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NACIONALES

Y se va a poner peor

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

El 30 de junio de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador, inició su habitual conferencia de prensa con una frase: “lo mejor es lo peor que se va a poner”, la soltó sin preámbulo alguno y por ello, dio materia para mucha especulación. Algunos vieron en ello una amenaza, otros una advertencia, y todos quedamos en una incertidumbre ominosa, de funestos presagios.

Posteriormente, en noviembre de 2023, la repitió, en el contexto del inicio de las precampañas electorales, pero sin esconder su intención de influir en los procesos y por ello, no perdió su sentido de intimidación, particularmente proviniendo de quien detenta el poder absoluto.

En la primera ocasión y conociendo su inclinación por las doctrinas socialistas, tan en boga en los años setenta, no se podía desvincular tal expresión de los preceptos y acciones de las corrientes izquierdistas tan fieles al maoísmo y el trotskismo, que tanto para los procedimientos terroristas como doctrinarios, mientras peor, mejor; mientras peor sean los efectos del capitalismo mejor para la causa socialista. En la segunda ya fue más claro y la intención pasó a la acción con una intervención contumaz en el proceso electoral, más de 30 veces advertido por la autoridad (?) electoral.

Lo paradójico de esto es que ahora, nos toca a nosotros advertir que lo peor está por venir, particularmente al observar el comportamiento de la candidata oficialista en los debates. En ellos se mostró como la discípula fiel, pero eso no es malo; malo es la actitud arrogante, fría, el desprecio a los contrarios, la cerrazón a las razones de otros pues la única verdad es la suya y la de su maestro, la negación y el desprecio por los datos reales, y el atisbo de un gobierno de consigna, autoritario y sectario.

Ni un asomo de autocrítica y un vacío sobre los fracasos y errores del régimen. Cifras maquilladas para diferir de la realidad, porque mientras el número de homicidios, secuestros, cobro de piso, asaltos en carreteras, desparecidos y feminicidios sube, en sus estadísticas, sus otros datos, los delitos de alto impacto disminuyen. Traducen a porcentajes de dos dígitos las cifras de miles de muertos y desplazados por la inseguridad, por la ineficiencia del sistema de salud, por la prevalencia de las razones político electorales por encima de la razón y la técnica.

Fuimos advertidos de lo que pasó en la segunda mitad del sexenio, lo mejor era lo peor que se pondría, y así fue aunque aún no se note. Heredarán el mayor déficit presupuestal del siglo, la mayor deuda externa, un sistema de salud en ruinas por el que 50.4 millones de mexicanos enfrentan carencia de acceso a servicios médicos; 25.1 millones en situación de rezago educativo (CONEVAL) y lo peor es que estos rezagos afectan a la población más pobre, echando por tierra el lema del gobierno de Primero los pobres.

En seguridad, otro fracaso que elude mencionar la candidata oficial, el 40% de los estados de la república tiene todo su territorio dividido entre uno o varios grupos del crimen organizado; de los 2,471 municipios en México, en 1,198 está presente cuando menos un cartel, banda criminal o célula delictiva (AC Consultores), pero sus gráficas muestran que los homicidios disminuyen y eso les da para decir que el país está en paz.

La candidata oficial, con desparpajo e indiferencia ante las acusaciones graves de corrupción solo dice que se presenten las denuncias, seguramente porque sabe que la Fiscalía General de la República, que debiera ser independiente, es un apéndice más al servicio del ejecutivo que no resuelve el 98% de las carpetas de investigación que instaura.

Se ufanan, el presidente y su candidata de ser los únicos que garantizan los derechos que dan acceso a los programas sociales que debieran ser institucionales pero que han convertido, con la ayuda de 22 mil o más servidores de la nación, en programas que llevan el nombre de López Obrador, en abierta política clientelar y electorera.

El llamado del oficialismo es a construir el segundo piso de su transformación de imaginería, y lo que quisiéramos es que nos dijeran cómo saldremos del hoyo en que nos han puesto.

Ahora sí que lo mejor es que se va a poner peor, pero eso solo le puede convenir a quien la pandemia que ocasionó 800 mil muertos le cayó como anillo al dedo.

Hace seis años creímos que no podíamos estar peor, hoy vemos que sí se puede y que lo peor está por venir si el 2 de junio optamos por otro sexenio de centralismo y uso patrimonialista del poder; El debate exhibió la arrogancia y el talante autoritario de quien se asume como heredera y por los hechos y los dichos podemos decir que esto se va a poner peor si se le elige.

