MUNDO
Ser mujer el 8 de marzo

Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
Como cada 8 de marzo, miles de mujeres se manifiestan, algunas iracundas, por ser mujeres, según su propia percepción, en una sociedad injusta y patriarcal; otras, quizá la mayoría, se sentirán felices y agradecidas por ser mujeres… Maravillosamente mujeres.
Entre estas estuvo mi madre y están mi esposa, hija y nieta. Cada una de ellas, intensas en la expresión de su feminidad que a mí me deleita y me enamora; su tesitura sobrepasa mi capacidad de asombro y gratitud a Dios.
A quienes explotan sus enojos, les valdría considerar las dos formas de olvido en italiano: el dimenticare que es “sacar de la mente” y acordare, que sería “sacar del corazón”. El olvido debe ser también alivio.
En 2024, UNICEF, con motivo del Día Internacional de la Mujer, dijo: “La energía, el talento y la fuerza de la mujer son el recurso más valioso de la humanidad”, y lo suscribo. Mientras los hombres no podemos imaginar la vida sin la mujer, hay mujeres que afirman que el mundo sería mejor sin nosotros, los hombres, y como dijera Facundo Cabral: “¡Qué cosas tiene la vida, Mariana!”.
He visto un corto en internet en que se pregunta a varias mujeres: «Si la muerte llegase a tu casa y te diera a elegir entre tú o tu marido para que ella se lo lleve, ¿a quién elegirías? Todas, sin excepción, dijeron que a su marido. En cambio, cuando la pregunta se hacía a los hombres, todos prefirieron ser ellos quienes murieran; ninguno lo pensó ni un segundo.
Sí, es cierto, hay hombres que nos ofenden por su violencia y egoísmo hacia la mujer, pero esos no son la generalidad entre los hombres, y es verdad, aún hay quien no paga iguales salarios por iguales resultados en el trabajo, pero esto ya está sancionado por la ley y debe resolverse judicialmente.
De mi esposa me enamoré en el instante mismo en que la vi. Aquel día supe que solo a ella amaría en la forma que me inspira y que con ella formaría mi hogar y familia. Mi madre, que me conocía mejor que nadie, lo miró en mis ojos; más tarde, en aquel día, me dijo: “La mujer que elijas por compañera, esposa y la madre de tus hijos deberá se aquella que traiga a tu vida la experiencia más dulce y maravillosa posible”. Tras más de 10 años de cortejarla, aceptó ser mi novia, y es la mujer que cada día me hace enamorarme de ella e inspira a ser el mejor hombre ante ella, mereciéndola.
Hoy tengo a tres mujeres importantes en mi vida: Mi esposa, mi hija y mi nieta. Todas distintas. Mi madre goza de Dios.
Cada 8 de marzo, el mundo se detiene a reflexionar sobre qué pudiéramos hacer para que la mujer logre ser todo lo que se propone en bien de su felicidad, en igualdad, equidad y respeto junto al hombre. Por ley, lo somos; sin embargo, siempre hay maneras distintas de hacerlo mejor. Un ejemplo, atrevidamente desconectado y que espero ayude a comprender:
Mi madre, cuando se instauró el primer Día Internacional de la Mujer, dijo: “Ojalá sirva para hacer de este un mundo mejor para la mujer… y también para el hombre, un mundo en el que ambos disfruten su presente juntos”. Los viajes se disfrutan mejor en compañía, y la vida es un viaje siempre sorprendente.
La auténtica conexión humana sigue siendo un componente irremplazable para la plenitud personalísima de mujeres y hombres en este y en todos los tiempos. Hoy, es curioso que se hable del empoderamiento de la mujer y poco de su felicidad, sin comprender que el poder no contiene a la felicidad, y sí, muchas veces, se acompaña de la soledad.
Hoy recuerdo a mi nieta, entonces de 3 o 4 años, jugando futbol con sus hermanos, pero abrazando a su muñeco; jugaba de tú a tú con sus hermanos mayores, pero sin renunciar a su esencia de niña, y a ellos les encantaba. Cuando ella tenía que patear un penal, alguno de sus hermanos le cuidaba a su bebé. Jamás se puso al bebé en el suelo. A ella y a su bebé se les respetó.
