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NACIONALES

El anti demócrata

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

La movilidad en el poder es una virtud de la democracia; el adueñarse del poder es la antesala de la tiranía. Tras la derrota electoral del PRI desde la Coalición Fuerza y Corazón por México, el priismo debería estar centrado en la evaluación de sus logros magros y sus evidentes desaciertos, no convocándose a una asamblea nacional para cambiar documentos sin antes tener rumbo ni destino; no para darse nuevos documentos básicos cuando sus dirigencias, nacional, estatales y municipales, han violentado los documentos básicos vigentes.

Hoy, el Revolucionario Institucional debería analizar qué guía a los mexicanos en sus elecciones políticas a fin de acercarse causas y orientar su transformación al determinar sus puntos fuertes y débiles. Las fallas en los debates municipales y estatales habrán de condenar al priismo nacional a un posible rompimiento más que grave.

Un análisis de la presidencia priista con Alejandro Moreno podrá contextualizar sus resultados positivos, magros, y negativos, evidentes. No se trata de satanizarle ni de declararlo probo y ejemplar sino de hablarnos con la verdad objetiva contextualizada. El Revolucionario Institucional debe reconocerse, como lo ha sido desde sus orígenes, como un partido con compromiso nacionalista de cara al mundo y, evidentemente, institucional, no de caciques.

Gran parte del PRI quiere hacer entender a Alejandro Moreno que no es un partido de unos cuántos. Alejandro Moreno debe aceptar que, cuando las puertas se cierran, los revolucionarios las tiran y entran. Es evidente que hay posturas opuestas que, de no resolverse desde el diálogo, se atenderán desde el rompimiento de lanzas.

En común asegurar que el mentir es rutina en la política. Yo lo rechazo a menos que esté de por medio la traición y una sed enferma de poder. Jamás se debe dar una segunda oportunidad a quién ya te ha fallado con intención y desde el engaño y la mentira.

Durante su campaña y estando en Chiapas, Xóchitl Gálvez reconoció que hay muy malos priistas con los que jamás trabajaría y mencionó, entre ellos, a Alejandro Moreno.

La mentira es una máscara que hay que aprender a distinguir para anticipar posibles traiciones. Alejandro Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Revolucionario Institucional, lleva la máscara de la mentira que indigna a todos en la política. Alito Moreno será siempre el mismo aún cambiando de piel. Alito es hoy presidente del PRI al prometer triunfos que jamás llegaron y honestidad que jamás cumplió.

Todo apunta a que, este fin de semana, AmLITO se hará del destino del Revolucionario Institucional por los años siguientes y puedo asegurar que no será el mejor posible. La verdad está en los hechos, no en las palabras.

Un día leí: “Aprende a sentarte en la misma mesa de Judas sin que te haga ser como él”.

En 2002, John Travolta interpretó a Frank Morrison, un hombre que descubre que el padrastro de su hijo (Vince Vaughn) no es quien dice ser. Alito no es, de manera alguna quien dice ser, un demócrata, y sí es más peligroso que el propio López Obrador por cuanto se obsesión por el poder. Éste ya se va y el otro se perpetúa.

Lo sabemos, la democracia liberal hace hincapié en los controles y equilibrios y, de manera preponderante, en los derechos de la minoría y nos advierte contra el excesivo poder del centralismo. El PRI ha buscado, con altibajos, ser un partido de pesos y contrapesos a partir de que dejó de ser el brazo político del presidente de México en turno.

A juzgar por el poder excesivo de Alejandro Moreno, el PRI no ha logrado sacudirse de ese pasado que hoy identifica a Morena con López Obrador. En el PRI de Alito, el modelo de democracia es el radical en el cual, la cúpula domina a la base y no me gusta.

Es hora de que Alito entienda que la movilización partidista lo derrocará de maneras poco convenientes por parte de los excluidos. No se tratará de que aquellos dejen al partido sino de sacarle a él.

Los priistas buscan que sus documentos básicos sienten los criterios que impulsen y respeten el debate crítico interno, la solidez del instituto y nuevas reglas que no le ahorquen en el futuro. Así, debe cuidarse de no aprobar iniciativas como aquella de ordenar que el 60 por ciento de las candidaturas sean para las mujeres, desde un mal entendimiento de las paridades de género pues en México el 51 por ciento son mujeres y el 49 por ciento somos hombres.

En la Grecia antigua hubo un término que traigo ahora: Tiranicidio como el hecho de “darle muerte al tirano, es decir, al gobernante o dirigente que ha dejado su rol de líder y protector de sus gobernados y que se ha convertido en déspota o criminal”. Esto es parte de nuestra historia. El poder absoluto genera odios absolutos y la usurpación del poder, aún desde la democracia, hace que el usurpador esté condenado a caer.

Alito tendrá unos documentos básicos a modo, pero no se legitimará ni ante los priistas ni menos ante el pueblo, y éste, el pueblo, se lo cobrará a él y al PRI.

 

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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