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NACIONALES

El mundo al revés

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Conciencia con texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Cuando era niño, cada año una mueblería ubicada en el barrio de San Juan de Dios, cerca de Pedro Moreno, regalaba calendarios. Me gustaban por la creatividad y comicidad mostrada. Se llamaba “El mundo al revés” y cada uno tenía una litografía diferente: un toro “toreando” al torero; perros llevando humanos con correa y bozal; un maestro chimpancé mostrando la evolución de humanos a simios; peces viendo a humanos en una pecera, etc.

Algunos eran hilarantes. Hoy día, el mundo al revés parece consolidarse en este siglo de ausencias. Faltan personas congruentes, verticales, humanitarias, más que humanistas. Lo que fue una charada, hoy es una terrible realidad. Los patos les tiran a las escopetas. La irrealidad de antaño es lo real del presente.

Los políticos, servidores públicos, adueñados de los mandos que corresponden a quienes los eligieron como representantes; los delincuentes mandando sobre los policías y fuerzas de seguridad; las minorías apoderadas de la voluntad mayoritaria; la hombría de bien menospreciada; la femineidad, despreciada y combatida por un puñado de mujeres inconformes con todo y con todos; el trabajo honrado, un “elemento” de esclavismo; la flojera colectiva, fomentada por gobiernos encargados, supuestamente, de respaldar al trabajo como clave del desarrollo personal y colectivo.

La educación, la que se da en los hogares, en plena picada; la instrucción de primaria a profesional, vituperada y degradada por supuestos licenciados, masters y aún, “doctores” académicos.

Cuando en filosofía nos hablaban de Heráclito de Éfeso, filósofo griego que basó su pensamiento en el axioma “el cambio es la única constante” o “el cambio es lo único permanente”, entendimos que el mundo tiene transformaciones permanentemente, porque, también lo dijo Heráclito, la naturaleza misma de la vida es…el cambio; el cambio es la vida misma y resistirse a éste es hacerlo a la vida.

Hasta aquí no hay dudas. Los cambios son consustanciales a la vida. Pero esos cambios no significan evolución siempre. Por ello Heráclito lloraba y se le quedó el mote de “filósofo llorón”. Heráclito lloraba porque veía el tipo de cambios de la humanidad. Ya desde entonces no eran lo deseable, por lo visto.

¿Cómo serían las litografías actuales en los calendarios de El Mundo al Revés?

Los delincuentes custodiando en la cárcel a la gente honrada; los policías brindando con los rateros; los alumnos reprobando a los maestros; los hombres luciendo faldas, las mujeres bigote y pelo en pecho; los ancianos trabajando, los jóvenes viviendo del gobierno; las prostitutas y chulos dando clases de moral por YouTube; los corruptos pontificando sobre la honradez; los empleados pagándole al patrón por trabajar; los partidos políticos sosteniendo económicamente al gobierno; los heterosexuales escondidos en virtuales closets.

Los gobiernos pagando impuestos al pueblo; las redes sociales erigidas en juzgados populares; los empresarios exigiendo su pago de bienestar; los militares con botones de “amor y paz” y flores en las bayonetas; los albañiles haciendo proyectos arquitectónicos y los arquitectos poniendo ladrillos en muros; los niños corrigiendo a los mayores y las computadoras derrochando inteligencia mientras los humanos quedando analfabetos.

¿Ya se entiende por qué Heráclito de Éfeso lloraba al filosofar sobre el cambio?

Un cambio que se avecina nos guste o no, es del gobierno de Estados Unidos de América. Donald Trump garantiza que el próximo gobierno norteamericano estará lleno de cambios. Algunos ya esperados, tras sus pronunciamientos públicos sobre cómo le gustaría que funcionara el mundo. ¿Qué esperar de Trump una vez acodado en la poltrona del ala este de la Casa Blanca? Obvio: lo peor. No pueden esperarse cambios favorables a la humanidad con las declaraciones de quien será nuevamente presidente del país más poderoso del mundo.

Así que, no es recomendable echar en saco roto lo que Trump ha dicho (que raya en lo insano) en este muy largo periodo de espera de su nuevo régimen. Tampoco hay que quitar la vista de lo que los gobiernos emanados de MORENA pretenden hacer cuando su poder se convierta en totalitario (afán de los morenistas).