Pierre Corneille nos dijo: “La felicidad está hecha para ser compartida” y esto lo entienden perfectamente las mujeres y los hombres que no traen pleitos por razones de géneros. Un día, escuché a mi madre decir: “El feminismo busca el poder que jamás es suficiente ni se sacia; mientras, la feminidad es esa suavidad que transforma desde el amor”. Siempre recuerdo a María Santísima, en las bodas de Caná, cuando, aun sin ser el momento de su Hijo Santo, con la suavidad con que siempre aún hoy actúa, cambió los tiempos y los planes de Dios.
Se nos dice: “¿Querías bicicleta? “Pues pedalea”. La vida no se trata de pelearnos por todo y con todos, sino de elegir y construir experiencias que nos hagan mejores seres humanos. No se trata de eludir las consecuencias de nuestras malas decisiones y acciones impulsivas o de primitivos deseos incontrolados, sino de discernir para elegir bien, mirando sus consecuencias e implicaciones.
Hay, entre las feministas, la consigna de declarar su derecho a decidir sobre sus cuerpos para justificar el asesinato de sus hijos, eludiendo el ejercicio responsable de su sexualidad. Yo, esto no lo puedo comprender ni justificar jamás.
Ya hace algunos años encontré a mi nieto mayor leyendo “How to be a gentleman” de John Bridges y recordé, en aquel momento, las palabras más trascendentes que me dijo mi madre el día en que tendría mi primera cita con una chiquilla: “Cuando te mires en la profundidad de los ojos de una mujer como ese hombre que a ella ha cautivado, ese día te habrás comprendido como hombre. Antes serás solo un chiquillo imberbe que no la merece tener cerca”. El hombre que hace llorar a una mujer y por voluntad no cambia, no la merece. La mujer es la mayor bendición que puede llegar a la vida de un hombre.
MUNDO
Un líder humilde y cercano a los pobres: Francisco, el Papa de profundas reformas y controversias

Por Francisco Junco //
El pontificado del Papa Francisco ha sido definido por expertos como un período de profundas reformas y controversias. Su crítica al capitalismo, su énfasis en la justicia social y su compromiso con el cuidado del medioambiente han marcado su liderazgo, pero también han generado tensiones internas y divisiones dentro de la Iglesia. Mientras impulsa cambios en la estructura eclesiástica, enfrenta resistencias de sectores más conservadores, lo que ha convertido su gestión en un punto de debate constante sobre el futuro del catolicismo.
El Papa Francisco, de 88 años, se encuentra internado, desde el 14 de febrero, en el Hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral. Según el informe más reciente del Vaticano, emitido el 9 de marzo de 2025, el pontífice pasó una noche tranquila y su estado de salud es estable, mostrando una «mejora gradual y ligera» en respuesta al tratamiento.
A pesar de las mejoras, los médicos mantienen un pronóstico reservado debido a la complejidad de su condición. Durante su hospitalización, el Santo Padre ha continuado con terapias respiratorias y fisioterapia, y ha seguido participando en algunas actividades laborales desde su habitación.
Mientras el Papa continúa su recuperación, miles de fieles dan muestras de apoyo y afuera del hospital Gemelli, acuden para rezar y dejar mensajes de solidaridad. El Santo Padre ha expresado su gratitud hacia los médicos y personal sanitario que le atienden, así como a los fieles que rezan por su salud. Su fortaleza espiritual y dedicación continúan siendo una fuente de inspiración para millones de fieles en todo el mundo.
A lo largo de su vida, el Pontífice ha enfrentado diversos desafíos de salud. A los 21 años, sufrió una grave infección respiratoria que requirió la extirpación del lóbulo superior de su pulmón derecho. En 2021, se sometió a una cirugía por una estenosis diverticular del colon. Estos antecedentes, sumados a su edad avanzada, aumentan la preocupación sobre su capacidad para recuperarse de la neumonía actual.
