priorizar intereses comerciales y tener vínculos con el poder. Ante esto, Salinas respondió con una declaración desafiante, afirmando su integridad y advirtiendo a Astillero que “conmigo no se juega”. El twitter (hoy X) de RSP es fiel reflejo de su modo de ser: “Jajaja pobre pendejø… tu video es de esos videos…que se pueden oler. Y no me amenaces porque conmigo no se juega, hdtpm “buena ondita”.

Lo anterior ameritó una respuesta de Julio Hernández: “Guárdese sus consejos de periodismo; lo que usted ha impulsado es el interés comercial y la manipulación. Conmigo se topa, conmigo, el que se sube, se pasea”. Este afirma que RASP es “el adversario mas concreto y mas insultativo hacia el presidente”. Empero, el mandatario insiste en calificar a Salinas Pliego como “su amigo”, lo cual es patético: asegura que Javier Alatorre, locutor de TV Azteca, en su postura crítica hacia el gobierno, -es buena persona- “pero tiene que decir lo que le ordena Salinas Pliego”. Al respecto, este empresario expresó: “Ni AMLO ni el baña gatos de Jesús Ramírez Cuevas le hacen honor a la investidura presidencial”. Y tras señalar que la lealtad a ciegas que exige el presidente no existe, pregona que “en grupo Salinas somos hombres libres y actuamos por convicción personal. (X, 25 IV 24).

Todo lo narrado, es muestra palmaria de como los ricos mexicanos tratan no solo al gobierno, sino al pueblo. Y aunque AMLO, desde su primer informe hasta recientemente, afirmó que su administración lleva un enorme avance en la separación del poder económico frente al poder político, el periodista Mario Maldonado, escribió: “La separación del poder político y el económico que proclamó el mandatario al inicio de su gobierno fue una ilusión: el poder económico entra y sale de Palacio Nacional por la puerta grande tras dialogar, negociar y proponer proyectos e ideas con el titular del poder político…”. (El Universal, 12 V 2023). Pensemos en el Consejo Empresarial que creó Amlo, o en las múltiples visitas que le ha hecho Slim.

Tomar el pulso a la relación entre Carlos Slim y AMLO es una manera de valorar qué pasó con la promesa del candidato López Obrador de separar el poder político y el poder económico. Porque ese tema fue eslogan de campaña muy potente para una ciudadanía empachado por la corrupción, misma que en una cara muestra que en el país, las grandes fortunas florecen -de potentados y políticos- al amparo de las decisiones de los gobiernos protectores de sus cúpulas.

No cabe duda, si bien se necesitan diálogos de categoría entre políticos y empresarios que detonen inversiones y forjen las condiciones apropiadas para la generación y distribución de la riqueza, es requisito que no se coludan ambos elementos. Que cada sector haga lo suyo, es decir que actúen “juntos, pero no revueltos”, con lo que se evitarán transas y moches, así como las comaladas de millonarios sexenales, al tiempo que acarreará bienestar para la población, y con ello, se abatirá la pobreza lacerante que ha padecido la mayoría de nuestra gente.

Por lo anterior, es que debe instrumentarse una adecuada separación entre los poderes económico y el político, la cual sería de dimensiones semejantes a la magnitud que se experimentó con la Reforma juarista.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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