Seguramente Heráclito lloraba al ver que la reversa también es cambio.

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MUNDO

Dos visiones tras un objetivo similar

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Opinión, por Miguel Anaya //

La relación bilateral entre México y Estados Unidos ha sido un tema de constante análisis, especialmente en un contexto actual marcado por la llegada de Donald Trump a la presidencia y la visión política y social de Claudia Sheinbaum. Si bien los retos son notorios, es crucial resaltar las vastas oportunidades que se presentan para México en el ámbito económico y en la lucha contra la desigualdad.

Desde la anterior administración de Trump, se han implementado políticas que han desafiado el status quo del comercio entre ambos países. Sin embargo, esta situación también ha impulsado a México a redefinir su papel en la economía regional.

La renegociación del Tratado de Libre Comercio, que culminó en el T-MEC, no solo representó un esfuerzo por mantener el acceso a un mercado vital, sino que también abrió la puerta a la modernización de sectores clave, brindando a México la oportunidad de convertirse en líder de la manufactura avanzada y procesos de innovación, misma que aún falta por ser mejor aprovechada.

La interdependencia económica entre México y Estados Unidos es una realidad innegable. Ambos países se benefician de un comercio robusto que impulsa sus economías. La manufactura mexicana en sectores como el automotriz y la electrónica, es un pilar fundamental que permite a las empresas estadounidenses optimizar costos y mejorar su competitividad. Esta sinergia es una oportunidad dorada para que México fortalezca su posición en la cadena de suministro de América del Norte, convirtiéndose en el aliado preferido de un mundo cada vez más interconectado.

Adicionalmente, la escasez de mano de obra en Estados Unidos en sectores como la agricultura y la construcción abre una ventana de oportunidad para que México colabore en la provisión de talento. La creación de políticas migratorias que faciliten la movilidad laboral puede ser beneficiosa para ambos países, garantizando que los sectores más necesitados en Estados Unidos cuenten con la mano de obra necesaria, al tiempo que se generan ingresos y oportunidades para los mexicanos, pero esto solo es posible si antes, nuestro país genera ciertas condiciones como reducir la pobreza y los altos índices de violencia.

Si el gobierno de Claudia Sheinbaum logra reducir la pobreza, logrará un triunfo clave en la narrativa, pues conseguir un país más equitativo no solo es un objetivo ético, sino una estrategia pragmática que fortalecería la estabilidad social y política de México. Invirtiendo en educación y capacitación, mejorará la movilidad social y la competitividad del país. Esta visión inclusiva puede ser un atractivo poderoso para los inversionistas que buscan no solo la rentabilidad momentánea, sino también objetivos a largo plazo en sus decisiones de inversión.

Asimismo, el combate al crimen organizado y la violencia es fundamental para garantizar el libre desarrollo de los mexicanos y claro, un entorno seguro y propicio para los negocios. Más allá de las declaraciones estridentes de Donald Trump es evidente y alarmante el crecimiento de las células delincuenciales en el país y también lo es que las autoridades nacionales deberán construir una relación de confianza con el vecino del norte.

Pensando en esto, habrá que prestar atención en la petición de Estados Unidos de combatir al crimen organizado de origen mexicano con sus fuerzas armadas; aunque este no es el plan preferido del gobierno mexicano, seguramente habrá puntos de acuerdo, pues la reducción de la violencia es una necesidad urgente para ambas naciones.

Finalmente, no podemos pasar por alto la reciente dimisión del líder canadiense Justin Trudeau, en una nación que muestra una clara tendencia a instaurar un nuevo gobierno de derecha que pondere el desarrollo económico antes de la inclusión social o la política de fronteras abiertas.

En conclusión, a pesar de los desafíos que presenta la relación bilateral con Estados Unidos las oportunidades son vastas y prometedoras, los puntos clave de comercio, seguridad y migración tienen soluciones multifactoriales donde convergen la educación, los valores, la cultura y, sobre todo, la aplicación de un estado de derecho fuerte y eficiente.

La capacidad de ofrecer dichas soluciones y aprovechar el crisol de oportunidades que se presentan dependerá de la voluntad de las y los líderes involucrados y la capacidad para trabajar juntos, caminado hacia una región más próspera, equitativa y sostenible. El futuro de México y Norteamérica está en sus manos.