PRIMER PAPA LATINOAMERICANO
Cuando el 13 de marzo de 2013, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro como el nuevo Sucesor de San Pedro, la historia de la Iglesia Católica cambió para siempre. Es el primer Papa Latinoamericano , aunque no es el primer Papa, que no es europeo, si es el primer Papa no europeo en más de 1,200 años, ya que la mayoría de los Papas desde la Edad Media han sido italianos o de otros países europeos.
Su elección marcó una ruptura con tradiciones vaticanas arraigadas, reflejando el deseo de una Iglesia más cercana a los fieles y menos centrada en el poder institucional.
La elección de Bergoglio ocurrió tras la renuncia de Benedicto XVI, después de cinco votaciones en el cónclave papal. El cardenal Jean-Louis Tauran anunció la elección del Papa Francisco, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, con la fórmula en latín: «Annuntio vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam», daba el inicio de la era del pontificado de Francisco.
LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI
Un mes antes, el 11 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI anunció su renuncia al pontificado de la Iglesia Católica, un evento sin precedentes en casi seis siglos. La renuncia se hizo efectiva el 28 de febrero a las 20:00 horas, momento en el que la sede apostólica quedó vacante. En su declaración, Benedicto XVI explicó que su decisión se debía a la falta de fuerzas para continuar ejerciendo el ministerio petrino, citando su avanzada edad y el declive de sus capacidades físicas y mentales. Este acto histórico marcó el fin de su papado, iniciado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II. Esta renuncia se dio en un contexto marcado por varios desafíos dentro de la Iglesia Católica.
Apenas una hora después de su elección, el nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, apareció, en el balcón de la Basílica de San Pedro, para dirigirse a los miles de fieles reunidos en la Plaza Vaticana. Con una mezcla de humor y humildad, “como todos saben, el deber de un cónclave es el de dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo». Luego pidió oraciones por su antecesor, y rezó junto a la multitud. También expresó su deseo de que su pontificado fuera un camino de «hermandad, amor y confianza», y pidió a los fieles que rezaran por él, antes de impartir la bendición Urbi et Orbi.
EL RECHAZO A LOS LUJOS DEL PALACIO APOSTÓLICO
Desde el inicio de su pontificado, Francisco se distinguió por un estilo pastoral sencillo y directo. Rechazó los lujos del Palacio Apostólico para vivir en la Casa Santa Marta, se despojó de vestimentas pomposas y prefirió desplazarse en un modesto Fiat en lugar de los vehículos blindados del Vaticano. Sus gestos de cercanía se hicieron habituales: abrazos a los enfermos, visitas a cárceles y su costumbre de llamar personalmente a personas que le escribían pidiendo ayuda. Su célebre frase «¡Hagan lío!», dirigida a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, reflejó su deseo de una Iglesia en movimiento, lejos del clericalismo y más comprometida con los problemas sociales.
El Santo Padre ha enfatizado la importancia de que los líderes religiosos estén en contacto directo con las necesidades y sufrimientos de la gente común. Su llamado a los sacerdotes para que vivan en «cercanía con el pueblo de Dios» refleja su compromiso con una Iglesia más accesible y menos jerárquica.
El legado del Primado de Italia, está marcado por su capacidad para conectar con la gente de manera auténtica. Su énfasis en la cercanía y la compasión ha llevado a la Iglesia a reconsiderar su papel en la sociedad moderna.
A través de sus mensajes y acciones, busca fomentar un sentido de comunidad y pertenencia entre los creyentes. Su liderazgo es un catalizador para el cambio, impulsando a la Iglesia a ser más inclusiva y relevante en un mundo complejo y desafiante.
