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NACIONALES

El presidente Ernesto Zedillo hizo y deshizo la SCJN: La justicia, la corte y el pueblo

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Por Pedro Vargas Ávalos //

La justicia es esencial para que impere la paz, el orden, y rija a plenitud el estado de derecho. En nuestro medio, la Constitución de la República encomienda la administración de la justicia al poder judicial, y éste, a nivel federal, lo representan varios tribunales, pero el organismo emblemático por excelencia lo es la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJ).

A la Suprema Corte la componen abogados que deben ser de enorme prestigio, reconocida probidad y de conocimientos excelentes, en todas las ciencias, pero específicamente en la del derecho. Con esas cualidades, es como un encargado de impartición de la justicia, puede actuar conforme lo precisó Sócrates, el enorme filósofo griego: “Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.”

En nuestra patria el tema de los jueces ha sido polémico, porque por lo general no han sido genuinos juzgadores, y en el pueblo son vistos con suma desconfianza. La corrupción es típica en el Poder Judicial, y el nepotismo, así como el influyentismo, son sobresalientes perversiones que siempre lo han caracterizado. En pocas palabras, la inmensa mayoría de quienes se desempeñan dentro del Poder Judicial por lo general saben qué es la justicia, pero ordinariamente la ignoran, aplicando la ley conforme sus personales conveniencias, lo cual desde luego, es cometer injusticias.

La lucha por poseer buenos ministros (integrantes de la SCJN) ha sido permanente, pero da la impresión de que todo se vuelve como los llamados a misa modernos, que casi nadie les hace caso. Hay varios antecedentes para entender las disposiciones que regulan el poder judicial mexicano, siendo los primeros la Constitución española de Cádiz de 1812 y luego la Constitución de Apatzingán de 1814.

También se cita el Reglamento del Imperio iturbidista, que fue solo un delirio. Realmente tiene gran efecto, el Acta Constitutiva de 31 de enero de 1824, que sobre el Poder Judicial dice: “Artículo 18.- Todo hombre, que habite en el territorio de la federación, tiene derecho a que se le administre pronta, completa, e imparcialmente justicia; y con este objeto la federación deposita el ejercicio del poder judicial en una corte suprema de justicia y en los tribunales que se establecerán en cada estado; reservándose demarcar en la constitución las facultades de esta suprema corte.”

En la primera Carta Magna de nuestra nación, la de 4 de octubre de 1824, los once miembros de la Corte, eran nominados por las legislaturas de las Entidades federativas, las cuales enviaban sus propuestas al Congreso de la Unión, donde la Cámara de Diputados se encargaba de elegir a los que reunieran las condiciones requeridas por el artículo 125: instruido en la ciencia del derecho a juicio de las legislaturas de los estados, tener la edad de treinta y cinco años cumplidos, ser ciudadano natural de la república, o nacido en cualquiera parte de la América que antes de 1810 dependía de España, con tal que tuviera vecindad nacional mínima de cinco años.

Tras las vicisitudes que dieron al traste con la primera república federal, el conservadurismo dominante expidió el 30 de diciembre de 1836, una Constitución centralista, llamada de las Siete Leyes, en la cual figuraba un Supremo Poder Conservador, que en general no operó. La quinta ley, está dedicada al “Poder Judicial de la República Mexicana” y allí se establece que habrá una Corte Suprema de Justicia, compuesta por once ministros, además como en el caso de la Constitución de 1824 y luego la de 1857, habría un Fiscal. Estos funcionarios también serían electos, pero ahora de igual manera que el Presidente de la república.