 

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MUNDO

Trump y su tormenta

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Las advertencias de Donald Trump respecto a las políticas y acciones que habrá de implementar desde el primer día de su mandato han sido identificadas como amenazas por el gobierno mexicano y una buena parte de los analistas económicos y políticos. Y no les falta razón, aunque sí objetividad en el cálculo de lo posible.

Alguna vez, en mis épocas de anti imperialismo yanqui, un viejo sabio, mi padre, me dijo que la señal de que el imperio estaba decayendo sería cuando hubiera una invasión a México, y eso está todavía lejos de suceder.

Sin embargo, la deportación de inmigrantes ilegales y la fijación de aranceles tienen mayor posibilidad de ocurrencia, aunque la lógica y el conocimiento de las condiciones que privan en el país vecino indican que serán de menor magnitud de lo imaginado. Según el Pew Research Center estima, con datos de 2022, que habría 4 millones 70 mil mexicanos indocumentados.

El realismo indica que para deportar a esa cantidad los EUA no tienen los recursos humanos ni monetarios para lograr la hazaña de deportarlos a todos, al menos no con la inmediatez que se ha planteado. Sin duda que la cantidad de deportaciones sería abundante, pero no mayor que las realizadas en el periodo de Barak Obama.

Pero el verdadero peligro para México no está en el retorno masivo sino en la disminución de las remesas y por ello se explica el esfuerzo, insuficiente y caro, pero esfuerzo al fin, de proporcionar ayuda legal para evitar las deportaciones.

De igual forma, la aplicación de aranceles no se puede eludir combatiendo el contrabando de productos chinos de consumo doméstico, medida coyuntural y efectista, que no sirve para responder a la inquietud central de Trump que es la creciente presencia china en inversiones de gran calado.

Las presiones sobre México se deben interpretar debido al real problema que tiene nuestro vecino, que es el reacomodo y alineamiento de las potencias del bloque de Europa oriental en el juego geopolítico y la cada vez más intensa presencia de China amenazando la hegemonía comercial de Estados Unidos.

En el fondo son exigencias de alineamiento del bloque continental que se comprenden y complementan con la pretensión de recuperar el Canal de Panamá y la anexión de Groenlandia, esta última también como herramienta de negociación con Rusia para poner fin al conflicto ucraniano-Soviético.

Llevan implícitas también la exigencia de ordenar el país al interior. Cortar el flujo de fentanilo va aparejado a las críticas por la presencia innegable del narcotráfico y los cárteles en la vida nacional desplazando al gobierno en ya vastas regiones y la inquietud, manifestada abiertamente por el embajador estadounidense, de que la reforma judicial impida la vigencia plena del estado de derecho.

La aparente simplicidad con que son verbalizadas las pretensiones del presidente electo puede llevar al gobierno mexicano al planteamiento de propuestas simples e insuficientes para una ecuación más compleja.

Nos asusta la inmediatez de las consecuencias que avisan porque estamos conscientes de nuestras propias debilidades, particularmente, de la posibilidad real de que, el de por sí desafortunado e inviable proyecto de tornarnos un régimen autárquico se vuelva, como lo es, definitivamente imposible. Nuestra economía no puede generar en las condiciones actuales un crecimiento superior al crecimiento poblacional.

El crecimiento artificial del ingreso familiar por la inyección de efectivo directo no puede ser sostenido sin mayores ingresos para el gobierno y la recesión con inflación que ocasionaría la implantación de aranceles generalizados dejaría a la administración sin dinero para sufragar los programas clientelares pues, además, la deuda pública está llegando a niveles de insolvencia, lo que ya advierten las agencias calificadoras internacionales.

No resulta conveniente alentar una retórica nacionalista para cuidar la imagen del gobernante y seguir obteniendo rentabilidad electoral. Los desplantes altaneros y sarcásticos, los apoyos a regímenes fallidos generan nota en los medios, pero no contribuyen a la solución de fondo.

La consciencia de nuestras propias debilidades debe orillar al lado mexicano a negociar en términos de colaboración en los temas que realmente importan a nuestro principal socio comercial que rebasan lo doméstico. Son tiempos en que las políticas proteccionistas funcionan solo en los países que tienen las condiciones para hacerlas y el nuestro no está en tal situación.

Objetividad y pragmatismo es lo que se requiere, diplomacia de altura que entienda el contexto mundial y negocie con mayor alcance para influir en el mundo en el que aún estamos dentro de las primeras veinte potencias económicas. Clausurar tiendas chinas y contratar abogados para la crisis es quedarse verdaderamente cortos.

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