Como jesuita, el Papa Francisco ha incorporado los valores de su orden religiosa, como la simplicidad y el servicio, en su liderazgo. Además ha hecho mucho énfasis en la reflexión espiritual y el discernimiento, llamándonos a tomar decisiones y conocer nuestra fe por iniciativa, convencimiento y encuentro, más que por decretos doctrinales. Este enfoque resuena profundamente entre los fieles y contribuye a revitalizar la imagen de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
El Siervo de los Siervos de Dios ha abogado por los migrantes, denunciando la indiferencia a los pobres, promoviendo el diálogo interreligioso, incluso en aquellos políticamente complejos. Su magisterio, expresado en encíclicas como Laudato Si’ y Fratelli Tutti, ha puesto énfasis en el cuidado de la creación y la fraternidad humana. Sin embargo, su estilo directo y sus reformas han generado resistencia en sectores conservadores dentro de la Iglesia, que lo acusan de erosionar doctrinas tradicionales. A pesar de las críticas, su legado ya ha dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia y el mundo.
REESTRUCTURACIÓN DE LA CURIA VATICANA
Su primer gran documento, Evangelii Gaudium, ya anticipaba su visión de una Iglesia en salida, menos burocrática y más cercana a los pobres y excluidos. En 2015, proclamó el Jubileo de la Misericordia, considerado como un jubileo extraordinario, para dar más tiempo para recibir dones y gracias especiales, llamando a los católicos a ejercer el perdón y la compasión en un mundo marcado por la indiferencia. Su insistencia en que “Dios no se cansa de perdonar” ha transformado la manera en que la Iglesia aborda temas como el divorcio, la homosexualidad y la reinserción de quienes han cometido errores en sus vidas.
Pero, junto a la misericordia, el líder de la Iglesia Católica también se ha caracterizado por ser el Papa de la reforma. Desde el inicio de su papado, impulsó cambios profundos en la estructura del Vaticano, enfrentándose a la opacidad financiera y a la burocracia eclesial. La reforma de la Curia, plasmada en la Constitución Praedicate Evangelium, buscó descentralizar el poder y dar mayor protagonismo a las iglesias locales.
El actual Sucesor de San Pedro, ha trabajado para mejorar la transparencia financiera del Vaticano, especialmente en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano. Estas acciones buscan limpiar la imagen del Vaticano y combatir la corrupción financiera.
Este proceso no ha estado exento de resistencias. Sus posturas de acercamiento a comunidades históricamente marginadas y su llamado a una Iglesia más abierta han generado críticas en sectores conservadores que lo acusan de diluir la doctrina. Sin embargo, Su Santidad no ha cedido en su convicción de que la Iglesia debe renovarse para seguir siendo un faro de esperanza en un mundo convulso. Su legado, más allá de las controversias, quedará marcado por la apuesta por una Iglesia misericordiosa, comprometida con los pobres y dispuesta a reformarse desde dentro.
MENSAJE Y LEGADO SOCIAL
El Obispo de Roma es un defensor incansable de los derechos de los migrantes y los más vulnerables. Ha alzado su voz para recordar que los migrantes no son una amenaza, sino reflejos de nuestra propia humanidad, y llama a las naciones a ofrecerles acogida y protección. Su enfoque en la justicia social y la dignidad humana ha llevado a la Iglesia a ser un refugio para quienes sufren marginación y exclusión.
40 VIAJES PAPALES: HA EXTENDIDO PUENTES CON EL JUDAÍSMO Y RECONCILIACIÓN CON IGLESIAN ORTODOXA
También ha tendido puentes con el judaísmo y ha trabajado por la reconciliación con la Iglesia ortodoxa.
El actual papado promueve activamente el diálogo interreligioso como herramienta para la paz y la comprensión global. Ha viajado a lugares como Mongolia, donde ha destacado la importancia del respeto por las culturas ancestrales y el diálogo entre religiones.
Su diplomacia ha buscado tender puentes en conflictos globales, insistiendo en que la guerra es una derrota para la humanidad. Su encuentro con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb, y la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana, en 2019, fueron hitos en la relación entre el cristianismo y el islam. También ha tendido puentes con el judaísmo y ha trabajado por la reconciliación con la Iglesia ortodoxa. En el plano geopolítico, ha intervenido en conflictos internacionales, como el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y ha abogado por el fin de la guerra en Ucrania y en otras regiones afectadas por la violencia.