Como ya sabemos, esa norma suprema reaccionaria rigió muy poco, y así sobrevinieron algunos intentos por consolidar nuestro sistema, entre los que destacó el tapatío Mariano Otero. Y así, hasta llegar a la Constitución de 5 de febrero de 1857, de corte liberal y valores federalistas. Esta Carta, previno -artículo 90- que el Poder Judicial de la Federación se depositaba en una Corte Suprema de Justicia (y Tribunales de Circuito y Distrito). El número de esos integrantes sería de once más cuatro supernumerarios, los que por una reforma de 1900 quedaron en quince ministros, los cuales serían electos cada seis años, siendo sus requisitos, el ser instruido en el derecho a juicio de los electores, ser mayor de 35 años y ciudadano en ejercicio de sus derechos.

La revolución maderista de 1910 y luego la constitucionalista de 1913, lograron que entre fines de 1916 y los inicios de 1917, se aprobaran reformas de fondo a la Constitución de 1857, por lo que realmente se emitió una nueva norma constitucional, por el Congreso de Querétaro que presidió el singular jalisciense Luis Manuel Rojas.

El nuevo Poder Judicial que previno esta ley suprema, quiso ser federalista y muy indiscutible, por lo que en su articulado a partir del numeral 94, dejó claro el mandato de que en la integración de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) a partir de 1923, pues entre 1917 y ese año serían electos, se haría de la siguiente forma: la SCJ se integra por once ministros, los cuales serían electos por el Congreso de la Unión en función de Colegio Electoral, en base a candidatos propuestos por las legislaturas estatales (art. 96).

Los requisitos para ser ministro son los típicos: ser ciudadano mexicano con plenos derechos, mayor de 35 años de edad, abogado con título registrado, haber residido en el país al menos los últimos cinco años y finalmente, poseer buena reputación.

Pero esas excelentes intenciones se frustraron tras el triunfo de los generales que asesinaron en 1920 al Primer Jefe Venustiano Carranza. Y una temprana reforma mató antes de ejecutarse, a esas ideas federalistas de integración de la SCJ. En consecuencia, se refinó el presidencialismo que imperó en nuestra patria, a partir del Manco de Celaya, Álvaro Obregón, y hasta el período del partido hegemónico, que, si bien mantuvo la ideología revolucionaria de la justicia social, vino acabando en un neoliberalismo entreguista ante el capitalismo, que, en varias ocasiones, valiéndose de su control político, hizo y deshizo la Carta Magna.

El peor ejemplo de lo anterior, lo dio el gobierno priista de Ernesto Zedillo, quien, de un plumazo, contando con la docilidad de su partido, así como la complicidad del panismo y otros institutos complacientes, acabó con la SCJ en 1994: de 26 ministros que existían entonces -21 en activo- se eliminó a todos, otorgándoles jugosas jubilaciones (aun cuando no contaran con los requisitos para tenerlas). De esa manera venal, se acalló a los que debieron protestar por su defenestración.

Pero como se decía antes: No hay cañonazos de billetes que no compren conciencias. Además, en las reformas conducentes a ese golpe al poder judicial, les conservó o incrementó privilegios a los que fungieran en lo sucesivo como ministros. Entre esas ventajas, está la de no rebajarles sueldos durante su ejercicio y la de crearles un derecho de retiro, independiente a su jubilación.

Luego los mismos ministros de la SCJ, dieron en forjar fideicomisos archimillonarios para cubrir un sinnúmero de prerrogativas. Todo esto los exhibe como muy apegados al dinero, las sinecuras y las ventajas, lo cual está en total contravención a los ideales juaristas de que, el servidor público debe vivir con austeridad, y, «Bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad.”

La enumeración que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo de las 40 canonjías de que gozan los ministros de la SCJ, son para reflexionar, pues ellos son precisamente quienes están obligados a predicar con el ejemplo, y sin embargo, lo que hacen es acreditar su apego al dinero y las prebendas.

Ganar más que el primer mandatario, contra lo que manda la Constitución (art. 127) y dictar resoluciones en materias que no les corresponden, como es entender controversias en leyes de corte electoral, según el art. 105 que dispone: “La Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá, en los términos que señale la ley reglamentaria, de los asuntos siguientes: I. De las controversias constitucionales que, sobre la constitucionalidad de las normas generales, actos u omisiones, con excepción de las que se refieran a la materia electoral…”, así lo acreditan.

