NACIONALES
Los tropiezos de una candidata: El desparpajo de Xóchitl, entre su vulgaridad y contradicciones

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
La candidata del PRIANRD, que bajo la divisa de “Fuerza y Corazón por México” busca llegar a la presidencia de la república, para lo cual debe salir victoriosa en los comicios inminentes del 2 de junio, ha incurrido en tal cúmulo de equívocos, gazapos y discordancias, que muchos ciudadanos repiensan votar por ella, pues la ven sin la personalidad y talante para portar la faja que simboliza a la nación.
Como dice el periodista y escritor Hernán Gómez, Xóchitl Gálvez ha cometido tal serie de resbalones, cada vez más bochornosos, que le obstruyen para realmente ser una abanderada de la oposición, frente a la seria y reflexiva Claudia Sheinbaum.
La hidalguense no sale de un escándalo y ya está en otro. Recordamos lo que expresó hace meses, a propósito de aludir cuando siendo colaboradora de Vicente Fox, se intentaba instalar maquiladoras en el sureste del país. Entonces manifestó: “Hay una cultura distinta en el Sureste mexicano, y no podemos aplicar un modelo similar al del norte”. Era el mes de agosto de 2023, cuando recordó, aludiendo a los connacionales que viven en donde se intentaba instalar maquiladoras: “va a ser un fracaso, nadie va a ir a trabajar 8 horas seguidas porque no es su cultura”. Ante tales ideas, también se sumó el norteño Samuel García, quien en una entrevista asentó: “en el norte trabajamos, en el centro administran y en el sur, descansan”.
En septiembre del año pasado -2023-, se comentaba mucho sobre que, a su informe para titularse de ingeniera, se le habían encontrado algunas copias de párrafos de otros autores, sin citarlos; Xóchitl, primero lo negó, luego minimizó el tema y finalmente admitió: “si la pendejié porque debí haber puesto de donde la copié”.
En noviembre 19, en su cuenta de X antes twitter, alabó el triunfo del “Loco” Milei, el ultraderechista rioplatense ahora primer mandatario de Argentina, y entre otras cosas escribió: “El pueblo argentino le puso un alto al mal gobierno”; luego, arrepentida, explicó que ella no quiso decir eso. Enseguida le preguntaron su opinión sobre las ofensas del político “Che” hacia López Obrador, exteriorizando que tales diatribas no se lo permitía, porque para eso estaba ella.
Xóchitl, también escribe, y por tanto acudió a la FIL tapatía del 2023, a fin de presentar su libro, que conforme su estilo altisonante, bautizó como “Soy Cabrona y Media”. Al preguntarle como se llamaba el volumen, titubeó, luego hubo de tomarlo y dándole la vuelta, leyó el nombre. Muchos asistentes susurraron: al menos no estuvo peor que Peña Nieto.
Apenas había sido destapada y ya hacía propaganda, cuando en Ciudad Juárez, en aras de no desairar a quienes la invitaron a un restaurante, tuvo la osadía de llevarse a los labios un remedo fálico, todo en medio de risas y muecas.
Como ella no reconoció que Claudio X. González la hubiese impulsado para ser la aspirante opositora, pero la apoyaban los tres partidos (PAN, PRI y PRD) que integran la alianza “Corazón y Fuerza por México”, muy pronto aclaró: que no era militante de Acción Nacional ni del perredismo; y que en cuanto a los tricolores del PRI, nunca aceptaría colaboradores al estilo de Alejandro Moreno “Alito”. Fue en una conferencia donde afirmó que no trabajaría con malos priistas como Alito, o el exgobernador hidalguense Fayad; un alto dirigente presente, le pasó una tarjeta alusiva al gazapo, y entonces la senadora con licencia se retractó: “quiero aclarar, que yo tengo enorme respeto por el presidente del…PRI”. Luego agregó que habló con Alito, le pidió una disculpa y enfatizó que está muy convencida y satisfecha de trabajar con él.
Muy celebrado en los medios (sobre todo los no tradicionales) fue el tropezón que cometió en el festejo de la Revolución, pues durante su discurso se le descompuso el telepronter, y no supo que decir ya, por lo que entre risitas nerviosas, atinó a balbucear: “ya se me fue el discurso”.
De esa forma, demostró su falta de capacidad para improvisar. Para aumentar sus desatinos, parodiando al asesinado Luis Donaldo Colosio, señaló que “millones de mexicanos siguen teniendo hambre de sed y de justicia”. Los oyentes se asombraron al saber que hay personas que padecen de hambre de sed.