Hasta diciembre pasado, el Vicario de Cristo ha sumado 59 visitas a países durante su pontificado, el último viaje apostólico fue a Córcega, Francia, que concluyó el 15 de diciembre de 2024. En este viaje, participó en un congreso sobre «La religiosidad popular en el Mediterráneo» en Ajaccio.
Durante su permanencia como sucesor de San Pedro, el Papa Francisco, ha realizado 40 viajes apostólicos. Su gira incluye destinos en África, Asia, Europa y América, destacándose por su enfoque en las «periferias» del mundo.
En su primer viaje como Sumo Pontífice, visitó la isla italiana de Lampedusa, en 2013, donde rezó por los inmigrantes que perdieron la vida tratando de llegar a Europa. Este acto simbolizó su compromiso con los más vulnerables y marcó el tono de su papado. Al año siguiente, en mayo, el Papa Francisco viajó a Jordania, Israel y Palestina. Este viaje fue crucial para el diálogo interreligioso y la búsqueda de paz en la región. Incluyó encuentros con líderes religiosos y políticos, y un llamado a la reconciliación.
En septiembre de 2015, el Papa Francisco visitó Washington D.C., Nueva York y Filadelfia, su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos fue histórico, abordando temas como el cambio climático y la justicia social. Antes de llegar a los Estados Unidos, el Sucesor de San Pedro visitó Cuba, donde se reunió con el presidente Raúl Castro y celebró una misa en la Plaza de la Revolución de La Habana. Su papel en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fue significativo.
En noviembre de 2017, el Obispo de Roma viajó a Myanmar y Bangladés, donde abordó el tema de los rohinyás y la crisis humanitaria en la región. Su visita buscó promover la paz y el diálogo en un contexto de gran tensión.
En marzo de 2021, realizó un histórico viaje a Irak, convirtiéndose en el primer pontífice en visitar el país. Su presencia allí fue un llamado a la paz y la reconciliación en una región marcada por conflictos religiosos y políticos. En 2024, visitó Indonesia, Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea y Singapur, este viaje, que se extendió desde el 2 al 13 de septiembre, fue uno de los más largos de su pontificado. Buscó fortalecer el diálogo interreligioso y apoyar a las comunidades católicas en la región.
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RECUADRO TRES
EL PONTÍFICE EN MÉXICO
El Papa Francisco en 2016 estuvo en México, su única visita, a la nación azteca, se realizó del 12 al 17 de febrero de ese año. Durante este viaje apostólico, recorrió la Ciudad de México y los estados de Chiapas, Michoacán, Chihuahua y el Estado de México. Fue recibido con gran entusiasmo y participó en varios eventos públicos, incluyendo una misa en la Basílica de Guadalupe y un encuentro con el entonces presidente Enrique Peña Nieto en el Palacio Nacional.
En su primera noche, el pontífice salió de la Nunciatura Apostólica para saludar a los fieles reunidos afuera, donde les pidió que no olvidaran rezar por las personas que no los quieren, y rezó el Avemaría con ellos. Esta actitud humilde y cercana marcó el tono de su visita.
Durante su estancia, el Vicario de Cristo se reunió con los obispos de México en la Catedral Metropolitana, donde les recordó la importancia de no corromperse por las riquezas y de acercarse a las periferias humanas y existenciales de las ciudades.
En su discurso, subrayó que “sólo comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando a las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas”.
En Chiapas, el Papa Francisco celebró una misa con comunidades indígenas, en San Cristóbal de las Casas, donde pidió perdón por los agravios históricos sufridos por los pueblos originarios. En Ciudad Juárez, realizó una misa binacional en la frontera con Estados Unidos, donde abordó la crisis migratoria y llamó a no “negociar con el demonio”.