Al absolver esos temas, da la impresión de que la corte se considera dueña de los destinos nacionales y que, por sus propios razonamientos, puede sustituir al poder legislativo y declararse salvador de la democracia, ideas que solo por interés son aceptadas por las oposiciones y por quienes disfrutan de pingues provechos del erario.

El punto de vista popular, es de condenar, -salvo honrosas excepciones- la conducta de todos los jueces, incluidos los ministros de la SCJ. Para el pueblo, titular de la soberanía y quien tiene el derecho de cambiar la forma de gobierno, elegir a quienes los juzgan es algo que solo los mismos ciudadanos deben determinar, o sea, si debemos regresar a los pretéritos modos republicanos de votar a los ministros y magistrados, bajo la base de que, siempre será más válido, confiar en quien se elige, que soportar a un influyente impuesto por las cúpulas del poder.

De que hace falta reformar al poder judicial, no cabe duda. De que el pueblo, a través de los ciudadanos, es quien debe decidir sobre los que los juzguen, es elemental. El debate está abierto, y ojalá que, sin enconos, egoísmos ni venganzas o encubrimientos, se coadyuve por toda la sociedad mexicana para lograr una cabal transformación de la administración de la justicia, lo cual urge a fin de abatir el rancio principio de que a estas fechas, el pueblo padece hambre y sed de justicia.

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CARTÓN POLÍTICO

¿Quién se cansa primero?

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NACIONALES

Encuesta de Datalink: Gana el debate Claudia Sheinbaum con 59.7% favorable, Xóchitl obtiene el 35.4%

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Claudia Sheinbam, candidata de la Coalición “Sigamos haciendo historia”, ganó el segundo debate presidencial, según encuesta levantada por Datalink a través de la metodología de Inteligencia Artificial con una confiabilidad del 95% y un margen de error de más o menos 5%. Sheinbaum logró el 59.7%, Xóchitl Gálvez el 35.4% y Jorge Álvarez Máynez el 3.8%.
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NACIONALES

El segundo debate: Se dicen desde narcocandidata hasta corrupta y mentirosa

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Al igual que el primero en este segundo debate, poco vimos de distinto. Ataques, descalificaciones, se dijeron narco candidata, mentirosa y corrupta, como si fuera una competencia para ver quien tiene más negativos, porque si nos vamos a lo que se expresaron las dos mujeres que aspiran a la presidencia de México, una de otra, ninguna debería gobernar este país.

Xóchitl le dice a Sheinbaum que tiene una empresa que contamina y que evade impuestos al estar en paraísos fiscales, que es una mentirosa, porque tiene escondidas cuatro casas, mientras que Sheinbaum la refutó al decirle que como funcionaria pública tuvo 17 contratos con el gobierno lo cual es ilegal y es un delito.

La hidalguense le espetó y le dijo que “son negocios legales”, que ella no violó la ley. Y luego lo “pior”, Xóchitl se bajó al nivel de las redes al decirle #Narcocandidata a su contrincante, sin tener mayores elementos que así lo fundamentara, lo que me parece muy delicado y muestra el bajo nivel de dicho debate.

Vino la respuesta cuando Sheinbaum al señalarla de corrupta y mentirosa, refregándole los negocios que ha hecho con el gobierno, siendo funcionaria pública, además de desmentirla que sea dueña de una empresa como lo aseveró la candidata de Fuerza y Corazón por México, al ser ésta de su abuelo y posteriormente pasar a propiedad de su madre, cuando aquel falleció.

EL IMPACTO DE LAS DESCALIFICACIONES

¿Cambiará la tendencia de votos que se ha hecho sentir en todo el país entre las candidatas y el candidato a presidencial después del segundo debate?