En marzo de 2024, buscando como intensificar sus mensajes, invitó a tomar un café de Starbucks, pero insertando en cada vaso la leyenda de su nombre: Xóchitl. Rápidamente la empresa desmintió tales propósitos, y el día 19 de noviembre pasado, apenas supo de tal idea, publicó que esa institución no promueve partidos políticos, por lo que la candidata fue expuesta al descrédito.
Tremendo episodio protagonizó su hijo, nombrado por ella para impulsar los “Xochitlovers”, Juan Pablo Sánchez Gálvez, quien ebrio maltrató e injurió reiteradamente a unos agentes de seguridad privada en unos bares de la capital, quienes le impedían ingresar al antro. Por ello, el prepotente vástago de la candidata opositora salió de la campaña, al menos oficialmente, dando disculpas públicas.
Otro mencionadísimo incidente, fue el que escenificó al sostener que todo mexicano que a los 60 años no ha hecho un patrimonio, es un “güey”. Fue tan tremendo ese error, de que era bien güey quien a los 60 años no poseía una casa, que, hasta Javier Lozano, el archienemigo de AMLO también bautizado como “Saco de pus”, declaró al respecto: eso es una gran ofensa para muchísimos mexicanos.
Para Xóchitl, presumir que ella es una “chingona”, igual que son “chingones sus hijos”, incluso sus asesores, o afirmar cuando comete gazapos que la “pendejió”, que la repetición de tantos traspiés la proyectan como parlanchina vulgar.
Sin embargo, no son solo esos los desbarres que suele cometer esta fallida socialista: recordemos que ella misma aseveró que en su juventud fue de ideas trotskistas, y ahora que presume ser exitosa empresaria, aboga por el capital y los negociantes.
En el primer debate, fue colosal cuando precisó que, para saber sobre la falta de medicamentos contra el cáncer, sería bueno preguntarle los motivos a las personas que murieron o sea a los difuntos ¡!. En ese mismo debate, remató su actuación presentando la bandera de México al revés. Para justificarse, a toro pasado, dijo que la presentó así porque el país está de cabeza.
Sus pifias son tan constantes que se pierde cuantas van; así aseguró -aunque según Álvarez Máynez no asistió cuando la votación- que sufragó en el Senado a favor de que se prohibieran, tratándose de miembros de la LGBT, las terapias de “reconversión” en lugar de “conversión”: ¿fue error o ignorancia? ¿mintió?
En entrevista con Azucena Uresti, conjeturó que los pobres no tienen ideas, que no piensan por sí mismos (Arturo Zaldívar, Radio Fórmula, 9-V-24). Luego trató de enmendar tal sandez, diciendo que no sabía que estaba al aire. Por ello, es una candidata completamente inconsistente, no sabe lo que quiere (Arturo Zaldívar, entrevista con Ciro Gómez Leyva 9-V-24)
Muchas más disparatadas podemos traer a cuento: como pegar un chicle debajo de la silla, que resulta repulsivo; o dar una goma masticada a una ayudante, con lo que se muestra falta de respeto a las personas.
O también citar cuando asegura que “Es una friega estar en campaña, pero lo hago por Ustedes, la gente”. Algo parecido a “Dejé mis empresas para estar luchando por Ustedes los empresarios”. Y ya se sabe a que a sus giros no los abandonó nunca, y por lo contrario han sido muy prósperos.
No contenta con eso, comete agravios de género a su competidora presidencial, Claudia Sheinbaum, cuando le espeta: “a mí no me manda nadie”. Dando a entender que a su adversaria la manda el presidente. A la par, se queja de que hay quienes se burlan de su físico (incluso la llaman botarga), pero en cambio ella dice que Claudia Sheinbaum -quien no le ha lanzado aquel epíteto- es una momia.
Xóchitl, a cada rato inventa cosas: en el caso de las encuestas, hace unos meses señalaba que Massive Caller era lo peor compañía, por lo que era “mejor ni mencionarla”. Pero bastó que esa encuestadora diera unos resultados favorables a ella, y la prefirió sobre todo estudio demoscópico. En Tamaulipas, entre 10 y 11 de mayo recientes, aludió cifras espeluznantes de inseguridad, por lo que la dirigente estatal de Morena, Yuriria Iturbe Vázquez, respondió: “Miente con desfachatez y sin escrúpulos”, la entidad está entre las 9 con aprobada seguridad.
En fin, como dijimos al principio: por sus vulgaridades, gazapos y contradicciones, muchos ciudadanos repiensan votar por ella, la abanderada de la oposición, pues la ven sin la personalidad y talante para portar la faja que simboliza a la república.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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