Su visita buscó visibilizar las tragedias que aquejan a México y llamar la atención de quienes tienen la responsabilidad de actuar. En Ecatepec, el Sumo Pontífice también celebró una misa masiva, donde dijo que “no negociemos con el demonio”, en un llamado a no ceder ante las tentaciones de la corrupción y la violencia.
“La riqueza, la vanidad y el orgullo son las tres tentaciones de Cristo… y son las tres tentaciones que se repiten en la vida del cristiano”. Con este llamado invitó a los mexicanos a reflexionar sobre las prioridades en sus vidas y rechazar las prácticas corruptas que perpetúan la desigualdad.
Durante su encuentro con jóvenes en Morelia, Michoacán, el Papa Francisco los exhortó a no sucumbir al miedo y la resignación frente a la violencia, afirmando que “no se dejen despreciar, no se dejen tratar como mercancía”. Su mensaje buscó empoderar a la juventud mexicana, alentándola a ser protagonista de un futuro más justo y pacífico.
ENCÍCLICAS CLAVE: LAUDATO SI’ Y FRATELLI TUTTI
El Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’ (2015) hace un llamado urgente a proteger “la casa común”, el medio ambiente y a reconocer la interconexión entre la justicia social y la ecología. En ella, destaca la necesidad de un cambio radical en la forma en que la humanidad vive y se relaciona con la naturaleza.
“Laudato si’, mi Signore – Alabado seas, mi Señor, cantaba San Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”, escribió el Papa Francisco en Laudato Si’, donde refleja el espíritu de la encíclica, que busca inspirar una conciencia ecológica y una relación más armoniosa con la naturaleza.
Por otro lado, Fratelli Tutti (2020) enfatiza la fraternidad universal y la necesidad de una sociedad más justa e inclusiva, abogando por un mundo donde todos se sientan hermanos, proponiendo un mundo basado en el diálogo y la cooperación en lugar de la exclusión y el individualismo.
La encíclica «Fratelli Tutti» del Papa Francisco, publicada el 3 de octubre de 2020, es un llamado a la fraternidad universal y la amistad social. En ella, el Papa busca inspirar un nuevo camino hacia la paz y la justicia, destacando la importancia de reconocer la dignidad de cada persona y promover un mundo más inclusivo. Esta encíclica se basa en el «Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común», firmado en Abu Dhabi en 2019, y refleja el compromiso del Papa con la construcción de una sociedad más justa y pacífica.
«Fratelli Tutti» es la promoción de una fraternidad abierta que trasciende las barreras geográficas y sociales. “De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro ‘tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él’”, señala el papa en el documento.
Este amor fraterno es esencial para construir un mundo mejor, donde todos se sientan hermanos. La encíclica también destaca la importancia del diálogo y la reconciliación para superar los conflictos y las injusticias.
«Fratelli Tutti» no sólo es un llamado a la reflexión, sino también a la acción, el Sucesor de San Pedro propone que la fraternidad se construya desde los últimos, inspirándose en el ejemplo del buen samaritano, quien se detiene a ayudar al necesitado, sin importar su origen o condición.
La encíclica invita a todos a ser “artesanos de la paz” y a trabajar juntos para superar las crisis globales, como la pandemia y las injusticias económicas, mediante el fortalecimiento del multilateralismo y la promoción de la inclusión social. En este sentido, el Papa afirma que “la fraternidad universal es un mensaje con un alcance universal”, que debe guiar nuestras acciones hacia un futuro más justo y pacífico.
IMPACTO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA Y EL MUNDO
El Papa Francisco ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia Católica y en el mundo. Su liderazgo ha sido marcado por un enfoque en la justicia social, el diálogo interreligioso y la protección del medio ambiente. A través de sus encíclicas, como «Laudato Si'» y «Fratelli Tutti», ha inspirado a millones a reflexionar sobre la interconexión entre la justicia social y la ecología, y a promover una fraternidad universal que trasciende las barreras culturales y religiosas.