Como se ha señalado, un debate difícilmente gana una elección, o sólo que el candidato que esté abajo gane por KO, lo cual no vimos en este segundo enfrentamiento en el que se vio a una Xóchitl Gálvez más desenvuelta, siguió, al igual que en el primero, lanzando golpes, pero ninguno de ellos fue contundente.

La llamada de atención de la moderadora Adriana Pérez Cañedo a Xóchitl encendió a las redes al manifestarse las tendencias, cuando éste incumplió el acuerdo de no mostrar mensajes en cartulinas cuando tuviera la palabra los otros contendientes.

Los Xochilovers y los chairos se lanzaron a las redes sociales, cada quien para afirmar y remarcar que una y otra estaba ganando y asestando una madriza a la que está enfrentr. Vimos muy activos a Carlos Alazraki, a Vicente Fox y luego en el postdebate a un descompuesto de Germán Martínez como vocero de Xóchitl, entrevistado en el programa de análisis del debate de Televisa quien sin analizar los contenidos, las mentiras y contradicciones que cada una expresó no lo argumentó para repetir #LaCandidataDeLasMentiras y la #Narcocandidata. ¿Finalmente cuál de las dos será la que impere en las redes sociales y en el postdebate?

En lo personal, creo que el debate lo ganó Jorge Álvarez Máynez, quien se mantuvo al margen de las descalificaciones, mostró más sobriedad, y aunque la competencia por la Presidencia está entre las dos candidatas presidenciales, el abanderado de Movimiento Ciudadano logrará subir algunos puntos que se traducirán en más votos y diputados para el partido naranja.

LAS ENCUESTAS

¿Qué señalan las primeras encuestas que tuvimos acceso sobre quién ganó el debate?

Tenemos dos: las de Massive Caller y la de Datalink con resultados muy encontrados, diametralmente opuestos. La de Massive Caller, que se ha distinguido por presentar encuestas con resultados muy distintos al de la mayoría que conocemos, ya que sostiene que la distancia de Claudia sobre Xóchitl es menos de un dígito, contra las que indican que la abanderada de Morena supera con 15, 20 y hasta 30 puntos a la de la Coalición Fuerza y Corazón por México.

Para Massive Caller la gran ganadora del debate es Xóchitl Gálvez con 56% de los encuestados, frente al 32.4% de Claudia Sheinbaum, mientras que Máynez obtiene el 11.6%.

Datalink a su vez muestra en su encuesta que la gran ganadora del debate fue Claudia Sheinbaum con el 59.7 que la vio mejor contra 35.4 que vio a Xóchitl ganar; A Álvarez Máynez lo vio ganar el 3.8% y únicamente el 1.1% señaló no tener opinión.

VIENE EL POSTDEBATE

¿Qué dicen las candidatas después del debate?

Claudia Sheinbaum expresó: Hemos ganado el debate, porque hemos presentado propuestas y hemos presentado un plan de desarrollo para los próximos seis años’’. Refirió que presentó una serie de propuestas para lograr más crecimiento económico; reducción de la desigualdad y la pobreza; creación de más y mejor infraestructura, así como su visión para la construcción de un país más sustentable”.

Xóchitl a su vez, escribió en sus redes: “Quien gana arrasa…ganamos el debate y vamos a ganar el 2 de junio. La cuenta regresiva empezó para Claudia y sigue en la lona. De esta no se levanta, de mi se acuerdan (…) En Morena se van a llevar la sorpresa de su vida el 2 de junio. Hay mucho voto oculto, pero ya estamos en empate y en menos de una semana vamos a estar arriba en las encuestas. No hay ninguna duda, vamos a ganar la Presidencia de México”.

Vemos un mensaje muy triunfalista, que tiene la finalidad de levantar el ánimo a sus seguidores. Vamos a ver que resulta de esto y que nos dice la realidad que suele ser más terca que todo.

Faltan 30 días para que esto terminé y se acaben las especulaciones y todo lo que estamos viviendo entre las posiciones y ataques de uno y otro bando, tan radicales los de la izquierda como la derecha.

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