MUNDO
Alarma en Casa Blanca: En Cumbre de la APEC de Perú apapachan a Xi Jinping y menosprecian a Biden

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El pasado viernes se celebró la cumbre de la llamada Alianza Comercial del Pacifico -APEC-, se reunieron los mandatarios de la mayoría de los países de la cuenca del pacifico desde Taiwán, China Japón o Nueva Zelandia hasta Canadá, México y Perú. Este año la reunión se celebró en Lima, Perú, pero además de los temas cotidianos sobre comercio y desarrollo, creo que las imágenes y algunos acontecimientos fueron los que se robaron la escena.
Los mandatarios empezaron a llegar y claro los dos más importantes Biden de EUA y Xi de China fueron el centro de la atención. En particular el trato diferenciado que se dio por parte de la presidenta de Perú Diana Boluarte y anfitriona de la cumbre parece ser lo que más vale la pena resaltar.
La diferencia de trato al presidente de China vs el que recibieron los demás mandatarios especialmente el de los EUA no puede pasar desapercibida. Las razones pueden ser muchas, ya enumeraremos algunas más adelante.
El presidente de China llegó dos días antes del inicio de la cumbre y fue recibido literalmente con alfombra roja y una cena de estado. Mientras que Joe Biden fue recibido de manera común sin los grandes festejos que le dieron a Xi y mientras se llevaba a cabo la cena de gala en honor del presidente de China Joe se iba a su hotel a cenar solo.
¿Cómo no lo iba apapachar? si China realizó una inversión de $1.3 Billones de dólares para la construcción del puerto marítimo en Chancay. La construcción del puerto se inició en el 2021 y como vemos que llevan prisa porque se ha inaugurado en menos de 3 años. Las fechas entre que se logró el acuerdo y que se inauguró dan mucho para especular en especial que su construcción se inició un par de meses después de que Joe Biden entró a la Casa Blanca y se inaugurará unos días antes de que la deje, ¿por qué es esto relevante? Bueno ese puerto va a ser uno de los puertos más grandes de América Continental con calado profundo de casi 18m, muy superior a la mayoría de los puertos del continente incluidos los de EUA.
Dicen que este evento causó alarma en la Casa Blanca, pero parece que Washington ha perdido la capacidad de controlar el continente. De hecho, apenas en los años del nuevo milenio EUA era el principal socio comercial de todo América, pero actualmente eso ya no es así. Hoy China es el principal socio comercial en el continente y en la parte sur es el 1º socio de 8 de los 10 países de la región.
Después de la APEC Brasil será anfitrión del presidente Xi a quien también lo recibirán con una cena de Estado. Parece que China está en paso acelerado para evitar que los cambios en EUA le puedan afectar en el control económico que ahora está teniendo sobre este continente. El mensaje del evento es tan malo para EUA y tan bueno para Canadá es que de los 20 mandatarios que asistieron al evento 10 fueron puestos en la segunda fila y 10 en la primera y de los 10 de la primera China está junto a la anfitriona mientras que EUA fue puesto en la segunda fila en el lugar 19 es decir casi al final de la esquina.
Como dato histórico en la cumbre del 2023 realizada en San Francisco, Biden dio a la presidenta de Perú el lugar de honor al centro de la foto, seguramente tratando de frenar un poco el avance de China en dicho país, pero parece que esto no dio los resultados deseados e incluso parece que ella no le correspondió al gesto diplomático.
Algunos dicen que el objetivo de Perú es ser el nuevo Singapur del sur de nuestro continente. Pero para China la idea es que América del Sur sea su granero con lo que podrá dejar de depender de EUA y de otros países en Europa. Hoy China es junto con EUA el gran comprador del mundo y también el gran exportador. Para darnos una idea, China importó en el 2023 $140 billones de dólares en alimentos. Bueno y si EUA es el tercer proveedor de alimentos para China, Brasil es el 1º por lo que esta salida al pacifico vía Perú es muy importante.
En números la inversión llegará hasta $3 billones, pero para ponerlo en perspectiva el presupuesto anual del gobierno de Perú es de $50 mil millones de dólares, es decir que este proyecto representa casi el 5% del presupuesto anual de todo el país.
Otros dicen que la razón por la que XI fue tratado como el principal invitado y Biden como una figura menor relegada a la fila de atrás y al penúltimo asiento, es porque Biden ya va de salida. Pero eso no creo que sea suficiente, ya que Biden representa a EUA y el lugar que le dieron fue francamente malo como de gayola y eso debería prender las alarmas de Washington mucho más que el famoso puerto nuevo porque en la diplomacia la forma es fondo.
El puerto mexicano más grande y profundo es el de Lázaro Cárdenas que es un poco más pequeño que el nuevo puerto de Chancay y con una profundidad similar de 18 m, pero con menos capacidades de servicio. Es decir que, en cierta forma, Perú tiene un puerto nuevo mejor que cualquiera de los puertos mexicanos.
Es entendible que Perú le dé un buen lugar a China que está invirtiendo tanto en su país, lo que es raro es que ponga a EUA en la esquina y que EUA haya permitido esto, más aún es evidente que Washington ha estado distraído y ha perdido mucha presencia en la región y en presencia marítima. El crecimiento de China vs EUA es tan evidente que del 2020 al 2024 USA bajó de 296 barcos militares a 287 mientras que China pasó de 360 a 400.
En México y como lo advertimos en este espacio desde el 2020, China ha llegado con una fuerza importante. Veremos si la administración Trump logra en 4 años recuperar la presencia de EUA en el mundo o si solo será un pequeño tope en la larga carrera de Beijing por la supremacía global.
En nuestras calles y en nuestras exposiciones vemos como China avanza de manera acelerada y organizada mientras que ellos aprenden a hablar en 3 idiomas, nosotros a duras penas le damos al inglés. El reto para los gobernantes de esta década es fomentar la educación para ver si México logra salir de la sombra del gigante en turno. ¿Será que en Jalisco Lemus lo logre? ¿Será que en el país Sheinbaum lo logre? Ya veremos por lo pronto como dice el dicho, “cantadita vale doble”, hace años lo venimos advirtiendo y hoy es una realidad.
México enfrentará sus propios problemas por el tema de comercio, pero el principal reto es la competitividad por valor agregado y no solo por mano de obra regalada. Este es el verdadero reto por vencer que no entendió la era Blanco-Guajardo desde Zedillo hasta Peña. Veremos si la era de la 4T lo logra comprender y en particular aplica modelos para dejar de ser exportadores de materia prima e importadores de artículos caros.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.