Su Santidad sigue insistiendo en la importancia de la compasión y la solidaridad. Ha llamado a la Iglesia a ser un refugio para los más vulnerables y ha promovido un diálogo constante entre las religiones para fomentar la paz y la coexistencia pacífica. Su compromiso con la reforma interna de la Iglesia y su búsqueda de transparencia han sido aspectos destacados de su pontificado.
La imagen que el Papa Francisco deja para la posteridad es la de un líder humilde y cercano a los pobres, comprometido con la justicia social y la protección del medio ambiente. Su estilo pastoral es innovador, rompiendo moldes tradicionales y acercando a la Iglesia a las periferias del mundo. Su legado incluye un enfoque en la inclusión y la compasión, lo que ha inspirado a generaciones de católicos y no católicos a trabajar hacia un mundo más justo y pacífico.
A lo largo de su pontificado, el Santo Padre ha marcado un antes y un después en la historia de la Iglesia y del mundo. Su compromiso con los más vulnerables, su valentía para reformar estructuras anquilosadas y su constante llamado a la misericordia lo han convertido en una de las figuras más influyentes del siglo XXI.
Más allá de las controversias y resistencias, su mensaje recuerda que la fe no puede desvincularse de la justicia, la compasión y el servicio a los demás. Su papado ha sido testimonio de una Iglesia que, pese a sus imperfecciones, sigue teniendo un papel fundamental en la construcción de un mundo más humano.
En sus últimos mensajes, insiste en la necesidad de no temer al cambio, de abrir el corazón al otro y de no ceder a la desesperanza. “No dejemos que nos roben la esperanza”, repite en múltiples ocasiones, convencido de que la verdadera revolución cristiana es la del amor y la fraternidad.
Aun en medio de su enfermedad y el desgaste de los años, sigue animando a los fieles a trabajar por la paz, la justicia social y el cuidado de la casa común, dejando en claro que su voz no se apaga, sino que se multiplica en quienes han acogido su mensaje.
CARTÓN POLÍTICO
La lucha sigue
MUNDO
El reto de una buena estrategia: El partido de las narrativas; México ante la presión de Estados Unidos

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
El fútbol y la política tienen algo en común: en ambos se trata de ganar y de imponer condiciones. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: mientras que en el fútbol las reglas son claras y no se pueden modificar de un momento a otro y a conveniencia, en la política internacional los países con mayor poder pueden reinterpretarlas para inclinar la balanza a su favor.
Esto es precisamente lo que ocurre en la actual disputa comercial entre México y Estados Unidos. Lo que está en juego no es solo un enfrentamiento económico, sino una batalla discursiva en la que Washington busca reafirmar su posición como la nación que sigue marcando la agenda global.
Los recientes conflictos arancelarios entre México y Estados Unidos son un episodio más en una larga historia de presiones económicas y políticas. Cada vez que el vecino del norte se siente amenazado en aspectos discursivos y políticos, responde con medidas proteccionistas disfrazadas de preocupación por la seguridad nacional, la calidad de los productos o la defensa de sus trabajadores.
Por ello, este conflicto no puede entenderse sin el contexto político en el que ocurre. La premisa discursiva de los republicanos ha sido que, durante la administración de Joe Biden, Estados Unidos se debilitó, permitiendo que sus rivales geopolíticos y comerciales ganaran terreno, mientras que, durante la primera administración de Trump, se fortaleció la influencia política y económica de su país. Fue este escenario, el que permitió a Donald Trump presentarse una vez más como el salvador que restaurará la grandeza del país, con el eslogan “Make America Great Again” como estandarte.
En este sentido, la guerra comercial con México no es solo una estrategia económica, sino un acto simbólico para demostrarle al electorado y al mundo que Estados Unidos sigue teniendo la capacidad de imponer su voluntad. De esta manera, cuando se imponen aranceles o se amenaza con imponerlos, es un acto de fuerza política y económica, pero si se aplaza su aplicación, es un acto de benevolencia que solo el poder absoluto tiene la capacidad de otorgar.
La historia nos ofrece múltiples ejemplos de este patrón. Desde la renegociación del TLCAN y la posterior firma del T-MEC hasta las recientes disputas sobre el maíz transgénico, el acero y los automóviles eléctricos, Washington ha utilizado su poder económico para doblar la voluntad de México. No se trata solo de imponer aranceles o bloquear productos; el verdadero objetivo es demostrar que la agenda comercial la sigue marcando Estados Unidos y que cualquier intento de autonomía económica por parte de México o cualquier otra nación, será respondido con medidas coercitivas.
Pese a ello, México no es un jugador pasivo en este partido y ha adquirido una narrativa propia que, a su vez, le ha permitido aprender a negociar bajo presión y a encontrar espacios de maniobra en un tablero que, aunque desigual, le ha permitido obtener victorias significativas. La diversificación de sus mercados, el fortalecimiento de su industria manufacturera y la creciente integración con Asia y Europa han dado a México una mayor capacidad de respuesta.
El problema radica en que la relación entre México y Estados Unidos no es meramente comercial; está atravesada por factores políticos y electorales que muchas veces determinan el tono de las disputas y en ese contexto, los políticos en Washington saben que culpar a México de los problemas internos siempre ha sido una estrategia efectiva para movilizar a ciertos sectores del electorado.
No importa que los datos muestren que el comercio con México beneficia a millones de trabajadores en ambos lados de la frontera; lo que importa es la percepción de que Estados Unidos está “protegiendo lo suyo”.
La analogía con el fútbol se vuelve aún más pertinente cuando observamos cómo Estados Unidos intenta redefinir las reglas para ajustarlas a su conveniencia. En este caso, el árbitro es el propio sistema de comercio internacional, que, si bien tiene reglas establecidas, también permite cierto margen de interpretación que Washington usa a su favor.
Un ejemplo claro es el manejo de las disputas dentro del T-MEC. Mientras que México ha sido señalado por supuestamente no cumplir con ciertas disposiciones del tratado, Estados Unidos ha aplicado medidas unilaterales sin someterse a los mismos estándares.
Esto refuerza la idea de que el comercio no es solo cuestión de tratados y acuerdos, sino de poder y narrativa. Para Washington, no basta con ganar en los hechos; necesita que la percepción sea la de un país que sigue liderando la región, incluso si eso significa violar el espíritu del acuerdo que firmó.
¿Qué puede hacer México ante esta situación? En primer lugar, debe reforzar su estrategia de diversificación comercial. Si bien la relación con Estados Unidos es fundamental, depender en exceso de un solo socio lo hace vulnerable a este tipo de presiones.
Fortalecer lazos con Europa, Asia y América Latina no solo le daría mayor margen de maniobra, sino que enviaría un mensaje claro de que México no está dispuesto a jugar bajo reglas impuestas unilateralmente.
En segundo lugar, México debe ser más agresivo en la construcción de su propia narrativa. Durante demasiado tiempo, ha permitido que Estados Unidos defina los términos del debate comercial. Es momento de que México deje de jugar a la defensiva y empiece a posicionarse como un actor con voz propia, capaz de marcar agenda en el comercio internacional, esto sin abandonar la vía institucional con la que han abordado los más recientes conflictos.
La historia nos muestra que México ha sabido resistir presiones similares en el pasado. Desde la crisis de 1994 hasta la renegociación del TLCAN, el país ha demostrado que, cuando actúa con inteligencia y estrategia, puede convertir las amenazas en oportunidades.
Hoy, ante un Estados Unidos que busca reafirmar su hegemonía global a través de la narrativa del poder, México tiene la oportunidad de demostrar que ya no es un jugador secundario en la cancha, sino un contendiente que sabe cómo jugar bajo presión y que no aceptará un partido con reglas interpretadas a conveniencia.
Si el equipo poderoso intenta manipular el marcador, la mejor respuesta no es protestar sin rumbo, sino jugar mejor, aprovechar cada oportunidad y demostrar en el campo que el talento y la estrategia pueden imponerse, incluso ante los intentos más descarados de controlar la narrativa global. México tiene el balón. Ahora es cuestión de decidir cómo jugarlo.
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